Translate

lunes, 27 de mayo de 2019

Pequeña sacher de cerezas


   Después de bastantes días, por fin, vuelvo a encontrar el momento de sentarme a escribir. Esta vez para contaros una tarta de no-cumpleaños que hice con unas cerezas deliciosas que me regalaron mis cuñados. Ya que tenía cerezas a mogollón, era una tontería comprar mermelada así que pensé que una sacher de cerezas sería riquísima. No es una sacher aunténtica, lo sé, pero es mi tarta y la hago como quiero. Faltaría más.

   Hay que hacer tres cosas:
Un bizcocho de chocolate
Una mermelada de la fruta escogida. Cerezas
Chocolate para cubrir la tarta


   Yo empecé por el bizcocho para, mientras estaba al horno, preparar un poco de mermelada. Todo de carreras, como casi siempre. El bizcocho puede ser genovés, el más sencillo con una pizca de chocolate Valor. Yo hice el que tengo en el blog para la sacher:

     Para hacer el bizcocho necesitamos:
100grs de chocolate
100grs de mantequilla
100grs de azúcar
4 huevos medianos
70grs de harina
35grs de almendra molida
una pizca de sal
(Yo añadí una cucharilla de levadura royal... pero en algunas recetas no se la ponen)



   Bueno, yo hice tres huevos y puse 75 gramos de lo demás. Se puede hacer más multiplicando en vez de dividir.

   Batimos la mantequilla blanda con el azúcar. Añadimos el chocolate fundido sin dejar de remover. Incorporamos las yemas. Mezclamos las harinas con la levadura, tamizamos y removemos. Por último incorporamos las claras a punto de nieve en movimientos suaves. Esto va al horno una media hora. Si es más grande puede tardar más. Hecho el bizcocho lo dejamos enfriar sobre una rejilla. 



   La mermelada es fácil. Lavamos las cerezas y, con un cuchillo pequeño, cortamos al medio retirando rabos y huesos. Las pesamos y cubrimos con el mismo peso de azúcar. Llevamos al fuego unos 20 minutos. NO es para conservar sino para la tarta. Queda bastante líquido que nos vendrá muy bien para mojar el bizcocho. Este último lo cortamos en dos y rellenamos con la fruta usando el almíbar de cereza para mojar ambas partes del bizcocho que queda delicioso con este jugo azucarado y muy natural. 



   Montamos la tarta y necesitamos cubrirla de chocolate. Yo he puesto:

80 gramos de chocolate negro
20 gramos de mantequilla
2 cucharadas de leche 

   Esto lo metemos en el micro de 10 en 10 segundos, removiendo cada vez hasta que se funda por completo. Sólo nos queda cubrir la tartita, no es muy grande, y adornarla con cerezas lavadas que secaremos con papel de cocina porque el agua puede estropear la cobertura. 

   El diseño un poco a vuestro modo, el mío es sencillo. Os digo que es una tartita deliciosa que podemos hacer con cualquier fruta que nos sobre y del tamaño que nos venga mejor. Podemos hacer un bizcochón de 6 huevos y fundir el doble de chocolate...


   He terminado, creo. La tomamos ayer domingo y sobró un poquito para hoy que estaba todavía más rica. Os animo a hacerla porque es de lo más sencillo y, si queréis, compráis la mermelada en el super. El hecho de que sea casera le da más encanto pero compradas las hay también deliciosas, Hèro, La Vieja Fábrica,... Si tenéis un cumple, un santo, un motivo de fiesta, terminar la comida con una tarta es el broche de oro. Incluso si no somos exageradamente lamineros. Un trocito con el café me parece un placer. Y ya veis que alguien cumplió tres años con algunas décadas... ¡Qué le vamos a hacer! Os deseo a todos una muy feliz semana.


miércoles, 15 de mayo de 2019

Fideuá marinera


   Aquí me tenéis después de unos cuantos días. Pensaba yo qué receta subiros y recordé que, un día comprando este marisquito, me dijo una amiga en el super que subiera la receta... Estas cosas que vas dejando pasar pues esta receta la hice después de mi viaje a Roma. Soy consciente también de que hay en el blog recetas que se parecen* pero, como esta fideuá estaba tan rica, me animo a subirla. 

   Los ingredientes:
Medio kilo de chipirones
Medio kilo de mejillones
Un puñado de langostinos o gambones (yo pongo dos por persona)
Una cebolla
Un pimiento verde
Un tomate pelado
Un diente de ajo
Medio kilo de fideos
Una tacita de guisantes
Una hoja de laurel
Pimentón agridulce y azafrán
Aceite y sal
Agua



     Comenzamos exactamente igual que en todos mis guisos marineros. Pensaréis: "Qué pesadiña es esta señora". Os digo que es como más me gusta empezar estos platos y creo que quedan muy bien así. Entonces... Troceamos las hortalizas y las vamos dorando en dos o tres cucharadas de aceite. Según vayamos a hacer de pasta, más o menos aceite. Con más aceite está más rico, es lo que hay.

