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miércoles, 31 de diciembre de 2014

Ceviche de mejillones





       Como sabéis, el ceviche es originario de América. Creo que, en concreto, del Perú, aunque no estoy totalmente segura y supongo que se toma en más países. Os prometo investigar más el tema pero hoy no tengo tiempo para mucho... La cuestión es que es una forma de preparar el pescado en crudo, macerado con limón. Esto en líneas generales. Hace unos meses una querida amiga me mandó una receta para hacer ceviche de salmón. Confieso que todavía no lo he hecho pero hace unas semanas en un local de Ferrol nos pusieron unos mejillones con un aderezo de limón y hortalizas y yo dije: este debe ser el sabor aproximado del ceviche.

     El hecho de aderezar así los mejillones me parece un buen comienzo para familiarizarnos con el ceviche que, de primeras, nos choca un poco a los que nunca hemos tomado pescado crudo así por las buenas (excluyendo, por supuesto, ahumados y marinados). Pero el hecho es que el limón también marina el pescado. Una vez dicho todo este rollo, paso a la receta que es muy fácil y no vamos a tomar mejillones crudos. 

     Ingredientes:
Un kilo y medio de mejillones y una hoja de laurel
Medio pimiento rojo
Media cebolla morada
Un chorro de aceite
El zumo de un limón
Perejil picado

     Limpiamos los mejillones, quitamos el alga que llevan tirando hacia arriba para que no se nos rompa (es un buen truco). Los ponemos en una tartera con una hoja de laurel sin sal. La tapamos y los hacemos al vapor. En cuanto hierve el agua que sueltan, los vamos sacando con unas pinzas de las de freír, es muy cómodo. Y se van abriendo todos los que van quedando mientras sacamos los que ya están. Es normal que no se abran uno o dos. Esos no se toman.


     Picamos las hortalizas menudas y las bañamos con un chorro de aceite de oliva virgen y el zumo de un limón (sin pepitas). Ponemos los mejillones limpios y removemos un poco sin romperlos. No hace falta sal porque los mejillones son muy salerosos. Yo he añadido perejil picado. Quizás les iría bien cilantro pero yo no soy capaz de acostumbrarme a su sabor. Nadie es perfecto...

     Los mejillones, al hacerse sueltan mucha agua, con esta agua, que era una taza, bien colada, he hecho un arroz amarillo. Para que veáis los salada que es, he puesto: Una taza de arroz, una del agua de los mejillones y otra de agua del grifo. También un ajo dorado y un poco de azafrán. Pues sólo con eso, sin más sal, ya estaba el arroz sabrosón. Por eso os digo que no saléis. Mis hijos han dicho: el ceviche nos gusta con el arroz. Yo he pensado que seguro que el ceviche no se toma así pero bueno... Ya sabéis, cada uno es cada uno. Aquí os queda este plato de iniciación al ceviche que prometo hacer. Es una receta barata y sencilla pero no por ello deja de ser adecuada para un día de fiesta. Es un sabor ácido y muy refrescante. Sanísima porque lleva el hierro de los mejillones y la vitamina C del limón y el perejil. A ver si me ayuda a superar el resfriado que tengo. Os animo a probarla. Muy rica. Si os apetece, variáis un poco las hortalizas. Es un excelente aperitivo para compartir con amigos.



      Me queda felicitaros el Nuevo Año a todos. No es que tenga mayor importancia que sea un año u otro pero siempre está la intención de mejorar por dentro y por fuera, y desear a la familia y los amigos la mejor de las suertes para el año que comienza, y vosotros, sois mis amigos lectores. Para mí ha sido un año algo raro, ni muy bueno ni muy malo. Está bien que se acabe. Para el blog ha sido un año increíble. Fijaros que ayer tuve 630 visitas. Estoy agradecidísima. Muchos amigos me animan a seguir y me dicen que les ayudo mucho. Eso me causa mucha alegría. Así pues: Feliz Año Nuevo a todos. Con todo mi cariño. En 2015 nos vemos. Besos y abrazos.



lunes, 29 de diciembre de 2014

Perrito caliente



     Bueno, ya han pasado las Navidades. Ya sólo nos queda Fin de Año y Reyes,  ¡casi nada! Llevamos tantos días de festejos que lo que más me apetece es que llegue enero y empezar a hacer comidas ligeras. Es cierto que todo cansa y las Navidades son como un maratón de comidas (aunque ese no es el espíritu navideño, por supuesto).

