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martes, 28 de febrero de 2017

Cake de chocolate blanco


     Como cocino bastante, me pasan cosas divertidas y curiosas. El otro día, después de un fracaso intentando hacer otra cosa, inventé este cake. Lo gracioso es que a mis hijos les entusiasmó. Es un bizcocho sencillo que sabe a chocolate blanco sin ser empalagoso (se podría poner más azúcar). Lo he repetido para verificar que no sonó la flauta por casualidad y les ha gustado aún más. Así pues, no podía dejar de compartirlo con vosotros. Los ingredientes son parecidos a los de una bica o cake o...

200ml de nata de montar
100grs de chocolate blanco
3 huevos grandes
Taza y media de harina
3 cucharillas de levadura royal
Media taza de azúcar
Vainilla


     Cuando me encontré que la trufa que intentaba hacer, de chocolate blanco, no se montaba, no me desesperé pero pensé qué hacer con la mezcla. Ya sabéis que me horripila tirar comida. Un bizcocho siempre es sencillo. Pensando en la nata grasa, en el chocolate blanco, graso y dulce, decidí los demás ingredientes. Estaba claro que más grasa no era necesaria... así pues: huevos, algo de azúcar y harina eran los ingredientes. Os voy a contar ahora como lo hice aunque se podría empezar de otra forma. 

     Comenzamos calentando la nata a punto de ebullición. Apagamos el fuego e incorporamos la tableta de chocolate cortada en onzas. Era todo de marca blanca. Bien, removemos y ya el chocolate se funde al calor de la nata. Dejamos templar. 



     En un cuenco grande ponemos la harina y la levadura tamizadas. Es la proporción del bizcocho de yogur que tan buen servicio nos hace. Añadimos el azúcar, que no es mucho, la mezcla de nata y chocolate, las yemas y removemos bien. En cuanto a la vainilla, una pizca si os gusta. Le da un toquecito. Removemos hasta tener una mezcla bien homogénea. 



     Montamos las tres claras con una pizca de sal. Hasta que estén firmes. Mezclamos comprobando que quede bien repartida toda la mezcla. Sin fuerza para no perder el aire que hemos introducido en las claras. Otra vez bien homogénea la masa. Añadimos pepitas de chocolate al gusto. 



     Lo llevamos al horno en un molde engrasado unos 35 minutos a 175º. Yo lo saqué un par de minutos antes. Al final hay que estar atento. Con un palillo verificamos que esté cocido por dentro pero sería raro que en ese tiempo no lo estuviese en un molde de corona. En uno rectangular de cake puede tardar casi la hora. 



     Hice también una cápsula para ver qué tal y quedó rica y jugosa. Lo bueno de los moldes de papel es que se tiran. El bizcocho me parece como más... bonito. Lo que prefiráis vale.


     Y bueno, queda un cake muy rico, suave, nada empalagoso porque no lleva mucho azúcar, que se puede tomar de merienda o desayuno... Y sabe a chocolate blanco. Ya os digo que a mis hijos les entusiasma. ¿Se podría hacer al revés? Quiero decir fundir chocolate negro y poner pepitas de chocolate blanco. Supongo... probaremos otro día. En tal caso, podría llevar una taza entera de azúcar pues el chocolate negro es amargo. Siempre para gustos y aceptando ligeras variaciones. Lo he dejado boca abajo porque lo he encontrado muy mono con las pepitas. Se puede dejar boca arriba y espolvorear con azúcar glas. Esto son decisiones personales de última hora. Veis en la foto inferior el corte. Ha quedado esponjoso y muy suave. 

     Hasta aquí esta receta. Otra vez dulce... Yo creo que el azúcar es adictivo. Os animo a probarlo porque es muy rico. Un día que tengáis visita, así toca a menos. De todas maneras, no es un bizcocho muy grande. Os deseo a todos muy buenos días. Hoy es martes de carnaval. A ver si llega doña Cuaresma, echa a don Carnal y nos pone a todos a dieta.  


lunes, 27 de febrero de 2017

El tofu y la sopa nipona


     Todo esto empezó porque yo quería probar el tofu. De estas cosas que te dicen que no sabe a nada y tú quieres probarlo igual. En Cartagena surgió la oportunidad. Por fin probé la sopa miso. Había oído hablar de ella. Tiene un fondo de pescado ¿atún? y alguna verdurita. Además tiene cuadraditos de tofu. ¿Me gustó? Sí. Yo soy descendiente de los del buen diente... como el gato O'Malley y me gusta casi todo. De vuelta de Cartago Nova decidí hacer alguna canfurnada con tofu. Ya sabéis que el tofu es como si hicieramos queso con leche de soja, por decir algo. En Japón hay pocas vacas... ¿A qué sabe el tofu? No sé,... a tofu. Es agradable, que diría una amiga mía. Además, es rico en calcio, tiene muchas proteínas y... Hasta aquí llegué con el tofu. 

