Creo que os había contado que nos han regalado fruta. Entre otras cosas, venía una bonita cantidad de tomates. No tomates de esos que venden que, a veces, parecen de plástico. Estos eran tomates caseros, cultivados en Galicia y de diferentes tipos. Os digo que eran extraordinarios. Había tomatitos cherries, tomates raf, tomates corazón de buey,... Todos con un color, un aroma y un sabor impresionantes. Yo no soy la persona más tomatera del mundo pero estos me chiflaron.
Hubo lugar para hacer varias cosas. Algunos estaban algo maduros e hice una salsa de tomate casera. Imaginaos qué rica estaba. Teniendo esta salsa hecha, mi hijo me pidió que hiciera pizza casera con esa base, la salsa de tomate. Mezclé varias cosas: queso, anchoas, bacon,... y puse también jalapeños. Nunca lo había hecho y me gustó mucho. No picaban excesivamente, o eso me pareció a mí. La verdad es que los jalapeños me gustan bastante, aunque sean del supermercado.
También hice alguna ensalada tipo "guacamole" al ser los tomates tan buenos, les di más protagonismo. Hice secreto a la plancha, cortadito en tiras, freí plátano macho, que nos gusta mucho, y, con todas estas cosas, incluido un queso que andaba por la nevera, montamos unas fajitas que nos gustaron tremendamente.
Otro día repetimos, quedaban tomates, con carne picada aderezada con cominos y finas hierbas, añadiendo una salsa de yogur con hierbabuena. Aquí hice fusión de culturas. Os digo que estaban igualmente deliciosas. Es la típica comida que hago cuando tengo prisa. Las fajitas las compro hechas y las doro en la tostadora, no creáis que me paro a hacerlas.
Cuando ya sólo quedaba uno de aquellos insignes tomates y estaba demasiado maduro, decidí rallarlo. En casa no se rallan los tomates, no hay tradición, pero lo tomé rallado en un desayuno en casa de una amiga y me dije: "esto hay que hacerlo". Normalmente se toma con una rebanada de pan, jamón serrano y un hilo de aceite de oliva.
Lo que yo hice fue incorporar el aceite en el tomate rallado y añadir un diente de ajo picadito. Sólo nos falta pan y ganas de comer. Desgraciadamente para mí, estas nunca fallan. Podemos comprar panes distintos, que también es muy rico variar el pan.
La calidad de las fotos no es muy allá pero podéis ver que jugamos con distintos ingredientes: anchoas y aguacate, queso y salchichón zamoranos,...
Y algún pinchito que llevaba el tomate rallado, aguacate, queso y gulas. Lo divertido es que cada uno iba haciendo sus montaditos como le parecía mejor.
Estoy terminando. Muchos días hubo una simple ensalada de tomate con aceite y sal para acompañar, por ejemplo, un pollo asado. Creo que ya os he comentado alguna vez que el pollo asado me encanta. Soy así de sencilla.
Septiembre es un buen mes para el tomate. Va madurando al sol, tranquilamente, y se llena de color y sabor. Si os regalan tomates, tenéis aquí algunas ideas... No olvidando, claro está, ni el gazpacho ni el salmorejo. Nos pasamos la vida escuchando que hay que tomar fruta, verduras, hortalizas,... El tomate es en realidad una fruta y muy sana ya que aporta vitaminas, C, A, K, hierro y potasio, ¿qué culpa tiene el tomate...? Pues ninguna pero hay que comerlo. Os deseo a todos una feliz tarde.