     La receta que os propongo es tonta del todo. Para una cena informal o para compartir con amigos en un partido de fútbol, por ejemplo. Ya sabemos todos como se hace un perrito caliente pero esta es la versión que a mí me gusta. La primera regla que me salto es la de cocer las salchichas. Me gusta dorarlas en la sartén ligeramente engrasada hasta que están crujientes. Salchichas del tipo que sean. Ahora es fácil encontrarlas de distintos estilos: Frankfurt, Nuremberg, Bratwurst,... (escrito así, a la española). Sé que hay personas que odian las salchichas. Yo no. No suelo tomarlas con frecuencia pero de vez en cuando no pasa nada. En cuanto a calidades, hay de todo. 


     El pan que me gusta más no es el que venden en bolsitas, demasiado dulce. Solía usar baguettes cortadas pero ahora hay un pan en Mercadona, un bollito de leche, que está bastante rico. Con un toque dulce, sin exagerar, y más firme que esos bollitos industriales (lo que no quita que también sea industrial...). A veces ponemos una capa inferior de patatas y cebolla fritas que queda muy rica y engorda un poco más pero lo que sí hago y más nos gusta es la mezcla de zanahoria rallada. Es una tontada que nos encanta: Dos o tres cucharadas de mayonesa, otro tanto de queso tipo filadelfia; removemos bien y añadimos un buen puñado de zanahoria rallada (se puede comprar rallada o hacerla en casa). Mezclamos y ponemos esta mezcla sobre la salchicha, bien dorada (esto ya dentro del pan), ponemos ketchup y mostaza amarilla al gusto y ya tenemos listo nuestro perrito caliente al estilo... Pues no sé a qué estilo, sólo puedo deciros que a mis hijos les entusiasman.

     El miércoles espero poner alguna receta o sugerencia para fin de año. Tenemos un menú previsto para el día 1 pero parece que vamos cambiando según pasan los días. Ya os contaré. Buenos días a todos.



viernes, 26 de diciembre de 2014

Navidad


     Con algo de retraso para felicitaros las fiestas, traigo esta "canfurnada" que hago para los niños el día de Nochebuena. Se come todo excepto el Misterio. Simplemente hago un brownie y lo adorno con galletas hechas con masa quebrada. Las recorto para hacer el portal, unas ovejas y algunos arbolitos. Después de horneadas las decoramos con lápices de azúcar de colores que venden en cualquier super. Me ayuda mi hija que es mucho más creativa que yo.

     Se puede añadir cacao a parte de la masa, o enriquecerla con canela, anís en grano, etc. Debe reposar una media hora en la nevera.


     Para que las galletas se puedan colocar en el bizcocho, especialmente los arbolitos, ponemos palillos antes de hornear, claro. Una vez listas las galletas, las decoramos con los lápices pasteleros. Pueden ayudar los niños.


     Este año lo hice en un molde redondo porque "cuadró" y las ovejas las colocamos, como veis, alrededor. Terminamos adornando con chuches. Hay que avisar a los niños de que el Niño Jesús no se come... Alguno lo intentó. Se podría mejorar mucho la decoración y siempre tengo la intención de hacerlo pero, al final, es un día tan complicado que no me da tiempo a pararme más. Con esta entrada os deseo a todos las mejor Navidad. Un abrazo muy cálido para todos.
   

martes, 23 de diciembre de 2014

Pollo al roquefort



     La receta de hoy (que hice ayer) no es navideña. Es un pollo que les encanta a mis hijos y, como siempre, se puede hacer con otros tipos de carne variando los tiempos de cocción. El pollo tiene la ventaja de ser rápido, por eso suelo hacerlo. Por eso y porque nos gusta, es barato,... 

