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sábado, 28 de febrero de 2015

Bizcochada II



     Como veis en el título, esta entrada ya la había puesto. Hace mucho. No obstante, ayer la hice y me apeteció compartirla porque el modo de hacerla es algo distinto. En vez de batir a mano las claras, añadir el azúcar y después las yemas,... Lo que hacemos es sacar "la máquina" y batir los huevos enteros con el azúcar. El resultado, yo creo que igual de rico. Para los que no sois de batir a mano, mucho más cómodo. Allá vamos con los ingredientes:

 4 huevos- 224 grs
224 grs de azúcar
Una pizca de sal
112 grs de harina
Una pizca de canela
Un molde engrasado

     Empezamos pesando los huevos. Ponemos el recipiente sobre la pesa y le damos a 0 para pesar los huevos sin cáscara. Los 4 que yo pesé pesaban 224 grs. Esto, claro puede variar. Podéis hacer más o menos cantidad pesando los ingredientes en proporción. Añadimos una pizca de sal y 224 grs de azúcar blanco. Batimos a velocidad máxima hasta que estén bien espumosos y doblen su tamaño. 5-7 minutos batiendo deberían ser suficientes. Si los huevos son caseros, mejor. Más sabrosa estará la bizcochada.

     Pesamos la harina. Tiene que ser la mitad del peso de los huevos. Le añadimos una puntita de canela y la tamizamos dos veces. La incorporamos al batido de huevos y azúcar mezclando con espátula blanda. Suavemente. Hemos introducido mucho aire al batir los huevos con el azúcar y no queremos que baje porque esta bizcochada no lleva baking powder (royal). Removemos bien para verificar que no lleve grumos y pasamos al molde engrasado. Yo he usado uno de silicona pero usáis el que tengáis y os guste. El horno debe estar precalentado a 200º y al introducir la masa lo ponemos a 180º. Tarda alrededor de 25-28 minutos (en mi horno que es viejo). Mi consejo es vigilarlo a partir de los 20-22 minutos. Pinchamos para ver si está cocido por dentro con un palillo y si está hecho lo sacamos y lo dejamos templar en el molde para que no se rompa al sacarlo. ¡Cuántas instrucciones para un bizcocho!

     Al sacarlo, le damos la vuelta y ponemos la parte de arriba del bizcocho, según lo hicimos, en una fuente o plato grande. La razón es que hace una corteza crujiente y frágil que es una delicia y es la característica de las bizcochadas. Por la cantidad de azúcar que llevan. Espolvoreamos con azúcar glass (impalpable) y ya esta lista para tomar.



     La foto de la ración y de la miga no ha quedado muy bien pero os hacéis una idea. El toque de canela le da un aroma delicioso y no tiene nada que ver con el bizcocho genovés básico que utilizamos para las tartas que lleva la mitad de azúcar y es mucho más tontito. Esta bizcochada es excelente para desayunos y meriendas. En Galicia, los días de fiesta, no es raro sacarla a los postres de una comida de patrón para tomarla con el café. Porque en Galicia se come de verdad, sin tonterías. No he hecho muchas fotos pero creo que con la explicación os arreglaréis. Ya veis que es un bizcocho barato y queda buenísimo, de verdad. Este tamaño era... vamos a decir mediano. Con seis huevos saldría una "señora bizcochada" que tardaría algo más en el horno.

     ¿Queda algo por decir? De la bizcochada no pero ayer llegamos a las 250.000 visitas. El cuarto de millón. Lleva el blog abierto unos dos años así que, creo, no ha estado mal. Es un blog sin pretensiones, para comer barato y casero, sano y rico. Yo disfruto mucho escribiendo y compartiendo todas estas cosas con vosotros. La mayoría de mis lectores son españoles. También lo es mi comida, en general, aunque reconozco que hay platos morunos, mejicanos, chinos,... Porque, afortunadamente, mis hijos se apuntan a un bombardeo y yo puedo divertirme probando cosas distintas. Si no, cocinar sería aburridísimo. En conclusión: GRACIAS a todos por leerme. Por atreveros con mis recetas, a hacerlas o a tunearlas. Es lo mismo. GRACIAS a los de aquí y a los de allá, allende los mares. Voy a nombrar a los principales países que me siguen: España, Estados Unidos, México (nosotros decimos Méjico), Alemania, Argentina, Rusia, Reino Unido, Bélgica, Colombia, Chile,... Y muchos más, claro. Estos diez son los primeros en las estadísticas del blog pero también tengo amigos en Suiza, Australia, Noruega, Francia, Irlanda,... En fin, es difícil expresar lo agradecida que estoy y no quiero ser pesada. Si Dios quiere, habrá blog para rato. Buenos días a todos.


