Rissotto deconstruido. Como al jefe no le gusta la nata, hice un falso rissotto. Por un lado hice un arroz tradicional. Doré unos ajos, añadí unas hojas de espinacas frescas y, por último el arroz. Lo dejé un par de minutos a fuego suave y añadí el pollo, limpio y en cuadraditos, y su salsa. Medí para que entre la salsa y el agua fuera un poco más del doble que el arroz. Lo llevé a ebullición, bajé el fuego y lo dejé hervir unos 18m. La salsa, del pollo de ayer, estaba riquísima pero añadí un poco de sal. Por otro lado, calenté la nata y le añadí queso, lo ideal sería parmesano pero no tenía, un par de cucharadas. Que se funda en la nata a fuego muy suave. Una pizca de nuéz moscada, sal y pimienta y listo. Está adornado con jamón de pato. Es una especie de rissotto deconstruido. Original y una solución para mi marido, que se niega a tomar arroz con nata y queso.
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