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lunes, 30 de marzo de 2015

Entrecot de buey




     Hoy una receta de las fáciles. Casi no necesita explicación, no obstante, siempre se puede buscar la excelencia. Comprar un entrecot no es lo que se dice barato, sobre todo si hay que comprar uno por persona y hay mucha gente, pero a mí es una pieza que me encanta. Hay quien prefiere el chuletón con su hueso, yo reconozco que soy más de entrecot. Recuerdo que en Ferrol había un restaurante donde los ponían muy ricos y podías escoger una salsa de queso o de pimienta. Así, al natural, también está delicioso.

     ¿Qué necesitamos? Pues un entrecot, aceite de oliva, sal y pimienta y una buena sartén. Empezamos mazando el entrecot por ambos lados. Es una buena forma de hacerlo más tierno. No hay que darle una paliza pero si unos golpecitos para que la carne ceda. Después calentamos el aceite en una sartén, dos o tres cucharadas serán suficientes. Si lo queréis "planchar", simplemente pintáis la sartén con aceite. Se puede poner ajo y perejil o no, al gusto. 




     Tenemos que hacer la carne con cariño, entonces... la ponemos sobre el aceite bien caliente y dejamos que se vaya haciendo. Se nota como se va dorando de abajo a arriba. El punto del fuego es medio-alto. Yo ahora tengo unas sartenes que, no sé cómo están hechas, que no se puede poner el fuego a tope porque te carbonizan la comida. Cuando vemos que está dorada por un lado, la damos la vuelta y dejamos que se dore por el otro. Lo normal es dejarlo rosado por dentro, eso depende del gusto. Hecho del todo, medio hecho, vuelta y vuelta. A mí me gusta el punto intermedio. Vuelta y vuelta me parece demasiado crudo y muy hecho un desperdicio si la carne es buena.

     Cuando ya casi está, es el momento de salpimentar por ambos lados. Si lo hacemos antes, soltará todos sus jugos en la sartén. La carne no se debe salar al principio sino cuando está sellada. Yo le he puesto una pizca de sal ahumada y pimienta de colores. Quedó muy rica y, ya veis, es la cosa más sencilla del mundo. 




     Como guarnición, cociné unas alcachofas con sus tallos y algunas hortalizas que os contaré el miércoles. Podíamos haber optado por unas patatas fritas pero no, fuimos muy buenos. A mí las alcachofas me gustan más que las patatas aunque a algunos les horrorizan. Ellos se lo pierden. No queda más que decir, bueno sí: comentar que es muy posible que un entrecot llegue para dos personas y así, compartiendo, no sale tan caro. 

     También os comento que el Miércoles Santo, después de poneros la receta, dejaré de publicar unos días. Lo necesito espiritualmente y también para descansar que es muy bueno siempre, para tener nuevas ideas y para coger impulso. Ya he visto que las visitas han bajado, como siempre en vacaciones, y me parece inteligente aprovechar para renovarme y relajarme unos días. Feliz comienzo de semana.


viernes, 27 de marzo de 2015

Falsa musaka de bonito




     No sé que nombre dar a este plato que hice hoy. Es la típica comida inventada con parte de lo que queda en la nevera y la despensa. Tenía que hacer unos recados, las cosas de la casa y además ¡viernes de Cuaresma! Pues esto es lo que se me ocurrió hacer. Yo creo que es un plato sano, aunque contundente. Os empiezo a contar cómo hice la salsa de tomate que quedó, para mi gusto, deliciosa. Después sigo con el plato y a ver si se me ocurre el título de la entrada.



     La salsa de tomate:
Una cebolla grande
Dos latas de tomate troceado
Dos pimientos del piquillo
Romero y tomillo
Dos cucharaditas de azúcar
Aceite y sal
Pimienta

     He comenzado, as usual, dorando la cebolla. Después he añadido dos pimientos del piquillo picados y los he dejado dorar un poco. Añadimos el tomate (una lata grande es lo mismo pero yo tenía dos pequeñas) y añadimos la sal y las especias. Dejamos hervir al menos media hora a fuego suave. Si tenéis más tiempo, pues algo más. Probamos y, si está a nuestro gusto de sabor y dulzor, batimos y reservamos. Ha quedado muy muy rica.



