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miércoles, 20 de diciembre de 2023

Salpicón fácil de pulpo y langostinos


   Hace unos días cumplió años mi hijo mayor. Le apetecía una comida especial, especialmente rica, vamos. Tenía claro que quería carrilleras de segundo y una tarta de galletas de postre. Yo sugerí hacer un salpicón sencillo y, aunque nunca lo habíamos hecho así, accedió: "¿Estás segura?" Yo estaba segurísima de que quedaría rico así pues les mandé traer:

Medio kilo de langostinos cocidos

Un cuarto de pulpo cocido

Pimiento rojo y amarillo

Una cebolleta

Perejil fresco

3 huevos duros

Aceite y vinagre

Limón


   Era un día importante pues 32 años no se cumplen todos los días. Las carrilleras las quiso con vino tinto y castañas. Yo creo que quedaron muy ricas aunque me gustan un poco más las que hago con zumo de naranja y brandy. Pero bueno, ya veis en la foto qué buena pinta. 



   La tarta con la receta de siempre, con nata y chocolate negro; Adornada con arándanos que nos encantan. Es una tarta que con los años me va sentando peor pero me gusta siempre. ¿Qué le vamos a hacer? 



 

   Y os voy a contar ya cómo hicimos el salpicón. Contaros que tanto langostinos como pulpo, los compramos preparados. Entonces, ellos fueron pelando los langostinos. Yo les dije: no los cortamos, de mano de amigo. El pulpo lo corté yo en rodajas. Venían dos tentáculos. Todo fácil. 

   Cocí tres huevos duros, los piqué, lo mismo que la cebolleta. Los pimientos los corté, como un cuarto de cada. Amarillo y rojo, tonos patrios porque me apeteció. Y todo a la ensaladera en la que puse un chorro de vinagre, bien de aceite de oliva virgen -esto es lo más doloroso- y, voy a dar un grito: NADA DE SAL. Pensé que era poco vinagre y se me ocurrió echar un chorro de zumo de limón porque me apeteció esa frescura cítrica. Creo que fue un acierto. Que no se me olvide el perejil fresco picadito, con cierta generosidad. Todo en la ensaladera, que sea mona, lo removemos muy bien. Ya está listo -si no he olvidado nada.- 

    Os digo que todos se quedaron pampos. Estaba buenísimo. Lo de la sal, pues ya sabéis que los langostinos vienen muy subidos de sal... Más que suficiente. La única dificultad que tiene, que no es ninguna, es pelar los langostinos. Todos dijimos: Repetimos en Navidad. Así pues, Dios mediante, va a ser el aperitivo del día primero del año 2024. Siento no haberlo publicado antes pero he estado muy liada y se me va olvidando que tengo un blog. El blog sigue aquí, claro, para todo lo que lo queráis usar. Yo misma lo uso cuando se me olvida alguna receta de memoria -empieza a pasarme-.

   No hay mucho más que contar. Las cosas nos van bien así que no puedo quejarme de nada. Estoy sinceramente agradecida por tantas bendiciones por más que algunos días me sienta agotada. También me siento querida y eso, me llena más que nada. Desde aquí os deseo a todos una Muy feliz Navidad y un mejor Año Nuevo. Que vuestros deseos se cumplan y que gocéis de salud. Que nos estéis solos. Queridos amigos, mil gracias por leerme desde tantos distintos lugares. Que Dios os bendiga. Bicos desde mi pequeño rincón.

martes, 24 de octubre de 2023

Viaje a Évora, Mérida y Cáceres



Hace ya unos meses, nuestro hijo mayor nos ofreció hacer juntos un viaje a Évora, Portugal, volviendo por la Ruta de la Plata, parando en Mérida y Cáceres, destinos que todavía no conocíamos. Como es lógico, no podíamos decir que no. Era una propuesta interesante y preciosa. 

   Llegamos por la tarde a dicha ciudad, que, por cierto, es la quinta del país, y enseguida nos fuimos a dar un paseo. Después de tomar una cerveza en la acogedora plaza de Giraldo, nos dirigimos a ver el precioso templo de Diana, que es lo que veis en la primera foto. 

 



   Una de las cosas que hay que ver en Évora es la Catedral. Monumento románico-gótico, tiene además un precioso museo, un bonito claustro y la oportunidad de subir al tejado para ver la villa desde otra perspectiva. En la siguiente foto, veis, efectivamente, el templo romano desde arriba y a la luz del día. Vale mucho la pena hacer la visita.
 


