Esta es una receta muy fácil. Ya sé que no pongo muchas recetas de pescado. No es que no me guste, es que suelo hacerlo frito y ya lo he publicado en bastantes ocasiones. Tengo también otras recetas pendientes pero cuando las hago siempre pasa algo -como fotos espantosas- y no las llego a publicar. De esta receta hablé hace poco con mi hermana y me animé a hacerla por lo fácil. Tiene la gran ventaja de que no freímos el pescado, de esta manera ahorramos trabajo y algunas calorías. Sale muy rica y no tiene más dificultad que la de hacer una salsa de tomate.
Ingredientes:
750 grs de merluza rosada sin espinas
Un puñado de almejas
Una cebolla grande
Una lata de tomate en trocitos
Aceite, sal y pimienta
Harina
Perejil y una hoja de laurel
Media taza de vino blanco
Bien, los filetes de rosada, al igual que los de bacalao, los venden limpios. Por este motivo, sin ser excesivamente baratos, salen bien de precio, puesto que se come todo. Tienen una tirita fina de espinas en la parte central, a lo largo, que yo les saco con un cuchillo bien afilado. En casa son contrarios a las espinas pero se puede hacer la receta con ruedas de merluza perfectamente.
El puñado de almejas le da cierto chiste al plato. Estas no eran demasiado finas, me da rabia, pero hay que reconocerlo. En todo caso, el jugo que sueltan es muy rico. Tambien se podrían añadir unos pocos langostinos pelados. Las almejas, claro, las ponemos en agua con sal un rato.
Hacemos la salsa de tomate como siempre: Doramos la cebolla, añadimos el tomate, salpimentamos, y dejamos hervir suavemente unos veinte minutos. Después de esto, incorporamos media taza de vino blanco y una hoja de laurel y que sirva hirviendo un ratito mientras rebozamos el pescado.
Salamos el pescado, cortado en tarugos, y lo enharinamos muy ligeramente. Esto hará que la salsa tome un poco de cuerpo pero no necesitamos mucha harina porque no vamos a freír. Si estáis a dieta, os saltáis este paso.
Ponemos el pescado sobre la salsa, que podemos batir o no, y colocamos las almejas por el medio. Hay que intentar que quepan todos, pescado y almejas. Tapamos y dejamos hervir a fuego medio-alto unos cinco minutos, moviendo la tartera de vez en cuando para que todo se menee. En cuanto las almejas se abran tenemos el plato preparado.
Espolvoreamos con un poco de perejil fresco recién cortado y a la mesa. En mi casa decíamos: A la mesa que viene la condesa (aunque la condesa nunca vino).
Se me ocurrió cocer un poco de quinoa para acompañarlo. Ya sabéis que es muy sana y muy cara. Compré "una poca" y no me acabo de acostumbrar. Me recuerda a aquella canción de Serrat: "Tu nombre me sabe a hierba". Creo que me gusta más mezclada con cosas que así por las buenas. Cuando encuentre una buena receta os la pondré. Como dijo mi marido: lo normal es cocer unas patatas...
Os animo a hacer el pescado así porque sale muy rico y está tirado. Yo antes lo freía y después lo ponía en la salsa ¡delicioso! pero claro, más latoso y engordante... De esta forma, podemos hacer distintas salsas, por ejemplo una salsa verde, y añadir el pescado enharinado. Me ha parecido comodísimo. Respecto al blog, sin novedad, sigue en marcha aunque con un poco más de tranquilidad. En la calle encuentro amigas que me agradecen y comentan las recetas, me hace mucha ilusión. A los que vivís lejos y probablemente nunca os conoceré, os agradezco también las visitas, Esta semana, sin ir más lejos, tuve algunas visitas desde Japón y la India. ¡Muchas gracias a todos!
muy bueno, lo haré y el gazpacho de remolacha también, me encanta y nunca la probé así. Un beso.
ResponderEliminarGracias Celia. A mí me pareció muy práctico para los míos que son muy vagos para limpiar espinas. También para mí que me canso de freír y manchar tanto cacharro... Me gustó mucho la idea. Voy a intentar hacer así en unos días la merluza a la sidra a ver qué tal me sale. Besos.
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