     Lo que hacemos es dorar el pollo en trozos. Bien dorado. Añado una cebolla en tiras, unos champiñones en láminas y, ayer, un poco de zanahoria rallada por la sencilla razón de que me había sobrado y quería acabarla. Todo bien doradito. El pollo con o sin hueso, grande o pequeño... Según lo que tengáis u os apetezca. Yo hice contramuslos deshuesados cortados al medio. Como siempre a carreras. 
   

     Dejamos hacer un ratito y salpimentamos. Echar la sal al principio no suele ser buena idea porque la carne suelta el jugo y deja de dorarse. Por eso esperamos a que todo esté dorado. Dejamos hervir unos minutos e incorporamos 200 ml de nata líquida. La de cocinar, ya sabéis. Cuando hierve añadimos 50 grs de queso roquefort (podéis poner queso azul o cabrales pero recordad cambiar el nombre a la receta). El queso, en trocitos, se disuelve en la salsa y ya tenemos nuestro pollo al queso. Sí, ya sé que todos sabemos hacerlo pero es lo que mi hijo me pidió ayer para comer y todavía no he cocinado nada para el día de Navidad.
Como tenía una crema de hortalizas y no quería freír patatas, hicimos un puré de patatas de sobre. También me gusta esta receta con un arroz en blanco. Es contundente así que, si estáis a dieta, no os molestéis en leerla porque es muy rica. Buenas tardes a todos.




     Deciros que intentaré publicar mañana el Portal de Galletas sobre brownie pero no puedo prometerlo. Espero que me dé tiempo. También os adelanto que mi menú de Navidad consistirá más o menos en: Consomé con tropezones, langostinos al horno, algún ave a la naranja (probablemente pavita) con guarnición de setas y cebollitas, embutidos y... Alguna cosilla más que se nos ocurra. Con esto os adelanto que no son recetas nuevas ni complicadas porque estos días son agotadores. Espero tener mañana un ratito para felicitaros a todos. Gracias por seguirme y disculpad que no tenga novedades. En cuanto haga algo nuevo os lo pongo. 


viernes, 19 de diciembre de 2014

Huevos rellenos



     Esta es una receta que hace siempre mi marido. A mí no me encantan los huevos así que ni me acuerdo de hacerla. Pero que no me encanten a mí no significa que no sea una receta estupenda para un día de fiesta. A los niños les suelen gustar mucho, se pueden hacer con antelación y presentar de formas muy variadas. Estos son los clásicos, rellenos de bonito, pero se puede añadir cebolleta picada, gambitas, palitos de cangrejo,... Y también están las versiones, en caliente, con jamón y bechamel.

     En cuanto a cantidades, mi marido diría: Dos huevos por persona. Hace falta también bonito y mayonesa. No es necesario que sea un bonito magnífico pero sí es aconsejable escoger uno rico. Lo que hacemos es cocer los huevos en agua hirviendo con sal (doce minutos), se dejan enfriar y se pelan. Se cortan al medio a lo largo. Con las yemas picadas y el bonito mezclados con mayonesa rellenamos las claras. En principio hacemos un huevo de mayonesa casera pero, si vais a hacer muchos huevos rellenos, harán falta más, claro. La cantidad de bonito va a depender del gusto. 

     Bueno, es una receta que sabemos hacer, más o menos, todos. Se puede usar mayonesa de bote, sobre todo si vais a llevar los huevos a una fiesta donde no estarán en la nevera. Es distinto que en casa, claro. El los suele adornar con un huevo picadito y los coloca sobre una cama de lechuga en juliana. También estarían bonitos adornados con caviar (de mentirita) en uno o dos colores. Todo depende de lo que nos guste y de lo creativos que seamos. 

