Translate

viernes, 18 de diciembre de 2015

CAMINO FRANCÉS VIII


     El sábado, 12 de diciembre, finalizamos, por fin, nuestro Camino Francés. Era la única etapa que nos quedaba y yo tenía ganas de terminarla en 2015. Una cuestión de honor. ¿Qué se puede contar de esta etapa? Pues no demasiado, en el sentido de que ha sido parecida a otras. Mi amiga Maricarmen me dijo, ese mismo día, que había leído en el blog la entrada de las anteriores etapas y que le había gustado mucho. Ante eso, ¡qué menos que terminar de escribir lo que empecé! Sí, sé que debería estar poniendo recetas navideñas pero todavía no he hecho ninguna... 

     Lo primero que os puedo decir de la etapa es que salimos tarde, que hacía mucho frío y que, por esta misma razón, se caminaba muy bien. Siempre hace un poquito más de calor en los momentos de esfuerzo, en las cuestas arriba, pero las bajas temperaturas hacen que todo sea más fácil. Yo acudí con gorrito de lana y bien abrigada por estar en diciembre, mientras anduve no hubo pega. Al parar, ya es otra cosa, te coge el frío enseguida. A poco de salir de Pedrouzo empezamos a atravesar unos bosques muy bonitos. Muchos carballos cubiertos de hiedra, como lucía el sol, todo estaba precioso. 


     

     Para mí no fue excesivamente cansado, aunque hubo un par de pendientes que costaron algo de esfuerzo. Comimos en San Paio, que está a medio camino y seguimos la ruta porque era tarde y el sol estaba muy bajo. Llegando al Monte del Gozo, pasamos por unas verjas que estaban adornadas cor cruces de madera que, supongo, dejan los peregrinos. Impresionaba verlas con esa luz vespertina. Nosotros no teníamos tiempo para pararnos. En el Monte del Gozo hay un monumento donde los peregrinos se suelen hacer fotos. Para mí no es lo que se dice bonito pero es un hito en el Camino. 
Era la primera vez que iba y me hizo ilusión. Hay también una pequeña capilla pero, como apenas paramos, no os puedo contar más.



    El día nos regaló un crepúsculo divino. La foto de móvil no le hace justicia pero fue espléndido. Seguimos rápidamente hacia Santiago. Siempre pasa que cuando parece que ya llegaste, falta un buen rato. Aunque sean dos o tres kilómetros, vas cansado y se te hace un mundo. Alguno del grupo iba realmente fatigado. Yo, aparte de las articulaciones algo doloridas, iba muy bien. Total... ¡veinte kilómetros de nada!


     Y llegamos, la entrada fue muy bonita, entre calles muy animadas. Pasó que, como era tan tarde, no pudimos recoger nuestro diploma. Eran las siete y cuarto pero bueno... Así pues, nos dirigimos a la catedral porque la misa era a las siete y media. Todo muy precipitado. La verdad es que me dio un poco de pena no tener tiempo para casi nada. Sí pudimos darle un abrazo al Apóstol y pedirle por todos. Como os dije al terminar el Camino Inglés, es muy distinto llegar a pie a Santiago que en el coche. Estoy segura de que él valora ese esfuerzo.  


     En la foto superior, podéis ver la Casa de la Estrella. Es un edificio que apenas tiene fondo. Es del siglo XVIII y es un adorno en la plaza de Platerías. Esto explicado así rápidamente. Siento que no se vea mejor. Es una fachada barroca realizada  "para desaogo y hermosura de las Platerías." En la foto de abajo, podéis ver la fachada del Convento de San Francisco del Valle de Dios. Según la tradición, fue fundado por el mismo santo en el siglo XIII. Esta fachada es del siglo XVIII, Mitad barroca, mitad neoclásica. Como imaginaréis, estoy consultando estos datos. Bueno, el cuento es que esperamos los coches junto a San Francisco y hacía un frío pelón. No cenamos en Compostela sino que nos dirigimos a un mesón a medio camino donde nos ofrecieron una cena riquísima. Es el momento de las risas y los comentarios. Esa noche, estábamos realmente cansados, exhaustos.



     Si tengo que hacer una valoración de este Camino Francés, tengo que decir que es bastante más espectacular que el Camino Inglés, y siento decirlo. Más transitado y animado, más cuidado. Encuentras siempre donde parar a comer o beber, con quien hablar. No se cruzan polígonos industriales... Esto es así. Hay muchas iglesias románicas que son realmente increíbles. Y, además, es más llevadero el trazado. Respecto a mis amigos, ¿qué voy a decir? Son los mejores compañeros de camino que podría encontrar: buenos, divertidos, siempre dispuestos a ayudar y animar en los momentos de desaliento (que haberlos haylos). De verdad, os animo a todos los que podáis a hacer el Camino de Santiago, el que sea y os apetezca: inglés, francés, portugués,... O simplemente, salir de casa y poneros en marcha hacia allí. Para mí era algo imposible, pues nunca había caminado tanto y ya he hecho dos, eso sí, con toda la calma. Se hacen etapas según se puede... Y el cuerpo aprende a caminar sin tregua. No sé cuando haremos el siguiente, si será el portugués o el asturiano... Por el momento, pensamos en otras excursiones que intentaré compartir con vosotros. El lunes, procuraré poner alguna receta navideña. En tanto, os deseo un feliz fin de semana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario