Hace unos días hice esta receta que, la verdad, es un poco lío. Rica, sí, pero pesada de hacer, montar, freír,...
Consiste en cortar las hortalizas, más bien finas, de dos en dos ruedas, sin llegar hasta abajo, haciendo librillos. Es más fácil así, hacerlos antes de separar cada librillo de la berenjena ¿me explico?
Después, hacemos una bechamel como la de las croquetas. Me refiero a la textura. Yo la he hecho de zanahorias, podría ser neutra o con otro sabor que combine bien con las berenjenas y los calabacines (queso, sobrasada,...)
Y las vamos rellenando con ayuda de un cuchillo, como buenamente podamos. Es complicado. Más el calabacín que es menos flexible. Paciencia.
Y ya, rebozamos, como siempre: Harina-huevo-pan rallado. Se podrían pasar por pasta de freír. (Supongo pero no he probado). Con cuidado porque la bechamel se escapa.
Sólo queda freír, con paciencia y cuidado. Aceite caliente pero no en exceso para que se nos hagan las hortalizas. Y cuando la bechamel se calienta... Se quiere escapar otra vez. Un tormento.
Pues ya veis, una receta liosa, que no sé si volveré a hacer... Las hortalizas quedan al dente y es "un poco demasiado" complicada. Son de estas cosas que dices: ¿Pero es tan rico como el trabajo que da? Probablemente no. Con lo cual, considero que esta receta, no es definitiva. Vosotros juzgaréis...
Me gusta hacer estos "experimentos" de vez en cuando. Les pregunto a los míos qué les parece y decidimos. Esto podría ser un aperitivo o una guarnición, pero es una lata. Buenos días a todos.
¡Ah! Con la bechamel que sobró, hice unas croquetas. Unas poquitas. Me dicen en casa que se quedan con las croquetas de zanahoria antes que con las hortalizas rellenas... ¡Ya veis qué cosas!
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