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miércoles, 14 de diciembre de 2022

Empanadillas portuguesas de jamon y champiñones


   Creo que ya os he comentado alguna vez que en casa se llaman empanadillas portuguesas las que llevan béchamel de relleno. No sé si es muy cierto que las empanadillas en portugal son así pero son esas cosas de familia que uno no discute. Tienen ventajas, a la hora de hacerlas, si compras la masa preparada, por ejemplo Buitoni... Y es que no tienes que ponerte a formar y empanar croquetas. El proceso que Carmen llamaba liar: "Aniña, ¿me ayudas a liar las croquetas?" Que yo creo que eran un centenar.



   Esto es casi lo mismo. Preparamos una béchamel, de lo que nos de la gana, en este caso quedaban unas setas y tres lonchas de jamón cocido medio tristes en la nevera. Lo que hacemos es poner a dorar los champiñones y el jamón picaditos en la sartén. Añadimos 50 gramos de harina y removemos hasta que se haga la harina un poco, sin cambiar de color. Separamos del fuego y añadimos la leche poco a poco sin dejar de remover. Volvemos al fuego y dejamos hervir suavemente hasta que espesa. No necesita hervir tanto rato como la béchamel de croquetas, 12-15 minutos serán suficientes. Yo las salpimento y, en ocasiones, si pega, pongo un poco de nuez moscada. La béchamel admite bastante sal.



   Dejamos enfriar. Si os fijáis en la foto superior, no es una béchamel excesivamente poblada. A mí me gusta que la béchamel tenga más protagonismo que los tropezones porque es lo que realmente me gusta. Eso ya va en gustos.



   Rellenamos las obleas, con una cucharada sopera, más o menos. No hace falta darle una forma preciosa. Con esta cantidad podemos rellenar unas 32 empanadillas. Tened en cuenta que no se pueden rellenar muchísimo pues tiene que haber holgura para cerrarlas.



   Pintamos con huevo batido y llevamos al horno unos 15 minutos a 180-200º según sea el horno. Si es muy arrebatador, 180º y vigilando que no se nos quemen. El mío, quiero decir mi horno, es corriente. No es fácil quemar nada. Algunas las adorné con sésamo, que no deja de ser una tontada.



   Y os dejo, como despedida, una foto de un paseo que dimos hace varias semanas por Jubia. Hacía una tarde preciosa y, de pronto, se puso a llover y tuvimos que salir todos corriendo.  Fue curioso.

   Respecto a las empanadillas, que también dieron para unas croquetitas de cena pues sólo tenía 16 obleas, estoy pensando llevarlas para la fiesta de fin de año de gambitas al ajillo, la béchamel, si me da la vida. Es una cosa fácil pero en casa les gustan como de fiesta. Es que quedan muy ricas, la verdad. Y hasta aquí he llegado. Voy a compartir en la página de Facebook algunas de las recetas navideñas del blog para dar ideas y ya nos veremos por aquí espero que antes de las fiestas. Estoy tan entretenida que no doy para mucho más. Ahora he empezado a pintar al óleo. Os digo que es una cosa loca mi vida. Doy gracias a Dios por ello. Nos vemos pronto. Bicos.
 

martes, 8 de noviembre de 2022

Gijón y Avilés


   Aquí estamos... He tenido unos días tan entretenidos que me ha costado encontrar tiempo para contaros este breve viaje que hemos hecho a Asturias. Hacía casi treinta años que no visitaba estas dos ciudades del Principado, pues a Oviedo hemos ido en más ocasiones. Nos surgió y allí nos fuimos. Empezó nuestro viaje en Gijón, pues allí pernoctamos. 