   Toda la ciudad es bonita, llena de palacios, con sus portalones y sus patios. También las iglesias, con ese exquisito cuidado que tienen nuestros vecinos en su conservación. Visitamos la Gracia, con unos azulejos divinos, San Antonio y San Francisco, donde también pudimos contemplar la impresionante Capela dos Ossos. Las casas más humildes, también son bonitas, Tienen los recercados amarillos, casi siempre, y ofrecen un conjunto precioso junto con sus calles adoquinadas. Hay que llevar buen calzado, con buenas suelas porque te dejas la planta de los pies... Pero sin duda vale la pena callejear.

  

    Hay también un acueducto del siglo XVI que es muy pintoresco, en gran medida está "habitado". Como veis en la foto de arriba, entre arco y arco hay construidas pequeñas viviendas. Siempre con esos tonos blancos y amarillos que dan uniformidad y alegría al casco urbano. Los palacios, por supuesto, tienen los adornos en granito. Todo el conjunto es precioso.


   Vale la pena acercarse y pasear por el Jardim Público. Hay un pequeño pabellón que formaba parte del Palacio de los reyes portugueses, pues en Évora vivió la corte, y unas "ruinas fingidas", abajo, que siendo preciosas, no sabe uno si está en un castillo, en el claustro de un monasterio o... en un invento decimonónico, que es lo que son.



   En ese jardín, me llamaron la atención estas preciosas flores de hibisco. Nuestros vecinos tienen mucho gusto para decorar y para los jardines. Un sentido estético que me admira. Sinceramente.
 

   Tras tres noches en Portugal, partimos felices para la patria. Nos esperaban lugares no visitados, bien conocidos. El primer destino: Mérida. Yo, que soy una gran admiradora de Roma, tenía especial interés en esta visita. Lo primero, el anfiteatro. No es como el Coliseo pero es realmente impresionante. El arbolado del fondo es un marco precioso. 




   Desde allí pasamos al famoso Teatro Romano de Mérida. ¿Qué queréis que os diga? te quedas sin palabras porque es... Divino. Y muy grande. 


   Detrás de los teatros solía haber un jardín. El de Cartagena también lo tiene, sin arreglar. Pero en Mérida te encuentras con un jardín precioso con sus columnas, poblado de árboles y flores. 



   En estas dos fotos veis el conjunto del vergel que hay tras el escenario. Son cosas que impresionan por su belleza y serenidad.

 

   En Mérida visitamos dos villas. La primera es la llamada Casa del Anfiteatro. Es muy bonita. Lo que más llama la atención, además de su tamaño, es la cantidad de mosaicos. No sólo en las salas principales, sino también en todos los pasillos. 



   Descansamos durante la comida, que consistió en: jamón, queso de la Serena e ibéricos a la brasa, y nos dirigimos al Templo de Diana. Está adosado al palacio del conde de los Corbos. Esto puede parecer un disparate pero creo que también ayudó a su conservación. Se puede visitar y subir a lo que queda del palacio, teniendo una importante perspectiva del edificio. Como veis, hemos visitado dos templos de Diana en el mismo viaje. Los dos preciosos. Este, lo que tiene es que lo pisas e impresiona, la verdad.


   También visitamos Santa Eulalia de Mérida, Santa importante que ha dado nombre a tantas Eulalias y Olayas, pero también a tantos pueblos. Fue una mártir y santa muy querida que llegó a ser patrona de España. La iglesia es muy hermosa, pero, sobre todo, la cripta paleocristiana. Yo creo que vale la pena acercarse. 

   Siguiendo con Mérida, nuestro paseo nos llevó a la Alcazaba. Estábamos exhaustos y decidimos seguir hacía el río Ana -nombre romano- visitando el Parque de la Isla. De allí fuimos hasta la casa de Mitreo. De esta casa me impresionaron sus tres patios, la sala principal con su increíble mosaico y la escalera de entrada. Las dos villas son dignas de verse. 



   Esa misma tarde nos pusimos en marcha hacia Cáceres. ¿Qué deciros? Es como un cuento. Palacios e iglesias dan forma a sus calles. Conserva gran parte de sus murallas y... Está lleno de cuestas. Más allá de eso, nos recibió una ciudad elegante, meláncolica y lluviosa que callejeamos arriba y abajo.



   Pudimos conocer templos como el de San Francisco Javier, en la foto de arriba. Ahí estamos, a pesar de que yo he evitado hasta ahora salir fotografiada en el blog pero... Voy teniendo tantos años que no creo que tenga importancia. En la foto siguiente vemos la Plaza Mayor. Muy agradable para tomar algo a cualquier hora. 
 



