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jueves, 30 de abril de 2015

Paquetitos de morcilla y pimiento.


     Hace unos un par de años utilizaba con bastante frecuencia la pasta brick. Como todo en esta vida, hubo un momento que me aburrí de ella y volví a lo clásico, hojaldre, masa quebrada, etc. Esta masa, tiene de bueno que es muy fina y muy versatil, tiene un sabor neutro y se maneja muy fácilmente. Vale para un roto y para un descosido. Creo que se puede freír pero yo siempre la horneo. Cuestión de calorías. Hoy os voy a poner una receta muy fácil que le gusta mucho a mi hijo mayor. Lo más rico, creo yo que es el relleno. Con esta pasta se hacen estos paquetitos o sobres en un momento. Empezamos con la receta.




     Necesitamos;
 Pasta brick que compramos en cualquier supermercado.
Una morcilla de burgos
Una cebolleta
Un pimiento morrón
Aceite


     Comenzamos dorando la cebolleta y el pimiento en tiras. Añadimos la morcilla sin la piel cortada como queramos porque se va a deshacer. Es lo que queremos. Queda un mejunje no muy bonito pero la morcilla es así, no va de guapa por la vida. Probáis por si queréis poner una pizca de sal.



     
     Cortamos la lámina de pasta en dos, al menos este tamaño, y ponemos una buena cucharada de relleno y enrollamos totalmente. De cabo a rabo. Los extremos los doblamos y los ponemos hacia abajo en una fuente de horno con un papel de asar. No hay ninguna dificultad. Como la masa es muy fina, se puede hacer un buen "rollito". Eso sí, rellenar bien para que no quede seco. Yo me quedé un poco justa con el relleno.



      Ponemos los paquetitos al horno a unos 200º (algo más en el mío) y dejamos que se doren y que se caliente bien el relleno. Hay que vigilarlos para que no se quemen ni salgan fríos por dentro. Unos ¿diez minutos? Va a depender muchísimo del horno. Se pueden pintar con mantequilla pero yo para un diario no les pongo nada porque están ricos y son menos calorías. Hay que verlo todo...

     En este caso, los he acompañado con un revuelto de triqueros con champiñones y dados de jamón serrano. Un plato muy sencillo y la mar de mono. El relleno, que es delicioso, vale perfectamente para unas empanadillas o una empanada. Lo que se os ocurra. Con esta pasta, se pueden hacer muchas más cosas; Por ejemplo, con la masa que sobró hice un Strudel de manzana que quedó muy rico y os contaré otro día. Buen puente a todos. Los que no vamos a viajar al menos esperamos descansar un poco.



martes, 28 de abril de 2015

Un transatlántico, un rabo de ternera estofado y otras cosas...



     Ayer domingo me invitaron a cocinar  con una peña de amigos. Nunca lo había hecho y estaba algo inquieta pero la cosa no salió mal, gracias a Dios. Una de las cosas que hice, a petición de los comensales, fue un rabo de ternera. Es algo que no había hecho prácticamente nunca. Bueno sí, una vez hace ¿mil años? Me daba un poco de agobio pero me lancé. ¿Por qué no? Lo primero que hay que hacer es comprar el rabo en una carnicería de confianza. Después, lo pasamos por harina y lo doramos intentando que coja color por todas partes con un poco de paciencia. Todo muy fácil.



     Lo vamos pasando a un tartera y en el mismo aceite doramos: un par de puerros, una zanahoria, un nabo y un poquito de apio. Sí, sé que el apio y el nabo no los uso mucho pero hoy sí porque buscamos hacer algo distinto. Doramos hasta que cogen un color doradito y añadimos una cucharadita de harina que se dore también.




     Entonces, los bañamos en un vaso de vino tinto (en mi caso Campo de Borja) y damos un hervor. Salpimentamos, añadimos romero y tomillo y: a la tartera con el rabo. 

  

     ¿Cuánto tiene que hervir? Horas, es así. Un mínimo de tres no está mal porque tiene que quedar tiernísimo, totalmente hecho. Buscaré en internet el tiempo correspondiente en la olla a presión para que no sea tan largo...




     No tengo más fotos del rabo estofado pero sí de el pulpo que hicieron mis amigos que estaba exquisito.




     De una ternera guisada que hice con ayuda de mi marido y que yo creo que quedó estupenda. LLevaba falda sin hueso y jarrete, además de cebollitas, zanahorias, vino, brandy,...