   No tenía un recuerdo muy claro de Gijón más allá del puerto y la playa. Es una ciudad muy antigua, que fue romanizada , civitate Gegione, y podemos ver algunos restos de esta historia. Sin embargo, la verdad, a simple vista nos encontramos con una ciudad moderna, con una playa impresionante, la de San Lorenzo, y un comercio que quién se lo diera a Ferrol. La primera foto, es la playa de noche. Me gustó mucho dar un paseo nocturno por la arena. Había muchísima gente, muchísimos perros,... Y la temperatura era estupenda. Siempre digo que envidio las ciudades con playa. En el caso de Gijón es una playa magnífica. Llena siempre de gente. Es realmente bonita. 


   Al oeste, hay una nueva playa artificial, la playa de Poniente. Estuvimos comiendo por allí el primer día. En Tierra Astur. Tomamos quesos sobre tortos, tortu en singular, y un cachopo que nos sirvió de comida, merienda y cena. El sitio muy agradable y la comida brutal. Quiero decir con esto que muy rica y absolutamente saciante. Una experiencia. 



   La playa por la mañana es también preciosa. Al fondo la iglesia de San Lorenzo. En la península de Santa Catalina se encuentra el barrio de Cimadevilla, que es la zona más antigua de la ciudad, pero antes de llegar hasta allí, damos un paseo por la playa. 



   Hay algunas casas realmente bonitas, pero no es así todo el conjunto. Como en todas nuestras ciudades, nos encontramos edificios preciosos rodeados de enormes torres de pisos. ¿Qué le vamos a hacer?, es el progreso. Lo mismo que en La Coruña y Riazor, muchos edificios altos desde los que sin duda será muy hermoso ver el mar y la playa. 



      Nos dirigimos al otro lado de la península, al Puerto Deportivo de Gijón. Lo primero en lo que me fijo es en el impresionante Palacio de Revillagigedo. 


 

   Y el Puerto Deportivo, en ese día entre gris y azul tenía el agua un color precioso. 



   Vale la pena darse un paseo para ver todo el conjunto. 



   Después nos dimos un buen paseo por el centro. La Calle Corrida, peatonal, es la quizás la más conocida. Nosotros nos movimos por toda la zona, nos acercamos al Mercado e hicimos alguna compra. Hay muchos edificios de principios del siglo XX, creo yo, y también ejemplos de arquitectura modernista. No hice ya muchas fotos porque... eran ya muchas para mi móvil. 



   Nos dirigimos a continuación a Cimadevilla, donde comimos. Es un barrio pintoresco. Con rincones muy bonitos. 



      La foto de abajo, si no me equivoco, es el Museo Jovellanos. Es su casa natal. Uno de los más ilustres asturianos y un ilustrado.



 

      Ya de regreso del paseo, que fue muy largo, nos encontramos la playa con marea alta. Nos quedó de Gijón un recuerdo muy grato. Como yo no me acordaba de casi nada, me sorprendió mucho. Tan grande, tanta gente joven, un ambiente tan agradable. Me gustó mucho ir aunque temo que no vi ni la mitad de las cosas. Volveré.



   ¡Que no se me olvide! Esa tarde fuimos, para descansar un poco de la caminata, al Parque del Cabo de San Lorenzo. Cada cabo tienen su santo. A ver si averiguo por qué. Yo de este parque tenía un recuerdo de ir con los niños y mis hermanos a pasar el día. Lo encontré tan distinto... que me doy cuenta de cuánto nos engaña a veces la memoria. Desde allí, escultura incluida, hay una vista preciosa de la ciudad de Gijón. Era un atardecer fresco y bonito, el único rato en el que pasé algo de frío. También comentaros que nos hospedamos en el Parador, que está en el parque de Isabel la Catolica. Se contruyó sobre un viejo molino y estuvimos allí divinamente. El parque... bueno, tiene un estanque de aves que no he visto cosa igual en mi vida. Vale la pena acercarse a verlo. 



   Al día siguiente nos encaminamos a Avilés. En esta ciudad viví algunas semanas hace ya... treinta años, bueno, fui en varias ocasiones. Las fotos se han subido justo al revés de como yo las hice. Así que empezamos por el Parque del Muelle. 