     Para hacer esta sopita inventada necesitamos:
Un puñado de champiñones muy frescos
Medio litro de caldo limpio -de brick-
Tres porciones de espinacas picadas
Salsa de soja
100grs de tofu
Agua y maizena

     Doramos los champiñones laminados en un par de cucharadas de aceite. Incorporamos el caldo. Se puede poner caldo o agua con una pastilla de caldo de pollo. Dejamos hervir unos minutos y añadimos la maizena disuelta en agua; una cucharada con el agua necesaria para que se disuelva. Esto espesará un poco la sopa. También ponemos las espinacas -corazones- que se disolverán enseguida. Añadimos un chorro de salsa de soja. Para terminar, cortamos el tofu en cuadraditos y lo agregamos al final, antes de servir.
     
     Queda una sopita muy agradable, estupenda para una cena light, y se hace enseguida. Yo la encontré muy rica, en casa nos gustó a casi todos y ya la he hecho más de una vez. Somos canfurneiros. Si sois de tofu, os animo a probarla. Y, claro, con un caldo de verduras, sería un plato totalmente vegetariano ¿o vegano? Buenos días a todos. 



viernes, 24 de febrero de 2017

Orejas de Carnaval



     No es la primera vez que hago orejas aunque confieso que es la vez que más contenta me he quedado. Lo primero, porque me han resultado muy fáciles; lo segundo porque son crujientes, que es lo que más me gusta de las orejas, aparte de que sean ricas, claro. La receta me la dio mi amiga Rosa y es la que hacía su madre. Es tan sencilla que da gusto hacerla. Además, se pueden hacer unas pocas... no hay que echar la tarde. Ya las he hecho un par de veces y estoy encantada con el resultado. Hay van los ingredientes que no pueden ser más sencillos:

Un huevo
25grs de manteca cocida o mantequilla
Una cucharada grande de anís
Una pizca de sal
Harina
 

     Como veis, los ingredientes son simples del todo. La manteca cocida es mantequilla clarificada. Ya la hicimos aquí en la bica de manteca. En Carnaval la venden en los supermercados. Yo he usado mantequilla normal pero la manteca le da un punto más carnavalero. El anís debe ser rico. Hay algunos que apenas saben. Yo ahora tengo uno inodoro, incoloro e insípido. Estoy deseando que se acabe. Comprad uno de calidad. En cuanto a la harina, debe ser normal. No he puesto la cantidad porque va a depender un poco del tamaño del huevo... No estoy segura si era mediano o grande y no lo pesé. No importa. La cucharada de anís, sopera llena y de las grandecitas, no de cubertería cutre. 

     En un cuenco ponemos el huevo batido, la mantequilla blandita, el anís y la pizca de sal. Vamos añadiendo harina, empezamos con 100 gramos y vamos añadiendo hasta que se separe de los bordes al remover. la pasamos a la encimera y empezamos a trabajarla y añadiendo la harina necesaria. No creo que llegue a 200 grs. Salvo que pongáis un huevo de avestruz que os saldrán muchísimas orejas. Es broma, no lo hagáis... 

     Como siempre digo: una masa tierna que se trabaje bien. Lleva la grasa de la manteca así que no se os pegará a las manos. La trabajáis unos minutos y la dejáis reposar. No toda la vida. Queda una bola de masa dorada y brillante, más bonita que la que veis en la foto. Después hacemos un cilindro y recortamos trocitos del tamaño de una nuez. Yo, con la proporción de un huevo he hecho 9 orejas medianas, una fuente. Con 2 huevos ya sale una buena bandeja. Podéis hacer más y repartir. Al gusto de cada uno. Yo soy de poquitos. 


