Me gustaría haber puesto a esta entrada el título: mojo verde con papas arrugás... Pero como no se han arrugado y tienen un cutis tan terso, como que no me he atrevido. Eran patatas gallegas y ya se sabe que cutis nos traemos las celtas. Bromas aparte, el mojo quedó delicioso. Os voy a contar cómo lo hice y las vicisitudes que transcurrieron. Lo primero, os digo los ingredientes, a ver si no olvido ninguno:
Una cucharilla de cominos
3-4 dientes de ajo
Una ramita de cilantro
Una cucharada de vinagre
Aceite y sal
Lo primero que voy a deciros es que a mí el cilantro no me gusta. Dicho esto, el mojo verde me encantó, ¿no es curioso? No puse una rama muy grande, sino ramita o ramilla. Pero me gustó. Lo que hacemos es poner en un almirez los dientes de ajo pelados, los cominos y unos granos de sal gorda. Lo vamos majando con la mano de mortero hasta que queda una textura uniforme. Añadimos el cilantro picadito y seguimos machacando. Incorporamos el vinagre y un chorro de aceite y vamos removiendo sin cesar. Añadiendo aceite a poquitos hasta formar una salsa espesita. Puede ser que se emulsione el aceite, es lo que me pasó a mí. Esto es muy rico, para mi gusto, pero no es así normalmente el mojo canario. Hasta donde yo sé. En ocasiones hasta le añaden agua para que quede menos espeso. Según veáis. A mí me ha dado pena pues estaba la emulsión preciosa, como veis en las fotos, y muy apetecible.
En cuanto a las patatas, vale la pena comprarlas pequeñitas y de buena calidad. Estoy poniéndome en el caso de no tener patatas canarias. Se ponen 80 gramos de sal por litro de agua. Se cuecen, bien lavaditas hasta que están cocidas, valga la redundancia. Después, tiramos el agua y acercamos las patatas al fuego sin tapa. Entonces, con ese calor y la sal en la piel, se arrugan. A mí no se me arrugaron... Pero bueno, estaban muy ricas estas patacas galeguiñas. Yo, todo esto lo vi en la tele y me fío del que lo contó, aunque igual no es así.
Me he quedado pensando cuál será la diferencia entre un mortero y un almirez. Si son sinónimos. Bueno, pues mirando en google veo que el almirez es de metal y más pequeño. Portátil. La palabra almirez es árabe, como casi todas las que empiezan por -al-, y mortero es latina. Morteros hay de varios tipos, hasta de guerra. Lo que se aprende en un ordenador.
En cuanto al mojo verde, que yo le tenía respeto por el cilantro, queda una salsa realmente sabrosa y resultona. Es fuerte, claro, pero no sabe descaradamente a cilantro ni a cominos. Es un sabor muy rico. Con estas cantidades hacemos media taza... según el aceite que añadamos. Podéis usar aceite de oliva virgen extra, salvo que se os haga un poco fuerte, en cuyo caso podéis mezclar, mitad virgen, mitad suave. Yo lo hago a veces. Pues termino esta entrada tan sencillita. Es un entrante rico o también una guarnición deliciosa para tomar con un asado, por ejemplo. Pensad, por ejemplo, en una barbacoa informal, poner de acompañamiento de las carnes una tartera con patatitas cocidas y un cuenco de mojo. Me parece un menú riquísimo con una buena ensalada. O, ya que estamos en lo más crudo del invierno, servirlo como acompañamiento de un pollo asado. Otra opción muy apetecible. hasta aquí he llegado. Os animo a probar el mojo verde y otro día os subiré uno rojo que hice con patatas moradas que también me quedó muy bueno. Feliz tarde a todos. Aunque aquí llueve que es un aburrimiento.