   Una cosa curiosa es que yo me acordaba perfectamente de que allí estaba el Adelantado de La Florida, don Pedro Menéndez de Avilés que, efectivamente, reconquistó La Florida a los franceses en 1565.

 


   Al pasear por las calles de Avilés, sorprende la gran cantidad de patrimonio que tiene. El siguiente es el Palacio de Camposagrado, de estilo barroco, que hoy es una escuela de arte. 




   Está lleno de rincones encantadores. Aunque me falten nombres y datos, os digo que es un placer el paseo por la ciudad antigua.



   El Palacio de Ferrera es hoy en día un hotel, el Gran Hotel. Es un edificio del siglo XVII.




 Y otro palacio, el de Llano Ponte, que es en realidad un edificio indiano construido en el siglo XIX y que ha sido vivienda, colegio, convento y hasta sala cinematográfica. Lo que son las cosas. 



   La calle Galiana es quizás la calle más recordada por los visitantes. Famosa por sus 252 metros de soportales, tiene distintos pavimentos, para caballerías y viandantes. Yo recordaba un Avilés tristón, ennegrecido por el carbón. La verdad es que ahora sus calles están preciosas. Sus calles y sus plazas. 




   Y me queda hablaros del Parque Ferrera. Pertenecía, lógicamente, al Palacio Ferrera. Pasó a ser un parque público en 1976. Yo recuerdo ir con mis hijos, muy pequeños y es realmente bonito. Faltan montones de cosas por comentar, fotos que no hice y cosas que no habremos visto en nuestro rápido paseo. Por ejemplo, no hice foto de la Iglesia de San Nicolás de Bari, que sí visitamos. En su mayor parte es del siglo XIV y tiene un claustro adosado. Fue en principio de la orden franciscana. Me gustó mucho. 

    Como esta breve visita a Avilés, era más bien sentimental, de recuerdos entrañables, no puedo deciros que haya sido ordenada ni demasiado cultural. Tengo que volver con más tiempo a ver todos esos preciosos rincones. Decir también, que como tantas ciudades, perdió su muralla medieval y supongo que algunos edificios históricos. Nos duele el alma a algunos de pensarlo pero es la historia de las ciudades. Me sorprendió hace unos meses un artículo en el que se contaban cuántas iglesias románicas perdió Zamora... Y tiene muchísimas.

   Cosas curiosas. Los avilesinos, como los ferrolanos, consideran que su ciudad está edificada de espaldas al mar. Aunque las rías de Avilés y Ferrol no se pueden comparar. Ni las dos ciudades. Gijón, como La Coruña, es una gran ciudad con una magnífica playa y hay quien efectivamente las compara. Y si seguimos por esta senda, podríamos decir que Oviedo y Santiago, que tampoco se parecen en nada, son ciudades de interior, históricas, tienen Catedral y ambas forman parte del Camino de Santiago. Es más, hay un dicho que dice: 

El que va a Santiago

Y no al Salvador,

Visita al criado

Y deja al Señor.


   Se refiere, claro está, a la importancia de visitar la Catedral de Oviedo, del Salvador, cuando se hace el Camino de Santiago. 

   En fin, las comparaciones son odiosas... pero no he podido evitar pararme a pensar esto. 

   Me detengo ya porque si no, no voy a terminar nunca. Yo tengo ancestros asturianos por parte de madre así que puedo considerar que Asturias es un poco patria querida mía y, como ellos mismos dicen: Asturias es España y lo demás, tierra conquistada. Nada más amigos. Siento el lío que me he hecho con todo. No es tan fácil. Bicos.

martes, 20 de septiembre de 2022

Los viernes tortilla


    Hace unos meses, cosa que no cumplí en verano, decidí que los viernes en casa se come tortilla de patatas. Con esto no descarto que lleve alguna otra hortaliza o trocitos de chorizo o jamón serrano. La cuestión es que hago tortilla de patatas y es un día que me despreocupo de cualquier otro pensamiento creativo: Pelo las patatas, las corto, las frío,... Y elaboro una tortilla tal y cómo os he contado aquí alguna que otra vez. 