      Todos esos palacios que nos encontramos abiertos tienen una entrada que da a un patio rodeado de columnas. Muy sencillo, en granito, pero realmente elegante. Algunos tienen jardines, como el que veis en la foto siguiente. Yo por ese balcón y ese olivo mataría. Que rincones tan bonitos encontramos por doquier.


   Tenemos la suerte de visitar la Torre de Bujaco, desde allí, por el adarve de la Estrella nos dirigimos a la torre de Yerba. Aquí veis el ayuntamiento, en la Plaza Mayor, visto desde lo alto.  


   Otra vista. Ahora no estoy segura de qué edificio es. No creáis que es tan fácil recordarlo todo en una visita tan breve. 



   Hemos visitado también la Iglesia de San Mateo y la de Santiago. Todo es tan bonito que te quedas maravillado. La Catedral -foto de abajo- es magnífica. Impresionan esos pendones, el altar mayor, que no está policromado, el museo,... La Concatedral, para ser más exactos, comparte sede con Coria. Pudimos entrar en el Palacio Episcopal y pasar por el Palacio Moctezuma, levantado por Juan de Moctezuma ¡nieto de una princesa azteca! Mirad si es curiosa la historia. Estuvimos en la Calle de los Huesos, subimos y bajamos por las diferentes callejuelas hasta la extenuación -mía-, y creo que vimos muchísimo de lo que había que ver. Del Cáceres moderno, apenas. Íbamos tan justos que nos lo perdonamos. 



   No queda mucho por contar. La última mañana visitamos el Museo Arqueológico de Cáceres. Es gratuito. Bien, es otro palacio y está construido sobre un aljibe árabe. Como cualquier museo arqueológico, es muy interesante, una colección impresionante. Muchas cosas romanas, muchas cosas interesantes.


   En el camino de vuelta paramos en Candelario. Es un pueblo precioso, ya en Salamanca, en la comarca de la Sierra de Béjar. Sólo tengo esta foto. Llovía bastante y el agua corría por esos canales que veis a la izquierda. Me encantan esas entradas de losas a las casas. Paramos lo justo para comprar algo de embutido ibérico, impresionante -en dos palabras- . La última parada, no hice fotos por puro cansancio fue en Astorga. No sabéis qué pena me dio pasar por la querida Zamora y no tener tiempo a parar. Bien, visitamos la Catedral con cierta calma y os digo que es ¡maravillosa! Había estado hace ¿mil años? El altar mayor es anonadante, y la Virgen Inmaculada de Gregorio Fernández... Y todo, todo. Eso sí, en Astorga nos llovió el diluvio. Y en el viaje de vuelta por Galicia, lo que quedaba. Cuando llegamos a casa, me sentí feliz, porque no me gusta viajar con tanta lluvia. No obstante, hay que decir que no tuvimos ningún contratiempo y todo fue bien. 

   ¡Qué difíciles son estas entradas! El viaje ha sido perfecto. En Évora tuvimos la alegría de encontrar amigos españoles. Mérida nos dejó anonadados y Cáceres es el decorado perfecto para cualquier película de princesas y caballeros. ¡Cuánto se aprende viajando! Tengo que agradecer a mi hijo, no puede ser de otra manera, este viaje increíble. A Pedro, su ayuda con las fotos; Y vosotros, perdonad que no sepa describir mejor tanta grandeza. Nos quedaron muchas cosas por ver: Yuste, Guadalupe, Trujillo,... Como dijo MacArthur: I shall return -volveré- Bicos a todos.

martes, 3 de octubre de 2023

Bulgur, dos propuestas


     Si miramos en el diccionario, nos va a decir que el bulgur es trigo que obtenemos al hervir el cereal y trocearlo. Yo lo había probado en una ensalada y no me había vuelto a acordar. El otro día lo vi en Gadis y me animé a comprarlo. Tiene la ventaja, este que compré, de que se cuece en 5 minutos. Los hay más pesaditos. Tiene también de bueno que es relativamente ligero y fácil de hacer. Es caro, en proporción, pero tampoco se necesita mucha cantidad. Yo suelo cocer media taza. También recordaros que es trigo así que sí tiene gluten.

   La primera opción es una ensalada que lleva el trigo cocido, que dejamos enfriar, bien escurrido, con un chorrito de aceite. La ensalada lleva además: tomates cherry, maíz, pimiento rojo en trocitos y unas hojas de hierbabuena, además del aliño tradicional de aceite, sal y vinagre. A mí me pareció riquísima y super rápida de hacer. Una tontada muy agradable. 

