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jueves, 29 de junio de 2017

San Pedro: Pizza con salmón y crema ligera de queso



      Hoy como es San Pedro, tenía que hacer una comida un poco especial. Nos apeteció pizza y probamos una nueva receta. Me regalaron una revista en la que salía esta idea y la cambié para que fuera algo más ligera y bastante más barata. Además, la hice como mejor me pareció. Os digo que nos gustó a todos mucho. La crema de queso, bárbara para esto o para otra cosa. La pizza con todo combinado, muy agradable. A ver si soy capaz de explicarme sin liarme demasiado.


     Lo primero hice una masa sencilla, no medí la harina pero de lo demás puse:

Un vaso de agua
Un buen chorro de aceite
12grs de levadura de pan
Sal 
Harina la que admita

     Lo ponemos todo en un cuenco y vamos añadiendo harina hasta que se separe de los bordes. Pasamos a la encimera y amasamos, añadiendo harina a poquitos hasta formar una masa tierna que se dejé amasar siendo algo pegajosa. Dejamos reposar hasta que doble su tamaño. 

     Para hacer la salsa ligera -o casi ligera- necesitamos:

200ml de queso fresco batido 0%
50-75grs de roquefort
Un diente de ajo
Una tirita de piel de limón
Perejil

     Batimos todo hasta formar una salsa homogénea. Es fácil. El queso fresco es de Mercadona y no tiene nada de grasa. Es baratito. El roquefort sí tiene grasa pero hay que ser optimista y pensar que toca poco a cada uno. Es una salsa rica para esto o para unos crudites,... Para lo que se os ocurra. La reservamos en la nevera. 

     Vamos a hacer una ensalada con lo siguiente:
Rúcula
Salmón ahumado
Unas tiras de cebolla roja cruda
Pepitas de calabaza
Aceite sal y vinagre


    Es una ensalada rica también para otra ocasión. Lo mismo que la salsa. 

     Estiramos la masa como para hacer una pizza grande. Puede sobrar un poco... La espolvoreamos con semillas variadas y pasamos el rodillo, ya en su sitio, para que no se caigan las semillas al trasladarla. Cubrimos con 200 gramos de mozzarella, unas tiras finas de cebolla roja, un hilo de aceite de oliva y pimienta. Llevamos al horno a 225º unos 12 minutos hasta que esté bien dorada. Al sacarla, la adornamos con unas tiras de salmón que hemos reservado y unas hojas de rúcula de la ensalada. Si os gustan las alcaparras, podéis poner unas pocas. En casa no las quisieron. 


     Ya en la mesa, cada comensal le pondrá la cantidad de ensalada que le apetezca -encima de la pizza- y una buena cucharada de la salsa de queso que tiene el sabor ligeramente picante del ajo crudo. La cantidad de ajo, según el gusto. 



     Nos ha parecido a todos una forma original de tomar la pizza que presentamos deconstruida y se va montando en la mesa. También cabe la posibilidad de tomar la ensalada aparte con la rica salsa que hemos preparado.


     De postre he hecho unos muffins rellenos de mermelada de grosellas -la del otro día- que no eran ligeros pero estaban muy ricos. No tenía ganas de complicarme mucho... Otro día os los cuento aunque se parecen a todos los muffins que hago. 



     Aprovecho el momento para felicitar a todos los que hoy están de santo: Paulas y Petronilas, Pedros y Pablos, en el idioma que sean. Hoy es el santo de mi padre, de mi padrino, de mi hijo,... Un buen motivo de fiesta. Buenas tardes a todos y feliz día. 


martes, 27 de junio de 2017

Mermelada de grosellas negras


     La naturaleza es sabia. Cuando comenzaron a terminarse las grosellas rojas, las negras se pusieron a madurar como locas. Nunca el matorral había dado una cosecha tan generosa. Las ramas se inclinaban hacia el suelo con el peso de las bayas. Las grosellas negras crudas no es que sean lo más rico del mundo, tienen un pasar. Lo suyo era hacer mermelada. Una vez recogida la cosecha, la repartimos y cada cual hizo la mermelada como Dios le dio a entender. 

