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lunes, 21 de diciembre de 2015

Solomillos Wellington



     Es la primera vez que hago esta receta, que me estaba apeteciendo desde hace tiempo, si bien el resultado no ha sido muy perfecto. De sabor riquísimos, y muy tiernos, pero a la hora de cortarlos no me han quedado demasiado bien. Supongo que es la novatada. Tampoco he hecho muchas fotos porque estaba haciendo varias cosas a la vez y se me ha pasado. Por eso no estoy muy convencida con esta publicación pero, ante lo cerca que están las fiestas, me he decidido a publicar y ya mejoraré las fotos en cuanto tenga ocasión, que espero sea pronto. 

     Es un plato que tiene muchas ventajas. Si hacemos solomillos de cerdo, nos saldrá muy barato -sí, ya sé que esto es relativo- y, además, es bastante sencillo. Así pues, vamos allá, he hecho dos solomillos un poco diferentes pero lo que necesitamos es básicamente:

Un solomillo de cerdo
Una plancha de masa de hojaldre
Aceite, sal y pimienta
Miel
Mostaza antigua
Cebolla confitada

     Empezamos dorando los solomillos en un cucharada de aceite. No salamos todavía. Doramos por todos lados con calma, os recuerdo que son de cerdo, para que queden bien sellados y se empiecen a cocinar un poco... Si fuera ternera, podríamos dorar a fuego más fuerte en menos tiempo, eso si queremos que quede bien rosada por dentro, claro. 

     Una vez bien dorados, salpimentamos y embadurnamos con una cucharada de miel y otra de mostaza antigua (o la que os guste).


     El solomillo más grande lo he puesto en diagonal para que cupiese en la masa. Le hice un lecho, a modo de dique, con pequeñas cuñas de camembert y cebolla confitada. Lo cerré como buenamente pude y lo pinté con huevo. 


  El solomillo más chico, lo puse en la masa directamente y lo cubrí con un poco de cebolla confitada, conste que era comprada (me gusta más la casera). También lo cerré, en este caso cortando líneas a lo ancho para que quedase mono. Lástima que no hice foto. También se pinta con huevo. Pinchamos la masa para que no se hinche demasiado. 


     Pues bien, a falta de buenas fotos, seguiré usando palabras para explicarme. Se llevan al horno a 200º una media hora... O un poco más, que veáis que quedan bien dorados. Yo creo que los dejé unos 40 minutos. Siempre depende un poco del horno. 


     En el jugo que soltaron en la sartén, cocinó mi marido unos champiñones que quedaron muy buenos y eran un acompañamiento estupendo. ¿Cuál gustó más? Pues aunque los dos estaban muy ricos, casi todos escogimos el que no llevaba queso. Me sorprendió un poco porque somos muy queseros. Lo que me pareció más incómodo fue trasladarlos a la fuente para servirlos porque la masa por debajo se queda bastante blandita -aunque muy rica-. No lo corté demasiado bien, con las prisas, pero estaba muy rico y realmente tierno (esto ya lo he dicho). Ya sabéis que hay gente que le pone una camita de foiegras, setas,... o lo envuelve en bacon,.. También podríamos mechar los solomillos con unas tiras de jamón o lo que os guste. Incluso podríamos hacerlo con una pechuga de pollo envuelta en bacon o panceta. Y otra cosa, os aconsejo comprar los solomillos, si hacéis dos, de tamaño parecido. Yo no me paré a pensarlo.

     En la foto de debajo veis el resultado del queso fundido. Estaba realmente sabroso. Tengo que deciros que este plato lo repetiré seguro pues es muy fácil y rico. Además, tengo que mejorar el punto del hojaldre. Aquí os queda por si os sirve de algo,... Me hubiese gustado hacer un mejor reportaje pero las cosas salieron así. Es que a veces una "no da hecho". En todo caso, os animo a probarlo porque es sencillo y el desembolso no es grande. Eso sí, con un solomillo no llega para demasiados. Mejor hacer dos. Nosotros seguimos planeando nuestra Navidad que va a ser sencilla: Consomé, gambones al horno y una pularda asada con guarnición. Muy buenos días a todos.



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