     Aquí veis todo listo, o casi, para empezar. Os voy a poner los ingredientes de este lío de hortalizas para no liarme yo misma:

Dos berenjenas
Dos calabacines
Tres patatas grandecitas
Salsa de tomate
Migas de atún
Nata líquida
Queso rallado




    Empezamos friendo las patatas en la freidora. Van a ser el primer piso (por no decir el bajo). A continuación ponemos un par de cucharones de salsa de tomate y bonito desmigado a discreción. Estas migas son de La Pureza, Cariño, y salen riquísimas. Lo que no sé es por qué el abrelatas es sólo para diestros ¡qué tormento!




     Seguimos con las berenjenas. Yo las he puesto en agua con sal, ya loncheadas, un rato. Después las enjuagamos y las cocemos en el micro unos 7-8 minutos en un pirex tapado con filme. Lo que hago siempre. 





     Los calabacines los he cocinado igual pero sin ponerlos antes en agua con sal porque tienen mejor carácter. Los pelo a franjas y los cuezo en el micro lo mismo que las berenjenas. También hacemos capas con tomate y bonito.

     Como no tengo tiempo de hacer bechamel, cubro todo con nata líquida y abundante queso rallado. Lo horneamos una media hora a 175-200º para que se caliente y se dore, y para que se mezclen los sabores. Me ha parecido un invento muy rico. ¿Como sé podría llamar? Musaka de hortalizas, Hortalizas Echadas,... Alguno decía Ratatouille, no sé yo. Bueno, pues le voy a poner "Falsa musaka" porque no es muy verdadera. Ahí queda. Buenas tardes a todos.



miércoles, 25 de marzo de 2015

Pollo guisado con tomate y cebolla II



     Esta es una de las recetas de mi blog que ha tenido más éxito. ¿Por qué? Es una buena pregunta, yo creo que por varias razones: Es rica, es barata y es fácil. Podríamos decir que esto es lo que yo busco principalmente cuando cocino. Si añadimos que es un plato razonablemente ligero, pues supongo que ya tenemos la explicación. 

     Como siempre que repito una receta, hay pequeños cambios. Algunos por despiste, otros por disponibilidad. Por ejemplo el pollo: contramuslos sin piel pero con hueso, es una pequeña confusión a la hora de la compra. No pasa nada, estaban muy ricos.

     Ingredientes:
Dos bandejas de contramuslos
Una cebolla bien grande (o dos)
Un tomate  bien grande (o dos)
Una hoja de laurel
Una pizca de romero
Una ramita de tomillo
Aceite y sal
Medio vaso de jerez seco




     La receta es la de siempre, empezamos dorando el pollo en un par de cucharadas de aceite. Aunque no tenga piel conviene dorarlo porque si no queda con cara de pollo cocido... Y es mala cara. Que se dore un poquito. Añadimos la cebolla y el tomate pelados y cortados al gusto. Si no os gusta la cebolla la ponéis muy chiquita. El tomate da igual porque se deshace al calor del fuego. Movéis para que se vayan al fondo y se doren. Ya empieza a oler a guiso. Entonces, incorporamos el laurel y el tomillo, la pizca de romero, también salamos y ponemos el vino. Yo he puesto jerez seco, el del consomé, porque se me había terminado el vino de cocinar y quedó un guiso riquísimo. Improvisar no es malo dentro de una lógica.




     En vez de patatas decidí hacer arroz en blanco. En casa les chiflan los guisos salsosos con arroz y así variamos un poco. Es un arroz que me ha regalado mi hermano Javier. L'arròs de Sueca, valenciano y delicioso. Blanquísimo, como a mi me gusta. ¿El modus operandi? Ya sabéis que yo doro un diente de ajo laminado en unas cucharadas de aceite, a fuego muy suave, añado el arroz y dejo que se impregne sin cambiar de color. Ponemos el doble de agua que de arroz, salamos y dejamos que hierva, hay que subir el fuego. En cuanto hierve, bajamos y dejamos hervir suavemente unos 18 minutos. Apagamos y dejamos reposar unos minutos. Ha de quedar suelto, blanco y brillante. Este, en particular, es delicioso.




     El guiso debe hervir una media hora larga, dependiendo de la parte del pollo que uséis. Tiene que separarse la carne del hueso y las hortalizas deben estar bien tiernas. El tomate "casi desaparecido". Los últimos minutos destapamos para que la salsa se concentre un poco. Probamos una cucharadita para ver como anda de sal. Yo no le he puesto pimienta pero no le va nada mal, en grano o molida.



