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lunes, 27 de abril de 2020

Quiche de gulas


     Hoy hemos preparado mi hijo y yo una quiche muy rica. Las quiches se parecen todas un poco pero las pequeñas diferencias son las que hacen que sean normales, ricas o muy ricas. Esta quedó para mi gusto muy buena y por eso os la cuento, para que la podáis hacer y para no olvidarla yo tampoco. La masa es comprada en Mercadona, muy cómoda, pero podéis hacer una masa quebrada salada si queréis. Es más rica casera, qué duda cabe. También es verdad que al precio que está la mantequilla, sale más barato comprar la masa. Es así la vida. Empezamos con los ingredientes:

Una lámina de masa quebrada
Medio paquete de gulas (uno de los dos que vienen)
Dos champiñones grandotes
Un puñado de jamón serrano en daditos
Tres corazones de espinacas picaditos
Queso al gusto
Sal y pimienta
Nuez moscada
Una guindilla picadita (o media)
Dos huevos
200m. de nata líquida

   La masa quebrada, junto con los huevos y la nata, son los ingredientes básicos para montar una quiche ya sea de cebolla, tomate, bacon,... Lo que vamos a hacer es cortar los champiñones en trocitos, no muy chicos y dorarlos en una sartén con dos cucharadas de aceite. Cuando estén en su punto, ponemos las gulas y apagamos después de remover un momento. Dejamos templar.

   En una fuente de horno que se adapte a la hechura de nuestra masa, en este caso redonda, ponemos la masa sobre el papel que ya trae, la pinchamos y la horneamos unos diez minutos. Que no esté cruda del todo. 
   
   Batimos bien los huevos, añadimos la nata y salpimentamos. Añadimos todos los ingredientes: los champiñones con las gulas, los daditos de jamón, el queso fundente, las espinacas descongeladas (son unas que ya vienen en corazoncitos), la sal y la pimienta... Y la guindilla picadita. Yo la tengo ya picada, me la trajo mi hija de Italia y pongo un airito, como si fuera sal. Da un toque de picor muy rico sin exagerar.

   Sacamos la masa del horno y ponemos dentro el relleno. Se hará en unos quince minutos o poco más a 180º. Si vuestro horno es flojito, quizás 200º pero con atención a que no se queme de más. Y bueno, sale una quiche la mar de mona, muy rica y un poco distinta de lo de siempre. Os digo que nos encantó a todos.


   Si no vamos a tomar la quiche de entrante, en un diario, lo mejor es acompañarla con una ensalada. Esta es un clásico: verde, tomate, aguacate y aliño clásico de sal, aceite y vinagre. Es muy rica y colorida. Debajo os queda la foto de la quiche completa, con los daditos de jamón, que bien podría ser bacon. A mí el jamón serrano sabéis que me gusta mucho.


   Y os cuento otras cosas que hemos tomado estos taytantos días de encierro. Por ejemplo, unos bocadillitos de lomo empanado con ensalada de col y jalapeños. Los filetes o bistecs empanados en casa les chiflan. Es raro que no gusten, la verdad. 


   También contaros que los domingos, después de la Misa televisada, no dejamos de tomar un pequeño aperitivo. No perder las antiguas costumbres siempre está bien. Hay que mantener el ánimo. Consiste en dados de queso, anchoas y jalapeños con aceite de oliva.


   Aquí comemos rico pase lo que pase porque son exigentes. Uno de los días preparé unas croquetas de bacalao. Soy tan croquetera... Y unas berenjenas empanadas que me gustan con locura. No es algo ligero pero creo que no me vais a ver en bastante tiempo.


   Y mi hijo nos ha preparado hamburguesas realmente ricas como estas Angus, camperas con salsa criolla, provolone, cebolla confitada,... y alguna cosa más que ahora no recuerdo. Tengo que hacer una entrada de algunas de las hamburguesas que hemos tomado porque eran realmente sabrosas. De ligero poco hemos comido.


