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jueves, 26 de septiembre de 2013

Ande yo caliente...



   
      Ándeme yo caliente
       y ríase la gente


            Traten otros del gobierno
            del mundo y sus monarquías,
5          mientras gobiernan mis días
            mantequillas y pan tierno,
            y las mañanas de invierno
            naranjada y aguardiente,
            y ríase la gente.
10        Coma en dorada vajilla
            el príncipe mil cuidados,
            como píldoras dorados,
            que yo en mi pobre mesilla
            quiero más una morcilla
15        que en el asador reviente,
            y ríase la gente.
            Cuando cubra las montañas
            de blanca nieve el enero,
            tenga yo lleno el brasero
20        de bellotas y castañas,
            y quien las dulces patrañas
            del rey que rabió me cuente,
            y ríase la gente.


     Pensando en poemas que hablen de comida, me he acordado de éste de don Luis de Góngora y Argote, bonito nombre. Aunque algunas de sus obras son muy difíciles de comprender, las letrillas son asequibles.

     Nos encontramos con un tema: "Beatus ille", que es un clásico, en cristiano "dichoso aquél. Se trata de volver a la vida sencilla, a lo de siempre: pan tierno con mantequilla, morcilla y castañas asadas. Dejémos los grandes temas y volvamos a lo nuestro, contar historias frente al hogar... Creo que muchos cocineros actuales no habrán leído este poema.

    Decir que Góngora escribió sus Soledades, Romances, Letrillas, obras de teatro,... quizás está demás. Representante del Culteranismo, poeta del Siglo de Oro, enemigo de Quevedo que lo burló en su soneto "Érase un hombre a una nariz pegado". Es lo bueno de ser poeta, te peleas a sonetazo limpio. 

     Se podrían decir muchas más cosas pero Google está ahí para todos. Yo recuerdo los comentarios de sus letrillas satíricas y, la verdad, eran complicados: "¿Qué lleva el señor Esgueva?"(creo que no lo olvidaré nunca...)

    
      Es un fragmento, faltan varias estrofas. Espero que os guste. Y por supuesto, esta letrilla se puede aplicar a más cosas: a cómo vivimos, nos vestimos, a los amigos que escogemos,... No hay que dar demasiada importancia a lo que piensan los demás de nosotros. Si no, no nos atreveríamos a hacer nada. Actuar según nuestra conciencia y seguir adelante.



  

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