miércoles, 25 de febrero de 2015

Arroz con leche a la vainilla



     Esta receta es una simple variante del arroz con leche de toda la vida. Cambiamos la vainilla por la canela para conseguir otro sabor (que puede gustar más o menos). A mí antes no me gustaban ni la vainilla ni la canela. Ahora me gustan ambas aunque nunca exagero con la cantidad. En cuanto a la vainilla, la más rica es la que viene en su vaina. La natural. Por lo demás, la receta es como siempre.

     Ingredientes:
Un pocillo* de arroz
Dos pocillos de agua
Un pocillo de azúcar
Medio litro de leche
Una pizca de mantequilla
Dos-tres centimetros de una vaina de vainilla
Piel de limón
Una pizca de sal

     ¿Qué hacemos? Pues como siempre, ponemos el arroz a hervir con el agua. Cuando ésta se consume incorporamos el resto de los ingredientes. La vaina de vainilla la cortamos a lo largo para que suelte sus granulitos. Debe hervir hasta que el arroz esté totalmente tierno y cremoso. A fuego lento y removiendo con cuchara de palo. Como sabe a vainilla muy ligeramente, no tiene sentido adornarlo con canela pues nos comeríamos el sabor. Podríamos poner almendras crocantes o unos pistachos picaditos, por ejemplo. Me ha parecido muy agradable el sabor de esta variación tan tonta. ¿Cuál me gusta más? Bueno, la canela es lo clásico, va a depender de cuántas veces hagamos arroz con leche y de lo que nos guste cada cosa. Veis en la foto de cerca los granitos de vainilla, que me parece que hacen bonito. Nada más. Sí, ya sé que se parece un poco-bastante al arroz con leche a la naranja que puse hace tiempo. En este caso, la vainilla es natural y se nota. 

     Por supuesto, se puede aumentar un poco de leche si os gusta más líquido. Ya lo sabéis.

    Aprovecho para comentaros lo bien que marcha el blog. Yo estoy asombrada... Es raro el día que baja de 300-400 visitas. Como mi comida es tan sencilla y barata, me causa admiración que tantas personas me sigan. No creáis que es barata por casualidad. Intento que lo sea. Me gusta pensar que todos podamos comer y festejar rico a pesar de esta maldita crisis. Me acuerdo mucho de Carmen y sus historias de después de la guerra. En fin, vendrán tiempos mejores. Eso espero. En cuanto al blog, pues estamos muy cerquita de 250.000 visitas y ya hemos cumplido dos años. Empiezas sin saber muy bien qué vas a hacer o si el blog gustará y ¡sorpresa! Parece que hay blog para rato. Sólo puedo daros las gracias pues sin lectores no tendría esta ilusión de seguir publicando. GRACIAS.
     



* Pocillo es en ferrolano la taza de café pequeña que tomamos después de comer.

lunes, 23 de febrero de 2015

Pastelón de pollo y hojaldre



    Buenos días. Aquí estoy de nuevo. Hoy os traigo un pastelón que hice hace unos días y que sorprendió mucho a mis hijos. No sé por qué se me ocurrió hacerlo así. Estoy releyendo una novela y la protagonista, una dama inglesa, hizo un pastel de carne.... Ya sabéis como es la cabeza, de unas cosas salen otras. Me apeteció hacer un pastelón y con esto y aquello que había en la nevera me puse. Es realmente rico. Mis hijos dijeron: "Pero esto nunca lo habías hecho. ¿De dónde lo has sacado? Está buenísimo". 