     Estas bolitas las estiramos muy bien estiradas con el rodillo. Hay quien después las pasa por el artilugio de hacer pasta. Yo con el rodillo me he arreglado muy bien sin usar harina porque la masa es tierna y grasita. Se despega bien del mármol. Las estiro muy finas y las recoloco para que no se peguen. La masa debe visar, quedar transparentita al trasluz. Y ya podemos empezar a freír. Perdonad la mala calidad de la foto de abajo. Las he hecho sola y entre estirar, freír, fotografiar... No doy a basto. El aceite caliente, en cantidad suficiente y que veáis que no se oscurecen demasiado las orejas porque se hacen enseguida. Depende mucho de si el recipiente tiene o no doble fondo. Con estas sartenes tradicionales no hace falta poner el fuego a tope. Se frien en aceite de oliva o manteca -esto nunca lo he hecho; incluso se puede usar girasol para abaratar. El aceite de girasol me gusta menos pero ya sabemos que es muy económico.


     Estoy terminando... ¡Que no se me olvide! con un tenedor se intenta hacer un pliegue en la oreja justo cuando la ponemos en el aceite; si no se hace, no pasa nada pero parece menos oreja. A mí me faltaban manos para todo pero han ido saliendo. Después sólo queda espolvorearlas con azúcar, recién sacadas del aceite caliente. Y hasta aquí estas orejas tan fáciles. Este año ya las he hecho dos veces y se las comen volando. Es el postre de Carnaval que más les gusta. Yo no sé cuál prefiero... el que hace más tiempo que no tomo. Creo que este fin de semana alguno más caerá pero en Cuaresma no pienso hacer ni un postre más, que llega la primavera y hay que quitarse el abrigo. Ha llegado al blog a 490.000 visitas. Ya estamos cerca del medio millón. Muchas gracias a todos. Os deseo muy buenos días.






miércoles, 22 de febrero de 2017

Flores de Carnaval



     Estas son mis primeras flores de carnaval. Sé que no me han quedado muy perfectas y eso que ha sido el segundo intento. Me he sentido un poco torpe al hacerlas y, no cabe duda, tengo que cogerles el tranquillo. Para hacer las flores necesitamos un artilugio -foto inferior- que mojaremos en la masa y llevaremos a la sartén. Hay diversas masas y no tengo mucho conocimiento de este tema. En casa de mi madre no se hacían ni se hacen. Siempre hemos tomado orejas, freixós y torrijas. Lo de las flores para mí es novedad. Son una preciosidad (no las que hecho yo que son muy mejorables) y se supone que fáciles. Os voy a explicar la receta de la masa y seguimos comentando.


     Ingredientes para la masa: 

2 huevos
150grs de harina
Un vaso escaso de leche
Una cucharadita de azúcar
3 cucharadas de aceite de oliva
Una puntita de sal
Un chorrito de anís

     Mezclamos todo. Yo lo hice a mano esta segunda vez ya que la primera usé la batidora y no me fue muy bien. Dejamos reposar la masa. Siempre estas cosas deben reposar porque si no, no les da la gana de hacerse bien. 

     Calentamos el aceite. Mejor de oliva. Hay que poner bastante porque la flor ocupa lugar. El artilugio de hacer las flores lo lavamos y secamos. También se puede llamar: cacharro, chisme... para hacer flores. Lo vamos a poner en el aceite como si lo quisiéramos freír. Así, bien caliente, lo introducimos en la masa que llevamos al aceite hasta que se dora y se desprende. Si no se desprende, la ayudamos con la punta de un cuchillo. Se mete, el artilugio, en el aceite entre flor y flor. Yo tuve ciertas dificultades pero las fui haciendo (la segunda vez). Con esta cantidad deberían salir, al menos, una docena. Las ponemos sobre papel de cocina y las espolvoreamos con azúcar glas. 

     Tened en cuenta que la sartén ha de ser honda y tambien que el cuenco en que hagáis la masa tiene que tener más diámetro que la flor. Esto es de lógica pero es fácil no pararse a pensar. Al menos yo que no soy una cocinera demasiado reflexiva. El artilugio florero se limpia con papel de cocina y se guarda. Tiene la cosa de acostumbrarse a usarlo y calcular que quepan en la sartén un par de flores y el artilugio... No os desanimo pero quizás valga la pena ver un vídeo en Youtube de cómo manejar el asunto. Y no os olvidéis que hay que tener mucho cuidado con el aceite porque es muy fácil quemarse. Importante que el chisme sólo se sumerja en la masa por debajo, según su profundidad. Si no, no se soltará la masa. Se puede mojar hasta bastante arriba pero no llegar al borde. 