     Sugerencia de presentación. Dos bolitas de arroz que hacemos con un recipiente mojado en agua del grifo. Es lo bueno del arroz, se puede presentar con diferentes formas. Ha quedado otra vez muy rico este clásico de mi cocina. En casa suelo poner dos contramuslos por persona. Os lo digo a título orientativo porque cada uno es cada uno. Esta vez no ha habido champiñones ni patatas pero creo que estaba igual de bueno o muy parecido. Buenos días a todos. 


lunes, 23 de marzo de 2015

Tarta de manzana simplona




     La tarta del domingo que no puede ser más simple. Lo único necesario es tener un poco de paciencia para colocar las manzanas. ¿Qué necesitamos?

Una base de hojaldre
4 manzanas
Media taza de azúcar
Una cucharilla de canela
Un puñado de arándanos o pasas



     Ya lo veis: ponemos la base mona. Pelamos y cortamos las manzanas y las colocamos con cariño. Mezclamos el azúcar con la canela y la espolvoreamos. Adornamos con arándanos o pasas o nada.



      Llevamos al horno a unos 200º unos 25 minutos o lo que os parezca que necesite para estar dorada. Nada más. Lista la tarta que está la mar de rica y se puede acompañar con helado de leche merengada o con aire.



     Me ha quedado una receta un poco telegráfica pero es que ¡es tan fácil! Esta receta me la dio mi amiga Elena y es de las que cuando te da pereza hacer el postre no falla. Y sale muy buena. Os deseo a todos muy buenos días.

viernes, 20 de marzo de 2015

Chicharrones prensados




     Aquí estoy otra vez. Hoy es festivo en Galicia porque ayer, San José, fue jueves... Para mí no tiene mucho sentido porque por mucho que cambien, San José fue ayer ¿o no? La cuestión es que tenemos un puente más. La receta que os traigo hoy nunca pensé que la haría. Estos chicharrones prensados son típicos de La Coruña. Hace unos días estuve allí comprando en una tienda de las de toda la vida, Ferreiro desde 1958, y me dieron la receta. Es una tienda estupenda donde puedes comprar: quesos, empanadas, productos maragatos, excelentes vinos a un precio bárbaro y... chicharrones prensados (entre otras muchas cosas). 

     Os voy a decir la receta básica que me dieron estas personas tan encantadoras y después lo que hice yo, que es parecido.

     En primer lugar, compramos carne de cerdo, por ejemplo un kilo. Debe ser una carne algo grasa pero no hace falta exagerar. La cortamos en cuadrados, la ponemos en una tartera (u olla a presión) y la cubrimos con agua, añadimos una cebolla picada y sal gorda al gusto. Estos platos suelen ser saladitos pero en casa los hacemos como nos peta. Bien, ponemos a cocer al menos una hora. Después la destapamos y dejamos que se consuma el agua y vamos aplastando con una espumadera para que se deshaga un poco la carne. Tiene que estar muy blandita. La pasamos a un colador de pasta y seguimos aplastando hasta que suelte la grasa. La pasamos a una fuente que nos servirá de molde y dejamos enfriar totalmente. Esto es la receta básica. Cuando está bien fría le damos la vuelta y ya tenemos nuestros chicharrones prensados.



     Lo que yo hice es parecido pero compré carne del jamón, ¿por qué? Por varias razones. En primer lugar, estaba de oferta y me pareció una buena ocasión para hacer experimentos; en segundo lugar, no quería usar una carne muy grasa. La corte en dados y la cubrí con medio vaso de agua, añadí media cebolleta, sal gorda, una pizca de pimienta, una ramita de tomillo y un chorrito de brandy. Es decir, lo que me pareció oportuno. La cocí y aplasté como os expliqué arriba. ¿Qué pasó? No pasó nada, todo fue muy bien exceptuando que no había exceso de grasa y solo escurrí una pizca de líquido en el colador. 

     Temía yo que quedara muy seco, por lo magro, pero no. En casa les encantó. Recordaba a los chicharrones pero también a un fiambre de jamón asado. 




     Como quería que quedara bien prieto, llené el hervidor de agua y lo puse encima un buen rato. Creo que fue buena idea. Al no tener casi grasa por el medio, tenía que ir bien prensado.