   Esta es la séptima semana que estoy confinada, aunque salí a hacer una compra con una extraña sensación de temor, temeridad y ganas de salir corriendo. Estoy deseando volver a la vida normal o seminormal. Ver a los que me faltan... Pasear y mover las piernas... Respirar aire puro... Poder acudir a la Iglesia... Muchas cosas son las que echo de menos, no precisamente comer... Y estoy deseando salir y recuperar mi vida, que por otra parte es una vida muy corriente pero a mí mayormente me gusta. 

   Dicen que las cosas van mejor, que la curva baja, que las cifras son esperanzadoras. Si no supiéramos que se han perdido cantidad de vidas y las muchas personas que están todavía enfermas, pero lo sabemos y no lo vamos a olvidar. Ojalá fuera tan fácil... Os dejo por ahora. Os doy las gracias por seguir ahí, lo mismo que yo sigo aquí, aunque parezca mentira. Perseveremos, pidamos al Señor que esto termine y volvamos a la vida en libertad. Bicos a todos. 

viernes, 17 de abril de 2020

Treinta y cinco días




   Esto de estar treinta y cinco día confinada me recuerda alguna película de miedo, he visto muchas, en la que el protagonista, cuando por fin sale, se encuentra un mundo diferente del suyo. Es lo que parece que nos va a pasar, menos libertad de movimiento, negocios cerrados, mascarillas,... En todos los años de mi vida nunca pensé que viviría una realidad como esta, y mira que soy bastante fantasiosa, pero la realidad supera la ficción, en esta ocasión muy dolorosamente.

   ¿Cómo lleváis vosotros la situación? Yo, al principio, estaba bastante tranquila. No contenta, porque esto es una masacre, pero sí serena. Ahora... pues estoy hasta las narices. Tengo ganas de dar un paseo, de ver los árboles de la plaza de Armas, de sentarme en Amboage a tomar un café, de acercarme al muelle, de ver el mar,... de caminar descalza por la playa. Todo esto me falta, además del abrazo de muchos de mis familiares y amigos. Todo esto es lo que echo de menos. Y algunas cosas más. Por ejemplo, no hemos tenido nuestra Semana Santa, que en Ferrol es genial, nos han quitado la primavera, pues la vemos pasar desde una ventana,... Son muchas cosas que ya me pesan demasiado.

   Dejando atrás las quejas, que siempre son cansinas, os puedo contar que seguimos igual que hace unos días. Yo no he salido para nada pero me he entretenido, como siempre os digo, con diversidades. Los días pasan rápidos, uno detrás de otro, mientras cumplimos algunas obligaciones, vemos alguna  película o nos dedicamos a alguna afición. Ahora, por ejemplo, estoy leyendo La señorita  Mackenzie de A. Trollope, y me parece que me va a gustar mucho. Acabé hace unos días Pasaje a la India, que me pareció muy curiosa a pesar de que algunos ratos se hace algo pesada. Es muy interesante para entender la relación entre británicos e indios. Leer es lo que tiene, que viajas, conoces culturas y diferentes personalidades sin salir de casa. Es lo mejor para estos tiempos. ¿Ver la tele? No os lo aconsejo, salvo películas o series de calidad. Pero bueno, es una opinión mía.

   Más cosas... El blog. Ha llegado estos días a 750.000 mil visitas. Es una barbaridad y os estoy muy agradecida. Lo que más se ha leído este mes han sido los bollitos royal, lógico porque estamos sin pan y muchos sin levadura. Siguen siendo las recetas de pescado las que más consultas tienen. Eso me encanta, aunque yo soy bastante carnívora. Algunos dulces son también buscados. 

   Ni un plato de carne entre los más leídos. Es increíble. Y los bollitos casi mil visitas en este mes, ¡qué barbaridad! Pues no os creáis que yo hago mucho pan. Compramos fresco cuando salimos, cada diez días, y lo vamos estirando, tostando, etc. También tiramos del pan de molde que, afortunadamente, nos gusta. Y algunos días hago bollitos de pan o de royal. Pero no todos los días, para nada. 

   En cuanto a los dulces, pues tampoco hago mucha cosa. Ya comemos demasiado para la vida sedentaria que estamos llevando. Y traen alguna chuchería el día que salen... Así que, dulces, pocos. Un día hice un pudin de pan, con pan de molde, que nos gustó mucho. Y el Jueves Santo la tarta la Viña para celebrar, pero he sido muy prudente.