     Sólo me queda dar las gracias a mi amiga Ana por facilitarme el artilugio florero y la receta. Las amigas, siempre lo digo, son un tesoro. A mis hijos les han encantado y volveré a hacerlas pronto. Quizás incluso pruebe otra receta. Todos estos postres de sartén son una delicia. Me falta publicar las orejas. Ya las hice este año y las pondré pronto. Buenas tardes a todos.



martes, 21 de febrero de 2017

Modernidades


     Chía, ajo negro, semillas de amapola y tofu.

     Desde hace algunos años el mercado se ha inundado de nuevos productos. Comemos cosas que no habíamos ni soñado. Yo recuerdo de joven los primeros aguacates, que costaban cien pesetas la unidad. Una hermana de mi madre nos traía de Madrid alimentos nuevos y, como somos comedores, nos divertíamos probando diferentes cosas. Por ejemplo me encantaban los brotes de soja, cosa que ya no... No sé por qué.  Entonces no era normal, como ahora, tomar pizza, comida china o japonesa, setas del bosque, avena... Ni siquiera el pan integral se tomaba con frecuencia. ¿Se comía rico? Delicioso. Lo que ahora llaman en la tele slow food -qué manía de usar el inglés para todo-. Era la comida de temporada: Se tomaba lo que había en el mercado. Era sin duda más ecológico. Por ejemplo las judías verdes no se podían tomar en invierno. Todo sabía más auténtico y era más sencillo. 

     Después de esta parrafada, deciros que mi intención era hablaros de algunos productos que he probado últimamente. Me refiero en casa pues antes no estaban en cualquier supermercado. Voy a empezar por la chía. Es la primera foto: Son pequeñas semillas que se consideran un superalimento. Ahí es nada. Aportan cantidad de fibra, antioxidantes, calcio, proteínas... Proceden de Centroamerica. No es barata pero como se toma una cucharada al día, tampoco es un gran gasto. El sabor es suave y agradable. ¿Cómo tomarla? Para mí la mejor forma es acompañada de un yogur natural. En la foto del principio combino yogur, crema de limón y chía (este postre quedó muy rico con el toque de frambuesas). Se supone que se puede utilizar en diferentes recetas pero yo no he ido más allá. Mi experiencia con la chía ha sido buena pero no he notado ningún milagro de los anunciados. Quizás debería perseverar más. 

     El ajo negro es otro de los superalimentos. Sufre un proceso de fermentación natural y, de resultas del sufrimiento, queda negro como la regaliz. Además el sabor la recuerda o al menos eso me parece a mí. ¿Los beneficios? Es bueno contra la gripe y los resfriados, tiene antioxidantes, es antibiótico y fungicida... Todo esto lo podéis leer en Google, como hago yo. Ahora os voy a decir cómo lo he tomado -no le he hecho foto-. Bueno, pues al desayuno, frotamos una tostada con el ajo y a continuación un hilo de aceite de oliva virgen. Ya no hace falta sal... Es agradable aunque a mí llegó a cansarme tomarlo después de unos días. Lo que es verdad es que ya no es tan caro y se encuentra en los supermercados. No será quizás la misma calidad pero es asequible. Tengo que investigar más formas de tomarlo aunque en casa no les encantó.



     Las semillas de amapola. Era otra cosa que yo no encontraba y me encantan esos panes con semillas. Pues ya las hay, entre otros sitios, en Mercadona. Viene una mezcla variada. Ya lo habréis probado en diferentes panes. A mí me encanta y, sobre todo, me parece que hace muy bonito añadirlo a una masa de bollitos, como en este caso. ¿Propiedades? De nuevo nos encontramos con un alimento que aporta fibra, nutrientes, vitaminas,... Simplemente se puede añadir al yogur, como la chía. Es una cosa de lo más fácil de usar. 


     El tofu. ¡Por fin lo he probado! Nunca me atrevía a comprarlo y, después de tomar sopa miso en Cartagena, lo he comprado en Mercadona . La sopa que hice os la contaré en otra entrada. Fue un invento que en casa nos gustó a casi todos. En cuanto a las propiedades del tofu hay que decir que es como si hiciéramos un queso con soja, como la soja es tan sana... pues ya sabéis. Es una gran fuente de proteínas y no tiene nada de colesterol. La toman los veganos. Es un producto natural, adecuado para las dietas y beneficioso para las mujeres de cierta edad. No sabe a gloria pero tampoco mal. Se adapta a lo que hagas con él. Sólo he hecho este experimento sopero y lo he probado a la plancha. Es mejor ponerle cosas. 