   Como soy de espíritu inquieto, hago pequeñas variantes. Por ejemplo, algunas veces son individuales -fue sugerencia de mi hijo mayor- y las acompaño con un bollito tipo "pan de hamburguesa", me refiero al tamaño, claro, y diferentes añadidos. 




   Este primer ejemplo llevaba chorizo debajo de la tortilla y aguacate encima. Conste que esta no fue idea mía. Quedó muy curioso y, sobre todo, fue divertido. 



   Aquí veis las tortillitas, que la primera parece cuadrada pero yo creo que es un efecto óptico por que la sartencita es totalmente redonda. Es bastante agradable tener tu propia tortillita en tu plato. También, como podéis observar, si os fijáis un poco, es un clásico de mi casa tomar la tortilla con un vaso de gazpacho. Más completo no puede ser porque el gazpacho tiene muchas vitaminas.



   Esta segunda propuesta llevaba la tortillita, bacon a la plancha y pimiento del piquillo. Me gusta mucho más verde frito pero creo recordar que habían sobrado pimientos del piquillo de un bote y yo soy de aprovechar todo. Ya me vais conociendo.



   Me gustó más esta combinación que la primera pero las dos muy ricas. Preparamos la mezcla como siempre y hacemos las tortillitas con una sartén pequeñita que llenamos con un cucharón. La engrasamos y calentamos antes, por supuesto.



   Pero muchos viernes, la mayoría, hago una tortilla de seis huevos para los tres gatos que solemos ser, ya sea con cebolla o sin cebolla, con un poco de pimiento o con chorizo. Incluso puede ser paisana, que también está en el blog.



 

   Lo que más hago, aparte del gazpacho, es preparar una ensalada para tomar la tortilla acompañada de algo sano... y procurar que el pan del día sea rico. Estos míos, a menudo la meten en pan. Les gusta jugosa, sin llegar a la de Betanzos y con las patatas doradas. 

   Es una entrada un poco tonta pero no sabéis lo cómodo que me es ya no pensar los viernes. Ellos mismos me recuerdan: El viernes toca tortilla. Porque les encanta. Pues aquí os dejo mis tortillas y tortillitas, que en Instagram siempre tienen muchos "me gusta" ya que son raros los detractores de la tortilla. Yo no soy la fan number one pero la tomo muy contenta. Espero que estéis todos bien, con buen ánimo para empezar el otoño. Aquí en Galicia suele ser precioso y hay que aprovecharlo antes de que llegue Mordor, que es como llamo yo al invierno cuando se pone antipático. Nada más por hoy. Bicos para todos.




lunes, 22 de agosto de 2022

Pollo al curry con mojo de aguacate


   He tardado pero he vuelto... ¡Qué verano tan movido llevo! La receta que os voy a contar hoy la sacamos de un libro que trajeron los Reyes Magos a mi hijo mayor. Son recetas para barbacoa que son siempre apetecibles para el verano. Después yo... invento un poco a mi gusto con cosas de andar por casa y sencillas. 

   Una de las propuestas era una salsa con aguacate que he hecho un poco distinta, sin nada del otro mundo. Es un poco fuerte por llevar ajo crudo pero realmente rica. Necesitamos

Un aguacate maduro

1-2 dientes de ajo

Sal gorda

Perejil

Limón y aceite de oliva rico

Guindilla molida -opcional-

   Creo que la receta original llevaba cilantro -que no me encanta- y no lo pongo. Lo que hacemos es simplemente: En un mortero ponemos el ajo pelado, si es grande uno, cortado en láminas con la sal gorda. Con la mano de mortero lo machacamos bien y ya podemos añadir el perejil ligeramente picado para que se haga todo un amasijo. Incorporamos el jugo de limón, un buen chorretón, y el aceite de oliva, otro buen chorretón. Esto ya es rico si mojamos un trozo de pan pero lo que vamos a hacer es añadir el aguacate pelado en trozos que ligaremos en el mortero hasta formar una salsa espesa que puede tener algún tropezón de aguacate pero siempre siendo aguacate maduro y tierno. Probamos y decidimos si queremos salar más, más acidez de limón,... o que esté más aceitoso y untuoso. Es de esas cosas apetecibles de tomar con cualquier cosa. Una tostada con jamón, por ejemplo.

