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martes, 22 de septiembre de 2020

Caldo oriental y pan al vapor


   Otra vez a vueltas con el ramen. Estuve en Madrid, ya veis qué osada, y probé el pan bao. Es un pan de trigo que se cuece al vapor, de origen chino. Creo que hay multitud de recetas. La que yo he probado era más o menos un pan normal de agua, harina y levadura con algo de aceite y azúcar. Fijáos que lo hice sin sal porque no salía en la receta que vimos y después he visto otras que sí llevan sal (ya me parecía a mí raro). Un lío todo esto. Pero no es del pan bao de lo que pensaba hablaros, no del pan bao en sí mismo, si no de la posibilidad de cocer pan al vapor. 

   Cuando volvimos de Madrid, estábamos muy interesados en este tipo de pan porque nos gustó mucho. Es diferente al no estar dorado, la miga igualmente tierna. Entonces... miramos en You Tube. Es donde veo este tipo de cosas. Por en medio de lo del pan, una receta de ramen. Yo el ramen ya lo hago a mi manera y nos encanta pero apareció una receta de caldo estilo oriental y me encantó porque básicamente es un caldo normal con jengibre y ajo. Entonces puse a cocer:

Unas carcasas de pollo

Dos zanahorias peladas

Unas ruedas de jengibre con su piel

Dos dientes de ajo chafados

Agua y sal. 

   Esto es como hacer un consomé. Lo único... que no tenía puerro en casa y no lo puse. Queda un caldo algo exótico pero muy rico. Bueno para un ramen, para mojar una receta oriental de setas o de cualquier carne,... Y, claro, para una sopa de tapioca, de sémola de arroz, de fideos,...

   Todo este lío fue hoy y le dije a Pedro: "Voy a hacer unos bollos al vapor para acompañar el ramen". Yo soy así, alocada. Hice una masa con un vasito de agua tibia, un trocito de levadura, aceite de girasol y azúcar -ya os dije lo de la sal-. Disolví todo y añadí harina a ojímetro mezclando maizena y trigo porque quería una masa bien blanca. Decidí no hacer panecillos doblados sino bollitos y dejé a mi hijo encargado de la cocción al vapor. ¿Al vapor?



   Como no tengo vaporera y el primer intento de pan bao con tartera, colador y una tapa que no encajaba demasiado bien fue un fiasco. La segunda tanda la hicimos en el horno. Esto es anterior al día de hoy y luego os lo explico. Pues bueno, los bollitos fueron al horno en la rejilla, debajo la bandeja con agua y tapados con papel de aluminio unos 20-25 minutos a 180º. Salieron muy bien, blanquísimos y de miga prieta -recordad la harina de maíz- pero muy tierna. Siento que la siguiente foto saliera tan mal. Es un rollo esto de hacer fotos hambrienta. 



   En cuanto al ramen, pues quedó muy sabroso con este caldo tan rico e intenso. Os recuerdo que a veces echaba mano del caldo de bote pues el ramen ya es de por sí elaborado. Esto ha sido bastante más rico, ¿qué voy a decir?



   Y de vuelta al pan bao, domingo por la tarde, estos salieron del horno blanquitos y bastante ricos aunque nada perfectos. Me divirtió hacerlos pero quedaron muy mejorables.




   Rellenos con lo que había... Un pan blanco, tierno y con una textura por fuera muy distinta del pan horneado tradicional. Son cosas para un día especial que nos sintamos con ganas de novedades.



   El aspecto del caldo es igual que cualquier consomé que, por supuesto, se puede desgrasar... o no. El punto de sal es personal e importante. Si los huesos llevan algo de carne, quedará más sabroso.



 

   Y he encontrado, menos mal, una foto en la que se ve mejor el bollo de hoy. Ya veis que por fuera se ha dorado ligeramente. Es un fallo de mi método de vapor al horno pero os digo que me da bastante lo mismo. Nos encantaron y no le voy a dar más vueltas.



