Es un primer plato de la familia de toda la vida. El arroz en blanco lo hacemos como siempre. Las judías hay que limpiarlas de hilos con un pelador y cortar los extremos. Después las cortamos en dos a lo largo con un cuchillo pequeño. Sólo queda cocerlas en agua hirviendo con sal. No demasiado, diez o doce minutos, o hasta que estén tiernas sin perder su color. Lo mejor es probar una. Se acompañan con mayonesa, a poder ser, casera. Son riquísimas. Si queréis hacer un plato único podríais añadir unos huevos duros, pero, en principio son un "primero". No os digo cantidades porque depende del número de comensales: medio kilo de judías y una taza de arroz... Un kilo y dos tazas. Vosotros veréis.
Recuerdo que cuando era niña las judías sólo se comían en verano. Ahora, con los invernaderos las podemos encontrar todo el año. No son tan ricas como "aquellas" pero es lo que hay. Si tenéis ocasión de cultivarlas, vale la pena. No tienen nada que ver recién recogidas. Además de la satisfacción de verlas crecer.
Ríquisimas. Incluso yo, a veces, en invierno, en vez de mahonesa hago salsa de tomate. Más calentito el plato.
ResponderEliminarAsun
Pues hay mucha gente que no las ha probado así, con arroz y mayonesa, a mí es como más me gustan.
ResponderEliminarA mí me encantan así. Más de invierno son las cocidas con patatas y rustido (o rustrido). Las dos me encantan, me parecen platos distintos que se pueden tomar muy a menudo.
ResponderEliminarNosotros le ponemos atún también y me encanta el plato. Un abrazo
ResponderEliminarBuena idea. Yo, a veces para completarlo, le pongo huevos duros en plan plato único. Un abrazo.
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