   En cuanto a la guindilla. He comprado guindilla molida y se puede espolvorear un poco si os gusta el picante. A mí sí me gusta pero que no pique como para comerse los sabores o quemarnos la lengua. Un poquito. No es mala idea presentar la salsa en el mismo mortero si este es mono.



   El pollo al curry lo hacemos con el siguiente aliño:

Dos dientes de ajo picaditos

Un trocito de jengibre fresco picadito

Chorro de limón

Chorro de aceite

Una cucharada de curry

Guindilla molida -opcional-

   Veis que son cosas parecidas, ajo, aceite, limón,.... y el resultado totalmente diferente. Os tengo que decir que podemos adobar pollo en trozos grandes para barbacoa, en dados si lo queremos hacer en sartén -lo más inmediato- y también montar unos pinchos de pollo al curry como si fueran morunos. Es un adobo muy rico en el que podemos dejar el pollo media mañana. Queda muy aromático y siempre que lo he hecho ha gustado mucho. Cualquier cosa que queráis variar es posible. Hay quien no se atreve mucho con el jengibre... En cambio yo ahora procuro tener siempre un trozo en la nevera. 

   En las fotos tenéis dos propuestas. La primera con tortas caseras, creo que eran integrales. Esto de las tortas a mí me va mucho. Ya sabéis que soy agitadora de masas, que dice mi marido. 

   En la segunda foto tomamos los contramuslos adobados con panecillos tostados y el mismo mojo pero alguno propuso hacer unos huevos fritos. En casa mi marido suele preguntar: ¿Alguien quiere un huevo frito? Yo le digo que eso mismo deberían preguntar en los bares cuando pides una ración de patatas, zorza, rajo,... Aunque la respuesta casi siempre es sí. Igual no les convenía tanto preguntar.



 

   Este verano está siendo intenso y agotador pero se me está pasando muy rápido. Hemos ido bastante a la playa, sobre todo a Seselle en plan abuelitos. Ha habido reuniones familiares divertidas y bodas... y cenas. He hecho cosas ricas pero pocas fotos. De eso que se ponen a comer y te olvidas. Por ejemplo, este sábado preparé una bica de nata que quedó muy  buena. Con nueces y almendras por encima. No tengo ni una triste imagen. 

   En cuanto a Septiembre, no tengo nada pensado de momento. Ni en cuanto al blog ni en cuanto a mí misma. Quizás por esta misma razón estoy publicando menos. ¿Os he contado que he ido a Campelo? Sabéis que es una de esas playas que me gustan de manera especial aunque no vaya con frecuencia.



   Es uno de esos sitios mágicos para ver una puesta de sol sobre el océano. Nunca defrauda. Te sientas y miras.



   Espero que estéis pasando un verano tranquilo y feliz. Dicen que el otoño va a ser duro así que: Carpe diem... Que nos quiten lo bailado. Nunca vamos a ser más jóvenes de lo que hoy somos. Incluso los que ya no lo somos. Os mando un abrazo cariñoso. 

lunes, 4 de julio de 2022

Provolone con patatas


   Creo que ya hay en el blog una receta sencilla de provolone al horno. Es un queso que nos gusta mucho aunque no hacemos demasiado. Esta versión es todavía más engordante y me la pidió el menor de mis hijos que la había visto en un vídeo. Es fácil de hacer y los ingredientes son:

Una rodaja de queso provolone

Dos tres patatas

Cebolla confitada

Chorizo rico

Alcaparras 

Pimienta negra


 

   Es de esas cosas fáciles pero que no se deben tomar con frecuencia. Yo lo primero me puse con la cebolla. Era tan poca en la sartén que quedó más dorada que confitada, aunque le añadí azúcar y vinagre y la dejé un ratito. En todo caso, hasta se puede comprar preparada.