     Ingredientes:
Medio kilo de pollo sin piel ni hueso
Una cebolla mediana
Seis champiñones
Dos puñados de espinacas
Aceite y sal
Una pizca de pimienta 
Una pizca de comino molido

Una base de hojaldre
Dos o tres lonchas de queso suave
Huevo batido 
Azúcar y canela

      Ya os imagináis que empezamos con el relleno: Doramos la cebolla suavemente, añadimos los champiñones en láminas y dejamos hacer. Incorporamos el pollo que se debe dorar un poquito. Salamos ligeramente. Ponemos una pizca de cominos y otra de pimienta. Un toque muy suave (salvo que queráis un plato muy especiado). Dejamos hacer unos 15 minutos a fuego lento. Que veáis que el pollo está hecho, así que depende de que hagáis pechuga o pata porque ésta última tarda algo más. Es conveniente que la salsa casi se consuma para que no se nos moje mucho el hojaldre.




     Añadimos los dos puñados de espinacas frescas. Parecen mucho pero se "desinflan" enseguida y quedan mezclados con los ingredientes. Es un guisito muy sencillo que podríamos tomar con unas patatas o un arroz pero no, vamos a hacer un pastelón.




     Dejamos enfriar el guiso y mientras estiramos y cortamos la base. Da igual que no esté muy bien cortada. Yo soy un desastre y he cortado sin pensar. Mejor hubiera sido marcar el centro con un plato... La cuestión es que el horno y el dorado disimulan después. Lo que hacemos es poner nuestro guiso en el centro y cubrir con dos o tres lonchas de queso. No mucho queso ni muy fuerte. Yo utilicé un queso de barra normalito. Lo que buscamos es que el queso se funda y aporte cremosidad, no que se tapen los sabores del guiso que es de por sí muy rico. 



     Una vez puestos el pollo y el queso, vamos cerrando el pastelón con las tiras de masa. Sin demasiado orden. Me ha parecido divertido el aspecto. Después, pintamos con huevo batido. Aquí es donde le damos (o no) el toque dulce. Yo he sido muy prudente: una cucharadita de azúcar y una pizca de canela (apenas). Espolvoreamos la masa pintada con huevo, como quien echa sal, y llevamos al horno precalentado a 200-225º. Depende un poco del horno. ¿Cuanto tiempo? Pues hasta que esté bien dorado, unos 20-25 minutos. También depende del horno. El mío está senil y tarda mucho más de lo normal. 



     Al cortarlo, el pastelón resulta jugoso, los sabores se mezclan y nos recuerda de lejos a los cocarroes, por el toque dulce. Nos ha gustado tanto que seguro que lo repetiré intentando mejorar un poco la presentación. Si no os atrevéis con el toque dulce, creo que os gustará igualmente. Si sois de platos exóticos, hasta podéis poner más cominos y más azúcar y canela, estilo pastela moruna. Para mi familia, así sin pasarse, ha sido lo justo. Espero que a vosotros también os guste. Buenos días a todos.




miércoles, 18 de febrero de 2015

Freixós





     En Ferrol llamamos así a las filloas. Sé que hay muchas variantes y diferencias entre crêpes y filloas, pero hoy se trata de hacer freixós ferrolanos. También sabemos que las recetas varían según los gustos y las familias. Los que yo tomaba en casa de mi madre eran: bien finos, no muy dulces y con un suave toque de anís. Los que venden... Bueno, son caros y no siempre demasiado finos. Creo que vale la pena hacerlos sí o sí. La masa no tiene ningún misterio. Lo que hace falta es paciencia y perder el miedo a quemarse la punta de los dedos. Y práctica, claro. 

     Ingredientes:
Dos huevos
Una taza de leche
Una taza y media de harina
Una taza y media de agua
Dos cucharadas de azúcar
Una pizca de sal
Cuarto de taza de anís

Un trozo de tocino




     Lo primero que hacemos es batir todos los ingredientes y dejar reposar una media hora. Esta masa, a simple vista, es bastante más fina que la de los crêpes. Después calentamos la sartén y la frotamos con el tocino que ha de ser más bien blanco. Esa grasita que se derrite va a ser la que impida que la masa se pegue a la sartén mientras se cuece. El calor del fuego según os gusten más blancos o un poco dorados. A mí me gustan blanquitos pero con pequeños cráteres dorados. Cuando veis que se cuaja la masa, levantáis los bordes con ayuda de un tenedor y le dáis la vuelta al freixó con los dedos. Yo creo que al llevar agua se calientan más que los crêpes y también, por eso, son más finos y transparentes. Esta finura hace que sean un manjar exquisito. El crêpe es más gordito (sin exagerar) y muy práctico para rellenar. Los freixós, al ser tan delicados, sin nada ya están ricos aunque, claro, hay gente que los rellena con crema pastelera, mermelada, miel,... 