     Nosotros el día de la foto, que estábamos de fiesta, los acompañamos con cangrejo ruso "chatka". Fue un regalo que nos hicieron. Hacía mil años que no lo tomábamos. Es un manjar así que no sé muy bien quién acompañaba a quién... Los huevos al cangrejo o el cangrejo a los huevos. No teniendo el cangrejo, otra opción sería poner en el centro langostinos pelados bañados con un hilo de aceite de oliva y espolvoreados con cebollino (por ejemplo). En todo caso, es una propuesta muy rica y fácil para un día de fiesta ¿no os parece?  


miércoles, 17 de diciembre de 2014

Zamburiñas al horno


     Aquí estoy de nuevo. Como os había anunciado, traigo unas zamburiñas para hacer al horno. Es una receta tradicional, nada del otro mundo en cuanto a ingredientes. No obstante, es muy rica, muy fácil de hacer y, además, muy económica (la tres bes). La razón es que son unas zamburiñas congeladas que ya vienen limpias sobre su concha y tienen un precio más que razonable. Las hacemos algunos días de fiesta por ese motivo y porque nos gustan a todos. No es lo mismo que tomarse una langosta pero bueno... Cada uno sabe lo que sabe.

     Lo primero que vamos a hacer es descongelar bien las zamburiñas. En la nevera dicen que es lo ideal. En este caso, lo mejor es contar con bastantes horas. Lo que no os aconsejo es microondas ni inventos de esos. Con menos tiempo, las sacáis de la nevera y las dejáis descongelar a temperatura ambiente. Sueltan algo de agua y hay que escurrirlas bien. Nada más. 



     La salsa
Tres-cuatro cucharadas de aceite de oliva virgen
Una cebolla medianita
Dos puñados de jamón picadito
Dos cucharadas rasas de pan rallado
Copa grande de vino blanco (albariño)
Sal y pimienta
Perejil fresco

     Calentamos el aceite en una sartén a fuego medio y doramos la cebolla muy picadita. Cuando toma color dorado (no negro) incorporamos el jamón. Si lo compráis picado, elegid el que viene más menudito. Damos unas vueltas y añadimos el pan rallado. Dejamos que se dore un poquito. Ponemos el vino. Dejamos consumir hasta que se hace una salsa espesita. No tarda nada. Salpimentamos con prudencia. Apagamos el fuego e incorporamos el perejil fresco picadito. Está el párrafo lleno de diminutivos pero la receta es así :)




     Esta mezcla la ponemos sobre las zamburiñas. Con cuidado, una cucharada sobre cada una. Más o menos cargadas. Como yo las he puesto, se pueden tomar con dos dedos sin mancharse pero las podéis cargar más (para mojar pan). Como siempre al gusto.




     Con el horno puesto para gratinar a temperatura alta, metéis las zamburiñas unos minutos antes de la hora de comer porque se hacen en poco tiempo. Son muy pequeñitas, así que, en cuanto estén doradas, las sacáis. Y esta es la receta. Ya veis que no es nada. 

     Se podrían hacer variaciones: Dorar un boleto con la cebolla, o cambiar el vino por jerez seco... ¡Qué se yo! Es una propuesta base que admite muchas variantes. Así de sencillas están muy ricas. Espero que os gusten. Buenos días.

    

lunes, 15 de diciembre de 2014

Tarta de melocotón y frambuesas




         Hoy os traigo una tarta casera muy sencilla que hice para celebrar un aniversario. ¡Cómo es diciembre! Cada semana hay una o dos fiestas. Nos coinciden además cumpleaños y celebraciones varias... Total, que nos pasamos el mes comiendo. La cuesta de enero será en ayunas. La cuestión es que es una tarta muy rica y, como todas las tartas caseras, sale muy bien de precio. Eso sí, hay que trabajar un poquito. Pero más que nada es hacer un bizcocho y montar la nata con azúcar. Ya veréis...

       El bizcocho:
     Ya os imagináis que es el bizcocho básico (genovés o génoise para los franceses).