   Por otro lado, pelamos y cortamos las patatas en estilo "panadero". Si son nuevas, mi caso, las lavamos bien y podemos dejar la piel si nos gusta. 

   Hecho todo esto, freímos las patatas hasta que estén ligeramente doradas -el provolone se funde enseguida- y montamos en un recipiente que pueda ir al horno, sea metálico o no. Ponemos las patatas que salamos ligeramente, el provolone encima, unas ruedas de chorizo alrededor -a mí me parece que todo encima no cabe bien... Añadimos la cebolla dorada o confitada y un puñadito de alcaparras al gusto. No en exceso porque una rueda de provolone mide lo que mide. ¡Ah! y la pimienta. Esto ya esta listo para llevar al horno hasta que se funda y se dore ligeramente. 

   Hay posibilidades diversas, como poner un poco de tomate entre las patatas y el queso. No os aconsejo mucho para que no se coma los sabores. Se podría poner alguna anchoa, orégano,... Yo lo preparé tal y cual me dijo mi hijo pero admite variaciones. ¿Qué deciros? A mí me rechifló. Las patatas doradas con el queso estaban espectaculares. No lo puedo repetir mucho por lo calórico pero lo encontré riquísimo. Esto es lo que hay: comer y engordar. 

   Respecto al blog... Me va faltando tiempo para sentarme a escribir. Mi vida familiar va siendo intensa y es rara la semana en la que no surge algo. Es una bendición, por supuesto, pero se me olvida contaros cosas que hago. En todo caso, creo que ya hay mucho trabajo hecho y que podéis utilizar el blog, mi blog, siempre que os sea de utilidad, lo cual para mí es muy satisfactorio. 

    El verano ha llegado aunque en Galicia se está haciendo el remolón. Hemos ido apenas un par de días a la playa. Espero contaros pronto más cosas. Nosotros no vamos a viajar y pensamos pasar un verano tranquilo y familiar. Sencillo. Nos vemos pronto. Bicos.

martes, 31 de mayo de 2022

bacalao al horno


   Este año le comentaba a mi marido las pocas veces que hacemos bacalao en casa. Quiero decir bacalao del bueno, no migas para canfurnadas rápidas. Entonces trajo un lomo que el mismo desaló durante 48 horas, cambiando el agua repetidas veces. Una vez listo, lo corto en cuatro pedazos, los mismos que comensales había, y dejó a mi libre albedrío la elección de la receta. 

   Había hecho yo unas semanas antes un rape -juliana- que nos encantó y decidí volver a repetir la receta. Lo primero fue enharinar los toros de bacalao y dorarlos en aceite caliente por ambos lados. No hace falta que se hagan por dentro. Los reservamos.

 



   A continuación pelé y corté 3-4 patatas como para tortilla y las freí hasta que estuvieron ligeramente doradas. Esto no tiene ninguna dificultad. 

   Para preparar la salsa doré una cebolla, añadí un puñado de gambitas que tenía en el congelador y a continuación una cucharadita de harina. Dejamos que se haga suavemente. Ponemos un poco de vino blanco y dejamos evaporar el alcohol. Para terminar, incorporamos uno o dos cucharones, más bien dos, de caldo de pescado. Salpimentamos o salamos y probamos. Tienen que estar rico pero no saladísimo porque ya sabemos cómo es el bacalao. ¡Ah! una pizca de color con azafrán o colorante viene muy bien. Queda más bonito. También agregamos un puñado de guisantes que pueden muy bien proceder del freezer -me hace gracia esta palabra que jamás uso pero escucho con cierta frecuencia-.



   Ya tenemos todo: El lecho amoroso de patatas, encima el bacalao dorado y la rica salsa por encima. Esto va al horno a unos 200º unos 122-15 minutos, salvo que el horno sea muy listo, que puede ser menos tiempo. En el mío hacen falta pero que veamos que se va dorando y que hierve la base.