     Tenemos que lavar bien los frutos y quitar todos los rabitos. No es una tarea enojosa en absoluto. Además, se pueden tener varios días en la nevera sin problema. No es cosa de apurarse porque aguantan muy bien. 


       Lo que yo hago es sacar la pesa y poner sobre ella la tartera a utilizar. Poner el peso a 0 y pesar la fruta. En este caso eran 360 gramos de grosellas. Después pongo el azúcar. Tenemos la posibilidad de variar la cantidad de azúcar entre la mitad y el mismo peso. Es un poco al gusto y según sea la fruta de dulce. Yo puse dos terceras partes; 240 gramos. Añadí también una tira de piel de limón. 

     Hay quien le pone una manzana por la péctina; quien le añade un limón,... Yo no puse ninguna de las dos cosas, salvo la piel que es aromática. Se puede perfectamente pasar del limón. 


     Llevamos a ebullición y dejamos hervir a fuego moderado unos treinta minutos. Removemos con cuchara de madera. 



     Va quedando una mermelada muy mona, de color parecido a la de moras, el sabor es diferente. El sabor de grosella negra que no sé a qué se puede parecer, salvo a sí misma.



     No la he pasado por el pasapurés, la he dejado tal cual. No me molestan nada las pieles ni las pepitas pero esto depende de cada uno. Creo que la única que paso es la de moras que tiene más durezas. Ya veis en el frasco que no me ha salido una cantidad exagerada. Como nos gusta bastante, no durará más de una semana. Una forma muy rica de tomarla es con tostas de queso azul. 

     No creáis que cultivar grosellas tiene dificultad, salvo tener un trocito de tierra o un buen macetón. La cosa es podar el arbusto cuando empieza el invierno. No es muy complicado si yo sé hacerlo. Lo que sí es muy satisfactorio es ver crecer las ramas, llenarse de hojitas y florecer cada primavera. Es el milagro de la vida que siempre sale adelante. Os doy las gracias a los que continuáis leyéndome desde los diversos puntos del planeta. Os mando un abrazo cariñoso. Buenas tardes.



martes, 20 de junio de 2017

Peonía



     Hace unos días me mandó mi madre unas peonías. Son, como sabréis, unas flores grandes y espectaculares, con muchos pétalos. Las hay de diferentes colores y se usan con frecuencia para los ramos de novia. A mí me gustan muchísimo. Bueno, esto me hizo recordar una novela llamada Peonía que leí hace muchísimos años. La autora, Pearl S. Buck, escribió muchos libros ambientados en China. Historias de padres e hijos, temas románticos, misioneros envueltos en la revolución... entre las que citaría algunas que leí: Viento del Este, Viento del Oeste, La exiliada, Los hijos, La buena tierra, La promesa, El patriota,.. entre muchos otros. Son novelas que siempre me han enganchado y gustado. La autora era hija de misioneros presbiterianos y vivió en China muchos años. Ello hace que las descripciones sean muy reales y las tramas muy interesantes. Quizás Viento del Este, Viento del Oeste haya sido de las que más me han gustado. 

     Peonía es la historia de una criada que pasa su vida entera con una familia, enamorada de su señor y aguantando a su señora. Tremendo drama. No creáis que Buck es una novelista cualquiera, en 1932 ganó el premio Pulitzer por La buena tierra y en 1938 el Premio Nóbel de la Literatura. ¿Y qué tiene que ver esto con la gastronomía? Pues nada, a parte de que la comida china es magnífica y muchas veces nos sirve de inspiración. Sólo que... cuando vi estas flores recordé la novela y pensé que bien valía la pena escribir una pequeña entrada sobre estos libros cuya autora nos hace viajar a China sin movernos de casa. 