     La parte que me gusta poner para arriba en el plato es la de los cráteres. En la foto veis la otra, después de darle la vuelta. Es la primera en dorarse la que queda más lisa, lógicamente. Creo que no hay más que decir de los freixós. Me los encargaron para una laconada y gustaron, afortunadamente, mucho. Sobre todo, no hay que tener miedo a quemarse y hacerlos con calma. Esta cantidad lleva un buen rato. Es lo que vale de los freixós: el tiempo invertido, no los ingredientes, que son sencillos y baratos. Es uno de los postres de Carnaval más típicos de Galicia, con las orejas y las torrijas. 

     Yo estoy dudando si hacer una laconada o un cocido a la gallega este fin de semana (porque nos encantan los garbanzos). Ya os contaré en qué queda todo. Buenos días.

     Y olvidaba una cosa importantísima: Debéis usar una sartén que no pegue.

lunes, 16 de febrero de 2015

Otra tartita de manzana



     Esta tarta de manzana es parecida a todas. Facilita y tonta. Tiene un toque de especias que le da una personalidad propia. Las manzanas son tontitas y les va bien darles un toque de atención. Empiezo ya con los ingredientes:

Una base de hojaldre
Dos o tres manzanas grandes
Un puñadito de pasas
Una cucharada de azúcar blanco y otra de azúcar moreno
Canela al gusto
Una pizca de nuez moscada, otra de pimienta y otra de jengibre en polvo
Huevo batido y un poco de azúcar para la masa

     He utilizado dos manzanas grandes de distinto tipo. Esto es un poco lo de menos. Yo suelo comprar las que están de oferta. Las pelamos y las cortamos en trocitos medianos. En un recipiente apto para el microondas las espolvoreamos con el azúcar y las especias e incorporamos las pasas. Un poquito de cada especia salvo de canela que ponéis según os guste (quiero decir que con las otras es mejor ser prudente). Si sois muy dulceros, podéis poner más azúcar. Las hacemos en el micro un par de minutos. 





     Estiramos la base de hojaldre y colocamos las manzanas con el jugo que sueltan en el centro. Si es mucho jugo, espolvoreáis con pan rallado y removéis.



      Vamos doblando la masa, haciendo cortes cuando sea necesario para poder doblar, de manera que la parte central quede sin cubrir. Pinchamos y pintamos con huevo batido. Espolvoreamos con azúcar blanco y metemos en el horno a 200º unos 20-30 minutos, hasta que la masa esté dorada. 




     La hemos acompañado con una bola de helado. Es muy rico el contraste de la tarta caliente con el frío del helado. Ya veis que cosa más fácil. deciros también que, algunas veces, cuando me apetece tomar dulce, hago una manzana en el micro, así especiada y con una cucharadita de azúcar moreno y está deliciosa. Claro que la tarta es más completa y vistosa. Qué duda cabe. 



     

sábado, 14 de febrero de 2015

Potaje de habas y repollo




     Es un potaje que es "medio pariente" del pote asturiano pero no lleva berzas sino repollo. La berza es mucho más oscura y no siempre la encuentro. Además, lo he hecho como me ha parecido a mí, como hago siempre los potajes, cociendo primero las legumbres con el tocino y añadiendo lo demás después. De la misma manera que me enseñó Carmen a hacer el caldo gallego. 

     Ingredientes:
Un tazón de habas
Un paquete de compango para fabada
Un repollo pequeño
Tres patatas grandecitas
Aceite y sal

Para la ajada:
Cebolla
Dos dientes de ajo 
 Una cucharada de pimentón de la Vera

     Comenzamos poniendo en remojo un tazón de habichuelas. Las mismas habitas que usamos para hacer cualquier potaje. No hace falta que sean muy grandes ni muy caras. Al día siguiente las ponemos a cocer en frío con un trozo de tocino o panceta. Se podría poner también un poco de lacón. Yo he comprado un paquete de compango para fabada. Ya sabéis que trae un chorizo, una morcilla y un trozo de tocino. Es quizás un poco justo pero yo he hecho potaje para un sólo día. 