     Y de la queimada que vino después de la comida. 




     No sé si conocéis la queimada, en todo caso, os la cuento otro día porque no me la sé de memoria para nada. 



     Después de comer fuimos a ver la salida de un crucero que abandonaba Ferrol por la tarde. El crucero es una cosa pero nuestra ría... Es lo que hay que mirar (haciendo patria).




     Desde Montefaro hay una de las vistas más bonitas de nuestro querido Ferroliño aunque las fotos no son nada del otro mundo.




     El barco se va y nosotros nos quedamos aquí, qué remedio. Pero bueno, tenemos estos momentos que  no nos los quita nadie. Y el rabo... pues les gustó muchísimo (y yo estaba aterrorizada de que no lo tomasen). No sé si alguien se atreverá a hacerlo pero la receta queda aquí y se puede aplicar a otras carnes.





     Aquí os pongo también la foto de la bica que hice para el postre. Tengo que agradecer a mis amigos que me hayan mandado algunas de las fotos porque yo, en esta ocasión, no las hice todas. Mi cabeza no daba a más. Es la bica mixta (de trigo y maiz) que sale muy rica y está en el blog y yo creo que es fácil de hacer. Mi amiga Ana la hace muchos domingos. Muy buenos días a todos.


viernes, 24 de abril de 2015

Cinta de lomo al oporto


     

     Por fin viernes, esta semana me ha resultado agotadora y no sé por qué. Hoy traigo una receta muy fácil que, me parece a mí, ha quedado riquísima. Lo bueno que tiene es que lo mismo sirve para un día de fiesta que para un diario. Eso sí, es una cinta de lomo de unos cerdos que crían con castañas. Esto hace que la carne resulte muy suave y muy tierna. La he comprado en Froiz -para los gallegos- y cuesta el kilo alrededor de dos euros más que el cerdo normal. Yo creo que vale mucho la pena. Si es para un día especial, no hay que dudar. Vamos con la receta que ya la sabéis...

     Ingredientes:
Una cinta de lomo (kilo y cuarto he hecho yo)
Aceite
Sal y pimienta
Medio vaso de licor (oporto)

Patatas nuevas
Una cebolla grande
Una manzana grande
Sal y pimienta 
Aceite y salsa de la carne



     Comenzamos por el principio. Primero sellamos la carne en dos o tres cucharadas de aceite caliente. Que se dore por todos lados lo mejor posible. Esto lo podéis hacer en una sartén grande o directamente en la rustidera. Una vez en la fuente en la que va a ir al horno, añadimos el aceite que usamos para dorarla, salpimentamos e incorporamos medio vaso oporto tawny. Aquí, podéis cambiar de nacionalidad: que os apetece brandy, brandy; que tenéis ganas de cognac, adelante; que preferís el caribe, pues medio vaso de ron. Quiero decir que va a depender de vuestro gusto cambiar el licor y el estilo del asado. Con este oporto queda delicioso. Os animo a probarlo y, por eso, le pongo este nombre al asado. Además, a mí Portugal me encanta.


     
     Es bueno que la carne repose un ratito antes de ir al horno, si no hay tiempo, pues directamente. 175º es la temperatura que mi horno necesita para que la carne se haga, si no, ni se inmuta. ¿Cuanto tiempo? Entre 50 minutos y una hora. Tiene que estar hecha la carne, porque es cerdo, pero debe estar tierna y jugosa. 

     En una sartén ponemos a dorar la cebolla en tiras con la manzana en trocitos, salpimentamos y dejamos hacer suavemente. Por otra parte, freímos las patatas, nuevas o no, en la freidora y reservamos. Se pueden hacer con la piel, bien lavadas, y se cortan en trozos medianos. 




     A media cocción, la regamos varias veces con unas cucharadas del fondo de vino que tiene un color precioso y un sabor divino (me ha salido un verso).

