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sábado, 23 de enero de 2021

Resumen Navidad 2020-2021


Aquí estoy con el prometido resumen de las pasadas Navidades. ¡Qué barbaridad! Me pongo a subir fotos y yo misma me asusto de lo mucho que hemos cocinado y comido. Es verdad que pocas opciones nos quedan en estos tiempos pero es demasiado. 

   Para empezar os voy a contar la Nochebuena un poco por encima. No voy a poner las fotos de todo lo que hice porque olvidé hacerlas. Son cosas que habéis visto muchas veces en el blog. El consomé de entrante, las vieiras al horno y la pularda con su guarnición. A la pularda sí le hice foto pero quedó penosa. Creo que es porque, entre otras cosas, era de noche y no suelo hacer estas fotos con luz artificial. La mesa, que veis debajo, la puse en beige. Es un mantel mono y elegante pero lo veo tristón comparado con otros de colorines más alegres. Y mira que le di vueltas a los manteles... 

 


   Del día de Navidad, comentaros que el éxito más rotundo fue el salpicón de buey de Johnny. Está ya en el blog, así que os animo a hacerlo en cualquier ocasión de fiesta que tengáis. Rico y fácil de hacer.



   Otra cosa que se nos ocurrió para el día 25 fue comprar pan congelado, con ajo y mantequilla, y hacerlo para tomar caliente. Ya sabéis que no hay pan del día. Es una cosa tonta pero a mis hijos les gusta mucho y fue una idea muy apañada. Era de Lidl. 



   De plato principal hicimos unas carnes variadas a la plancha. La idea era rica pero me tuve que levantar a media comida y, con todo, se enfriaron un poco, como el magret que veis debajo. Creo que es una idea apetecible pero no justo para Navidad. Ese día la mesa la vestimos de azul.



   El día 26, con las sobras del pollo cocido del consomé, preparé el pastel estilo moruno. También está en el blog. Yo creo que este año quedó aún más rico. Ya va a quedar de comida oficial del día después de Navidad. Ni siquiera hago la masa, todo a lo cómodo para descansar un poco. Nos chifló a todos.



   Recién hecho o frío por la noche lo encontramos delicioso. Os animo a probarlo.



   La Nochevieja tomamos pinchos variados y fue también estupenda aunque, voy a dar un grito: NO HICE LOS BISTECS EMPANADOS. A mis hijos les dio pena pero yo me sentí liberada de no empanar ni freír por una vez. Cosas que pasan que te sorprenden.



   Llegamos al día 1 de enero... Yo no quería hacer nada lioso. Mirad, el consomé nos dio bastante lata entre cocer, colar, reservar,... Y decidimos que ya estaba. Entonces... preparé salmón marinado al eneldo que descongelé durante la noche para hacer un tartar con langostinos. También lo conocéis. Yo creo que estaba divino pero la foto me salió borrosa. Esto de las fotos es un lío.



   También preparé la víspera una carne fiambre. En vez de trufa le puse pistachos y ciruelas pasas para variar. Mi marido dice si será a la "carloteña". No sé, la cosa es que nos gustó mucho y fue muy sencillo. Sacarla por la mañana, cortarla y acompañar con huevo hilado. Es un clásico y les encanta. Como veis, el día 1 optamos por el rojo. Quedó muy mono todo.



   Y ese mismo día, preparó Johnny los gambones al horno. Les gustan mucho y es otra cosa fácil. Dudamos si hacerlos o no, y al final nos decidimos. Yo hice unas zamburiñas al horno con una salsita amarilla y jamón que podéis ver en la primera foto. 



   Y llegó el día de Reyes. Yo ya estaba exhausta. Hay años que una se cansa más rápido. Mi marido me decía que no hiciera roscón pero a mí me parecía una facha siendo bloguera así que al final me puse con la masa bien entrada la noche. No hay mucha variedad, salvo que no llevaban lácteos. Agua y aceite, con los aromas de siempre y, claro, huevo. Yo creo que quedaron muy ricos, finos y aromáticos. Los hice pequeños para que alguno no llevara frutas, sino nueces y almendras porque tenemos a uno al que no le gustan... Veis que voy adaptando las cosas a los gustos y necesidades de la familia. Todo salió bien y vinieron los Magos de Oriente con muchos regalos para todos. O para casi todos... 



   El brunch tradicional que incluyó: zumo, quesos, salmón marinado, tostadas, bacon y huevos, mango... Y, por supuesto, café con leche. Yo hasta el segundo café no me hablo con nadie. Cuando se terminó esto pensé: Nos queda San Julián... ¡Muero!



   Y no habíamos comprado nada... Coció Johnny un pulpo que estaba en el congelador y salió muy rico.



   Yo preparé una pizza con masa casera y poco queso que quedó bastante imperfecta pero sabrosa, quizas por ser casera o por estar hecha con cariño. Confieso que compré dos tarritos de arroz con leche porque sólo lo tomamos dos, el resto lo odian, y yo ya estaba de cocina más que cansada.



   No todo se había acabado. Los fillos pidieron una lasagna de carne con setas... ¡Y la hice! Creo que quedó francamente rica pero de estas cosas que ya no tienes ganas de volver a cocinar nunca jamás. 



   Pero quedaba un postre de despedida y preparé una tartita "la Viña", que nos gusta mucho y no da, gracias a Dios, nada que hacer.