   La compañía: tortas de trigo, pavo adobado tipo zorza, brotes verdes y queso de cabra. Montamos la torta y a comer. Las tortas las doro siempre un poco en una sartén vieja. La carne la adobo con pimentón -dulce o picante-, ajo picado y un chorro de aceite. Así es tipo chorizo, lo que es la zorza. Si queremos que sea más oriental, podemos añadir una cucharilla de cominos al adobo. De las dos maneras me gusta. 



   
   La segunda propuesta es muy sencilla. Doramos en una sartén pollo en dados con cebolla, pimiento verde, ajo y jengibre. Esto es totalmente variable, claro está. El bulgur cocido y escurrido, lo añadimos a la carne y le damos unas vueltas en el fuego. Separamos y rociamos con zumo de limón, sin exagerar de cantidad. Le da un toque de frescura. Y es ya así un plato que puede ser, por ejemplo, una cena. 



   Que, claro, nos puede gustar más un arroz en blanco o unas patatas fritas. Cosas más nuestras. Esto son cosas nuevas que se ponen de moda y está bien probar, ¿por qué no? No olvidando nunca nuestras raíces y recetas tradicionales, que tenemos una cocina de las mejores del mundo. Me refiero a la cocina española, claro está. 

   Estamos viviendo un "veroño" que nos está llegando bastante. ¡Qué calor hace! Yo me quejo poco porque me gusta tan poco el invierno que pienso que esto es mejor. Mejor es todo, que la vida siga su curso. Pues aquí os dejo estas dos recetas fáciles por si os animáis a probar el bulgur. Que conste que es rico. A mi me ha gustado. Nos vemos pronto. Bicos.

jueves, 7 de septiembre de 2023

Fin de verano. Algunas novelas


   Ha llegado septiembre, he vuelto a Ferrol y, por fin, tengo un poco de tranquilidad para sentarme a escribir. No recuerdo un verano más loco que éste, bodas, nietos, gente que va y viene, poca cocina y ganas de leer y andar a mi aire. Con los años me doy cuenta de lo solitaria que soy. Me he acostumbrado y me divierto mucho así. Es de locos. 

   He cocinado todos los días o casi, pero no ha habido grandes platos. Repeticiones continuas de cosas mil veces hechas. Ni tan siquiera le he prestado mucha atención a Instagram; Ni ha habido tortilla de los viernes. Mucho ir y venir y la cabeza poco centrada. Lo que yo suelo llamar "mi vida entre dos rías". No puedo sino sentirme afortunada por esto pero como bloguera... poco que decir.

   De la primera foto, contar que es un arroz negro aprovechando unos chipirones en su tinta. Quedó muy rico. Marqué antes las gambas y las reservé, lo demás como siempre, acompañando el arroz con un alioli Choví que me sienta mucho mejor que el casero. De esos plato que dices: Qué rico, que agradable,... 



   Como siempre hay tardes grises y solitarias, al menos en mi vida. Se me ocurrió comprar un "kit" de punto de cruz. Cursi, sí, pero entretenidísimo. Como soy libérrima, cambié colores y fue una cosa muy divertida. Aún no lo he terminado pero estoy deseando. Algunas personas tenemos esa inquietud de hacer algo con las manos cada poco. Yo no soy ninguna artista pero necesito tener algo que hacer. Esto formó parte de mi agosto que fue bastante tranquilo, dentro de lo que cabe. 



   Y, claro, también hubo algunos días de playa, paseos, comidas, cenas,... Me gusta ir al menos una vez a la playa de La Barrosa, a ver las Islas Mirandas, que si tienen ese nombre es porque "deben ser miradas", según el latín que yo estudié hace décadas. Es un lugar precioso para ver la ría de Ares al atardecer.



 

   Una de las pocas tortillas que hice este verano. Foto testimonial. En casa se ponen muy contentos cuando la hago. A mí no me importa nada hacerla pero este verano, hasta en eso ha sido caótico. Y ahora que me acuerdo, una idea que os puede gustar. A alguna reunión familiar he llevado una tartera de cachelos para tomar con el churrasco. No sabéis qué éxito y tan ¡fácil! Y es que a veces faltan ideas para compartir con tanta gente. Llegan templados y son muy ricos. A mi nieto mayor le chiflan.