4 huevos (220 grs)
110 gramos de azúcar
110 gramos de harina
Un molde engrasado

     Ya sabéis como se hace, con las varillas montamos los huevos y el azúcar hasta que están bien espumosos. No tiene ninguna ciencia. Hay que pesar los huevos sin cáscara, claro, para calcular el azúcar y la harina.




     A continuación incorporamos la harina tamizada y mezclamos con la espátula de forma que no queden grumos. Tamizar es importante. Llevamos al horno precalentado a 175º una media hora. Es el bizcocho más sencillo y barato. Estupendo para las tartas (para tomar solo es un poco tonto).



     El relleno:

Una lata mediana de melocotones en almíbar
Una canastilla de frambuesas
Dos cucharadas de oporto

     Lo que vamos a hacer es, una vez frío el bizcocho, cortarlo al medio. Ponemos el almíbar de los melocotones en un tazón, añadimos el oporto y emborrachamos la primera capa con la mitad del almíbar. Ponemos los melocotones cortados en tiras en medio y las frambuesas alrededor. La cantidad que os guste. 


     La nata:

     Os llegará con 400 ml de nata. Os lo digo porque yo monté medio litro y me sobró bastante. Para montarla, empezamos a batir con las varillas. Cuando empieza a espesar añadimos el azúcar y continuamos batiendo. Yo he puesto media taza pero podéis variar más o menos según seáis dulceros. También he puesto vainilla. Cortáis un trocito de una vaina y la abrís a la mitad. Ponéis esos granulitos. No es mucha pero le da un toque riquísimo. Muy fino, sin exagerar el aroma de vainilla. La nata está batida cuando veis que está firme. Cuidado que no se os convierta en mantequilla por exceso de batido.



     Sobre el relleno del bizcocho, ponéis una buena cantidad de nata, en el centro. Cubrís con la otra parte del bizcocho y aplastáis suavemente hasta que veis que la nata llega a los bordes. Mojáis con el resto del almíbar la parte de arriba del bizcocho y cubrís con el resto de la nata. Yo no soy muy buena en esto de adornar tartas pero vosotros lo podéis hacer mucho mejor. La mandamos un por de horas al congelador. Le hace falta para que se ponga todo bien firme. 

     La sacamos un poco antes de la hora de comer, la adornamos con el resto de los melocotones y frambuesas y la pasamos a la nevera. Ya veréis que tarta tan rica.  



   Si os animáis a hacerla veréis que no es complicado. Si sois hábiles con la manga pastelera la podéis hacer mucho más bonita. Yo, es una asignatura que tengo pendiente y no sé si algún día aprobaré.





     He cocinado varias cosas novedosas para el blog que os iré poniendo estos días. A mediados de semana publicaré unas zamburiñas al horno sencillísimas de hacer que son muy ricas y estupendas para un día de fiesta...  Porque las Navidades están a la vuelta de la esquina. Buenos días a todos.



viernes, 12 de diciembre de 2014

Pasta con gulas y nata



     Ya estoy aquí otra vez. La entrada de hoy es tonta del todo. Una comida para hacer en el último momento, cuando no queda otra que cocinar porque los míos quieren comer todos los días ¡qué pesadiños! Una vez catada preguntó: ¿Qué os pareció? Si la respuesta es positiva, la receta sale en el blog. Afortunadamente suele ser así. 

     Ingredientes:
500 grs de pasta
Un puñado de bacon
Tres dientes de ajo
Un paquete de gulas
400 ml de nata
Aceite, sal, agua
Queso 

   Como siempre que hacemos pasta, ponemos a hervir agua con sal. Bastante agua para medio kilo de pasta. Yo no la mido pero pongo una tartera grande. La pasta, pues escogéis la que más os apetezca o la que tengáis en la despensa. Esta misma estaba muy rica. Como la pasta tarda poco en hervir (esta unos 12 minutos), calculáis cuando debéis empezar a dorar los ajos. Si es de la que tarda muy poquito, os ponéis enseguida.