     Hasta aquí mis últimas experiencia con estos, para mi cocina, nuevos productos. Quedarían muchas cosas por contar, ¿para qué aburriros con datos que están a vuestra disposición? Hay montones de alimentos nuevos a nuestro alcance. Sí, ya sé que no son exactamente nuevos pero son novedades. Hemos hablado ya de la quinoa, que en mi casa no gustó, y vuelvo a la recomendar la comida que comieron nuestros padres y nuestros abuelos. Aquella con la que nos criamos, no tan mal. Lo industrial, ya sabemos que no es tan sano y que se abaratan los costes con productos que no son aconsejables, ¿habéis leído algún artículo sobre el aceite de palma? Bueno, vayamos terminando... Mi consejo es comer casero, sin complicarse mucho, procurando escoger productos naturales. Lo ecológico ya sabemos que no está al alcance de todos. Y estos superalimentos... Yo he probado unos cuantos y sigo siendo la misma. El milagro es comer menos y echar a andar. Eso es muchas veces lo que más nos cuesta. En todo caso, lo mejor es ser feliz y aceptar la propia imperfección. Buenos días a todos y perdonad el rollo. 



viernes, 17 de febrero de 2017

Masa casera, pizza vegetal y queso al horno



     Esta ha sido la semana de la pizza. Son casualidades de la vida. Yo hacía mucho que no la preparaba y me apeteció. Pues ya van tres veces. No importa; todavía faltan una o dos laconadas, ¿para qué angustiarse? Os voy a decir cómo hice la masa, a ver si me aclaro, porque quedó muy rica.

     Ingredientes para la masa:
7grs de levadura de pan seca
250grs de harina de fuerza
250grs de harina normal
Un vaso y medio de agua y algo más
Un chorro de aceite
Sal
Dos cucharadas de salvado de trigo (opcional)


     No pensaba hacer tanta masa pero como el sobre de levadura es para medio kilo de harina, una cosa llevó a otra. Empecé al revés de como suelo. Puse en un cuenco la harina y la levadura, la sal, el agua y un chorro de aceite, también el salvado. Comenzamos a remover hasta formar una bola. Pasamos a la encimera y empezamos a trabajar la masa. Vais a ver que está algo dura... Es lo que no me gusta de hacerla así... Yo soy de añadir la harina que admita, ya sabéis. ¿Entonces qué hacemos? Pues vamos mojando las manos en agua tibia, 2-3... veces y trabajando la masa hasta que adquiera la textura tierna que buscamos. No es difícil pero yo, ya os digo, estoy más acostumbrada a hacerlo del otro modo, como me enseñó Carmen. Es la propiedad conmutativa de la masa. 

     Una vez que tenemos la textura, ya lo hemos dicho, dejamos reposar la bola de masa hasta que se doble, tapada con un paño o film de cocina; más o menos, como veis en estas fotos. Yo la dejo abandonada y me voy a hacer otra cosa. 


     Es mucha masa, así pues, la cortamos en dos. Con una hice una pizza que quería ser redonda. Quedó como le dio la gana: amorfa. Os iba a decir, se me olvidaba, que usé harina de fuerza porque me había sobrado de Reyes... del roscón. Se podría poner toda normal aunque la de fuerza sube más. También es bastante más cara. 


     Quería hacer una pizza sencilla. Lo que hice fue: pintar la masa con tomate. Utilicé el concentrado que "no lo doy gastado" pues cunde moito. Lo estoy usando esta semana, el tomate concentrado, y es curioso porque pinta muy bien. Y es rico. A continuación puse 200grs de mozzarella. Después unas setas, pimiento rojo y cebolla picados, alcaparras,... un chorrito de aceite, pimienta negra, orégano y tomillo. Ya veis que ni carne ni pescado. Casi vegetariana. 



     Unos 12 minutos de horno a fuego fuerte 225º, según el horno... Y nos quedó una pizza francamente rica. De sabor suave pero deliciosa. 



     Con las setitas intenté hacer una flor pero el dibujo, decididamente, no es lo mío. 


     Y la masa, que estiré bastante, subió sin exagerar. A mí me gusta que tenga miga. Si no, no le pondría la levadura. El punto de grosor... pues según el día. Si la masa está rica, no pasa nada que sea gordita. Es agradable. Por eso es importante el punto de ternura. 