   Ha llegado el momento de hablar un poco de libros porque leer sí leo, aunque sea una horita antes de dormirme. Os voy a comentar algunas novelas que he leído. A ver si me acuerdo bien...

   Creo que el primero que leí en verano fue Yo, Julia, de Santiago Posteguillo. Novela histórica, Roma, Marco Aurelio,... Y, además, premio Planeta. Pues bueno, es interesante porque yo de Septimio Severo y su señora sabía poco por no decir nada pero se me hizo bastante largo. De lectura fácil pero un poco repetitivo. Está bien. No me apasionó nada pero está bien. Opinión personal, claro. No puede ser de otra manera.

   No voy muy ordenadamente creo... También leí Tierra de sombras, de Elizabeth Kostova. Es un libro en el que pasan pocas cosas pero es muy entretenido. La autora nos da un paseo intenso por Bulgaria para contarnos como fueron las cosas en la época socialista. Duro, como son este tipo de libros, y muy fácil de leer. Ya había leído dos libros suyos y, la verdad, me quedo con La Historiadora, que tiene unos viajes por toda Europa que son geniales. Una historia sobre el Conde Drácula pero nada morbosa. 

   A veces, cuando estoy muy saturada con la vida, me leo alguna novela más ligera, tipo romántico. El autor elegido fue Nicholas Sparks. Las obras: El cuaderno de Noah y Un lugar donde refugiarse. Son novelas que se leen solas, sin pensar. ¿Perdida de tiempo? A mí no pensar me relaja y, en ocasiones, es justo lo que necesito. Una cosa, muy sencillas y prácticamente iguales que las películas pero sin imágenes tan bonitas. Para gustos.

   Hace poco supe que Zane Grey era el creador del genero literario "Western", vamos historias de vaqueros. Yo nunca había leído nada suyo y me dije a mí misma que no podía ser, hasta por cultura. He visto tantas veces sus novelas en las estanterías de las librerías antiguas... Me leí primero Los jinetes de la Pradera Roja, ¡qué sorpresa me llevé! Me pareció una novela la mar de bonita. Entretenida y elegantemente escrita. Ahora estoy leyendo Nevada y me está gustando aún más. No sé si voy a leer muchas más o no pero me ha sorprendido muy gratamente. Las descripciones, los ranchos, los personajes,... Yo soy muy de películas del Oeste, gran admiradora de John Ford y Howard Hawks, y me he encontrado en un ambiente que me encanta.

   Y un autor que no conocía: Cecil Roberts. La novela me ha entusiasmado. La que más de todas las que he leído en estos dos meses. Queremos vivir. Una joven pareja inglesa se va de viaje de novios por Europa en los meses previos a la Segunda Guerra Mundial. Ellos son gente humilde pero, por azares del destino, viajan a Viena y Budapest donde conocen a nobles húngaros y una forma de vida a la que no habían tenido acceso. El libro está narrado de tal manera que parece más antiguo. Me recordaba  un poco el estilo a Olvidamos porque debemos olvidar de Maxwell W. B. (menos mal que estoy sentada en el ordenador), aunque no tiene nada que ver. Pues bien, es una novela romántica, histórica, de viajes,... Lo tiene todo y es sencillamente preciosa. Quizás yo esté un poco antigua pero es el tipo de novela que me gusta. Elegante, bonita, evocadora,...

   Y algo más habré leído, he empezado también Esta noche, la libertad, de Dominique lapierre y Larry Collins. Esto ya es más denso. La independencia de la India, nada menos, con el trauma de su partición en dos naciones. Como a veces simultaneo varios libros, creo que me va a llevar más tiempo pero es realmente interesante y siempre aprendemos cosas sobre la historia contemporánea que no sabemos. Por más que sepamos algo... 

   De libros ya no os cuento más. Ya sabéis que los gustos son muy personales y en la lectura más todavía. Yo soy de buscar cosas antiguas y no encuentro a veces con quién hablar de estas obras. Os lo comento porque las amigas me preguntan a veces. Va empezando el curso. Nuevos retos y nuevas ilusiones. Yo esperaré a octubre para algunas cosas pero por lo demás, todo bien. Como debe ser. Nos vemos pronto. Bicos.


lunes, 17 de julio de 2023

Redondo con salsa de hortalizas


   Ya ha pasado el Carmen y yo sin aparecer por aquí... Os digo que estoy llevando una vida intensa y no encuentro tiempo para escribir. Ayer en el Arsenal me dijo una amiga: "Ya no escribes..." Me dio rabia pero no puedo dejar de reconocer que me está costando trabajo encontrar el momento. Por fin, hoy tengo una tarde tranquila, al menos por ahora. Esta receta de redondo -roast beef- yo creo que ya anda por el blog pero la salsa puede que sea una novedad, más o menos porque todo está inventado, pero vaya, que es muy rica. ¿Qué necesitamos? Es fácil verlo en la siguiente foto:

Un redondo de ternera

Una cebolla

Una zanahoria 

Un diente de ajo

Aceite, sal y pimienta

Brandy



   Son todo cosas fáciles que tenemos en casa, salvo el redondo que sí, hay que comprarlo. Este era exquisito, del Mercado de las Casas Baratas. Empezamos dorando el redondo, es cómodo usar el mismo recipiente para todo, que sirva para dorar e ir al horno, a poder ser. Cuando el redondo empieza a coger un color bonito ponemos las hortalizas a su lado, peladas y cortadas para que queden con buen color. A fuego entre fuerte y medio-fuerte. todo bien dorado y sin quemar, separamos del fuego, salpimentamos y añadimos un chorretón de brandy de una marca... normal. No hace falta que sea la pera. A mí me pasa que el olor del redondo dorado y salpimentado es de esas cosas que me encanta. Es totalmente de casa, o de casa de mi madre, según se mire. Podemos dejarlo reposar así mientras el horno se va calentando. Lo hacemos a 175º unos 30 minutos. Si vuestro horno es muy bueno, puede llegaros con 150º. Si lo queréis muy rosa, poco hecho, 20 minutos será suficiente. A mí me gusta de las dos maneras pero nunca demasiado cocido. 



   Una vez que sacamos el redondo del horno, batimos las hortalizas y el jugo que ha soltado y lo batimos hasta formar una salsa tal cual veis en la foto. Es como un concentrado de carne y hortalizas pero suavecito. Super sabroso y muy rico. Les gustó mucho a todos.



   El redondo cortado y ligeramente rosado con unas patatas fritas. También preparé aparte unos champiñones al ajillo y una ensalada. La ensalada va bien con casi todo. Yo no soy la persona más ensaladera del mundo pero sientan genial y, si son con muchas cosas, sí me gustan mucho. Verde sólo... No tanto.



   Y os muestro mi último óleo, de momento, basado en un fotograma de una película de Estudios Ghibli. Creo que lo he escrito bien. Es la segunda vez que me inspiro en una acuarela de Mi vecino Totoro y es muy interesante pensarla y realizarla como óleo. Es una técnica que me gusta muchísimo la de la pintura al óleo. En cuanto termine el verano, volveré, si Dios quiere. 



   También hemos ido a la playa con los niños. Les gusta mucho. La foto de arriba es la playa de Estacas un día de viento. Estaba la luz preciosa y el agua muy batida. Es este un verano distinto, algunos cambios, despedidas, unas cuantas bodas,... Por eso, cuando tengo una tarde tranquila, no suelo pensar en sentarme ante el ordenador. ¿Qué queréis que os diga...? Están las cosas así. El blog no lo dejo pero lo llevo a poquitos, según puedo. Os agradezco infinito que me esperéis, que me leáis, que seáis conscientes de que escribo menos, pues eso es que os paráis a pensar en mí. ¿Cómo no voy a estar agradecida? 

   Que no se me olvide comentaros que esta receta también la hago a veces con solomillo de cerdo. Los mismos 30 minutos porque el cerdo lo tomamos terminado, no seco pero tampoco crudo. No son lo mismo el cerdo y la ternera...

   Pues aquí os dejo esta receta fácil que sí, salpica un poco cuando doramos la carne, pero no tiene mayor dificultad. Os deseo unos días muy agradables y no excesivamente calurosos. Aquí en la Galia no podemos quejarnos, rebequita por la noche. Esto es de siempre. Bicos para todos.
 

miércoles, 7 de junio de 2023

Tartita de crema y fresas


     Aquí estamos. Estoy de vuelta con una mini tartita que hice para un domingo y nos gustó a todos. Incluso a mis nietos. Hay alguno que le gustan todas las tartas. Una cosa quiero aclararos antes de continuar con la receta. Varias personas me han preguntado si he estado enferma o fuera de Ferrol. El tema es que les extraña que publique menos y que parezca que me voy por un tiempo. No es que me despida en ese sentido, es que sé, positivamente, que voy a publicar menos frecuentemente, porque la vida es así y ando en muchas cosas. Que nadie se preocupe. Procuraré escribir cada mes o casi pero no pasa, gracias a Dios, nada. Estoy más ocupada. 