   Aquí veis como quedó el interior. Tenía espinas pero fáciles de quitar. Las patatas estaban espectaculares, es como lo de las patatas del besugo, hace falta el besugo pero las patatas son casi lo mejor. ¿El bacalao? Estaba delicioso, mis hijos y mi marido quedaron francamente impresionados. 

   No es una cosa complicada pero si algo laboriosa y de las que da que fregar. Nosotros lo tomamos el Miércoles Santo e imagino que se convertirá en tradición. Tenía que contároslo, me parece lo correcto. Con otro pescado lo haríamos igual. Con merluza, mismamente. Pero el bacalao es algo especial. Os animo, como siempre digo, a hacerlo. Se puede hacer una cazuelita individual para uno. No hay pega. Siento no escribir más a menudo. Tengo una vida familiar intensa y bendecida. Una felicidad de nietos. Nos vemos pronto por aquí. Bicos. 

martes, 10 de mayo de 2022

Ciudad Rodrigo, la Alberca y La Peña de Francia


   Como os dije, creo, en la última entrada, tenía pendiente alguna excursión bonita. Más que excursión ha sido un viaje a La Meseta, a las provincias de Zamora y Salamanca. En Zamora ya me encuentro como en casa y, por segunda vez en meses, he recorrido tierras salmantinas. 

   Mi anfitrión y yo nos dirigimos a Ciudad Rodrigo con la intención de pasar allí el domingo. Es precioso atravesar castilla, más propiamente León, en primavera. Tengo por ahí una foto, no muy buena, que os puedo enseñar. La hice desde el coche, sin parar, pero se ve, aunque no sea muy bien, las distintas tonalidades del paisaje. Cielos azules, tierra roja y campos verdes y amarillos. Es un amarillo intenso que alegra la vista. Yo me preguntaba que sería, porque no eran trigales ni girasoles. Se resolvió el misterio: son campos de colza. Con la colza se hace aceite -nosotros no tenemos buen recuerdo de él- pero por lo visto en Europa se consume mucho. 


   Siguiendo con el viaje, llegamos a Ciudad Rodrigo hacia el mediodía y nos dirigimos a la Catedral. Entras y lo primero que visitas es el claustro. Tiene mezcla de estilos. Siglos XIV y XVI. Parte medieval y parte de estilo plateresco. 



   Es muy bonito pasear por él en un día de abril soleado y cálido. Desde el claustro accedemos a la Catedral. 



   No me gusta mucho poner fotos del interior de los templos pero me llamó la atención el suelo de pizarra que podéis ver en la siguiente foto. El templo se comenzó en tiempos de Fernando II de León, siglo XII. Tiene tres naves y, como todas las catedrales, se fue haciendo a lo largo de varios siglos. Tiene un Pórtico de la Gloria bellísimo, capillas laterales,... En fin, todas las maravillas que solemos encontrar en estos edificios. 



   Una cosa me llamó la atención. No hay retablo mayor, pues fue vendido a la Universidad de Tucson... ¿Qué queréis que os diga? Es una cosa triste pero ahora hay una imagen de la Asunción. A un lado San Pedro y a otro San Pablo. Hay también un museo catedralicio y todo esto lo vimos con cierta rapidez pero disfrutando mucho. No os cuento más porque me estoy liando y lo podéis ver en internet mejor explicado. Es una catedral muy bonita. 



   De la Catedral nos fuimos a pasear por las calles, que son realmente preciosas. Hay palacios, casas blasonadas, edificios más modernos de los siglos XIX y XX, un poco de todo. No hice muchas fotos porque... Eran demasiadas para mi viejo móvil. Tomamos unas tapas, entre otras cosas "patatas meneás" y nos dirigimos al Parador con intención de, desde allí, dar un paseo por el adarve o paseo de ronda. Las murallas son del siglo XII aunque han sufrido reformas. Desde la Torre del Parador pudimos ver la Vega del Águeda. No nos dio tiempo a mucho pero las vistas desde lo alto eran preciosas. Se divisaban las sierras nevadas al fondo. La más cercana, la de Francia. Espero no equivocarme con esto. Mi guía es un buen geógrafo pero yo soy un disparate. Nunca recuerdo estas cosas. 