   Aquí queda esta entrada que nos lleva bastante lejos. Es curioso porque nos divierten bastante estas canfurnadas orientales y vamos haciendo experimentos cuando tenemos tiempo. 

   No sé si deciros que os animéis o no a hacerlo, depende un poco de el tipo de paladar que tengáis y de si os gusta probar cosas nuevas. En todo caso, son sabores distintos que también podéis catarlo en un restaurante. A mí me gusta probar y después versionar. Salir de la sopa, los macarrones y los bistecs. Ser ama de casa es rollo pero en la cocina podemos variar e inventar bastante. Ánimo con todo, nos vemos en unos días.

martes, 15 de septiembre de 2020

Arroz con pollo y mejillones




  Esta es una receta muy sencilla que hice ayer para la comida del mediodía. Estuvimos un día de viaje en Madrid y, después de comer el domingo en Arévalo unas carnes exquisitas, el lunes sólo quería tomar algo sencillo. Que no puede uno pasarse todos los días...


   Así pues, se me ocurrió hacer un arroz con hortalizas, de los míos, con alguna proteína. Os voy a poner ya los ingredientes y seguimos con el cuento:

Una taza de arroz 

Dos contramuslos de pollo deshuesados con piel

125 gramos de mejillones cocidos y limpios

Una zanahoria

Un puñado de espárragos trigueros en trocitos

3-4 champiñones cortados en octavos

Un pimiento verde pequeño

Media taza de guisantes

Un diente de ajo

Aceite, sal, agua y colorante alimentario


   Estos son los ingredientes principales que pueden variar según queramos o tengamos hortalizas en la nevera o el congelador. Por ejemplo, los guisantes y los espárragos eran congelados. La zanahoria y los champiñones eran frescos, y el diente de ajo, claro. En cuanto a las proteínas, el pollo era fresco, corté los contramuslos con su piel en seis trozos. Los mejillones eran congelados, para probar qué tal, y me parecieron ricos y muy cómodos. Puse media bolsa a descongelar mientras iba preparando lo demás. Muy fácil, la verdad. No tan sabrosos como los frescos pero muy prácticos para tener en el fondo de armario de la nevera. Bárbaros por ejemplo para una empanada.



   Estos arroces para tres gatos los hago en la sartén grande y me encanta cómo me quedan, la verdad. Empiezo calentando el aceite y pongo los trozos de pollo con la piel para abajo, me gusta bien hechita. Cuando va estando dorada, damos la vuelta al pollo y ya podemos ir añadiendo las hortalizas por orden de dureza. Quiero decir que pongo primero el pimiento y la zanahoria para ir añadiendo en unos minutos los trigueros, los champiñones cortados al gusto y el ajo también picado. Cuando todo está bien pochado incorporamos el arroz. En esta ocasión lo he usado vaporizado. Es cierto que es algo menos sabroso pero no se pasa y, algunas veces, es una gran ventaja. Vamos, cuando no sabemos si los comensales van a estar justo a tiempo. 

   Unas vueltas en el fuego para que la grasita lo rodee y quede bien suelto y ya podemos cubrir con el doble de líquido que de arroz. Una taza de arroz por dos delíquido. El líquido, si es un caldo ligero, maravilloso, pero si no lo tenemos, ponemos agua y salamos al gusto. Es lo que yo he hecho. Queda sólo dar color con colorante o azafrán. Ya sabéis que el azafrán sabe y el colorante no. El nivel es muy distinto.



   Bien, este arroz vaporizado puede tardar un pelín más que el arroz normal, unos 20 minutos deberían ser suficientes. Hecho el arroz, colocamos encima los mejillones para que sin cocinarse, están cocidos, cojan un poco de temperatura. Mientras el arroz reposa tapado con un paño. Según tengáis costumbre.