     Las patatas fritas las añadimos a la sartén de cebolla y manzana, regamos con la salsa de la carne, que debe reposar un ratito (otra vez) antes de cortarla, y dejamos que todo se haga unos minutos a fuego medio-alto. Probamos de sal y, si hace falta, añadimos "una poca". Cortamos la carne y la rodeamos de esa riquísima guarnición de patatas y manzana. Así de simple. Sólo os puedo decir que en casa les ha entusiasmado y que ha sido muy sencillo todo. Con una ensalada es una comida perfecta. Buenos días a todos y feliz fin de semana.



miércoles, 22 de abril de 2015

Camino Francés II y III



     SEGUNGA ETAPA: TRIACASTELA-SARRIA

     Esta etapa no la había descrito en el blog y no sé bien por qué. El caso es que, después de meses, el sábado pasado hicimos la siguiente y no quería continuar sin comentaros algo de esta jornada que resultó agotadora pues, por primera vez, hicimos dos etapas en días seguidos. Ya sabéis que vamos haciendo según podemos porque somos un grupo de buenos amigos y nos intentamos acomodar unos a otros. No siempre es fácil ni posible. 

     No sé si recordaréis que habíamos pasado la noche en una casa rural en Triacastela. Por la mañana nos esperaba un opíparo desayuno. Además de zumo, café con leche y tostadas, no faltaron una buena bica y queso del Cebreiro en abundancia. Qué cosa más rica. Nos pusimos en marcha con energías renovadas y yo, en particular, con varias ampollas en los pies. Fue un camino muy duro para mí que ya había tenido bastante el día anterior. Bonitos paisajes y árboles centenarios pero el cuerpo dolorido. Llegué a Sarria como las muñecas de famosa y el lunes estaba machacadita. Supongo que por esa razón no tuve ánimo de contar la experiencia ese día. Sarria es un pueblo que tiene una parte antigua bonita y una nueva... nueva. Por lo demás, fue una etapa dura en la cual nos pegó el sol por la tarde y el calor fue espantoso. El calor es lo más duro en el Camino. Los perros casi morren... Y con esto, pasamos a la siguiente jornada  que tuvo lugar meses después y no estuvo mal.




TERCERA ETAPA: SARRIA-PORTOMARÍN

   


     Tengo que deciros que esta es una de las etapas más bonitas que hemos hecho. Yo salí de Ferrol con poco ánimo. No había dormido bien y, ademas, un pie lleva una temporada dándome la lata. Da igual: los peregrinos somos así... Pero, como os podéis imaginar, comencé el día bastante fastidiada. Anduvimos unos cuantos kilómetros y se puso a llover. La providencia nos envió un bar y paramos a tomar una cerveza y los bocadillos que llevábamos. Yo, en aquel momento dije: Aún estamos a tiempo de llamar a un taxi y volver a Sarria... Nadie me hizo caso y hubo que continuar. Es una cosa buena del Camino que la comida sienta al cuerpo igual que la gasolina al coche. Te recargas y recuperas fuerzas, así que a partir de ahí me sentí bastante mejor. Sólo me desanimaba pensar que no  habíamos andado apenas nada de los 22,5 kilómetros de la etapa.



   ¿Qué decir de este tramo? Pues ya lo he dicho, que es bellísimo. Está cuidado y casi todo transcurre por caminos de tierra entre muretes cubiertos de musgo y vegetación. Nos rodeaban en todo momento carballos y castiñeiros (robles y castaños), amplias praderas cuajadas de flores silvestres. El diente de león y las ortigas estaban en flor dondequiera que mirabas. Lugo es precioso, no está invadido por eucaliptos como la provincia de La Coruña, y el campo está mucho más cuidado. Eso sí, vacas todas las que queráis. A veces huele que da gusto.



     Como por arte de magia, cuando ya me sentía hasta la boina de andar, vino mi amiga Rosa a decirme que sólo faltaban 5 kilómetros. Me quedé asombrada y estoy convencida de que las meigas nos dieron un empujoncito porque la tarde fue muy llevadera. Entonces me tomé un bebedizo, sin duda era una pócima, que me animó tanto que me puse a cantar. Bueno, en realidad era un zumo de frutas pero me sentó como las espinacas a Popeye. 


     Cuando vas llegando a Portomarín, entre prados y granjas de vacas, no sabes que te esperan dos pruebas tremendas. La primera es una bajada tan empinada que temes caer "a rolos" que decimos por aquí. Es mortal para las articulaciones porque, además, es una pista asfaltada. Y es que en el Camino, duele más bajar que subir, por más que subir sea extenuante. A la llegada a Portomarín, que es un pueblo que se trasladó para construir el embalse de Belesar (que nombre tan bonito) en aguas del padre Miño, nos espera una escalerita que manda castañas. Ya hay una en Puentedeume y otra en Sarria... Esto, ¿será para que los peregrinos se mortifiquen un poquito más? La iglesia, que recuerda en pequeñito a la catedral de Tui, fue trasladada piedra a piedra y todavía se pueden ver los números en muchas de ellas. Es, como veis, una joyita románica. 