     Doramos los ajos y el bacon en un fondito de aceite (no es plato ligero). Cuando toman color incorporamos las gulas. Ya sabéis que el ajo se quema fácilmente y se amarga. Removemos las gulas un par de minutos e incorporamos la nata. Dejamos hervir un poquito y probamos de sal. Alguna sal necesitará, salvo que seáis muy "sosos". Mientras tanto, la pasta ya estará cocida y la váis escurriendo. La vertéis sobre la salsa de nata y gulas (tenéis que usar una sartén o tartera grandota), le dais unas vueltas y lista la receta. Pasamos a una fuente y rallamos queso encima. Parmesano, grana padano o similar. O uno barato, también puede ser, aunque menos rico. 



     
     Con una ensalada rica ya tenemos comida para uno de esos días en que nos apetece cocinar "rien de rien". Y todos encantados porque es pasta. Buenos días a todos y gracias por continuar ahí. Ya veis que andamos cerca de las 220.000 visitas. Sois increíbles.

martes, 9 de diciembre de 2014

Pollo guisado estilo moruno



     Esta receta la he puesto, con algunas variantes, varias veces. Es una versión del pollo guisado con tomate y cebolla que tanto éxito ha tenido (la cuarta receta más leída del mes), pero haciéndolo con especias morunas y acompañándolo con cous cous. Hacer cous cous tiene la ventaja de que es muy rápido de cocinar porque es precocido y, además, es más ligero que las patatas fritas. Así descansamos un día de las patatas o el arroz en blanco que tradicionalmente acompañan nuestros platos. Es un acompañamiento típico de los platos morunos y tiene un sabor peculiar, no sabe simplemente a pasta. Quizás por esta razón tomamos menos cantidad, lo cual también es bueno desde mi punto de vista. 

     Para hacer el pollo necesitamos:
750 grs de pollo limpio cortado en cuadrados regulares
Una cebolla grandota
Un tomate pelado
Una bandeja de champiñones 
Aceite, sal y pimienta
Tomillo, romero y cominos
(Agua)

     Empezamos como siempre: Doramos el pollo en aceite; Incorporamos la cebolla y el tomate y continuamos sofriendo a fuego moderado; Añadimos los champiñones. Cuando todo va tomando color, salamos y ponemos las especias.Un poco a vuestro gusto. Yo soy partidaria de empezar con una pizca de cada y probar. Dejamos hervir suavemente unos veinte minutos. Probamos para ver si está bien de sal. Si preferís usar carne de cerdo o ternera, tardará más en hacerse. Creo que por eso vale la pena hacer pollo. Si os gustan las comidas muy especiadas podéis añadir unas guindillas, un palo de canela, un chorro de zumo de limón,... En casa lo de la canela con las carnes no les acaba de convencer. Si queréis que quede más salsa, añadís al guiso un poco de agua después de especiar para que hierva todo junto mientras se guisa. Como veis en la foto, lo he espolvoreado con perejil fresco. Me encanta y tiene muchas vitaminas (cuando digo estas cosas mis hijos se ríen).



      Una vez listo el pollo, nos ponemos con el cous cous. Yo utilizo la marca gallo que es la que me sale mejor, más suelta. No suelo hacer mucha cantidad y sigo las instrucciones del fabricante. A mayores, le añado un puñado de pasas y otro de pistachos (hoy le puse cacahuetes), un trocito de mantequilla y una cucharada de salsa de la carne. Queda muy rico y es muy rápido. 



     En fin, aquí queda la receta de hoy. Sé que es muy parecida al pollo guisado con tomate y cebolla. Muy parecida a otras recetas porque, partiendo de una base sencilla y añadiendo unas especias distintas, he hecho una receta rica y resultona pero similar. No sé si se me están acabando las ideas o es que estoy cocinando menos. O un poco de cada. En todo caso, es una comida que se hace en media hora. Buenas tardes a todos. 

jueves, 4 de diciembre de 2014

Champiñones encebollados




    Esta es una receta muy tonta pero ya sabéis que la cebolla me encanta. Creo que es la base de mi cocina o casi. En vez de hacer unos champiñones al ajillo como solemos, incorporamos una cebolla cortada en tiras. La sofreímos con los ajos y un poco de bacon hasta que empieza a dorarse. Añadimos los champiñones cortados al medio o como más rabia os dé. Que sean champiñones bien blanquitos y frescos. Dejamos dorar todo junto, salamos y, si queréis añadís una guindilla. Yo, este día, les puse pimienta recién molida. Lo que prefiráis. Dejáis hacer hasta que todo esté doradito.