   Tenemos, supongamos, los chipirones limpios de la pescadería... Los cortamos en aros y los ponemos sobre las hortalizas para que se vayan haciendo tranquilamente. Pero los ponemos en las hortalizas ya medio hechas. 

   Por otro lado, abrimos los mejillones con un vaso de agua y laurel. Los limpiamos y reservamos. Colamos el agua para cocer la pasta. Es importante limpiar los mejillones de algas. Si queda alguna, se puede cortar, ya cocidos, con una tijera. 



   Lo siguiente que vamos a hacer es añadir los fideos, no hace falta que sean muy gruesos pero sirven los que nos gusten o los que estén en la despensa. Os he puesto medio kilo pero ponéis lo que necesitéis. A lo mejor os llega un cuarto de kilo si no sois muchos. Espolvoreamos con el pimentón y damos unas vueltas de manera que la pasta se dore ligeramente y se impregne con ese guiso tan rico y que tan bien conocemos. 

   Al agua de los mejillones, pensemos que es un vaso, le añadimos otros dos de agua. La de los mejillones ya os digo yo que es requetesalada, ¡ojito! Y con este líquido elemento bañamos el guiso. Tenemos las hortalizas, los chipirones, los fideos,... hirviendo y ha podemos poner un poco de azafrán o, en su defecto, una pizca de colorante. Quiero decir que estos guisos quedan monos amarillos, dorados. ¿Cuánto debe hervir? Lo que nos diga el envase y aquí hay variedad según el tipo de pasta escogida. Lo que tenéis que pensar es que si es pasta que se haga en pocos minutos, los chipirones deben estar con las hortalizas lo suficiente para que no queden duros. En cinco minutos no van a estar. Cuándo la pasta hierve, añadimos los langostinos o gambones para que se vayan haciendo. Al menos seis o siete minutos necesitarán si son gorditos. Si utilizáis una pasta de cocción lenta, esperáis un poco para ponerlos y que no se hagan demasiado. 


   En cuanto a los mejillones, yo soy partidaria de añadirlos justo al final, antes de llevar a la mesa porque, si están cocidos en su punto, les quedará un tacto más rico que si los recocemos. Esto a vuestro gusto pero no os aconsejo que se hagan de más. 

   Me había olvidado de los guisantes. Si los ponéis, yo tengo siempre en el congelador, el mejor momento es con los gambones. Si los dejamos descongelar, se cocerán en unos pocos minutos.

   No queda mucho por decir pero, si preferís o tenéis, podéis usar salsa de tomate, varias cucharadotas, que añadís al guisito para que cueza todo junto. Yo lo hago a veces, en vez de poner el tomate pelado. Dispensando... según lo que tenga en la despensa. 


   Es un plato único estupendo porque lleva de todo, contando con las proteínas marineras que tan ricas son. Si os apetece y os da la gana, podéis añadir unos trocitos de pescado limpio al final para que se hagan en los últimos cinco minutos. Yo creo que no hace ninguna falta pero bueno... 

   El punto de sal... Ya os dije que el agua de los mejillones es saladísima. En todo caso, cuando ya hierve todo junto, probáis por si necesita un poco de sal. Yo creo que no va a ser necesaria. 

   Si queréis poner una salsa, lo mejor es una mayonesa o un alioli. Lo hacemos o lo compramos. El de Chovi es riquísimo y no repite nada. A mí el ajo crudo me mata un poco...

   Y hasta aquí esta receta. Quizás os parezca un poco liosa pero para nada: hacemos el guisito, cocemos los mejillones, ponemos los fideos, añadimos los langostinos y los guisantes,... Vamos que no es nada difícil. También tiene de bueno que no necesita tanta atención como un arroz, que si se pasa queda un potingue. La pasta tiene su tiempo de cocción pero no es tan puntillosa. Os animo a probarlo porque es un plato muy rico y realmente no sale caro porque las cantidades de marisco no son grandes ni es un marisco que resulte caro, es de andar por casa. Creo que no olvido nada. Espero que os guste la receta. A mí es de las que me encanta. Nos vemos en unos días.

*Efectivamente, hay una fideuá de marisco que lleva almejas en vez de mejillones, también muy rica.

lunes, 6 de mayo de 2019

Chocos en su tinta II


   Hace ya unos días, cuando subí las croquetas, os comenté que iba a subir esta receta de chocos. Tengo otra en el blog, de ahí el -II-, que estaba hecha por el método que yo llamo "todo en crudo". Es una forma de cocinar práctica que va muy bien para ciertos guisos... En este caso, los cociné parecido pero dorando antes las hortalizas y los mismos chocos. Del mismo modo que los chipirones y otros muchos platos de pescado que andan por mi blog. Os voy a dar cantidades aproximadas y empezamos con la receta.

   Ingredientes:
Cuatro chocos (uno por persona)
Una cebolla
Un pimiento rojo (o verde si preferís)
Un vasito de vino blanco
La tinta de los propios chocos
Aceite y sal
Una hoja de laurel
Un diente de ajo (opcional)

   Antes de comenzar quiero deciros que los chocos de la ría frescos, como estos que cociné yo, no son baratos. En mi casa se consideran un plato de fiesta precisamente porque no es una cosa que hagas cada poco. También os digo que son riquísimos. Feos, son feos, pero uno de los platos favoritos de mis hijos.