     Hasta aquí esta tercera etapa. No sabemos cuándo continuaremos ni si terminaremos este Camino en 2015 o no. Esperamos que así sea pues se va alargando demasiado en el tiempo. Esta vez ha sido precioso: antiguos puentes e iglesias divinas, frutales en flor y praderas dignas de ser pintadas por Van Gogh. El cansancio y el dolor, pues bueno... cuando vas haciendo el segundo Camino de Santiago sabes que son una parte del trato y que aumentan la gran alegría y el inmenso alivio que se sienten al llegar a la meta. Nos quedan unos 90 kilómetros que os iré contando. Ya sé que no es una receta pero mucha gente lee estas entradas y aprovecho para hacer un poco de publicidad a mi tierra de adopción que siempre me ha tratado con mucho cariño y es preciosa. Buenos días a todos.


lunes, 20 de abril de 2015

Mississippi Mud Pie



     A veces el muro del facebook es providencial. No sabe una qué publicar y, como por arte de magia, aparece un pastel en el muro como sugerencia de quién sabe quién. Esto me pasó la semana pasada con el Mud Pie de Mississippi. ¿Qué tiene de especial este pastel? Bueno, más que nada que es el protagonista de una buena parte de la novela "Criadas y señoras" (The Help). Es el postre en el que Minny, la mejor cocinera de la ciudad, pone un ingrediente secreto que no voy a nombrar aquí, ¿lo recordáis? Y bueno, para los que no han estudiado inglés, mud pie significa pastel de barro, será por el color... 

     ¿En qué consiste el pastel? Básicamente es una masa de huevos y chocolate, sin harina, que va sobre una base de masa quebrada, no azucarada, y se adorna y acompaña con nata montada. Hay varias versiones y yo me he acomodado a una más ligera y no puedo deciros cuál es la mejor porque es la primera vez que lo hago y lo pruebo. Esta no lleva nata y le he puesto menos mantequilla al relleno. Entonces... ¿quedó rica? Pues gustó mucho. Otro día haré la otra versión y os comento el resultado. Vamos pues con la masa quebrada que la hice con agua y sin huevo. Ya sabéis que son las dos principales versiones.



     Ingredientes para la masa quebrada:
125 grs de mantequilla
250 grs de harina
3-4 cucharadas de agua fría
Una pizca de sal



     Si os fijáis un poco en las fotos, veis que empezamos haciendo una arena con la mantequilla y la harina. Lo que los franceses llaman "sable"que no es más ni menos que eso: arena en francés (y espada de hoja curva en español). Bueno, cuando tenemos la arena, vamos añadiendo 2,3,... cucharadas de agua fría hasta que se forme la masa mientras amasamos (valga la redundancia). No os paséis con el agua. En cuanto se forme la masa, dejáis de amasar porque queremos que sea quebrada. La envolvemos en un film y a la nevera una media horita. Que queréis hacer la masa con huevo... La tenéis en este blog o en cualquier otro. Es también un clásico. La masa quebrada con agua es muy interesante porque hay quien tiene intolerancia a los huevos. Por lo demás, las dos sirven.



     Ingredientes del relleno:
150grs de chocolate negro
50 grs de mantequilla

5 huevos
150 grs de azúcar
Una cucharada de miel
Granulos de vainilla



     Yo he adaptado varias recetas, como os dije. Una de un blog estupendo me enviaba a Londres a comprar uno de los ingredientes. Como no tenía "tiempo" incorporé la miel por mi cuenta y riesgo. La vainilla, yo la pongo de la vaina, ya sabéis, pero hay otras opciones en el mercado.

     Empezamos batiendo enérgicamente (me hace gracia esta expresión) los huevos con el azúcar hasta que están bien espumosos. Para eso los batimos enérgicamente.



     Por otro lado fundimos la mantequilla y el chocolate al baño maría. Es cómodo porque no hay que vigilar, como en el micro, y vamos haciendo lo demás.



     La masa ya está fría y ligada, la estiramos en un molde que tenga algo de profundidad porque el relleno no es poco... Tenedlo en cuenta. No hace falta ponerla muy mona porque no se va a ver apenas.


