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jueves, 28 de mayo de 2015

Tarta salada de tomate y queso azul



     El primer problema que me plantea la entrada de hoy es el de la etiqueta. Es una tarta, sí, pero no es un postre. Tampoco es exactamente un trampantojo aunque se podría plantear hacerlo así. ¿Por que se me ha ocurrido? Pues creo yo que porque tenía hecho un chutney de tomate la mar de rico y pensé que tenía que hacer una tarta y no me apetecía... ¡Qué se yo! La cosa es que hice un bizcocho sin apenas azúcar y dije: Vamos a ver si sale un asco o algo rico y vistoso. Gracias a Dios nos gustó a todos y no lo tuve que tirar. Empezamos.

     Chutney de tomate:
400 grs de tomates
200 grs de azúcar
Una pizca de sal y otra de pimienta
Una puntita de jengibre
Una cucharada de aceite y otra de vinagre

     Pelamos y cortamos los tomates en trozos medianos y ponemos a cocer con todos los ingredientes hasta que esté totalmente hecho. Puede ser una hora a fuego muy lento. Se puede pasar por el chino para sacar las pepitas o dejarlo tal cual, que es lo que hice yo. El primer día lo tomamos con plátano macho frito y estaba delicioso. Es un chutney muy rico y bonito, no demasiado dulce.


     El bizcocho salado:
Dos huevos
Una pizca de sal
Una cucharadita de azúcar
Mitad que peso de los huevos de harina

     A mí no me parece que saliera muy perfecto pero ayer estaba un poco liada... Batimos las claras muy firmes con la pizca de sal, incorporamos la cucharadita de azúcar -le da un toque sin exagerar- y batimos, añadimos las yemas y batimos. Por último, incorporamos con espátula blanda la harina tamizada. Este bizcocho tan chico tarda ¿15-20 minutos? depende del molde. Lo hacemos a 180º. Yo elegí un molde que no era nada propio pero fue todo un poco a lo loco. A diferencia de hacer esta receta con pan de molde, el bizcocho, que tiene un color precioso, sabe más que el pan y yo creo que es más fino. Con todo, ya os digo que otro día lo tengo que hacer mejor.



     Bien, lo siguiente es cortar el bizcocho y rellenarlo de chutney. Creo que cualquier chutney iría bien pero quizás mejor de hortalizas. Yo había pensado poner salmón ahumado en tiritas y, seguramente, lo haré la próxima vez pero así quedó. 

     La cubierta es de nata y queso azúl. Ya está en el blog esa crema que hago algunas veces para tomar con endivias pero os la vuelvo a poner

     La crema de queso azul:
     Batimos 250 grs de nata para montar muy fría y cuando empieza a espesar incorporamos 50-75 grs de queso azul y continuamos batiendo hasta que está totalmente montada. Una cosa fácil y rica. Yo no le suelo añadir sal pero se prueba una puntita. También se podría hacer una crema con nata y pimientos del piquillo, salmón ahumado, lo que os guste. 



     Con esta crema cubrimos totalmente el bizcocho como si de una tarta se tratara. Adornamos con sucedáneo de caviar, salmón o lo que se os ocurra. He rodeado la tarta de lechuga en tiras pero iría muy bien, por ejemplo, poner unos langostinos pelados. Al gusto del consumidor y del cocinero. No estaría de más mandarlo un par de horitas al congelador para que la nata se endurezca un poco.



     Pues bien, cuando llevé la tarta a la mesa pensé: Ahora me van a decir que es una porquería... Para nada, con ánimo muy abierto la probaron todos encantados y a todos les gustó mucho. Era muy pequeñita porque los experimentos los hago chiquitos pero otra vez la haré algo más grande ya que nos encantó y me pareció muy lucida. Y, además, para los que no son de dulce, puede ser una estupenda tarta de cumpleaños. Os deseo muy buenos días a todos. 

4 comentarios:

  1. Cuanto aprendo Ana, cuando la haga ya te contaré. Un beso grande.

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    1. Gracias Celia, el bizcocho ya digo que no salió muy perfecto pero fue muy divertido hacer esta tarta extraña. Todos aprendemos de todos. Beso.

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  2. Muy original esta tarta salada, en casa nos encanta el queso azul.

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    1. A nosotros nos gustó mucho. Gracias por tu comentario. Un saludo.

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