   ¿Cómo empezamos? de la misma manera que siempre. Picamos la cebolla y el pimiento y los salteamos en un aceite de oliva de calidad. Si preferís medio pimiento, porque es muy grande el que tenéis, pues medio. Yo muchas veces utilizo un pimiento para varias recetas pues me gusta pero es un poco "invasor". Dicho esto, una vez que las hortalizas están ligeramente doradas, incorporamos los chocos. En la plaza de Ferrol te limpian bien los chocos dejando las bolsas de tinta para su uso. Esta tinta es muy intensa, negrísima... Entonces, las bolsitas de tinta las ponemos en un cuenco y las rompemos con el vasito de vino blanco. Por supuesto hablo del contenido, ¿os acordáis de aquella figura literaria? Pues eso, el vino y la tinta, que colamos para no poner las bolsas de tinta en el guiso.


   Los chocos se deben dorar por ambos lados. Una vez que estén ligeramente dorados, incorporamos el vino entintado y la hoja de laurel. Ya estaríamos terminando el trabajo, que es poco, pues sólo nos quedaría dejar cocer a fuego suave una media hora por cada lado con la tapa puesta para que se haga en su jugo y sin exagerar de salsa. Os estaréis preguntando por el ajo y la sal. Bueno, el ajo lo doraríamos con las hortalizas, picado, cuidando que no se queme pues se amarga. Yo no siempre lo pongo porque suelo hacer el arroz en blanco con ajo picado y ya me parece suficiente. Esto a vuestro gusto. En cuanto a la sal... estos animalitos son sabrosones, mi consejo es hacer el guiso sin sal, probarlo al final y decidir si se le pone un poco de sal. En cualquier caso, no necesitará demasiada. Con la sal y los cefalópodos... ¡prudencia!

   El arroz en blanco -hay quien lo llama arroz blanco- lo hacemos a nuestro gusto personal. Ya sabéis que yo doro un ajo picado en aceite, salteo el arroz a fuego suave y añado el doble de agua que de arroz. Lo salo y dejo hervir a fuego lento 18 minutos. Me queda bastante rico. Generalmente, si no pasa nada, muy rico. Por cierto, el arroz en blanco está explicado en el blog. Que os gusta cocerlo... ¡adelante! No seré yo quien diga a nadie cómo debe cocinar en su casa.



   Si tiene una pega el choco es que no es bonito. Es un reto fotografiarlo y no salen unas fotos muy presentables. No digo que no sea culpa mía pero es lo que hay. Lo que sí os recomiendo es servirlo con la "abertura" hacia abajo para que estén un poco más guapos. Ya en el plato, se cortan y se toman con la salsa y el arroz en blanco. Queda espectacular. Ya digo que en casa se ponen contentísimos cuando hago chocos. Por cierto, si os parece que no están hechos, los dejáis un ratito más, esto es de lógica. Y yo pienso que no me olvido de nada respecto a los chocos. Ya estoy deseando volver a hacerlos porque me chiflan. Yo creo que con una ensalada, un simple tomate aliñado, tenemos comida de sobras. También recordaros que la tinta mancha los dientes, no de forma permanente, pero no es el plato ideal para una cita. No es lo que se dice un menú romántico.


   Quería comentaros un poco de la marcha del blog. Yo, ya veis, tengo poco tiempo este año y no sé cómo ha podido cambiar tanto mi vida... De todas maneras, tener cosas que hacer es siempre una bendición. El blog, a pesar de los pesares, no va mal. Sigue teniendo bastantes visitas y, curiosamente, los platos más leídos son los marineros y algunas sopas. De verdad que nunca en mi vida lo hubiera dicho... Otra cosa que gusta mucho y me cuesta más escribir por motivos prácticos, son los resúmenes y propuestas de menús. Para poneros un ejemplo: el resumen de la última Navidad sigue estando entre las entradas más leídas desde enero. El año pasado mi menú de cumpleaños, mi cumpleaños, tuvo muchísimas visitas. Esto me hace pensar que, realmente, no tengo yo tan claro que platos son los que más van a gustar y no siempre es mi gusto personal lo más demandado. Vamos, que yo soy bastante carnívora y con una pata de pollo asado estoy más feliz que una perdiz.

   En todo caso, el blog lleva cerca de 700.000 visitas, una barbaridad, y creo que, después de seis años, seguir aquí es todo un éxito. Intentaré dejarme llevar, en lo posible, por vuestros gustos. No creáis que es tan fácil publicar siempre lo que más os atrae. No importa. Yo sigo aquí, haciendo este "trabajito" que no es sino una simple afición y seguiré mientras pueda y me leáis unos pocos. Y el blog, desde luego, aquí queda para lo que pueda ser menester. Me parece que ahora ya sí terminé. Os deseo a todos una feliz tarde, una feliz semana.