¿Os acordáis del pollo rabioso? he vuelto a hacerlo con ligeros cambios (¡qué raro!). Algunas veces consulto mi blog porque no soy capaz de recordar todas las recetas que hago, invento o tuneo... Otras cocino de memoria y después las recetas se parecen pero no son iguales. Ayer tenía un pollo amarillo cortado en cuartos -ya sabéis que suelen tener dos pechugas y dos patas- y me acordé del pollo rabioso que tanto nos gusta. No tenía limón ni perejil fresco, así que decidí no hacerlo igual sino parecido. El resultado les gustó tanto que no puedo evitar compartirlo. Voy a escribir los ingredientes antes de que se me olviden:
Un pollo en cuartos
Un cuarto de cebolla morada en cuadraditos
Pimienta negra molida
Tomillo
Tres guindillas
Un chorro de aceite
Un chorro de vinagre
Un cuarto de vaso de vino blanco
Sal en escamas
Jamón en cuadraditos no muy chicos
Yo siempre comienzo lavando el pollo. En cierta ocasión leí que no es bueno lavarlo... Me da igual, yo, si es con piel, lo lavo siempre. A fin de cuentas la piel dorada nos gusta a muchos. Lo escurro y después limpio bien el fregadero con agua y jabón. Manías. El pollo aseadito lo pongo en una fuente de horno y lo espolvoreo con la cebolla en trocitos, la pimienta y el tomillo, dos o tres guindillas picaditas, y todo lo demás excepto el jamón (no olvidéis salarlo). Ya veis que he cambiado el ajo por cebolla. Las dos cosas son muy ricas y cambia algo el "aire" del plato. Calentamos el horno con aire a 250º y al meter el pollo lo ponemos a 180º. Esto se lo hoy decir a Jamie Oliver y creo que es buena cosa para que el horno empiece con buen ánimo.
Cuando lleva una media hora, incorporamos los taquitos de jamón y aprovechamos también para regar el pollo con su salsa ¡cuidado que abrasa! Va a tardar alrededor de una hora en total. Tiene que estar bien hecho. Si os parece que le falta un poco, pues lo dejáis un ratito. Depende del pollo y del horno. Si el pollo es bueno, tarda más. En Galicia nos gustan los pollos amarillos de carne firme. He aprovechado para asar unos pimientos rojos pues como la electricidad es tan cara, una vez encendido, vale la pena hacer todo lo que se os ocurra en el horno. Algunas veces pongo otra bandeja y hago a la vez un postre pero ayer no tocaba.
Lo siguiente que hice fue una ensalada con almendras. Empecé a usar hace poco las almendras para las ensaladas y me encantan. Estos cuadraditos los doré en la sartén y quedan riquísimos. Se van removiendo con una cuchara de palo adaptando el fuego -medio- a medida que se doran las almendras. Si veis que se doran demasiado deprisa, bajáis el fuego. No deben quemarse y quedan de maravilla. En la ensalada, además de verde puse queso tierno en daditos y cebolla roja cruda (no mucha cantidad). Un aliño corriente y nada más. La almendra tostada se lleva muy bien con el aceite de oliva. Ese sabor tan elegante de la almendra con su tacto crujiente le da un toque riquísimo para mi gusto a la ensalada. Os aconsejo probarla.
En la foto de arriba veis el detalle de las almendras. También podrían ir laminadas. Enteras no pues serían muy duras de masticar en la ensalada me parece a mí. Y en la foto de abajo veis que hice unas patatas chatas. Las cortamos más o menos finas, al gusto y las dejamos en agua para que pierdan almidón y queden bien crujientes al freírlas. Siempre compensa comprar patatas de calidad. Las patatas malas son una birria y no vale la pena perder el tiempo en pelarlas y cortarlas. En el mercado de Ferrol las hay maravillosas. Deben quedar bien doradas. Las salamos ligeramente.
Ya veis que menú más humilde y sencillo. Estas comidas a mí me chiflan. El jamón dorado se pone delicioso, el pollo pica ligeramente (para mi gusto, claro) y las patatas están también riquísimas. Yo tomé también unos pepinillos que me encantan y un tinto de verano bien frío.
Debajo un primer plano de las patatas. Sólo puedo deciros que todos quedamos entusiasmados con esta comida tan fácil. Y es que las cosas sencillas nos causan también alegría. Mis hijos dijeron que les gustaba más este pollo que el otro... Yo no sé, creo que los dos son excelentes y éste, pues era el que estaban comiendo y tenía el toque de jamón dorado de Carmen Vivero que no es cualquier cosa. La piel bien crujiente y ligeramente picante le pareció a uno de mis hijos la octava maravilla... Y la salsa que se forma también está de muerte. Estas comidas no debo hacerlas demasiado a menudo... ¿Qué queda? Pues felicitar a las Cristinas, los Santiagos, Jaimes y Jacobos, las Anas y los Joaquines,... Estos días están llenos de santos conocidos. Que paséis muy buen fin de semana. Aquí estamos de Patrón el sábado. Buenos días a todos.
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