Translate

lunes, 24 de agosto de 2020

Croquetas de champiñones y excursión al Fin del Mundo


   Me he dado cuenta de que estaba comenzando mis publicaciones con la misma frase... Cosas de las que no te das cuenta hasta que miras el blog en su conjunto. Y es que es difícil no caer en las frases hechas cuando se escribe. ¿Qué voy a decir? Así pues he decidido empezar las entradas con una frase nominal que se refiera a la receta en cuestión. Para no olvidarme...

    Estas croquetas de champiñones se me ocurrió hacerlas hace unos días porque me iban llevando la vida y al abrir la nevera vi los champiñones frescos y me dije: allá vamos. 

   Vamos a necesitar lo de siempre aparte de lo que les da nombre:
Champiñones frescos 
Jamón cocido 
50 gramos de harina
Medio litro de leche
Aceite o mantequilla
Sal
Huevo y pan rallado


   Algunas veces doro una cebollita para comenzar las croquetas pero este día puse directamente los champiñones cortados con la media luna. No sé deciros, un puñado porque no son muchas croquetas. Dependiendo del tamaño de los champiñones pero para picarlos no hace falta comprarlos grandes. Frescos sí, a poder ser. Según iban cogiendo color en el aceite incorporé tres lonchitas de jamón cocido en trocitos, era corriente y moliente, y la harina para que se doraran también un poco. Lo siguiente es la leche que yo, ya sabéis, pongo fuera del fuego, remuevo y vuelvo a llevar al calor hasta que espesa. Remuevo y remuevo... La leche la voy añadiendo según me parece y dejo que hierva suavemente unos 20 minutos. Esto lo he explicado bastantes veces. Salpimentamos al gusto, vale la pena probar y añadir la sal con calma porque la béchamel admite bastante pero mejor no pasarse. Dejamos enfriar y rebozamos en huevo y pan rallado. En esta ocasión mezclé el pan rallado con avena, que también me gusta. Pero bueno esto son modernidades.


   Como no era muchas croquetas, preparé una tortilla pequeña de patatas jugosa, como les gusta a los gallegos y, con el gazpacho de entrante, quedó un menú muy veraniego y rico. Un poquito elaborado sí pero bueno, quedaron mis hombres la mar de contentos. ¿Las croquetas? Pues riquísimas. Saben bastante a champiñones y quedan a la vez muy suaves. Ya sabéis lo mío con las croquetas :)



   Esto que viene ahora no tiene nada que ver con las croquetas. hace unos días fuimos a Corcubión y Finisterre, primera salida un poco larga desde...¿febrero? Y echamos el día. Yo no recordaba haber estado en Corcubión, aunque es posible que sí. Es una villa marinera con casas de piedra y galerías, algunas muy bonitas. Como siempre pasa, por en medio hay de todo pero es un lugar con encanto al borde del mar. Abajo podéis ver la iglesia de San Marcos, que también me encantó. Desde Corcubión fuimos caminando hasta Cee.




   Después de comer fuimos al faro de Finisterre. Esto sí que lo conocía pero hacía muchos y largos años que no iba, y eso que el Fin del mundo, Finisterrae para los romanos y Fisterra en gallego, está a dos horas de mi casa. Estaba lleno de gente, todos enmascarados, que parece mentira lo locos que son estos tiempos que vivimos. 


   Lo que más impresiona allí es ver lo que antes se llamaba "la Mar Océana" en su inmensidad. Los cabos son de los mejores sitios para contemplar la mar, lógicamente. Es algo que los gallegos, incluso los de adopción, sabemos muy bien. El día era algo nublado pero de los bonitos porque las nubes adornan mucho el cielo que, de otro modo, resulta algo monótono.


   Y termino con el faro en sí, la torre es de cantería y es muy estético. Se construyó en 1853 pues era una zona de muchos naufragios. También tiene sirena que se conoce allí como "la vaca de Fisterra". Yo, la verdad, no lo sabía. En fin que son datos que se encuentran al alcance de todos. Por lo visto ya no muge pero quieren recuperar su bramido como algo patrimonial. Aquí os queda esta pequeña información de nuestro "Land's End" particular que vale la pena visitar porque es un espectáculo.  