       Ya frío, lo metí en la nevera hasta el día siguiente que lo desmoldé y lo adorné así de tontamente, acordándome de que en París suelen acompañar les terrines con pepinillos en vinagre. ¡!Qué ricas las hacen! Bueno, pues esta receta me ha inspirado para hacer más cosas de este estilo. Con otras carnes, con trufas, setas, pimienta verde, higaditos,... Me apetece inventar un poco.




      Para acompañar hice una ensalada y, esta vez, me fui a comprar el queso. A estas ensaladas tontas les pones un poco de queso, jamoncito y ya parecen otra cosa. Al menos a mis hijos les encantan.



       Y como no tenía ganas de trabajar demasiado, puse unas patatas fritas de bolsa. A mí me gustan mucho y son muy socorridas. Sí ya sé que engordan pero nadie es perfecto.




     Veis que se deshace un poco al cortar y que dejé trozos grandecitos de carne. Ya os digo que recordaba al jamón asado pero a mí me pareció más jugoso y, desde luego, ensucias mucho menos porque el horno no se toca.




       Al día siguiente sobró un poco y tenía ya un color más tradicional. Yo creo que en la nevera se queda más grisaceo y fuera se orea y coge un poco de color. En todo caso, nos gustó mucho, no resultó nada graso y, como os digo, me da ideas para hacer diferentes prensados de carne que pueden ser muy ricos y prácticos. Ya os contaré si hago más experimentos. Feliz puente de San José a todos.

     ¡Ah! Y me falta por contar que también compré cascarilla. Las relaciones de La Coruña y Ferrol dan para escribir una novela (o un cuento) al estilo de Romeo y Julieta. Os imagináis: un nachiño de La Coruña que se enamora de una linda ferrolana... Fuera de bromas, pronto publicaré la cascarilla -de cacao- que es muy típica de La Coruña y la mar de rica.



miércoles, 18 de marzo de 2015

Sandwichón




     Esta receta es una canfurnada que sale bastante rica y es muy fácil además de barata. Seguro que ya la conocéis pero, por si hay algún despistado "os la comparto". 

     Ingredientes:
Pan de molde
Jamón cocido
Queso de barra
Leche y huevos
Sal, pimienta y nuez moscada
Un molde engrasado

     Os preguntaréis por qué razón no he puesto cantidades. Yo también. El caso es que va a depender mucho del molde y la cantidad que queráis hacer. El pan de molde se puede hacer con o sin corteza. Yo soy una persona extraña a la que le gusta la corteza del pan de molde (entre otras rarezas) pero reconozco que sin ella queda más de fiesta. Lo que vamos a hacer es engrasar un molde. Es bueno planificar si va a ser alto o bajo, si encontráis uno que se ajuste a una, dos, tres,... rebanadas sin hacer cortes, os facilitará el trabajo. Yo he hecho una fuente grande y chata. El pan se me pegó al molde y fue un desastre, aunque la foto engaña. Por eso, no os creáis nada cuando veáis a las modelos en las revistas. Sin complejos, todo el mundo miente. Pues eso, seguimos. Ponemos jamón, pan queso, jamón... Así hasta llegar arriba. Si teneís una fuente que no pegue ¿silicona?, para esto son estupendas, adelante.

     Una vez rellena la fuente, tenemos que batir los huevos y la leche. Yo batí tres huevos y 350 ml de leche. Salpimentamos y añadimos un poco de nuez moscada. Batidora. Con esto cubrimos el pan y ha de quedar empapado. Es mejor esperar un poco antes de llevar al horno para que el pan absorba la leche. A fin de cuentas, es un pudding de pan salado. Si os parece que queda algo seco, otro huevo y 100 ml más de leche. No hace falta salar mucho porque el pan, el queso y el jamón llevan sal. Podéis comprar el pan de oferta o marca blanca, un queso barato, fiambre para sandwiches,... Así abaratáis todo. Ya sabéis. 

     Queda hornearlo a 180º hasta que esté cuajado 30-40 minutos, va a depender del tamaño y si usáis molde de cake tardará algo más. Si veis que se dora por arriba, lo tapáis con albal. Nada más. Se desmolda, si se deja y se acompaña con una ensalada. Ya tenemos la comida. Está muy rico y es muy suave. Muy limpito. Me gustaría ser más explícita pero va a depender totalmente del molde que utilicéis.  