   Antes de irme a La Alberca, no quiero dejar de contaros que las murallas se mejoran en el siglo XVIII, la época del Ferrol de la Ilustración. Así pues, además de las murallas medievales hay unas defensas exteriores que circundan gran parte de la ciudad. Son en forma de pico. Hay además numerosas puertas. Por la muralla  interior se puede pasear, como en la de Lugo, sí, ya sé que la de Lugo es romana, pero tiene la peculiaridad de que muchas casas dan al adarve, con lo cual es como una calle alta. Es un paseo muy agradable con vistas al río y a las sierras. Muy recomendable. 



   Como en Ciudad Rodrigo hacía mucho calor, se nos ocurrió ir a conocer La Alberca. Es de los pueblos más bonitos de España. Ya sabéis que ahora se habla mucho de eso. El año pasado estuve en Frías, en La Guardia y en La Puebla de Sanabria. Así que he visto cuatro de esas preciosas villas en poco tiempo. Lo que tiene viajar. 



   De allí salimos muy animados para ver este precioso pueblo de estilo medieval. Está en el corazón de la Sierra de Francia y es una preciosidad. Por bonito y bien cuidado vale la pena acercarse. Un poco turístico, como pasa siempre, pero realmente digno de verse.



   Son pocas fotos pero os hacéis una idea. Fue todo un poco de carreras.



   Una vez en La alberca nos dijimos, ¿por qué no subir a la Peña de Francia? Y allá nos fuimos. Mi anfitrión es muy aficionado a las montañas. ¿Qué decir? Pasamos de un paisaje de bosque aún sin hojas, a un monte nevado que nos impresionó mucho. En pleno deshielo, no creáis que hacía demasiado frío. Estaba lleno de gente, no fuimos los únicos a los que se nos ocurrió salir de excursión dominical, y fue una sorpresa con la que no contábamos. Pudimos ver el Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Francia. Hay también convento y hospedería. Es la foto justo encima. 



   Con mucho miedo a resbalar por mi parte, nos asomamos a ver las preciosas vistas. Se vislumbra el embalse de Granadilla. Eso ya es Extremadura. 



   Para los gallegos las montañas altas y nevadas son algo de lo más vistoso. Ya veis que vistas tan espectaculares. Hay también un repetidor de comunicaciones que se ve desde todas partes. Desde Ciudad Rodrigo sin ir más lejos... 



   Creo que os he contado esto bastante mal. Sin acordarme demasiado bien de los detalles. Si tenéis ocasión, no dejéis de ir. Allí cerca están Las Batuecas... Según parece estar en Las Batuecas es andar distraído. Lejos sí que están. 

   Volvimos a Zamora con tranquilidad, atravesando un paisaje de dehesas donde pudimos ver muchas vacas, cerdos ibéricos, y aves volando sobre nosotros. La aves, que se cernían con elegancia buscando presas en los campos, nos hacía preguntarnos si serían halcones, azores,... águilas. Vimos algunas de bastante porte pero de aves rapaces sabemos poco o nada. 

   Termino aquí porque en algún momento he de terminar esta historia. Tengo el blog muy abandonado, lo sé. Son ya nueve años y me va costando sentarme a escribir. Sigo cocinando y preparo muchas cosas requetesabidas. ¿Qué os voy a decir que no sepáis? Tengo algunas cosillas pendientes que a ver si subo pronto. Estoy de nuevo en casa y contenta de haber regresado porque al hogar hay que volver. Ha sido un viaje precioso y ya os contaré algún paseo por Zamora. Es una ciudad que enamora. Nos vemos pronto por aquí. Bicos.