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sábado, 22 de diciembre de 2018

Pastel de turrón de Jijona


   Seguro que recordaréis que hemos puesto en el blog varios pasteles preparados con cuajada. Lo bueno que tienen es que son fáciles de hacer y que, teniendo en cuenta que necesitamos medio litro de líquido, es sencillo improvisar distintas recetas. Esta se me ocurrió el otro día y me pareció muy rica y bárbara para terminar alguna tableta de turrón que nos queda sin consumir. No tengo muchas fotos pero igualmente os voy a contar cómo lo hice.

   Ingredientes:
Una tableta de turrón de Jijona (el blando)
Un sobre de cuajada Royal
200ml de nata líquida
300ml de leche entera
Dos cucharadas de azúcar panela 

   Es muy sencillo. Calentamos la leche y ponemos dentro el turrón en trozos, el calor le ayuda a ablandarse. Añadimos los restantes ingredientes y batimos con la batidora, valga la redundancia, hasta que esté todo bien homogéneo. Tened en cuenta que la cuajada debe disolverse bien. Lo del azúcar, que también podría ser miel, es opcional. Yo lo probé sin ella y me pareció que necesitaba las dos cucharadas. Es cierto que el turrón es muy dulce pero lleva medio litro de líquido añadido. Así que, según seáis de dulceros. Otra cosa, podéis poner miel o azúcar moreno, si preferís. Si no tenéis, pues azúcar blanco del de toda la vidiña. 

   Esta mezcla bien batida debe hervir, sólo un momentito, para que la cuajada funcione. Vaya, que lo pone en las instrucciones. Como los lácteos suelen pegarse, tened cuidado y removed constantemente. Si se pega, recordad no despegar el "pegado" que puede aportar sabor a quemado. Si tenéis thermomix, os hace ella todo el trabajito sin pegados. Yo es que soy una cocinera primitiva y poco de máquinas. 

   Y hasta aquí esta receta. Ponéis en un molde de silicona, cubrís con galletas y lo mandáis unas horas a la nevera. Unas cuantas horas le vienen bien para que coja cuerpo. Le dais la vuelta en una fuente mona y ya tenéis el pastel. Que preferís hacer un postre tipo tarta, con una base de galletas y mantequilla, me parece una idea estupenda. Cualquier adorno de chocolate, o unas hojas de menta, le quedará muy mono. O unas almendritas doradas -caso de ser tarta-. Lo que os guste y os convenga. Aquí queda este pastel que, de verdad, sabe muy rico y muy navideño. Os dejo por hoy. Intentaré escribir el lunes pero por si acaso, ya os voy deseando ahora unas muy felices fiestas. Que reine la paz. 


lunes, 17 de diciembre de 2018

Ramen de pollo


   El más joven de mis hijos me estaba pidiendo ramen desde hacía unos días... A mí me gusta y me va la marcha en este sentido pero le dije: Vamos a hacerlo con pollo asado en vez de cerdo. Si no varío, parece que me da algo. Y bueno, os voy a contar porque fue rico y divertido, con variantes. Lo mejor: que había caldo limpio en la nevera y no hubo que hacerlo... Ni pastilla de caldo ni nada. 



   Lo primero con lo que hay que contar para hacer el ramen, a mi entender, es con un trozo de jengibre fresco. Si no, no sabe. Así pues, el pollo lo puse en el pincho con una cama de:

Una zanahoria
Un puerro
Un trocito de jengibre pelado cortado en cuatro
Tres cucharadas de salsa de soja
Dos cucharadas de miel
Sal

   Salamos por dentro y por fuera el pollo antes de ir a la fuente. La cama la hacemos con las hortalizas cortadas y mezclamos en una taza la miel y la salsa de soja. Con esto bañamos el pollo, que entra en parte por el pescuezo, baña la piel y lo que cae en las hortalizas queda allí. 

   Lo llevamos al horno como cualquier pollo, según el peso, a 180º alrededor de una hora salvo que sea muy grande que puede tardar algo más. Eso en hornos corrientes. Deciros que el "pincho" es un assador de frango que compré en Portugal. No hace ninguna falta. Se dora mejor, sí, pero los sabores del "lecho" se le pegan menos. En todo caso, quedó un pollo asado estilo oriental francamente rico. Si os gusta el jengibre, claro. Pero bueno, no sabe tanto a jengibre. Un consejo interesante es poner el horno a tope de calor y bajarlo a 180º en el momento de meter el pollo. Tengo una amiga que tiene un horno que hace y piensa por ella, hasta le da las buenas tardes. Yo os hablo siempre de un horno de los normales de toda la vida. 



   Necesitamos también dos o tres huevos duros, que cocemos doce minutos en agua, y pasta de arroz. Yo esta vez usé unos tallarines que compré en Mercadona y me encantan. No son baratísimos pero con medio paquete llega para una comida tipo ramen. Era el día de la Purísima así que mi marido puso una bandera al pobre pollo para disimular la ausencia de cabeza. La verdad, en el pincho se le nota más que está descabezado.

   Que no se me olvide decir que las hortalizas las batimos con el jugo que suelta el pollo. Esto es indispensable para que el ramen quede sabroso.