     Una vez fundidos el chocolate y la mantequilla, los incorporamos al batido de huevos y azúcar, poco a poco, porque están templados y vamos mezclando, mejor con la espátula blanda. Parece que va a quedar claro pero no, se va oscureciendo a poquitos según removemos. Incorporamos también la vainilla y la miel. Una o dos cucharadas. 



     Por otra parte, hemos encendido el horno y metemos la masa pinchada con garbanzos o un papel albal que aguante los laterales para que no se nos caigan (como veis en la imagen), ya sabéis que pasa a veces. Y dejamos que se haga a 200º unos ¿10-12 minutos? Que no esté cruda del todo, ya sabéis.




     ¡Qué receta tan larga! Seguimos... Ponemos el relleno sobre la masa y llevamos al horno a unos 175º alrededor de 40 minutos. Si vuestro horno es más rápido, tenedlo en cuenta. El mío es tipo tortuga pero de joven era mucho más expeditivo.



     Aquí lo tenéis. Se adorna con nata que podéis montar, según la receta, no muy azucarada. Yo, esta vez, me he pasado al lado oscuro y la he comprado en spray. Qué cómodo. No sale tan rica pero es muy mona para poner en el momento y todos contentos. No tenía yo ningunas ganas de montar la nata que además tenía que llevar a una cena... Como os dije, les gustó mucho a todos. Yo, ¿qué voy a decir? Muy contenta de haber hecho el Mississippi mud pie de Minny y de que les haya gustado. A mí me ha parecido bien. Otro día hago la otra versión y os comento. Debe de tener muchas más calorías... Y claro, si no tenéis ganas de trabajar mucho, compráis la masa quebrada, una marca que os guste y "tiráis millas"... Una última cuestión, si preferís usar azúcar moreno, que es lo original, podéis poner 250-300 grs. Ya sabéis que resulta menos dulce y más melosa. Yo el viernes no la tenía y utilicé azúcar blanco que es más barato, más dulce y más neutro. El moreno me encanta. Ya no digo más que se me va la mañana. Os deseo un feliz lunes a todos. ¡Buenos días!



viernes, 17 de abril de 2015

Sopa de sémola de arroz


     Si buscamos sémola en el diccionario, nos dirá que se obtiene triturando grano de cereal hasta formar una harina gruesa que se suele usar para la fabricación de pasta. En el caso de la sémola de arroz, se utiliza además para la fabricación de papillas, ¿quién no recuerda la sémola de arroz que tomaban antes los niños pequeños? Al menos yo recuerdo que la tomaban mis hermanos, ya fuera en papillas dulces o saladas.

     La sémola de trigo se utilizaba en casa de mis padres para hacer sopa y creo recordar que algunas veces también para hacer leche frita. Yo, hacía mil años que no la tomaba. La verdad es que la sopa de sémola no me gustaba demasiado cuando era niña. Sin embargo, el otro día estaba en Mercadona y vi entre las pastas la sémola de arroz y pensé en mis amigas con hijos celíacos. Muchas veces la queja de las familias con este problema es que los productos sin gluten, las harinas especiales, las pastas, los panes,... son carísimos. De ahí la frase que a menudo leemos en internet: "Soy celíaco, no millonario". Bueno, el caso es que decidí probar a hacer la sopa de sémola de arroz con un caldo limpio que tenía en casa. Tenía cierto miedo a que no les gustara. Yo misma tenía mis dudas porque, como os dije, la de trigo no me chiflaba cuando era chica. Pues bueno, la hice según las instrucciones del paquete: ponemos el caldo a hervir, añadimos dos-tres cucharadas por litro, dejamos hervir suavemente, removiendo de vez en cuando para que no se peque al fondo... Y, cuando llegó la hora de comer: ¿Y esta sopa?


     La cuestión es que nos gustó a todos. Queda muy tierna y algo espesita, Ya sabemos que la harina de arroz tiene mucho almidón y por eso, como la de maíz, se usa para espesar salsas... Pues eso, que la sopa queda ligada y la mar de rica. Ya supongo que todos conocéis esta sémola de arroz pero, por si alguno se despista, os pongo esta entrada tan fácil que es, por supuesto, sin gluten. Una buena opción para hacer una sopa en caso de intolerancia a este componente de la harina de trigo (entre otras).