Fideos estilo thai



     A veces parece que me voy a quedar sin inspiración pero siempre aparece alguna feliz coincidencia que me salva. Hace un calor horrible, es verdad, pero en casa seguimos teniendo la costumbre de comer varias veces al día. Después de la comida del mediodía, ponemos un programa de una chica que viaja por todo el orbe comiendo ¡quién pudiera! Algunas recetas son extrañas y no siempre apetecibles. Otras veces son cosas tan complicadas que ni se me ocurre intentarlas. Hace varios días probó unos fideos de arroz en Tailandia y nos apetecieron a todos. Los hacía una señoriña en un puesto callejero (no sé como se dice señoriña en tailandés). Bueno, os voy a poner los ingredientes, que nos equivocamos un poco, tal y como los hice yo. Quedaron muy ricos y es un plato muy sano y agradable:

Medio kilo de fideos de arroz
250grs de hortalizas en tiras
Dos huevos (revueltos)
200grs de tofu en cuadraditos
Un puñado de cacahuetes
Salsa teriyaki

     Espero no haber olvidado nada. La receta original llevaba brotes de soja. No los tenía y los sustituí por las hortalizas en tiras: cebolleta, zanahoria, calabacín... Esto lo decidís vosotros. Ella -la señoriña- cocinaba con un wok o sartén muy grande. Como yo tengo una sartén más normal, decidí hacer dos huevos revueltos y reservarlos. Por otro lado, ponemos agua a hervir. Hay que tener en cuenta que estos fideos se hacen en minutos. Doramos el tofu en cuadraditos con las hortalizas. Incorporamos los cacahuetes que hemos mañacado ligeramente en un mortero y, cuando todo va estando dorado, añadimos la salsa terikaki (puede ser salsa de ostras o de soja). Vamos, la que tengáis de este tipo. Ya en este punto, debemos poner a hervir la pasta para poder unir todo en unos instantes. La pasta escurrida, los huevos revueltos, todo a la sartén y le damos unas vueltas. Si os parece que queda algo seco, podéis poner un cucharón del agua de hervir la pasta. Yo suelo hacerlo. En cuanto a la cantidad de teriyaki... pues es un poco al gusto, claro.

     Bien, aunque no soy una buena fotógrafa gastronómica y el calor no ayuda, os digo que quedaron unos fideos muy ricos. Se podría cambiar el tofu por unos gambones... No llega a ser un plato vegano por los huevos revueltos, que le dan mucho chiste, pero es una opción muy sana y completa. Como nos encantó a todos, os animo a probarlos. Os deseo a todos una noche agradable porque la tarde es tremendamente cálida.  




miércoles, 14 de junio de 2017

Chips de batata con crema de cheddar


     Aquí estoy de nuevo. Hace en Ferrol una tarde algo nublada aunque la mañana fue muy bonita. De momento estoy en casa, descansando de un agitado día de San Antonio, y os voy a enseñar una canfurnada que se me ocurrió hacer hoy. Había plato único -lentejas con arroz en blanco- y me apeteció hacer un aperitivo. A todos nos ha gustado y me parece que queda original. A ver qué os parece a vosotros...

     Lo que necesitamos es una batata -mejor que sea alargada- para hacer los chips. La pelamos y la cortamos en ruedas finitas. Yo he utilizado una tabla y un cuchillo. La lavamos y la freímos en la freidora hasta que esté crujiente. Queda muy mona y parecen ruedas de zanahoria. Por eso digo escoger una o dos batatas delgadas y alargadas. Se sala ligeramente. 

     Para hacer la crema necesitamos:

Dos quesitos en porciones
Dos cucharadotas de mayonesa de bote
Una loncha de cheddar
Una tira de cebolla cruda
Una pizca de pimienta negra

     Lo que vamos a hacer es batir todo junto. Yo he puesto una sola loncha de cheddar y me ha encantado. Estaba muy suave. La cebolla cruda en cantidad como un gajo de naranja; la pimienta, la punta de una cucharilla. Y sal no he añadido ninguna. No es mucha cantidad, como veis en la foto pero se puede hacer el doble.