     Ya veis que es un menú muy sencillito. De los míos.



     Uno o dos huevos fritos y "estamos comidos". Bon appetit!



lunes, 1 de diciembre de 2014

Domingo de Acción de Gracias



     Como ya sabéis, la semana pasada celebraron Accion de Gracias en Estados Unidos. Es una tradición de ellos, no nuestra, que todos conocemos y que ya había comentado en el blog. No faltan las películas que tratan sobre esta celebración, ya sean favorables o críticas. A pesar de que tenemos los españoles fiestas de sobra, este año nos apeteció celebrar nuestro Thanksgiving particular y decidimos pasarlo a la comida del domingo porque nos venía mejor a todos.

     ¿Qué hicimos? Pues, lo primero, consultar Google y, lo segundo, adaptar el menú americano a nuestra manera familiar. Resultó una comida muy rica y divertida que quizás repitamos el año que viene. Ya veremos. 

    Una de las adaptaciones fue hacer un pollo de corral en vez de un pavo; hicimos también una receta americana muy rica green bean casserole (unas judias verdes al horno), mazorcas de maíz, cebollitas francesas y otras guarniciones más españolas que otra cosa. De postre preparé un brownie y un pumpkin pie (ambas cosas ya las he puesto en el blog).


     La receta del pollo fue totalmente improvisada y nos gustó mucho. Es lo que voy a compartir hoy. Otro día os pondré las judías verdes que es una receta muy rica e interesante. A todos nos encantó.

     Ingredientes:
Un pollo grandote de corral
Un puñado de pasas y dátiles
Una copa de brandy
Media docena de salchichas frescas
75 grs de bacon en tiras
El zumo de dos mandarinas
Una pastilla de caldo de pollo
Sal y pimienta


     Empezamos poniendo las frutas en remojo en el brandy, por lo menos unas horas antes o de víspera. Pasamos por una sartén las salchichas y el bacon hasta que estén doraditas. Añadimos las frutas con el brandy y apagamos el fuego. El pollo, bien limpio, lo rellenamos con la pastilla de caldo y este picadillo. Lo que no quepa lo dejáis alrededor. 


     Exprimimos las mandarinas y bañamos el pollo. También podríais poner el zumo de una naranja grande (si preferís). Salpimentamos la superficie del pollo y encendemos el horno.


     Conviene atar las patas porque si no se abre y queda muy fachoso. Calentamos el horno a tope 10 minutos. Metemos el pollo y bajamos a 175º. El tiempo para este pollo tan grande es alrededor de dos horas. Ya veréis como huele.


      Dado que nosotros no dejamos de cumplir nuestros deberes dominicales y fuimos después a tomar el aperitivo... Ahí quedó el pollo algo más de dos horas y, como veis en la foto, se hizo un poco de más. Mala cosa para la presentación pero para tomarlo estaba estupendo, tiernísimo y bien despegado del hueso. Eso sí, difícil de mover sin descoyuntarlo. Por esa razón, lo trinchamos sobre la marcha. Cosas que pasan. 



     De sabor, estaba todo riquísimo. Creo que es justo decirlo. No demasiado americano pero una excelente comida de fiesta. Quizás alguna idea os guste para Navidad.


     Hasta hicimos la salsa con arándanos frescos. También os la pondré por si os animáis a hacerla. Es muy rica para cualquier asado. Y hasta aquí... Ya no quise hacer más fotos. Tenía ganas de comer y disfrutar del don de la vida y la familia. Buenos días a todos.