     La ensalada la hice con lo que tenía: mezcla de lechugas, cherries variados, cebolleta, fuet, pepinillos, una ramita de tomillo y el aliño normal. Me hubiera gustado ponerle dados de queso pero no tenía... Porque se comen todo lo que encuentran. Tienen esa manía. Pues nada más, aquí os queda este plato que se puede hacer incluso en la fuente de horno forrada de papel de hornear en plan familia numerosa. Si no lo vais a desmoldar, os aconsejo empezar con pan y no con jamón, espolvorear al final con queso rallado y dejar que se dore un poco. A partir de ahí, lo que se os ocurra. Buenos días a todos.



lunes, 16 de marzo de 2015

Quiche de bacon, tomate y cebolla



     Esta es una quiche muy sencillita que hice hace unos días y les encantó. Hoy, un poco cansada de un fin de semana agotador, me parece una buena propuesta. 

     Ingredientes:
Una base de hojaldre 
Un tomate pequeño
Una cebolla pequeña
Un puñado de bacon en tiritas
Dos o tres cucharadas de queso rallado
Tres huevos
200 ml de nata líquida
Sal y pimienta
2 cucharadas de aceite de oliva
Romero y tomillo

     Empezamos por el principio: En primer lugar pelamos el tomate y la cebolla, los cortamos en cuadraditos y los ponemos a dorar en el aceite caliente. Cuando empiecen a tomar color, espolvoreamos con una pizca de romero y otra de tomillo. No tengo foto pero deben quedar ligeramente dorados, como un revuelto (el agüita del tomate la dejáis consumir). 
     
     A continuación batimos los tres huevos bien batidos, añadimos la nata, salpimentamos e incorporamos todos los demás ingredientes del relleno: el bacon, el queso rallado y los daditos de cebolla y tomate dorados. Removemos bien la mezcla. En cuanto al queso, yo utilicé uno normal, sin personalidad ninguna, según el que uséis le cambiáis un poco el "caráter" a la quiche.

     La masa la estiramos y la pinchamos. Se puede poner un poquito al horno mientras se calienta para que no esté del todo cruda a la hora de ponerle el relleno. Eso sí, antes ponéis los bordes monos y los pintáis de huevo batido para que quede estilosa. Y ya sólo nos queda poner el relleno y llevar al horno entre 180-200º unos 25-30 minutos, según el horno. Que se cuaje, que se dore,... Lo de siempre.

     Y ya veis el aspecto final. Es una quiche muy rica: prima de la Lorena y pariente de la de tomate. Creo que es una combinación estupenda. Espero que os guste. Buenos días a todos.


jueves, 12 de marzo de 2015

Berenjenas a la romana



     Hoy, con cierto retraso, una receta de la que os había hablado el día que puse las croquetas de gambas. Ya sabéis que las berenjenas y yo tenemos una relación muy buena. Me entusiasman. Me gustan muchísimo fritas como guarnición de multitud de platos y, por la misma razón, varío también la forma de freírlas. Estas son el clásico rebozado "a la romana": harina y huevo batido, por este orden. 

     Empezamos cortando las berenjenas. Yo he optado por hacer bastoncitos con piel pero se podrían cortar en círculos, semicírculos, filetes finos,... pelarlas... Siempre al gusto del consumidor. Esta vez he hecho como las napolitanas, según mi sobrino Juan: Espolvorearlas con abundante sal y dejarlas varias horas. De esta manera sudan y pierden cierto amargor. Algunos deberían de salarse por las mañanas... 

     Lo siguiente es lavarlas debajo del grifo, escurrirlas bien y secarlas con papel de cocina. A continuación las pasamos por harina. Se pueden poner en un táper (tupperware) con abundante harina y hacer un baile con ellas hasta que estén bien enharinadas. Batimos uno o dos huevos y las vamos pasando y friendo como si fuera una merluza a la romana. Mismamente.



     Quedan muy ricas, nada grasas -es conveniente pasarlas por papel al salir de la sartén- y son un acompañante delicioso para cualquier plato. Podríamos hacer así también unos calabacines. A mí me gustan menos pero también son ricos. En fin, lo que se os ocurra.