     Dejamos cocer en abundante agua unos 50 minutos. Yo le pongo a esta primera cocción un chorro de aceite y algo de sal (la sal hay que rectificarla siempre al final). Al cabo de ese tiempo añadimos el chorizo y la morcilla, las patatas cortadas (tronchando un poco al final para que espesen el potaje) y el repollo limpio y cortado en tiritas. He utilizado un repollo chiquito de los que hay en los supermercados. Me gustan porque son el tamaño que necesito para un potaje y son suaves. La cocción de los potajes, por supuesto, ha de ser a fuego lento. 




     Vamos preparando la ajada: he dorado en tres cucharadas de aceite de oliva: una cebollita y dos dientes de ajo. Todo picado en trozos menudos. Cuando coge color apagamos e incorporamos una cucharada de pimentón de la Vera. Añadimos la ajada al potaje y dejamos cocer todo junto una media hora y apagamos. Es bueno que repose un buen rato. Antes de comer, calentamos y cortamos las carnes que podemos poner dentro o servir aparte para que cada uno se sirva lo que quiera. Ya sabéis que hay gente que no es partidaria del tocino o de la morcilla.




     Como veis queda un potaje bastante clarito y más suave que el pote asturiano -que es delicioso-. Es muy fácil de hacer y un plato estupendo para estos días de frío. Siempre digo que una vez a la semana hay que tomar un potaje. Lo bueno es variar para no cogerles manía a los de siempre. En España hay multitud de potajes para copiar o para inspirarse cambiándolos un poco a nuestro gusto. Yo ya he puesto unos cuantos. Algunos se parecen más que otros pero todos son muy ricos. A veces los niños protestan pero hay que ir acostumbrándolos poco a poco a comer de todo. Es una buena forma de educar. Aquí queda la publicación que debí hacer ayer (no me dio tiempo). Feliz Carnaval a todos.




miércoles, 11 de febrero de 2015

Quiche de setas de cardo




     Hoy una receta sencilla. Es una quiche de setas de cardo. Sin más. Muy sencilla y rica con la anécdota de que he usado leche de cabra para hacerla. ¿Por qué leche de cabra? La había comprado para probarla y la fui usando "de aquella manera". Para el café con leche... como que no porque sabe a queso de cabra. Es muy rica pero no para todo (me parece a mí). Entre otras cosas, he hecho varias quiches con ella y me ha gustado. Es mucho más cara que la de vaca así que... vosotros veréis si queréis probarla. En todo caso, os pongo las cantidades y vosotros decidís si queréis usar leche de cabra o vaca, o nata líquida. Yo procuro usar más leche que nata por aquello de las calorías. Quedan las quiches más "aflanadas" y muy finas. Con nata también me gustan pero el tacto es algo distinto. À votre choix! 

     Ingredientes:
Una base de masa de hojaldre
Una bandeja de setas de cardo
Una taza de leche de cabra semidesnatada
Dos huevos grandes
Tres cucharadas de queso emmental
Sal y pimienta
Aceite para dorar las setas

     Comenzamos. Cortamos las setas en tiras o, si preferís, en cuadraditos, y las doramos en dos cucharadas de aceite de oliva. Si sueltan agüita, la dejáis consumir.

      Estiramos la masa en un molde y la pinchamos. Los bordes se pueden adornar al gusto, yo hice unos cortes inclinados y doblé. Pintamos los bordes con huevo batido. Encendemos el horno y ponemos unos minutos para que no esté del todo cruda.

     Batimos los huevos (con esto mismo pintamos antes los bordes), incorporamos la nata y mezclamos bien. Salpimentamos y añadimos el queso rallado y las setas ligeramente doradas. Colocamos el relleno en la base de hojaldre y llevamos al horno a unos 200º hasta que se cuaje y se dore. Ya veis que cosa tan sencilla. A mí me ha parecido muy rica. Se parece a la que os puse de champiñones pero aquella llevaba también algo de cebolla. 



     En la foto de la ración, veis que la he dorado poco por debajo (fallo mío o del horno) y que sería mejor cortar más las setas para repartir mejor las raciones. Eso al gusto. También comentar, para los gallegos, que la masa era hojaldre refrigerado de Froiz y salió muy rica. Nada más, ¡ay sí! Buenos días a todos. La educación que no falte.


lunes, 9 de febrero de 2015

Pollo rabioso



     No creáis que el pollo está tan rabioso. Pica un poco, sí, pero es un picante rico. Por supuesto, se podría hacer sin picante o machacando unas bolas de pimienta negra. En vez de rabioso estaría "ligeramente enfadado". Es una receta muy rica y en barbacoa está delicioso. Lo hicimos este verano y nos encantó. No os lo había puesto por no tener las fotos.