    
      Dicho esto, vamos con la tartita. ¿Qué necesitamos? Pues poca cosa:

Tortas de Inés Rosales -o similar-

Crema pastelera

Fruta al gusto -fresas en este caso-




     Las tortas yo las compro. He visto que hay recetas en muchos sitios pero a mí, a estas alturas de mi vida, no me compensa comprar una cosa que es tan rica y no me supone un gran desembolso. Para hacer la crema vamos a utilizar:

   Ingredientes:
Medio litro de leche
Dos huevos o cuatro yemas
120grs de azúcar
50grs de mantequilla
50grs de maizena
Una piel de limón
(Canela o vainilla)

     Procedemos igual que para hacer "Natillas caseras". Calentamos la leche con la mantequilla, el limón y la canela a punto de ebullición. Mezclamos el azúcar, la maizena y los huevos haciendo una "papilla", añadimos la leche poco a poco a esta mezcla. Después volvemos al cazo usando un colador. Llevamos a ebullición con mucho cuidado de que no se pegue, sin dejar de remover con unas varillas, y en cuanto espese separamos. . No hace falta esperar a que se enfríe. Se puede ir montando la tarta. Si la dejáis enfriar ponéis un film.




     La receta de la crema la he buscado en el mismo blog, en otra tarta. Es de lo más fácil de hacer. Montamos la tarta, como veis en las imágenes. Torta-crema-torta-crema... Hasta terminar con la crema y adornar con frutas. Fresas en este caso. Queda muy rica y mona, los bordes algo crujientes y el centro de la torta más blandito. Os digo que mis nietos estaban encantados con la tarta tan mona y rica. Se podría hacer, claro está, con una mousse de limón, chocolate, aguacate,... Lo que se os ocurra y os guste. La de limón va genial con frambuesas. La de aguacate, quizás con arándanos, ¿no? Ese toque mentolado del arándano me parece que va muy bien con la mousse de aguacate.



     Más cosas que contar, sigo con mis tortillas de los viernes, que tienen mucho éxito en Instagram. A veces hago una conjunción planetaria y combino tortilla y croquetas -con una ensalada-. Otras veces pienso que me estoy volviendo un poco loca pero me dejo llevar.


     Contaros también que estoy intentando aprender a estirar la masa de la pizza con las manos. El resultado es espectacular. Los bordes algo más gorditos, el horno a tope, harina de fuerza,... Si os atrevéis a probar, no quedaréis defraudados.


     Aquí la masa un poco más de cerca. Una cosa que sí me está pasando es que las fotos me van saliendo bastante penosas. No sé si soy yo o es mi viejo móvil... O falta de paciencia. Con todo, me divierte compartir estas vivencias cocineriles.


     Y os muestro otro de mis óleos, para que veáis que es cierto que pinto. Este está basado en un fotograma de la película Mi vecino Totoro. Es una película de estudios Ghibli sobre la infancia. Yo la vi en el cine, un reestreno, y me fascinó. 



     Seguimos, de vez en cuando, con nuestras excursiones, como esta a San Andrés de Teixido. Yo ya he ido varias veces pero volví a encontrar todo muy bonito. La pequeña iglesia, los acantilados, el mar,... Hay cosas que no cambian.


     Termino con la tarta que me hizo Johnny por mi cumpleaños. En realidad la tomamos al día siguiente pues quise pasar un día tranquilo para no quitar protagonismo al Racing de Ferrol que se jugaba el ascenso ese mismo día. No puedo daros la receta porque no sé cómo la hizo, bizcochos de soletilla, nata, queso, fruta,... Le quedó francamente buena y muy bonita. Ya veis la edad que he cumplido. UN DISPARATE. A veces me acuerdo de aquellos versos tan bonitos de William Wordsworth*:

Aunque el resplandor que
en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas.

Aunque mis ojos ya no
puedan ver ese puro destello
que en mi juventud me deslumbraba.

Aunque nada pueda hacer
volver la hora del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos,
porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo.

(.....)

   La vida pasa, es lo que hay, y no hay que lamentarse sino intentar pasarla lo mejor posible. Nos vemos pronto. Bicos.


 *Oda a la Inmortalidad.

lunes, 24 de abril de 2023

Brunch del Domingo de Resurrección


   Este año hemos tenido una Semana Santa preciosa. No sólo nos acompañó el tiempo, sino que todo se desarrolló maravillosamente. Empezamos con un Domingo de Ramos que pasamos al aire libre con la familia y resultó uno de esos días perfectos en los que te sientas al sol y no hace ni frío ni calor y todo el mundo está de buen humor y feliz de verse, de reencontrarse, de estar juntos. 