   Hicimos también un día francesinhas para cenar. Es un sándwich portugués relleno de carne a lo bestia que se toma con una salsa cuya base es el tomate. todavía no las puedo publicar porque fueron fruto de una improvisación y nos saltamos la receta original a la torera. Pero si os interesan, hay muchos vídeos en Youtube que explican como hacerlas perfectamente. Eso sí, son una bomba calórica. 


   Y bueno, ha habido todo tipo de platos normales, pollo asado con guarnición:



   Merluza a la romana con guarnición:


   Teniendo en cuenta que vamos tirando de nevera, congelador y latas. Lo que más me gusta a mí es que no falten ni el queso ni el jamón serrano. No siempre se consigue. 

   Como veis, esta es nuestra navegación particular. Deseando desembarcar, claro, pero navegando en calma. Demasiada calma a veces... Y sabiendo que atracar y bajar a tierra puede ser peligroso. Es una cosa triste, todo esto. Algún día pasará y lo recordaremos, no con nostalgia, pero sí como algo que contar a nuestros nietos. Yo prefería no tener que hablar de este fatídico 2020. Amigos, os dejo por el momento. Procuro escribir de vez en cuando porque no quiero que penséis que os olvido. Cuando cocino con lo que va quedando, recuerdo muchas veces mi blog y me pregunto si podría seros de más utilidad. Lo que sucede es que, igual que todos, no siempre tengo el ánimo para publicar. Y vamos tirando, unos días así y otros asá.

   No os desaniméis. Procurad hacer cosas distintas para que los días no se hagan largos. Aquí se dice: Nunca llovió que no escampara... Pues eso, vendrán tiempos mejores, volverán los abrazos y los besos. Volveremos a vernos. Os mando todo mi cariño.

   ¡Ah...! Que no se me olvide. La primera foto es de un poke que hice y lo presenté con ayuda de un aro de tartas, poniendo antes el arroz y colocando todo para que quedara mono. Ya sabéis que me gusta daros ideas.

sábado, 4 de abril de 2020

Bollitos imperfectos





   Vaya por delante que no soy panadera ni pretendo serlo... Al menos de momento porque en esta vida siempre hay que dejar puertas abiertas. Estos días de encierro he seguido en contacto con mis lectores de Facebook. Mirando también aquí las estadísticas, me ha quedado claro que en estos días turbulentos, lo que más se ha leído en mi blog son los bollitos royal. ¿Por qué? Pues porque a la gente le gusta comer con pan, al menos a la gente que yo conozco, y, además, a muchos se les ha acabado la levadura. Esto es normal pues no sabíamos que iban a ser tantos y tantos días sin salir. 


   Con ánimo de ser útil, que no es tan fácil, no creáis, os voy a contar cómo hago yo las masas para pizza, bollitos o focaccias. Quiero decir que no es una masa totalmente panera pero sí rica y relativamente sencilla. Yo os cuento todo el rollo y después hacéis lo que os dé la gana. Me parece lo más correcto. La libertad ante todo. Bien, en un cuenco yo pongo:

Un vaso de agua tibia lleno casi hasta arriba
Y el resto del vaso de aceite de oliva (un dedo)
Un trocito de levadura de pan del tamaño de una avellana, o un dado, o un garbanzo
Una cucharadita de sal común
Dos tazas y media de harina

   Con esto empiezo. Tengo la levadura congelada en trocitos y la pongo directamente en el agua. Se descongela enseguida. Añado dos tazas y media de harina para esta cantidad. Y voy removiendo con una cuchara:


   Veis en la foto de arriba que se va formando una masa. Es bastante pegajosa pero ya la podemos pasar a la encimera y empezar a trabajarla. Es rollo por una cosa: debemos añadir un poco de harina, a poquitos, para poder amasar pero si añadimos demasiada el pan quedará poco tierno o incluso duro. Así pues, es una masa pesadita, lo mejor es trabajarla sin romper mucho por fuera, ya que la parte central es muy pegajosa, haciendo dobleces. Me explico lo mejor que puedo para no estar delante de vosotros con las manos en la masa. 