     Ingredientes:
Un pollo rico 
Dos o tres dientes de ajo
Dos o tres guindillas
Perejil
Tres cucharadas de aceite
El zumo de un limón
Una pastilla de caldo
Sal en escamas

     Ya os dais cuenta de que es un pollo al limon "versionado". Es muy fácil. Picamos los ajos con las guindillas y el perejil. Incorporamos el aceite y el zumo de limón. Todo en un tazón. Pintamos el pollo limpio por dentro y por fuera. Dejamos varias horas.




      Le metemos dentro una pastilla de caldo y las pieles del limón, atamos las patas. Salamos ligeramente la piel. Llevamos al horno a 175º una hora y media o hasta que está hecho y dorado. Va a depender mucho de la calidad del pollo. No es lo mismo un pollo de Mercadona que un pollo Coren. Es muy rico y no creáis que pica tanto. Y claro, podéis poner una sola guindilla o ninguna.



     Y me falta por contar la guarnición. ¡Qué despiste! Es una especie de "menestrita" con lo que había: Doramos un puerro y una zanahoria con un puñadito de bacon. 




      Añadimos unas hojas de lechuga, lavadas y cortadas. Dejamos hacer un rato y salpimentamos.




     Para terminar, incorporamos una taza de guisantes congelados que hemos pasado por el micro para quitarles el hielo. Dejamos hacer un poquito todo junto con un chorrito de vino blanco. Ya tenemos nuestra guarnición que, con unas patatas, completa este pollo tan rico. Es un "plato combinado" delicioso. ¿No os parece?



     ¿Falta algo? Pues sí. Contaros que al día siguiente hice una sopa con el caparazón del pollo asado y la salsa que sobró (ligeramente picante). Ya sabéis cuezo todo con un puerro y una zanahoria y rectifico al final de sal. Siempre unas dos horas de cocción (hay que poner agua, claro). Salió una sopa muy rica, con un fondito picante. Mis hijos encantados. Yo pensando: "Pues no creo que vuelva a hacer sopa picante pero no está mal". Usé piñones de pasta porque me encanta variar. No puedo evitarlo. Y, ahora sí, creo que he terminado con este pollo. Buenos días a todos.


jueves, 5 de febrero de 2015

Pasta con falso pesto



     Tenía ganas de hacer pesto. Tengo una cuñada que lo hace delicioso. Ya sabéis que los piñones son carísimos. Como dice una amiga: hay que poner tres por cabeza. Me figuro que será difícil cogerlos y pelarlos. Como la crisis me ha vuelto muy tacaña, pensé que podría hacer un falso pesto con almendras (el hambre nos hace arteros). Yo tenía intención hacerlo tal cual, con todo lo que suele llevar el pesto, salvo por las almendras. Una vez en el super, no había albahaca ("ojos verdes, verdes como la albahaca...") y también la sustituí. Así que, un pesto falso del todo. Os pongo los ingredientes:

50 grs de almendras crudas
50 grs de parmesano
Un diente de ajo grandecito
Aceite
Perejil
Sal 

    Como imagináis, lo único que tenemos que hacer es batir bien todos los ingredientes (el ajo no se ve pero está debajo de las almendras). Es lo más sencillo del mundo. El aceite yo lo he puesto a ojo. Cubrí los ingredientes y después puse algo más y seguí batiendo hasta formar la pasta que no hace falta que sea totalmente homogénea porque el tacto de las almendras es muy rico. Me parecía una canfurnada y después he visto que más cocineros sustituyen los piñones por almendras e ¡incluso nueces! A mí las almendras me encantan. A fin de cuentas soy (un cuarto) del Bajo Aragón. He utilizado aceite de Valdealgorfa pero vosotros podéis usar cualquier aceite de oliva rico que tengáis a mano. Lo del perejil fue un atrevimiento del último momento. En cuanto al tamaño del ajo, podéis poner más o menos ajo... Eso sí, os aconsejo sacar la parte central porque, sobre todo para crudo, es más digestivo sacar el centro (donde brota). En cuanto a la sal, ponéis un poquito y probáis porque el queso es salado. La sal siempre es al gusto.