     Queda una cremita muy rica sin ser fuerte en absoluto. Combinada con los chips de batata (o boniato) nos ha chiflado. Los chips están ricos para cualquier cosa. Os animo a probarlo pues la dificultad es cero. Como os dije la semana pasada, mientras pueda iré publicando una vez por semana. Espero que estéis disfrutando de estas largas tardes de junio. Son las más bonitas del año. Nosotros ayer fuimos a San Antonio de la Cabana. Todo el camino es un vergel. Te rodean los rosales y árboles que están llenos de fruta. Es una belleza llegar caminando a la ermita. ¿Recordáis aquella canción?


   "Por el camino verde, camino verde
Que va a la ermita,
Desde que tú te fuieste, lloran de pena
Las margaritas..."

     Pues no la cantamos, la verdad, pero hubiese sido de lo más apropiado. Os deseo a todos muy buenas tardes.

   

viernes, 9 de junio de 2017

Comer "aprisa y corriendo"


     No todos los días tenemos tiempo ni ganas de cocinar. En todas las casas hay mucho que hacer y no hace falta liarse todos los días con guisos complicados. Hoy me pasó algo así y tiré de la nevera. Tenía lacón cortado a mano -por supuesto, comprado- y lo preparé "to fair", como el pulpo. Lo extendemos en una fuente mona, lo espolvoreamos con pimentón picante y escamas de sal y lo bañamos con aceite de calidad. De adorno puse unos ajitos negros que quisieron salir en el blog. No le gustan a todo el mundo pero a mí me parecen agradables. El aceitito con pan es delicioso. 



     En la nevera había también pasta fresca y unos espárragos algo desanimados. La pasta era rellena de... ¿queso y espinacas? Bueno, me daba un poco lo mismo. Se cuece en tres minutos, un suspiro. Por otro lado doramos los espárragos con una cebolleta y salpimentamos. Juntamos todo y dejamos que se doren los Tortellini un minuto con las hortalizas. Quien quiere poner queso, pues lo pone. Estas pastas frescas me gustan bastante. 


     Por último quedaba un trozo de pudding de merluza y espinacas. Estaba muy rico pero era poco. Preparé algún sándwich con "verde y mayonesa, que estaba riquísimo. El pudin ha de estar bien frío, al menos para mi gusto.


     Y también algún pinchito de pudin sobre una rebanada de baguette con una salsa de yogur que, seamos sinceros, era de bote. Esta son las propuestas rápidas que os dejo. Quizás alguna os sea de utilidad. Yo por mi parte, solucioné una comida que me estaba dando tremenda pereza. La receta del pudding no os la pongo aquí pues la hemos hecho mil veces. No obstante, puedo ponerla otra vez, si alguien está interesado. 


     No sé qué va a pasar con el blog en verano, si publicaré poco o casi nada. Ya sabéis que siempre se pierde interés por la cocina con el calor y los días de playa. Es lógico y necesario el descanso. Así pues, yo iré haciendo según pueda y me surja alguna idea. No me parecerá mal que me echéis de menos, yo también os suelo añorar, pero esto no es un adiós sino un: hasta pronto. Procuraré pasarme al menos una vez por semana siempre que me sea posible. Besos a todos. 

martes, 6 de junio de 2017

Sándwich de roast beef


  Una de las cosas buenas que nos puede pasar a veces en cocina es tener ricas sobras. Cuando sobra carne de un asado, lo que más me puede gustar es preparar un sándwich o un bocadillo. Soy muy partidaria del pan integral, ya lo sabéis, sobre todo a la hora de hacer sándwiches. 


 
     Lo que suelo hacer es poner la carne cortada fina, una rueda de queso cheddar o emmental, untar una de las rebanadas de pan con salsa del asado y la otra con una cucharada de mayonesa a la que añado una pizca de mostaza. Poner o no unos canónigos o algo de rúcula, es elección personal. Otras veces, simplemente no tenemos todo lo que deseamos y pasamos con lo que tenemos. Es parte de la vida...