   El caldo limpio lo ponemos a hervir, le añadimos dos o tres corazones de espinacas picaditas -yo las pongo congeladas y están en un minuto- y un chorretón al gusto de salsa de soja. Queda un caldito muy interesante y rico. Oriental también, claro. A mí me parece muy agradable para variar un día. Se me olvidaba. Al hervir el caldo, ponemos un trocito de jengibre pelado que le dará ese toque tan distinto.



   Y, un suponer, que no queréis tomar el ramen tradicional, todo en la escudilla, hacéis como mi marido, que lo tenemos frito con tantas modernidades: tomáis el consomé por un lado y el pollo con la pasta, la salsa y el huevo duro por otro. Esto es justo lo que veis en las últimas dos fotos. Lo tradicional nipón, que yo sepa: ponemos en la escudilla una cucharada de la sabrosa salsa -de verdad que es muy rica-, la carne, la pasta, el huevo duro,... y cubrimos con dos cucharones del delicioso caldo. A mí me chifla. Es la primera foto de la entrada. Muy vistoso y colorido, como toda la comida japonesa que da tanta importancia al color. 

   Me queda deciros que en casa les gustó mucho el pollo así asado pero consideraron que, en conjunto, el ramen que hice con solomillo de cerdo estaba más sabrosón. Yo no lo discuto, Dios me libre, pero el pollo asado así estaba muy rico. Incluso para tomar sin ramen. De esas cenas que haces originales y tal... Os animo a probarlo si sois de estos exotismos. Si no, hay en el blog muchas recetas tradicionales muy ricas. Nosotros ya discutiendo el menú, si cambiamos algo o no. Yo por mí lo hacía tal cual que me gusta y así no me gasto pensando. Os deseo a todos una muy feliz tarde, semana, mes...

lunes, 10 de diciembre de 2018

Bizcocho de yogur con frut@s y canela


   Esto de poner nombre a los distintos bizcochos para el blog me trae de cabeza. Me gusta que sean nombres sencillos pero también tienen que ayudaros a encontrar lo que buscáis. Este es un simple bizcocho de yogur... o no. Esa cubierta de frut@s y el toque de canela le dan un sabor, un aroma y un tacto muy rico que me parece todo un acierto. Lo bueno es que se puede variar un poco al gusto del consumidor. Empiezo con el bizcocho:

Un yogur natural
Dos medidas de azúcar
Tres medidas de harina
Tres huevos
Media medida de aceite/media de leche
Tres cucharillas de levadura royal
Una pizca de sal
Una cucharilla de canela de calidad 

   Se puede batir todo por las buenas y el bizcocho responde bien pero a mí me gusta batir primero los huevos con el azúcar, hasta que se doblan. Después añado por orden: el yogur y la medida de aceite/leche. Voy a dar un grito: LA MEDIDA DE TODO ES EL VASITO DE YOGUR. Quiero decir que así siempre, salvo que, como yo, uséis otro recipiente para azúcar y harina, que esté seco, y que sepáis que tiene el mismo volumen. Esto me lo han preguntado muchas veces. 

   Continuando con esto... la harina la cernimos con el royal y ponemos la canela. Mezclo la harina con la espátula, los confiteros le llaman lengua, verificando que no lleve grumos. 

   Esta mezcla va a ir a un molde engrasado y espolvoreado con harina para que no se nos pegue. El horno lo calentamos a 180º.



   Ahora vamos con el "topping" de frut@s: 

Una manzana o dos manzanitas
dos o tres dátiles
Media docena de nueces
Almendras laminadas
Dos cucharadas de azúcar
Canela al gusto

   Pelamos y cortamos las manzanitas y las ponemos en un cuenco. Eventualmente, me encanta esta expresión, rocíamos con unas gotas de jugo de limón (eventualmente porque yo no lo hice, no tenía limones en casa). También podríamos añadir a la masa del bizcocho un poco de ralladura (eventualmente). Añadimos las nueces peladas y picadas con los dátiles, también en trocitos -sin hueso, claro- Todo esto lo extendemos sobre el bizcocho, poniendo por último las almendras laminadas para que se doren. Quedan exquisitas doradas al horno. Espolvoreamos con el azúcar y la canela. Nada más que esto. Ya veréis como huele en cuanto empieza a dorarse. En un molde de este tipo, tarda entre 25-30 minutos en hacerse.



   Y este es el aspecto de la porción, que parece algo más importante de lo que realmente es: un simple bizcocho de yogur. Queda muuuy rico, de verdad. Que no os gustan los dátiles, ponéis ciruelas o pasas... o nada. Que preferís hacerlo con un bizcocho de mayor alcurnia como un "cuatro cuartos", por ejemplo, pues estará todavía más exquisito. En todo caso, de verdad que este simple bizcocho de yogur está de rechupete. 

   Hasta aquí llega esta entrada tan sencillita. Estoy publicando y escribiendo tan poco que yo misma estoy asombrada y cuando me preguntan por el blog pienso: ¡Ay sí, sigo siendo una bloguera! Os voy a contar un secreto: estoy aprendiendo a pintar con acuarelas y me tiene el tema entretenidísima. Es que en la vida hay que evolucionar, como los pokemon, sino, te quedas atrás. Os deseo a todos una muy feliz tarde.