El salmón ahumado es un entrante muy clásico para un día de fiesta. Tiene la ventaja de que no hay que hacerlo y la desventaja de que hay que pagarlo. Hay salmones ahumados, no muy caros, que nos sirven para hacer canapés, rollitos, y todo tipo de aperitivos. También hay quien cocina el salmón ahumado. A mí no me encanta cocinado. Como todos los productos con alto contenido en sal, cocinado queda muy salado y para mí algo bravo. Pero es para gustos, como todo.
Si el salmón es de buena calidad, lo podemos tomar simplemente con unas alcaparras y una salsa hecha con yogur, limón, sal y pimienta y cebollino. O una vinagreta hecha con alcaparras, cebollita, huevo duro, y aliño. También os puede gustar una salsita con mostaza y eneldo. El eneldo le va muy bien.
Yo en esta ocasión he preparado unos pinchos con pan, mantequilla, salmón, y una vinagreta hecha con cebollita, alcaparras y aliño normal con una puntita de mostaza amarilla. Sencillo y muy rico.
Los pepinillos, especialmente los agridulces, le van muy bien. Aunque, no le gustan a todo el mundo. A mí me encantan.
Hace años preparaba salmón marinado, pero dejé de hacerlo por el anisakis. Ahora venden preparados para hacerlo (conviene congelar antes el salmón, ya lo sabéis). Yo no compraba ese preparado sino que preparaba una mezcla de sal, azúcar y eneldo. Quedaba muy rico, la verdad.
Comprendo que no a todo el mundo le gustan los ahumados pero son una opción bastante sencilla para un día de fiesta. Se pueden comprar variados (trucha, salmón, arenques,...) y acompañarlos con panes distintos, una buena pella de mantequilla y distintas salsas, y que cada uno monte sus pinchos. A mí me gusta más con pan moreno.
Tiene como mayor inconveniente su alto contenido en sodio pero es rico en proteínas, vitamina D que fortalece piel y huesos y B3 (niacina). Esto lo he consultado en Google, como os podéis imaginar. Pero os lo pongo por si os puede interesar.
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