     Y aquí las veis de cerca, muy favorecidas. Ya veis, el rebozado a la romana de toda la vida. Me da la sensación de que es una receta un poco tonta pero ¡están tan ricas! De las berenjenas fritas sin más, me faltan las berenjenas rebozadas en pasta de freír (os las podéis imaginar), que también están buenísimas pero, lamentablemente, borré las fotos por error. La próxima vez que las haga os las pongo. Nada más por hoy. Buenos días a todos. 


lunes, 9 de marzo de 2015

Croquetas de gambas



     Hacía mucho tiempo que no hacía croquetas de gambas. En casa les chiflan. Yo no sé si son o no mis favoritas porque me gustan todas. Estas son muy ricas y tan sencillas como las demás. Os pongo ya los ingredientes:
Una taza de gambitas peladas
50 grs de harina
500 ml de leche
Aceite y sal
1 ó 2 dientes de ajo
Huevo y pan rallado para empanar



     Yo procuro utilizar gambas de las más pequeñitas, las que venden congeladas y peladas, para hacer las croquetas. Como estas eran un poco más grandes, las corté en trocitos. Si no tendría que ir una gamba en cada croqueta, que también puede ser, pero me dio pereza. Empezamos descongelando las gambas, las escurrimos bien -sueltan mucha agua- y las secamos. Las ponemos a dorar en aceite de oliva. Incorporamos la harina y removemos. Añadimos la leche, como siempre, y formamos nuestra bechamel. Yo pongo la leche fría fuera del fuego, remuevo bien y vuelvo a llevar al fuego. Es la forma más cómoda para mí pero hay quien añade la leche caliente, eso según el cocinero. Bien, sigo con las croquetas. Salamos y dejamos hervir suavemente unos veinte minutos. Esto es para que no sepan a harina cruda. Como la leche al hervir pierde agua, si veis que se espesan de más, podéis añadir un poco de leche removiendo bien. Yo suelo hacerlo. Que veáis que la bechamel tiene el punto que os gusta porque al enfriarse espesa mucho pero las croquetas calientes tendrán esa textura ¿me explico? 

     Picamos el ajo muy picadito y lo añadimos el último minuto para que sepan a ajito. Es como a mi me gustan más. Apagamos, dejamos enfriar en una fuente y las empanamos como siempre: cucharas, huevo y pan rallado. Es sólo cuestión de paciencia. Yo creo que vale la pena por lo ricas que son. Un plato barato pero elaborado. Es así.



     Aquí las veis formaditas y a la espera de pasar a la sartén. Esta vez he hecho menos fotos puesto que sabéis de sobra el proceso. No quiero aburriros.



     Y ya fritas, estaban bastante tiernas -como a mí me gustan- y amenazaron con abrirse. El truco es aceite muy caliente y freir de pocas en pocas. Esta vez utilicé el pan rallado de Sanbrandán que es el que prefiero (salvo por el nombre que tengo que consultarlo siempre...)



     Nuestro plato combinado, con unas berenjenas a la romana, para mí deliciosas, que os pondré el miércoles si no hay novedad. Ya os conté que a mi marido las croquetas le gustan así, con huevos y patatas. Me chocaba al principio pero ya me he acostumbrado. Son muchos años...



     Y la croquetiña por dentro. Me costó hacer varias fotos para que se vieran los trocitos de gambas, ¡qué terquedad! Son unas croquetas muy ricas, no son caras porque son gambitas corrientes y quedan la mar de bien para un día de fiesta. Pues aquí quedan estas croquetas hechas con mucho cariño. Espero que os gusten. Buenos días a todos.


viernes, 6 de marzo de 2015

Causa limeña



     A este plato llegué a través de mi amiga Rosa. Estábamos hablando y me comentó que estaba haciendo causa limeña. A mí me sonaba pero no sabía lo que era. Me contó que era un plato peruano -lógicamente- a base de patata, ají, relleno,... Cuando llegamos al ají, descarté hacerlo porque no lo hay en Ferrol, al menos que yo sepa. Me quedó la causa limeña perdida en la memoria. Hace unos días la volví a recordar, habían pasado muchos meses, y quise hacerla. Con o sin ají. ¿Por qué? No lo sé, cosas del subconsciente. Lo que hice fue poner varios vídeos en youtube porque quería hacer una causa limeña de ama de casa. Ahí averigüé que el ají es una pasta de pimientos amarillos. Se puede hacer pero otra cosa es encontrar esos pimientos. El relleno varía mucho pero es tipo ensalada. Vamos, que es un plato frío. Un pastelón de patatas frío. Ya decidida, improvisé sin ají. Os voy a decir lo que hice y se admiten críticas pero en casa les gustó mucho. Incluso a mí que no soy muy "patatera".