   Estas entradas combinadas son un poco lío pero es lo que se me va ocurriendo escribir. Otro día os subiré unas fotos que hice en la plaza de Ponzos que es también una maravilla y me gusta que las veáis. Os animo a hacer las croquetas, estas u otras cualesquiera. Yo entre las croquetas caseras y los chipirones fritos tengo un dilema. Otros años me ha dado por otras cosas...  Es lo que hay.


   Nos vemos pronto. Nosotros estamos muy caseros, qué remedio, aún así,  esta excursión nos sentó muy bien. Yo vivo mi vida entre dos rías pero también me gusta salir de mi zona alguna vez aunque ahora todo sea tan difícil. Cuidaos.

jueves, 13 de agosto de 2020

770.000 visitas


                                             
 Aquí estoy de nuevo, queridos amigos. La primera sorpresa que me he llevado es que el blog está muy distinto desde mi punto de vista de escritora y cocinera. A ver si me arreglo. Pasa con los veranos que me resultan cada vez más raros. Éste, con los brotes, se lleva la palma. Yo salgo poco porque no resisto demasiado bien la mascarilla. Me gustaría pasar más tiempo al aire libre pero las cosas están como están. Revueltas. Para mayor complicación bloguera, no he cocinado nada del otro jueves. Gazpachos, salteados, carnes a la plancha, algún arrocito,... Vaya, que así no hay quien lleve un blog gastronómico decente. 
   Tampoco he viajado y dudo que lo vaya a hacer tal y como vamos. ¿Vacaciones? Prefiero no hablar del tema. Algunas cenas sí que hemos disfrutado. Lo que tienen las cenas es que engordan. Les estoy cogiendo una tremenda manía :D ¿Qué queda pues?  Excursiones. Poquitas pero os puedo contar que he estado en San Miguel de Bréamo, ¡qué buenos recuerdos! y también en la Torre de Andrade. Para que os hagáis una idea os voy a poner alguna foto.
   La foto de arriba del todo es la iglesia de San Miguel. Una preciosidad románica del siglo XIII. Lo estoy diciendo de memoria y espero no equivocarme. Es un sitio precioso con una zona para hacer barbacoas, mesas para comer,... Vale la pana visitarla aunque suele estar cerrada.


   Estas dos fotos son de lo que llamamos normalmente la Torre de Andrade. Supongo que sabéis que los Andrade dominaban toda la zona en que vivimos, desde Puentedeume y fueron los que mandaron construir la iglesia y el convento de San Francisco de Ferrol. Esto antes de que su suprimieran los señoríos, cuando La Pepa. Se puede subir a la torre desde el patio central y da bastante vértigo, al menos a mí, pero las vistas son increíbles. La primera ría es la de Ares y después está la de Ferrol, que apenas se vislumbra. La foto es de móvil pero vale la pena ir a ver estas maravillas. Es una edificación del siglo XV y domina desde su posición vigilante toda la comarca.


   No os he contado muy bien la excursión porque las novedades al editar me están "loqueando". Os voy a comentar ahora el título de la entrada. Estos días estivales ha llegado el blog a las 770.000 visitas. Yo me pierdo ya un poco con las cifras a las que procuro no dar mucha importancia pues, al fin y al cabo, esto es como el que escribe un libro de cocina a lo largo del tiempo. Si surge alguna receta nueva o alguna cosa digna de mención, os la cuento, pero lo importante, creo yo, es que os sea útil y el pequeño orgullo que siento por haber hecho este trabajo que nunca pensé que haría. 

   Os vuelvo a dar las gracias por leerme y por vuestra confianza. No sé lo que será de todo esto en otoño. ¿Quién lo sabe? Yo procuraré seguir por aquí, y con más atención si las cosas se ponen feas, como lo estuvieron en primavera. Esperemos que no... De momento, yo me dispongo a ir pasando agosto de la mejor manera posible, que no sé cuál es. A ver si en unos días subo alguna receta rica que esto está siendo un desastre. Bicos a todos.