Me temo que las fotos no han quedado demasiado bonitas pero aquí están. Estas patatas recuerdan a las que tomamos con el pescado -me refiero a las que van debajo del pescado asado- pero tienen la ventaja de que no hay que freírlas antes y, por esta razón, resultan algo más ligeras. Además, como se hacen solas, sirven para acompañar cualquier plato, sea de carne, de pescado, o un simple huevo frito. ¿Desventajas? Una grande: se hacen al horno, con lo cual tenemos que pagar a la compañía eléctrica. Lo que yo os aconsejo es que las hagáis un día que vayáis a hacer más cosas en el horno. Por ejemplo, si vais a hacer pollo asado, aprovecháis y ponéis una bandeja debajo con las patatas. Hay que ir trampeando, ¿qué le vamos a hacer? Vamos con la receta que es de las facilísimas.
Ingredientes:
3 ó 4 patatas de buen tamaño
Una cebolla
Un buen chorro de aceite
Sal y pimienta
Tomillo
Un diente de ajo con su piel
Lo que vamos a hacer es pelar las patatas y cortarlas en láminas no demasiado finas. Os diría que como para tortilla pero yo cuando hago tortilla corto las patatas finas como hacía Carmen. También pelamos y cortamos la cebolla en tiras. Tengo que deciros que un pimiento verde en tiras no les va mal aunque a mí me gustan mucho así porque el pimiento es muy rico, es verdad, pero cuando pones pimiento en cualquier receta, es el sabor dominante. Lo ponéis o no, según os guste o según con qué queráis combinar las patatas... Seguimos, ¿por dónde iba? Ah sí, ponemos un chorretón de aceite y salpimentamos, movemos para que el aceite se cuele entre las patatas y no se nos peguen. Esto ya sería lo básico. Yo he añadido por mi cuenta una pizca de tomillo y un diente de ajo con su piel para aromatizar un poco el plato. A vuestro gusto. Las tapamos con papel de aluminio y llevamos al horno entre 175-200º una media hora o algo más. transcurrido este tiempo las destapamos y las dejamos dorar. En el caso de mi horno, que no es lo que se dice joven, he subido la temperatura y puesto el grill unos diez minutos. Eso según sea vuestro horno.
Quedan unas patatas riquísimas, doradas y muy sabrosas, con un sabor muy natural. Recuerdan a las de los asados de pescado, como os dije, pero al no llevar vino son más crujientes y nada "mojadas". Esta receta me recuerda a unos solomillos de cerdo que hacía mi abuela de Zaragoza que os tengo que poner porque eran muy fáciles y muy ricos. Nosotros las hemos tomado con huevos fritos pero ya os digo que con un bistec o con un plato de pescado también van perfectamente. Tienden a pegarse al fondo así que yo las he hecho en una fuente antiadherente y después las he cambiado para servirlas. Eso como vosotros veáis. Creo que no me queda más que decir... Recordaros que las patatas vinieron de américa, como los pimientos y los tomates, son ricas en fibra y tienen vitamina C, B1, B6,... hierro, potasio,... Además, cocidas tienen muy pocas calorías y llenan mucho. Carmen solía decir "te falta la vitamina de la patata" (frase que se podía aplicar a diferentes circunstancias)... Pues eso, que hay que comer patatas que son muy sanas y muy ricas. Nada más por hoy. Muy buen fin de semana a todos.
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