  

   Creo que no queda mucho por contar. Dos días comimos fuera, uno en el café Vanessa, delicioso, y otro en el Galo, muy rico también. Con todas las precauciones pertinentes, claro. Nuestra Navidad fue pequeñita, legal... pero reconozco que lo pasamos muy bien y disfrutamos de nuestra familia que es el mayor tesoro que tenemos. ¿Ganas de que todo vuelva a ser como antes? Todas las posibles. De momento enero está siendo duro y yo ando muy liada con mis cosas de madre y abuela. Como estamos bien, no me quejo de nada, salvo de las ausencias... Cuidaos mucho todos. Nos vemos pronto. Bicos.


miércoles, 13 de enero de 2021

Pan pita casero


   Después del confinamiento del año pasado, que fue tremendo, he investigado un poco el tema del pan en sartén. Os había dicho que iba a subir unos panes ácimos, sin levadura... pero por en medio he encontrado estas pitas de sartén en internet y me han parecido más divertidas de compartir. No más difíciles, aunque sí tienen tiempos de levado, lógicamente. Más adelante os contaré las otras que son más sencillas pero estas me han parecido más ricas y más completas. Más paneras de textura y sabor. Así pues, os las voy a contar tal y como las he hecho. 

   los ingredientes son:

3/4 de vaso de agua tibia

Un trocito de levadura de pan tamaño dado

Una cucharilla de sal

Un chorrete de aceite de oliva

Unas dos tazas y media de harina (aproximadamente)



En un cuenco ponemos el agua tibia, el trocito de levadura -yo la tengo congelada así que es interesante que el agua esté templada para que se disuelva bien-, la sal y el aceite. Añadimos la harina y vamos removiendo con una cuchara hasta que se empieza a formar una masa que se separa de los bordes. Pasamos a la encimera y trabajamos unos 7 minutos. Lo de la taza no es a boleo. Es una taza -one cup- de medir. Quiero decir que son 150 gramos de agua y de harina 120 x 2,5 aproximadamente -unos 300 gramos o algo más-. Ya sabéis cómo es esto de la harina. Empezamos a trabajar y si está muy pegajosa, añadimos un poquito más. Pero tened en cuenta que el primer amasado siempre es más pegajoso y pesadiño. A la segunda vuelta, la masa se porta mejor. Una vez amasada, formamos una bola

   Mojamos las manos con unas gotas de aceite para untar la bola de masa con ellas para que no se cuartee y la dejamos reposar hasta que doble su tamaño. Como hace un frío que pela... Podemos hacer la masa después de desayunar y dejarla abandonada hasta el mediodía. No necesita compañía ni conversación. La tapamos con un paño o con film de cocina. 


   Quiero deciros que la bolita de masa es más bien pequeña y que la primera foto de la masa es ya levada. Con todo, formamos ocho bolitas que nos van a dar para ocho pitas. Yo las he hecho a ojo pero se pueden pesar si queremos que estén muy iguales. Las volvemos a abrigar y las dejamos reposar unos 45 minutos o hasta que hayan engordado al doble. Esto en verano es más rápido.



   Cada bolita la vamos a estirar con abundante harina con ayuda de un rodillo. Girándola para que quede redondita. De unos 2-3 milímetros de espesor aproximadamente. Se me pasó hacer la foto de las obleas crudas. Siempre pasa algún imponderable...



   Y aquí tenéis la foto de la masa en la sartén, ya hinchada. La sartén caliente sin exagerar. En mi cocina es el 6,5, es decir, con calor pero no al máximo (el máximo es el 9). la ponemos de un lado, empieza a coger volumen y en menos de un minuto le damos la vuelta. Otra vez igual y, a la tercera vuelta, se hincha dejando un hueco en medio, lo que es una pita. Le damos una cuarta vuelta para que se dore un poquito más.

   Puede pasar que la primera no se infle, por no tener la temperatura adecuada, pero se forma un bollo chato muy rico. Quiero decir que no lo tiréis si no sube porque está igualmente muy bueno. Yo creo que el lío puede ser coger el punto de la temperatura, que va a depender de la cocina y de la sartén que usemos. Es tener un poquito de paciencia.




   ¿El resultado? Muy rico, muy casero, tremendamente panero en cuanto al sabor. Ya sabéis que las pitas que venden, lo mismo pasa con las tortitas, siempre tienen un toque de no sé qué, que no es como lo de casa. Esto es mucho más sano y natural. Si sois agitadores de masa como yo, os animo a hacerlas porque son realmente agradables para sustituir el pan si no tenemos oportunidad de comprarlo. O si nos apetece salir. No digo yo que nos vayan a encerrar otra vez ¿quién lo sabe? Pero me hubiera gustado tener esta receta en marzo para hacerla muchos de aquellos días que estábamos a pan de molde o haciendo bollitos al horno. Total, todo es un poco parecido pero la luz... la nuestra es la mejor de Europa y del mundo mundial. Lo digo por el precio.

   Las fotos sé que no están muy bien. Me doy cuenta de que voy a tener que ponerme las gafas de cerca para hacer fotos y bueno... es una cosa más en este mundo de pequeñas dificultades en el que una vive. ¿El resumen de Navidad? Queda pendiente. A ver si lo pongo la semana que viene. Me da pereza porque tengo que subir muchas fotos e ir comentando todo, que me lleva bastante rato pero... peu à peu, las cosas irán saliendo.

   Las Fiestas fueron muy diferentes, más chiquitas y recoletas, pero no puedo decir que no lo pasáramos bien. Desde luego fueron más íntimas pero esto os lo comentaré en el resumen, si Dios quiere, la semana que viene. 

   En cuanto al pan de pita, pues como todo, os animo a intentarlo. Yo lo he hecho un par de veces y me parece una cosa rica y barata de hacer. Para la hamburguesa de arriba, que era regordeta, quizás resultó un poco fina la textura del pan pero de sabor ya os digo que muy rico. Y muy tierno. Por aquí seguiremos, a ver qué nos trae don enero que da miedito. De momento, los gallegos a las diez en casa. Estoy recordando que de joven, salía a veces a las diez de casa. Pues así estamos... Cuidaros mucho queridos amigos. Bicos.