   Aquí tenemos la masa, foto superior. Esta bonita pero tengo que deciros que no es harina de fuerza sino normal, así pues, el pan no va a ser nunca tan tierno como el que nos vende el panadero que tiene el oficio bien aprendido: harina, cantidades, tiempos de espera. Nosotros sólo somos aficionados. Dejamos levar hasta que se doble. Y si no tenemos tanto tiempo, pues procedemos antes. Yo lo hice y no me fue tan mal. Sólo lo dejé media horita. Quiero decir con esto que, a veces, el horno se porta bien y nos hace subir muy bien una masa que no prometía tanto. Me ha pasado muchas veces.

   Formamos los bollitos. Yo aconsejo hacer bollitos porque es más fácil acertar con el tiempo de horneado y terminamos mucho antes. Además, los bollitos no empezados siempre se van a mantener frescos más tiempo que una hogaza cortada. Creo que es lógico. Podéis formarlos haciendo dobleces hacia dentro y luego con las manos giramos abajo para que estén monos. Y si no, por las buenas. Para esto tenéis vídeos en internet que lo explican bárbaro.


   Una vez que han crecido, se pueden tapar con un paño, les hacemos varios cortes, los mojamos con unas gotitas de agua y ya están listos para ir al horno. En el horno, a 225º ponemos un cacharro con agua que aporte humedad. 


   Según sea el horno estarán listos en 12-16 minutos, para este tamaño. Si os parece que están de más, lo apuntáis en una libreta para la próxima vez sacarlos antes. Necesitan calor para dorarse pero no mucho tiempo porque son chiquitos. Yo los saqué a los 14 minutos y mi horno no es lo que se dice de carreras.


   Y aquí podéis ver un vídeo que hice de la miga. Esta tierna pero no tanto como si hubiéramos utilizado harina de fuerza. Yo me doy por satisfecha. Esto de subir vídeos me parece ya lo máximo.


   Los bollitos acompañaron una comida de domingo que consistió en pudin de merluza y ensalada. Todo cosas normales que me habéis visto hacer mil veces. Bueno, no tanto. Algunas veces.


   Os voy a enseñar ahora la fiambrerita de la levadura. Os aconsejo hacerlo así porque es barata pero en la nevera se estropea pronto. Entonces... la cortáis en trocitos y la congeláis. Sacáis un trocito cada día que vayáis a hacer pan y dura... dura mucho. Que también la hay seca pero no es tan económica.


   Para terminar os dejo una foto de los últimos bollitos royal que hice. Estos llevaban semillas de amapola, cosas que están de moda. A parte de eso, no me quedaron tan tiernos como otras veces, aunque monos monísimos. Tengo que hacerlos más porque se me están olvidando y este mes llevan montones de visitas, casi quinientas.


   Respecto a la primera masa, podríais aplastarla con los dedos, mojarla con aceite, espolvorearla con sal y romero y formar una focaccia para acompañar la comida, lo que es decir: a falta de pan, buenas son tortas. Y, por supuesto, si la estiráis y hacéis pizza también quedaréis satisfechos. Se pueden hacer pequeños cambios de harina: integral u otros cereales, finas hierbas,... dentro de una lógica y unas proporciones. Lo importante, es que sea tierna. 

   Voy terminando. No creáis que yo hago pan todos los días, no soy tan trabajadora. El día que toca compra, cada... nueve o diez, traen pan que estiramos para varios. También compramos pan de pita, pan de molde, picos,... Y así vamos pasando. Soy muy panera pero puedo pasar un par de días sin pan tranquilamente, lo mismo que he pasado ya tres semanas largas confinada en mi casita. Transcurren los días de forma lenta y mis canas crecen de forma rápida, lo cual, en medio de todo me va importado bien poco. Una experiencia más. Siempre he sido bastante peculiar para ciertas cosas y llevo este encierro bárbaro. Me divierto bastante conmigo misma. Lo que sí me importa es que esta pesadilla pase pronto y lo que más me duele es ver el mucho dolor que todo esto trae a tantas personas, a algunas que conocemos y a miles que sabemos que están sufriendo muchísimo. Pido a Dios que nos ayude a todos. Esto, no el pan, es lo verdaderamente importante. Os mando todo mi cariño. Ánimo amigos. Bicos.