   No puedo deciros muy bien qué hice los siguientes días, fueron familiares y tranquilos, con las cosas de siempre, pero el miércoles asistimos a la Procesión del Cristo de los Navegantes. Es tradicional de gentes del mar y nosotros vamos siempre que podemos y estamos en Ferrol. Este año el recorrido fue más corto pues está media ciudad en obras -año de elecciones- pero fue precioso entrar en el Arsenal, ver los barcos, la Sala de Armas, que es lo mejor que tenemos, y volver al Socorro acompañando al Cristo. 

 

     Siempre terminamos este día con una reunión familiar que se desarrolla como nos gusta, buena comida y viejas canciones que podemos cantar durante horas. Cuando te gusta cantar, es difícil terminar la jornada. Para esa fiesta preparé una bica de nata. Esta mal que lo diga pero me sale muy rica. 


 

   El Jueves Santo lo celebramos con el tradicional cordero asado. Este año lo hice muy parecido pero en el agua de mojarlo, en la primera, incorporé dos dedos de vino blanco. Asé unas hortalizas con la carne, que saqué a la hora, y al final incorporé unas patatitas cocidas al asado, unos veinte minutos, que quedaron exquisitas. No podía faltar, por supuesto, el pan ácimo. Lo malo de estas paletillas de cordero burgalés es que con una no llega para demasiado pero bueno, la disfrutamos. En casa algunos no son muy de cordero. A mí me gusta muchísimo y es el día que me impongo y lo hago. ¡Qué rico estaba!

   A partir de la comida del Jueves Santo me tomo la semana de forma más íntima y espiritual. Me gusta vivirla así. Oficios, visita a los monumentos,  alguna procesión,... Son días intensos en los que se duerme poco y Ferrol se transforma en una ciudad concurrida y animada. La gente que pasea, los cofrades, las bandas,... Te preguntas cómo puede una localidad cambiar tanto. Esta vez, con el tiempo tan bueno, fue genial. Para todos los gustos.

   El Viernes Santo siempre hago el potaje de garbanzos y espinacas. Es una comida tradicional que nos gusta. Es un día para pensar muchas cosas. Por la noche fuimos a la "recogida" en la plaza de Amboage. El Viernes Santo es como si, en cierto modo, se acabara todo. Se acaba, sí, y empieza todo otra vez el Sábado de Gloria.

   Y después de tantas cosas, el sábado yo quise comer fuera, al aire libre. Estuvimos en Ares y fue un verdadero descanso. 



   Y por fin llegó el domingo. Yo el sábado dije que quería algo fácil. Nada de cocina ni de trabajeras. Sugerí un brunch y a todos les pareció bien. Como el Domingo de Resurrección nos levantamos sin prisas, era para mí muy apetecible. Pasamos el sábado por Lidl y compramos zumo, arándanos, aguacates, unas salchichas que tienen muy ricas, quesos,... Lo que es comprar a capricho. No había beans pero no nos importó pues no era un full Irish, ni un full British,... Era un desayuno-comida que sí, le ha quedado el nombre de brunch pero también podría haber sido un desayuno hobbit. O un yo-qué-sé tardío, o temprano, según se miré. Esto nos quedó porque era el desayuno que tomábamos en Irlanda, A veces mejor, a veces más cutre, y nos hace gracia para los días festivos como el día de Reyes, que seguimos con esa costumbre, ahora invitados en casa de mi hija. 

   Lo del brunch, que es una tontada, os lo aconsejo porque para los jóvenes es divertido, no da mucho trabajo -un poco la recogida- y se puede variar muchísimo. Siempre pienso que incluir una tortilla de patatas sería perfecto. 


 

   Y como creo que de esto no hay más que decir, sería alargarse en vano, os dejo esta foto de la excursión que hicimos ese mismo domingo a cabo Prior. No hacía sol pero el lugar sigue siendo espectacular: La mar océana en toda su extensión. Qué belleza.

   No puedo poneros fotos de las procesiones porque las que hice salieron tan mal que las borré. Mi móvil no sirve para hacer fotos al atardecer y menos aún de noche. Así pues me despido. Ya he vuelto a la rutina y ahora tengo que pensar en aligerar la dieta para el verano. La primavera es lo que tiene: una dosis de realismo. Nos vemos pronto amigos. Bicos.