     El gluten es la proteína del trigo, dicho así por las buenas, y gracias a él podemos hacer maravillosos panes con miga porque es el que le da elasticidad a la masa. Por eso es tan importante en panadería y tan difícil trabajar con harinas sin gluten. De hecho, la harina de fuerza, tiene más gluten que la harina normal o floja. La harina de arroz y la de maíz no tienen gluten. Lo tienen los cereales de secano... 


     Después de todo este rollo, os digo también que intentaré hacer más recetas sin gluten (a ver qué se me ocurre) para echar una mano a los que no lo pueden tomar, que son muchos. Con esta sémola se podría hacer, por supuesto, leche frita pero habría que buscar un rebozado sin gluten. De esto sabéis más los que cocináis sin gluten cada día. 


    Bueno, aquí os dejo por hoy. De los postres sin gluten hay para hablar horas. Todos los que se hacen con maizena o con arroz son aptos y, claro, aquellos que no llevan harina de ningún tipo: mousses, gelatinas,... Os deseo un feliz fin de semana y espero que esta recetita tan simple os sirva de algo. Buenos días.


   

miércoles, 15 de abril de 2015

Pimientos rellenos de bechamel de pollo




     Esta es la típica receta de aprovechamiento de sobras. En este caso, había sobrado una pata de pollo asado que, por supuesto, no llega para nada en mi casa y decidí hacer unos pimientos rellenos. Eran pimientos cherry, que suelen ser algo caros, pero se pueden rellenar pimientos normales, ya sean verdes, rojos o amarillos. Estos eran muy monos, en tres tonos: rojo, naranja y amarillo. El sabor bastante parecido. Quizás se nota más diferencia en los grandes. Quiero decir que un pimiento verde normal, sabe bastante distinto que uno rojo. O eso me parece a mí.



     En primer lugar, limpiamos la carne del pollo, la picamos al gusto y la doramos. Con 25 grs de harina y 250 ml de leche hacemos la bechamel, comenzando por dorar la harina con el pollo. Esto ya lo sabéis de memoria.... Salpimentamos, probamos y dejamos hervir suavemente unos 12-15 minutos. No hace falta que hierva tanto como las croquetas porque va a estar en el horno un buen rato. Yo no corté el pollo muy menudo pero vosotros podéis hacerlo si preferís. Si os ha sobrado algo de salsa del asado, un suponer, incorporáis dos o tres cucharadotas a la bechamel porque aporta mucho sabor. Escogéis la gelatina, no la grasa. Una vez hecha, tiene que quedar una textura parecida a la de las croquetas o un pelín más espesa.



     Cortamos la parte del tallo de los pimientos y los vaciamos. Tengo que deciros que es mejor escogerlos no demasiado estrechos porque es un incordio rellenarlos. Compre el mismo número de cada color pero, claro, si lo hacéis con pimientos grandes, con uno por persona os puede llegar y da menos trabajo. Eso lo decidís vosotros.



     Y, una vez rellenos, los ponemos en una fuente de horno. La que más rabia os dé. Yo utilicé una de pirex y es algo raro ver la foto porque parece que estén sobre el mantel. Se pueden servir en una más mona, claro. O montar los platos.



     Dudaba como asarlos, si hacerlos tal cual o no. Entonces se me ocurrió dorar dos dientes de ajo en unas cucharadas de aceite. A fuego muy suave. Estos ajos, apenas dorados, los puse sobre los pimientos, repartiendo el aceite. ¿Qué quedaba hacer? Pues salarlos ligeramente y llevarlos al horno como unos pimientos cualesquiera que asamos. Unos 45-50 minutos a ¿150º? Es que mi horno es tan lento... Que veáis que se hacen y se doran suavemente sin que los ajos se calcinen ni se amarguen. 

     Pues deciros que esta tontería les gustó muchísimo. Había hecho algo parecido con unos pimientos del piquillo de lata y, como están ya asados, los doré rellenos con los ajitos en una sartén. Estos había que cocinarlos y fueron al horno. Aquellos son más rápidos pero de las dos formas están riquísimos. Sin duda los haré más veces. Lo bueno es que la bechamel se puede variar: bacalao, gambas, gulas, jamón,...

Este plato puede ser un entrante o, por ejemplo, hacerlos para cenar acompañados de una buena ensalada. ¿Qué se yo? Y, por último, tengo que agradecer esta receta a mi hermana que me dio la idea de comprar y rellenar estos pimientitos. Nada más. Buenos días a todos.