Translate

miércoles, 14 de octubre de 2020

Cardos con almejas



   Esta entrada también podría llamarse "almejas con cardos", creo que da un poco lo mismo o depende un poco de a quién queráis dar mayor protagonismo. Antes de nada, deciros que esta salsa la hemos hecho ya varias veces y que, como veis, en casa nos gusta bastante. En cuanto a los cardos, solía tomarlos en casa de mi abuela de Zaragoza y, ahora que los encuentro en Mercadona, aprovecho para tomarlos porque me gustan bastante y me traen buenos recuerdos.

   Para hacer la receta necesitamos:

Cardos

Medio kilo de almejas

Una cebollita

Una cucharada rasa de harina

Un cucharón de caldo de pescado

Una pizca de colorante o azafrán

Sal y pimienta

Perejil fresco (opcional) 



   No he puesto el aceite pero se suele dar por comprendido. En una tartera doramos la cebolla picada más o menos fina. A mí se me ocurrió poner un poquito de bacon pero, si os digo la verdad, puestos a poner, me gusta más un poco de jamón serrano picadito al final. Ese día yo no lo tenía. Porque yo cocino así,... a lo loco. Cuando la cebolla va estando transparente añadimos la cucharada de harina y dejamos que se dore un poco a fuego medio-bajo. Removemos porque es clave que no haya grumos. Es una salsa facilísima de hacer. Incorporamos el cucharón de caldo sin dejar de remover hasta ligar la salsa. Yo, si no tengo caldo, pongo simplemente un poco de agua para aligerar y que sean las almejas las que el den sabor.


   Que no se me olvide el tema de los cardos. En una tartera tenemos que hervir los cardos siguiendo las instrucciones del envase. En agua ligeramente salada unos 20 minutos y los escurrimos bien. ¿La cantidad? No lo pesé pero para estas almejas 250-300 gramos serían suficientes, salvo que queráis hacerlos todos. Deciros también que en casa les gustan mucho los cardos, una cosa buena, y que estos congelados quedan muy ricos con diferentes preparaciones. Incluso se pueden freír rebozados una vez cocidos y escurridos. Es de sabor y tacto muy agradable.


   Sigo con la salsa. Le vamos a dar color con una pizca de azafrán, o si no os gusta con colorante. Esto, sin exagerar, hace que la salsa esté mucho más aparente, más mona. Cuando la salsa esté lista, ligeramente espesa, añadimos los cardos y las almejas -que previamente hemos sumergido en agua con sal para que queden bien limpias-. En este momento tapamos y dejamos hacer a fuego medio-alto, hasta que las almejas se abran.



   Hay que salpimentar pero ojo con la sal que algunas veces la que llevan las almejas es suficiente para todo el guiso. Son ellas muy saladas. Y en el último momento espolvoreamos con una pizca de perejil picado. Tiene mucha vitamina C y es rico y bonito. Alegra siempre los platos.


 

   ¿Qué queda por decir? Pues que acompañé el plato con arroz en blanco, en casa son muy partidarios de este arroz, y quedó una comida realmente rica. Nadie protestó. De las que todos se quedan encantados. Otra cosa que se me ocurré, en vez de poner bacon o jamón o... nada, podemos dorar unas almendras laminadas o en daditos en una sartén con una pizca de aceite y espolvorear el plato al final. Es algo que le va muy bien a los cardos y el toque crujiente siempre es agradable. Creo que ya terminé con esta propuesta. Espero no haber olvidado nada. Cuanto más ricas sean las almejas, más rico quedará pero se puede hacer con unas almejas de categoría mediana, según el día. Os dejo de momento. Cuidaos mucho, yo también procuro cuidarme y cuidar de los míos. Bicos.


martes, 6 de octubre de 2020

Guiso de salchichas con patatas


      Esta entrada se podría llamar: "guiso de salchichas con patatas y hortalizas en sartén para tres gatos". Os digo que es una cosa que me gusta el ser pocos a comer a diario y preparar la comidita en una sartén. Como si estuvieras jugando a las casitas. El domingo hice un arroz muy rico -os pondré la foto- y, como llevaba tantas cosas, bien de chipirones, decidí no poner las salchichas frescas. Es de esto que dices: si pongo más cosas ya no cabe el arroz. Entonces, me quedó una bandeja de salchichas frescas y decidí hacer un guiso. Un guiso pequeño y rápido. ¿Qué llevaba?