     Ingredientes:
Un kilo de patatas
Jugo de lima o limón
Aceite y sal
Una cucharada de ají




     Bien, esto es lo que yo vi en los vídeos, básicamente. Como no tenía ají, que se supone que pica, piqué una tirita de jalapeño muy menudita. Esta es la principal trampa que hice. Quizás fue escaso porque no picaba nada. Desconozco si tiene que picar porque no he probado otra causa limeña que ésta. Es lo malo de hacer platos que nunca antes has tomado. Pero os explico. Cocemos las patatas en agua con su piel a fuego lento. Yo hice cuatro patatas grandotas que tardaron más de media hora, es decir, que pasaban del kilo. Después las dejamos enfriar y las pelamos. En la receta original son patatas amarillas. Yo usé patatas blancas de Cospeito. Muy ricas. Se podría poner colorante pero yo no lo hice. Las pasamos por el pasa-purés y les añadimos el ají, el zumo de medio limón, un buen chorro de aceite y sal. Removemos bien y ya tenemos la "masa" de nuestra causa. 

     Para el relleno preparé una ensalada marinera con:
 200 grs de palitos de cangrejo
Dos huevos duros
Una cebolleta
Una lata de bonito en escabeche
Mayonesa

   Se podrían hacer muchas ensaladas distintas, después hablaré sobre eso. Yo me fui a lo fácil por ser la primera vez que hacía la causa y sabiendo que esa ensalada es jugosa y les gusta a todos. Vamos con el montaje. 

     Podríamos hacer muchas cosas: Un rollo tipo "brazo de gitano", un pastelón familiar sin desmoldar -en la fuente-  o cortar circulos de la masa de patatas. Yo opté por el intermedio que me pareció fácil: Montarlo en una fuente de cake forrada con un filme y darle la vuelta. Mejor dividir el puré en tres y el relleno en dos. Incluso se puede pesar o cortar en partes iguales. Como os sea más cómodo para repartir bien. Y vamos poniendo capas: puré-relleno-puré-relleno-puré. Hay que presionar para que no quede aire en la masa, cosa que yo no hice muy bien pero prometo mejorar. 




     Adornamos con mayonesa y huevo duro (cocéis alguno de más para adornar) y añadís aceitunas o lo que os guste. Esto era "un diario" y una prueba. Yo creo que no quedó mal pero para una fiesta habría que esmerarse un poco más. 




     Aquí veis como queda el corte, no dividí demasiado bien las capas. Por eso os advertí arriba, vale la pena calcular mejor pero tampoco pasa nada. Es bueno tener mayonesa por si alguien le quiere añadir más. Y también se podría hacer alguna otra salsa, dependiendo del relleno.



     Veis que la puse como guarnición o acompañamiento de un roast beef. Y es una comida que se puede dejar hecha y tomar fría. Excelente para un menú de verano. Se debe tomar bien fría (la causa) y, además, en la nevera se pone más firme. 



     Me queda por decir que intentaré hacerme con el ají o hacerlo. También que hay que probar la masa o puré para ver si está bien de sal (no lo había puesto). En cuanto a los rellenos, se me ocurren muchos: una ensalada de pollo, gambas, aguacate y maíz, una mezcla con salmón ahumado cebollitas y alcaparras, o una de atún, aceitunas y remolacha. Aderezándolas con mayonesa o salsa rosa. Ya sé que es una interpretación mía, ferrolana y española, pero es un plato bárbaro para tomar en familia o un día de fiesta. Y es económico. Puede ser un primero o una guarnición. Lo que queráis y bueno... Falta contar que la causa limeña es, al parecer, un plato precolombino que se fue desarrollando y adquirió gran importancia durante la independencia del Perú. Os aconsejo probarlo, haciéndolo como os parezca mejor, porque es muy rico y sencillo. Creo que os gustará mucho. En casa les encantó y mi marido ya está pensando en hacerlo con diferentes rellenos. Buenos días a todos.