   Pues hasta aquí esta receta de arroz de mar y tierra que sale muy rica, fácil y barata. Las tres bes. Perdonad que me haya demorado un poco pero he tenido unas cuantas cosas, entre ellas un viaje, y me ha faltado tiempo. Además, el blog está cambiado y estoy encontrando un poco más complicado el manejo estos primeros días. Que soy una antigua... Estamos ya muy cerca de 775.000 visitas, lo cual es bastante impresionante, como cifra, y os agradezco infinito. Yo voy llevando esto como buenamente puedo y no dejo de teneros presentes. Mil gracias a todos. Bicos.

miércoles, 2 de septiembre de 2020

Intento de hornazo, playa de Ponzos y otras cosas


   ¡Ha llegado septiembre! No sé si me alegro o no. El otoño me encanta pero lo que pueda traer este... me da bastante respeto. La cosa es que el verano, como tal, para mí ha sido bastante aburrido así que, ¡adiós muy buenas! Andaba yo pensando qué compartir con vosotros, pues estoy cocinando bastante pero sencillo. Recordé que hace unos días hice un hornazo, por llamarle de alguna manera, inspirado en una publicación de Instagram que me encantó. Esto mío, no lleva todos los ingredientes que se sugerían, pero nos gustó mucho y por eso lo comparto. Lo primero que vamos a necesitar es una masa "panera". Quiero decir que debe ser una masa que haga miga. Si no, pues nos quedará una empanada, que también es rico, pero esto es más de masa de pan. Yo preparé la que hago para la pizza, ya sabéis, con agua, levadura de panadería, un chorro de aceite, sal y harina, mejor de fuerza. Creo que ya la he puesto muchas veces en el blog así que voy a darla por explicada. Que sea una masa tierna y no demasiado cargada de harina marcará la diferencia. Tampoco pasa nada si no está muy perfecta. 

   El relleno que le he puesto es: un huevo duro, un chorizo y dados de bacon a discreción. Podéis poner lomo adobado, es un clásico, pero yo puse sólo los tres primeros ingredientes. Los que tenía en casa. Tened en cuenta que no era muy grande.



   Lo montamos como una empanada. Masa de pan debajo, relleno extendido, masa de pan encima. Lo espolvoreé con harina, sal, pimienta y tomillo. Eso es a discreción. Al horno unos 20 minutos a 200º o algo menos si vuestro horno es listo. 


   Queda muy mono, no tan grueso como los hornazos que yo he tomado en Burgos pero más ligero también. Muy rico. 


   Ese día lo acompañé con una ensalada de bonito "La Pureza", cebolla, aceituna, pimiento asado,... Lo que os guste. Son ensaladas que entran muy bien en verano y para cenar me parecen muy completas.



   Otras vistas de la propuesta. Os digo que sale tan rico y es tan fácil que vale la pena intentarlo. Yo estoy deseando repetirlo.


   Y las prometidas fotos de la playa de Ponzos. Fuimos a dar un paseo y hacía un día precioso. Algunas nubes, brisa suave, no muy caluroso,... El tipo de día que me gusta.


   Es una playa maravillosa, como todas las de Covas. Y además, nunca hay mucha gente. El tipo de playas que me gusta.



   Y si miramos hacia atrás, nos va a sorprender que es una costa casi sin edificaciones. Esto es lo que hace a las playas de Ferrol tan especiales. No la temperatura del agua. Son de las playas más bonitas que hay.


   Y una vez que hemos dejado la playa. Os cuento que he hecho varias tortillas muy ricas. Mis hijos dicen que soy de frases. Una de ellas es: Creo que voy a hacer tortilla de patatas todos los viernes. Bueno, ya sabéis que soy bastante alocada y cambio de opinión fácil pero sería práctico que fuera una norma.



   Y, para terminar, os cuento que hoy he hecho freixós de postre para tomarlos con una mermelada de pexegos, que son unos melocotones gallegos, o algo así, que es muy típico aquí transformarlos en mermelada. Sobre todo para que no se estropeen.


   Termino ya. Tengo algún nuevo proyecto para octubre que espero que se pueda materializar, según vayan las cosas. Yo estoy inquieta, preocupada,... pero no pierdo la esperanza de seguir tirando... Es lo que nos queda. Nos vemos pronto. Cuidaos.