400 grs de salchichas frescas

Una cebolla

Un pimiento verde

Un diente de ajo

Dos patatas

Una tacita de guisantes

Aceite y sal

Romero y tomillo

Agua


   Empezamos como suele empezar mi vida... Cortamos una cebolla en tiras, el pimiento lo mismo. Las salchichas las dividimos en dos, si son grandes, aplastando el centro y girando bien la tripa para formar salchichas más pequeñas. Una vez girada la tripa, cortamos con una tijera de cocina. Quedan más monas que cortadas sin más. 

   Empezamos a sofreír, las hortalizas, las salchichas y un diente de ajo chafado. Lo rico es que todo quede doradito. Casi se puede poner todo a la vez para que no quede nada sin dorar. A mí hoy me faltó tiempo para las salchichas. Mientras esto coge color a fuego medio-alto, pelamos y cortamos las patatas, tronchándolas al final. Cortar y romper. Incorporamos las patatas al fuego y les damos unas vueltas unos minutos. Al ser en sartén, no se pegan demasiado y se impregnan bien de la grasilla y los sabores.



   Las fotos siempre me salen con menos color que en la la vida real pero os hacéis una idea. Es el momento de añadir agua templada hasta cubrir las patatas pero sin exagerar. Cubiertas sin que sea una laguna. Llevamos a ebullición y salamos al gusto. Yo le pongo una pizca de tomillo y romero pero poco, para que no cojan protagonismo. Lo que es un suspiro de cada. Y ya, tapamos y dejamos hervir a fuego suave unos 10-12 minutos o hasta que las patatas estén cocidas y tiernas. Si os queda la duda de que esté algo tonto el guiso, podéis añadir un trocito de pastilla de caldo. Yo no soy muy partidaria pero os confieso alguna vez las utilizo. Tan poco que me suelen durar hasta que caducan. Por esta razón, las compro de verduras, que dan con todo, y suelo poner un pedacín, una cuarta parte, cuando algún plato se pone tonto y soso. No suele pasar.

   Hasta aquí este humilde guiso que en casa les encanta y es bueno, bonito y barato. Muy otoñal. Hablando de otoño, ¡vaya tiempo tenemos! Estamos a media luz, lo cual nos causa una cierta tristeza ambiental. 

   Más cosas... He vuelto a hacer mermelada de tomate. Nos gusta mucho para tomar con queso, creo que le va divinamente. Y, sin embargo, para desayunar no se me ocurriría tomarla. Ahora mismo estoy con aceite y sal que es lo que me apetece más. Pero la mermelada con queso, está divina.



   He vuelto a hacer varias veces berenjenas empanadas. Es una cosa que nos chifla y suelo poner un poco de romero en la harina. Quedan aromáticas, crujientes por fuera y mantecosas por dentro. Soy fan total. Os las recuerdo porque son una delicia.



   También sigo con las acuarelas. Mi violín de Ingres. Sobre todo me relaja una barbaridad y creo que poco a poco voy mejorando. Mira que es difícil...



   Y el arroz del domingo, como os dije. Es lo que en casa llamamos "mar y montaña". De esos días que queda rico riquísimo. Un arroz muy completo y sabroso.
 


   ¿Quedan cosas por contar? ¡Seguramente! La estación viene cargada de preocupaciones para todos y, en lo personal, nosotros hemos sido nuevamente bendecidos. Os digo que la vida es muy extraña, se mezclan sentimientos positivos y negativos, vivencias alegres y tristes,... Y hay que seguir tirando. Cocinando... pues también. Sobre todo, intentando mantenernos ocupados y entretenidos. Por cierto, no os conté que estoy leyendo un libro, Chesapeake de James Michener, que me está gustando mucho. Otra vez un libro largo... Es una historia de los Estados Unidos contada a través de tres familias que viven en la bahía de Chesapeake, entre Virginia y Maryland. Es una novela bastante marinera, con mujeres muy interesantes y... muchas cosas más. Recomendable, desde mi punto de vista.

   Creo que ahora ya sí terminé. Como siempre digo, ánimo con todo. Cuidaos mucho. Nos vemos pronto.