     Aquí teneis otra vista de la masa. El toque de salvado es agradable y sano sin ser una masa integral muy oscura. 




     Quedaba masa y había un queso en la nevera. Tipo brie o camembert. No sé deciros porque no tenía ninguno de esos nombres pero de ese estilo. Qué ricos son. Puse la masa estirada en redondo y la pinté de tomate. La masa que quedaba. Coloqué el queso en medio y espolvoreé la masa con parte de cebolla y pimiento picadito que había reservado. Corte tiras y las enrollé de dos en dos hacia un lado. Como aquella flor de brie pero más sencillo. Después espolvoreé con pimienta, tomillo y romero (de este poco que es invasor). Al horno unos 12-14 minutos, a 225º y vigilando que no se queme. Esta temperatura puede variar según el horno. Siempre lo digo. 


 Quizás demasiado queso. Uno más chico hubiera sido mejor porque la masa estaba muy rica y se nos terminó enseguida. 



     No sé si se aprecia bien en la fotografía lo ricos que estaban los churros de masa. Tiernos y sabrosos. 



     El queso lo abrimos con un cuchillo, se puede quitar toda la parte superior o dejarla doblada a un lado como veis en la primera foto de la entrada. 


   
     Vamos mojando los churros de pan en el queso que se ha ablandado y queda también muy rico. Esto ligero no es. Y veis en la fotografía inferior cómo se separa la parte interior del queso de la corteza. 

     Pues hasta aquí he llegado... Estas recetas largas de escribir siempre son más trabajosas. Suelo equivocarme, olvidar algo... Si veis algo que no cuadra, no dudéis en preguntar. Pienso que más o menos se entiende. Os deseo a todos muy feliz fin de semana. A  Ferrol, de momento, parece que ha llegado una inesperada primavera. 





martes, 14 de febrero de 2017

Pastelón estilo moruno


     Hacía mil años que no utilizaba la pasta brick. Yo tenía ganas de hacer un pastelón estilo moruno, por llamarlo de alguna manera, y se me ocurrió usar esta masa. Creo que la receta quedó muy rica, aunque no estoy muy contenta con la presentación, algo loca. De sabor me pareció muy interesante, ya sabéis: mezclas raras. No es una pastela moruna ni esa ha sido mi intención. Quiero decir que es una mezcla de cosas y casualidades. Os voy a contar, lo primero el relleno, que vale para esto o para otra cosa pues es muy rico. Yo he utilizado pavo. El pollo también le va genial, y el cordero.


     Relleno de pavo:
750grs de pavo limpio de piel y hueso
Una cebolla
Medio pimiento rojo
Un puñado de setas
Una cucharada de tomate concentrado
Una cucharilla de cominos
Una cucharilla de pimentón dulce
Una cucharilla de ajo finamente picado
Aceite y sal

     Bueno, empezamos dorando las hortalizas cortadas en trozos al gusto, tiras o cuadraditos. A mí me gusta notarlas. El pavo lo cortamos en trozos pequeños pero sin exagerar. Una vez que tenemos rehogadas las hortalizas, incorporamos la carne. Damos unas vueltas y dejamos que se dore a fuego medio. A continuación añadimos el pimentón, el tomate concentrado y las especias. El ajo también ahora para que no se nos haga demasiado. Hay que salar y probar. Debe quedar sabroso pero suave. Si queréis que pique, ponéis pimentón picante. No le va mal. 

     Necesitamos para el pastelón:
 5 ó 6 láminas de pasta brick.
50grs de queso rallado
Aceite para pintar
Almendras laminadas
Azúcar y canela

      Ponemos trés láminas en un molde redondo untando aceite entre una y otra. Encima irá el relleno. Después espolvoreamos con unos 50grs de queso rallado, del que se funde. Si no os gusta el queso, no lo ponéis. Le da untuosidad. 


     Debajo de las láminas hemos puesto dos tiras de papel de horno para desmoldar más fácilmente el pastel. No es necesario pero ayuda. Cortamos una lámina de masa en tiras y recubrimos la carne con ellas, sin mucho orden. Si queréis más cubierto, dos láminas. Esto me lo enseñó una sobrina pero me temo que me ha quedado regular. Seguidamente espolvoreamos con almendras láminadas, media cucharadita de azúcar -no me atreví a poner más- y una pizca de canela -aquí sí que fui más que prudente-.