     Ahora tenemos en el mercado deliciosos panes con todo tipo de cosas: avena, pipas, semillas de amapola,... Es cuestión de elegir uno que nos guste. No es lo que se dice algo ligero pero es una forma muy rica de tomar el roast beef frío. Os animo a hacerlo porque es de lo más sencillo y es una cena estupenda. Buenas tardes a todos. 

lunes, 5 de junio de 2017

Revuelto con tofu




     No os creáis que me he vuelto loca, no me ha dado por el tofu ni mucho menos. Esto lo hice hace varios meses, un experimento, y me ha parecido interesante ponerlo para los que son partidarios de este tipo de comidas. Yo, ni lo soy ni lo dejo de ser. Me encanta la comida tradicional pero también hacer pruebas con las cosas que vamos encontrando. Hoy  un he visto sobre la comida japonesa en la tele y es realmente sorprendente lo distinto que comen: desayunan sopa y pescado con arroz, llevan al trabajo un almuerzo que es indispensable que tenga color y cenan... No sé que cenan pero creo que yo echaría en falta un par de cafés con leche al día. Desde luego, es una civilización muy distinta a la nuestra. 



     No obstante, según explicaban, en Japón no hay obesos, todo es muy sano... Y sólo tienen sobrepeso los sumos que toman una dieta especial, chanko nabe. Es una especie de guiso con muchas cosas que está diseñado especialmente para ellos. Lo primero es que se toman un tartera entera dos veces al día. Como va a llegar el verano, nos olvidamos de esa receta que será como tomarse aquí una "olla podrida" de las de antiguo. 

     Y bueno, en el blog ya nos hemos acercado varias veces a la comida japonesa con diversos revueltos de setas y un ramen algo tuneado que me divirtió mucho cocinar. Lo más sorprendente para mí es que la sopa nipona que improvisé tiene más de quinientas visitas. Cosas curiosas del blog. Que conste que a mí me parece muy rica pero no deja de ser original. 

     Me queda hablar de este revuelto que no es muy nipón pero lleva tofu y salsa de soja. He dorado unas hortalizas que eran:

Cebolla 
Pimiento rojo
Champiñones 
Guisantes

     Como cualquier revuelto de los que hago y os pongo con frecuencia. Después he incorporado tofu en cuadraditos -en vez de jamón serrano- y he bañado todo con un chorro de salsa de soja. Bueno... Es una cena agradable aunque uno de mis hijos dijo que preferiría tomar pollo. Si os digo la verdad, yo también soy más de pollo pero estas modernidades me divierten. Os deseo a todos un buen comienzo de semana. ¡Sayonara!



jueves, 1 de junio de 2017

Mermelada de grosellas rojas



      Por primera vez en largos años he tenido una pequeña cosecha de grosellas rojas: 200 gramos escasitos. No sabéis lo orgullosa que me he sentido. Al llegar a casa y pesarlas, sabiendo que, realmente, son ácidas para tomar tal cual, decidí hacer mermelada. Lavé las grosellas y pesé la misma cantidad de azúcar. Bueno, un poquito menos. Eran 175 gramos de grosellas y 150 de azúcar, para ser exactos. Leyendo en Google sobre cómo hacer la mermelada, el consejo era hervirla poco rato con algo de limón. No le he puesto limón pues las grosellas son ellas solitas bastante ácidas. La mermelada ha hervido unos veinte minutos, removiendo de vez en cuando o de cuando en vez (que decía no sé quién). 


     Ha quedado muy rica. Aconsejaban pasarla por un colador pero yo la he dejado tal cual, con todas sus pieles y sus pepitas. Yo soy "muy integral" y no me molestan nada. Para desayunar, una buena opción es tomar una tostada integral, sustituyendo la deliciosa mantequilla por queso desnatado de untar, y una cucharada de esta maravillosa mermelada casera que no puede ser ni más sencilla ni más natural.


     Tened en cuenta que es sólo un tarro de mermelada hecho para guardar en la nevera e ir tomándola hasta que se termine. Yo, la verdad, soy aprensiva para hacer conservas. Os deseo a todos muy buenas tardes.