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jueves, 10 de octubre de 2013

La zorra y las uvas



Es voz común que a más del mediodía,
en ayunas la zorra iba cazando:
halla una parra; quédase mirando
de la alta vid el fruto que pendía.

Causábale mil ansias y congojas
no alcanzar a las uvas con la garra,
Al mostrar a sus dientes la alta parra
negros racimos entre verdes hojas.

Miró, saltó y anduvo en probaduras;
pero vió el imposible ya de fijo;
entonces fue cuando la zorra dijo:
"No las quiero comer; no están maduras."

No por eso te muestres impaciente,
si se te frustra, Fabio, algún intento;
aplica bien el cuento,
y di: "No están maduras", frescamente.


     Pues hoy tenemos una fábula de Félix María Samaniego. De ascendencia noble, este escritor que vivió en el siglo XVIII, imita las fábulas de Fedro, Esopo y La Fontaine. Están escritas en verso y tienen una finalidad didáctica. De las que más me gustan son: La cigarra y la hormiga, El perro y el cocodrilo y, sobre todo, La zorra y el busto:

Dijo la Zorra al Busto
Después de olerlo:
"Tu cabeza es hermosa,
Pero sin seso"
Como éste hay muchos, 
Que aunque parecen hombres,
Sólo son bustos.

     Siempre me ha hecho mucha gracia. Pero bueno, la fábula que nos ocupa, La zorra y las uvas, inspirada en una del fabulista griego Esopo es también curiosa. No puedes tener algo y tu vanidad no te permite reconocerlo. Es una fábula sobre la incapacidad de reconocer el fracaso. Es relativamente corriente. Un tema de reflexión que en estos tiempos no está demás.

     Os pongo una foto que hice en la tercera etapa de mi Camino de Santiago. Uvas maduras, llegando a Betanzos.

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