     Llevamos al horno que estará a 200º unos 12-15 minutos. Según el horno. La posición media para que no se nos queme la pasta. Tenemos que ver que se doran la masa y las almendras. Ya tenemos el pastelón. 

     Según lo saqué del horno pensé que igual me lo mandaban tirar. La verdad, a mis hijos y a mí nos pareció delicioso. La presentación -mejorable- algo extraña pero de sabor nos gustó mucho. 



     Tiene de bueno que, al que no le guste la mezcla, le queda la opción de separar las tiras dulces con almendra y canela y tomarlas de postre porque estaban muy ricas. A mí todo el mezcladillo me pareció sabroso y original. Estas cosas no son para todos los días ni para todos los gustos.  Esta receta me recuerda a otro pastelón que hice hace tiempo con pollo, espinacas y masa de hojaldre... Si mal no recuerdo. Esas recetas ricas, divertidas y originales que hay que probar con mente abierta. Hasta aquí la entrada de hoy que espero que os guste. Vamos pasito a pasito acercándonos al medio millón de visitas. Muchas gracias a todos por leerme. Buenas tardes. 



miércoles, 8 de febrero de 2017

Raviolis con chícharos



     Esta receta la vi el otro día y me apeteció hacerla. Sólo vi la foto, ¿para qué mentir? Pero me pareció una buena idea y mandé a mi hijo a por los raviolis. Además de un plato vistoso es de los de "cereales y legumbres" que tanto me gustan: Proteínas. Os voy a poner las cantidades aproximadas. Los raviolis eran frescos, y el sabor me pareció adecuado para los guisantes: espinacas y queso. Todo en verde. 

     Ingredientes:
Dos paquetes de raviolis frescos -eran de marca Hacendado-
Un tazón grande de guisantes 250-300grs
Una cebolleta
50grs de bacon
Aceite, sal y pimienta
Vino blanco y agua
(Queso y mantequilla)



     Como la pasta se cuece en tres minutos, empezamos con el guisito de guisantes. Es bien fácil: Cortamos la cebolleta -si preferís cebolla, vale- y comenzamos a dorarla con el bacon a fuego medio en un chorrito de aceite de oliva. Si os gusta más, podéis usar mantequilla. Yo no suelo, la verdad. Cuando está ligeramente dorado, añadimos los guisantes, que descongelamos antes en el micro. Salpimentamos ligeramente y agregamos el vino. Yo normalmente pongo agua y vino mezclados porque no me gusta que los guisos, en general, sepan mucho a vino. Dejamos hervir un ratito, y cuando los guisantes estén tiernos, ya tenemos el "guisito guisante". Esto se lo pedíamos a Carmen muchas veces para tomar con arroz en blanco. Nos chiflaba. Debe quedar caldoso pero no una exageración. Pero bueno... lo que os guste para tomar la pasta. 


     Para terminar, cocemos la pasta según las instrucciones del fabricante. Esta fresca es rica y tiene la ventaja de la inmediatez. Simplemente mezclamos ambas cosas y ya podemos llevar a la mesa. En el último momento puse una pizca de mantequilla para que se fundiese. Me gusta el saborcillo que aporta. Mis hijos lo espolvorearon con queso rallado pero yo lo preferí tal cual. 

     Es un plato fácil y rico, para hacer en un momento. Esto parece un blog de cocina rápida. La verdad es que a diario me gusta que la comida sea sencilla y sana, sin demasiadas complicaciones. Bastante tenemos ya todos... Si sois de guisantes, os animo a hacerlo. Y con arroz, también es muy rico y volvemos a cumplir al unir cereales y legumbres en un mismo plato. Os deseo a todos muy buenas noches. 

jueves, 2 de febrero de 2017

Muffins de dos gustos



     Los muffins creo yo que vienen siendo las magdalenas de antes. Si les ponemos una cubierta azucarada y engordante pasan a ser cupcakes. Yo, la verdad, no les suelo poner nada porque ya bastante es tomarlos. No los hago con frecuencia pero, casualmente, los he preparado, en dos estilos , en enero. No sé si por el frío que ha hecho o por aburrimiento. Esta fórmula es muy fácil y rica, de medir con una taza, la "quité" de una receta americana y es tan sencilla que la repito. De esas cosas que es fácil y ya está. Para cambiar algo siempre hay tiempo, lo mismo que con los bizcochos. Esta vez hice unos al limón y otros con cacao Valor. Vamos a allá...