     Me parece una salsa sanísima porque todos los ingredientes son excelentes: el aceite, las almendras -que sabéis que entre otras cosas son muy ricas en calcio, proteínas, vitamina B-, el ajo, el perejil -vitamina C- y el queso parmesano que podríamos sustituir por un queso español de oveja bien curado.

     Me estoy liando. En cuanto a la pasta, yo hice cintas aunque me gustan más los espaguetis finos. Podéis variar, como siempre y hacer la que más rabia os dé. Siempre al dente. 

     Deciros que nos gustó mucho a todos. Les sorprendió lo de las almendras pero estaba rica hasta para mojar pan. El próximo día intentaré encontrar la albahaca. En cuanto a los piñones... Pues ya sabéis que están por las nubes. Pero si los compráis, la proporción es la misma. Buenos días a todos. En Ferrol tenemos un increíble día de sol. Hemos llegado a 240.000 visitas, pronto el cuarto de millón. Esto es asombroso. Así no voy a dejar de escribir recetas... Aunque cada vez va siendo más difícil no repetirme. Gracias a todos. 





  

martes, 3 de febrero de 2015

Carne guisada con clavo



     Antes de comenzar tengo que confesar que yo no soy muy aficionada al clavo. Tengo un tarrito en la despensa que debió de caducar hace un lustro. Hace unos meses, comiendo con unos amigos, uno de ellos me decía que el clavo le encanta. Así que decidí darle una oportunidad. Por eso este guiso. ¿Rico? Sí, aunque reconozco que sigo siendo más partidaria de la nuez moscada...

     Ingredientes:
Un kilo de jarrete de ternera
Un puerro
Una cebolla morada
Una zanahoria
Un pimiento rojo
Un tomate pelado
Dos o tres clavos
Unas bolas de pimienta negra
Un vaso grande de vino tinto
Aceite y sal                                            


                     
     Como veis, es un clásico. Comenzamos dorando la carne en una tartera. Por todos lados en un fondito de aceite de oliva. Lavamos y picamos todas las hortalizas y las vamos añadiendo. Empezando por la cebolla y el puerro, y acabando por el tomate, que siempre suelta agua.



     Cuando las hortalizas van estando doradas, llega el momento de salar y especiar. En este caso: Clavos y pimienta. Las especias dan personalidad al guiso. Este es un "guiso clavado". Incorporamos el vino y, cuando hierva, bajamos el fuego. Debe hervir "sine die" o, mejor dicho, hasta que la carne esté tierna. Por eso, dependiendo de la carne, tardará una hora o hasta dos (que las hay muy tercas). La ternera gallega es una opción estupenda.



     Una vez que la carne está bien tierna, la cortamos en ruedas y la acompañamos con la salsa y las hortalizas. También se puede pasar la salsa por la batidora (en este caso os aconsejo pescar antes las especias o poner una pizca de cada cosa en polvo). Para acompañar esta carne van muy bien unas patatas fritas o en puré. Siempre al gusto. 



     Y bueno, si no os gusta el clavo, ya sabéis que podéis sustituirlo por una pizca de nuez moscada o por nada. En todo caso, no os quedéis con "un cravo cravado no corazón". Supongo que todos recordáis aquel poema de Rosalía:



Unha vez tiven un cravo cravado no corazón,

i eu non me acordo xa se era aquel cravo

de ouro, de ferro ou de amor.
Soio sei que me fixo un mal tan fondo,
que tanto me atormentóu,
que eu día e noite sin cesar choraba
cal choróu Madalena na Pasión.
“Señor, que todo o podedes
-pedínlle unha vez a Dios-,
dáime valor para arrincar dun golpe
cravo de tal condición”.
E doumo Dios, arrinquéino.
Mais…¿quén pensara…? Despois
xa non sentín máis tormentos
nin soupen qué era delor;
soupen só que non sei qué me faltaba
en donde o cravo faltóu,
e seica..., seica tiven soidades
daquela pena…¡Bon Dios!
Este barro mortal que envolve o esprito
¡quén o entenderá, Señor!…


     Buenos días a todos, ayer fue la Candelaria (el Día de la Marmota), lo cual significa que ya sólo nos queda ¡medio invierno! Espero que os guste el guiso.