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lunes, 18 de mayo de 2015

Camino Francés IV



     Portomarín-Ligonde:

     Hemos vuelto a caminar, en domingo y con calor. Esto de no ser deportista y fingirlo es durísimo. Lo primero, comentaros que la etapa era muy larga y la cortamos a los dieciocho kilómetros. No me ha producido ninguna sensación de fracaso -más bien de alivio- pues ha hecho mucho calor y ha sido terrible. Pero... he hecho muchas fotos que, con temor a aburriros, voy a compartir. Es una etapa dura y menos llevadera que la anterior porque, si bien el paisaje es precioso, la mayoría del recorrido transcurre junto a carreteras sin apenas sombra. El día no ha ayudado pues el sol ha sido inclemente con nosotros así que, claro, la jornada anterior ha sido mucho más bonita. Allá vamos.



   Dejamos Portomarín a mediodía. Un poco tarde, lo sé. No creáis que es tan fácil salir de Ferrol, cruzar de La Coruña a Lugo,... Esto lleva su tiempo y va siendo cansado, tanto a la ida como a la vuelta. Yo no tengo que conducir y, aun así, me harto de coche. Es lo malo de hacer el Camino por etapas y a lo loco. Lo bueno es que al final del día estás en tu casa y descansas en tu cama. Eso es muy agradable. Dicho esto, os pongo esta foto de las casas del "nuevo Portomarín" que son porticadas con balcones y ventanas verdes, de una época muy graciosa. Es un pueblo agradable y es una pena que no en todo lo que se ha ido construyendo se conservara este estilo. O eso creo yo. Lo baña el Miño y tiene unos cuantos puentes que lo cruzan. Ninguno me pareció demasiado bonito. Como iba diciendo, dejamos Portomarín y... a caminar al sol.




Que por mayo era por mayo,
Cuando hace la calor,
Cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
(......)

     Esto ya lo sabemos todos, los campos están esplendorosos, se pasan a veces de cursis -no- con tanta flor y el pobre prisionero del romance no los puede disfrutar. Nosotros sí podíamos aunque el sol nos hizo sufrir, el sol y la temperatura. Lo que pasó fue eso, calor y algunas cuestas duras. No excesivamente empinadas pero sí largas y soleadas. Es un fallo de esta etapa, falta sombra.



     Con todo, algunos tramos del paisaje son realmente bonitos. Da gusto caminar por Lugo, simpre lo digo. Hemos ido acompañados por robles y castaños, no faltaron los cerezos, que ya no están en flor, sino cargados de pequeños frutos verdes. Esto ha sido una lástima pues nos hubiera gustado tomar cerezas. No pudo ser.




      Las fotos os hacen pensar en caminos umbríos y frescos. Pues no. Es que sólo hacía fotos cuando tenía aliento y, muchas veces, cuando estábamos al cobijo de los árboles.


     Pero bueno, veis que vale la pena mirar y disfrutar de lo que nos rodea. Galicia siempre es bonita de ver.


   Esta casa grande me ha parecido preciosa. Ya os he comentado alguna vez, creo, que la arquitectura de Lugo es algo distinta que la de la Coruña. Techados de pizarra y enormes casas, a menudo de planta cuadrada... Me gusta.



     El paisaje bien bonito. Ha habido cambios, la hierba ha sido cortada -el heno- y está a secar al sol o, en algunos campos, ya ensilada. Es la hierba seca que comerán las vacas en invierno. Yo no sé mucho de esto pero el cambio es importante. Menos frescor a la vista.



     Aquí, después de mucho rato de andar al sol, vimos esta arboleda con nuestra señal para seguir. Esperanza de caminar a la sombra que duró pocos minutos. Yo, en algún momento, iba un poco desesperada por el calor.




     Más paisajes de los campos. Qué bonitos estaban y qué cansacio tan grande sentía yo. Sin embargo fui haciendo las fotos. Es una forma de no olvidar el Camino con el paso de los años.




     Y aquí podéis ver el heno ensilado. Esas tremendas ruedas de hierba que aparecían por todas partes. 




     Más paisajes, montañas a lo lejos, si tenéis ánimo, os animo a hacer este Camino que es impresionante. 




     Una capilla muy chiquita que llamó mi atención. Además de capillas y pequeñas iglesias románicas, en esta etapa hay muchos albergues donde descansar y comer. En ese sentido es muy llevadero y vas encontrando peregrinos cada poco. Conocimos a un holandés con el que estuvimos hablando un buen rato. 



     Aquí tenéis a las vaquiñas. Son las que más compañía nos hacen. Es cierto que a veces huele "a vaca" con insistencia pero da gusto verlas pastando en los campos tan tranquilas. Seguro que piensan que los humanos estamos majaretas. Todo el día andando por las montañas.



     Un ricón de frescor ya en Ligondo, a pocos metros de nuestra meta. Hemos llegado y vamos a tomar una cerveza fresca y un bocadillo antes de volver a casa. Ya en el coche, me quedo dormida y despierto llegando a As Pontes. El atardecer es divino. De esos días en que da gusto ver el ocaso en una de nuestras playas, porque en Ferrol el sol se pone en el mar y es un espectáculo. Otro día os pondré unas fotos... Nada más por hoy. No sabemos cuándo haremos la siguiente etapa ni cuánto durará. El calor nos ha desanimado un poco. En tanto, os deseo a todos un buen comienzo de semana y el miércoles pondré alguna receta. Espero que os haya gustado nuestro extenuante etapa y no haberos cansado con tanta imagen.


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