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jueves, 3 de octubre de 2013

El sobrio y el glotón



Había en un lugarón
Dos hombres de mucha edad,
Uno de gran sobriedad
Y el otro gran comilón.

La mejor salud del mundo
Gozaba siempre el primero.
Estando de Enero a Enero
Débil y enteco el segundo.

«¿Por qué el tragón dijo un día 
Comiendo yo mucho más
Tú mucho más gordo estás?
No lo comprendo a fe mía.»

«Es le replicó el frugal 
Y muy presente lo ten,
Porque yo digiero bien,
Porque tú digieres mal.»

Haga de esto aplicación
El pedante presumido
Si porque mucho ha leído
Cree tener instrucción,

Y siempre que a juzgar fuere
La regla para sí tome:
No nutre lo que se come
Sino lo que se digiere.



     Pues hoy le toca a doña Concepción Arenal. Nacida en Ferrol Vello en 1820. Estudia derecho en Madrid, en una época en que las mujeres no podían y asiste a las clases vestida de hombre. Su labor quizás más conocida es la de visitadora de cárceles. Suya es la frase: "Odia el delito y compadece al delincuente". Es una mujer que se va a preocupar de la miseria de la época en que le toca vivir. 

     El poema que hoy comparto forma parte de las Fábulas en verso originales, Madrid, 1851. En esta fábula, que parece hablar de la digestión, y lo hace, se ocupa en realidad de la importancia de la formación. Hay que formarse y estudiar, sí, pero entender lo que se aprende y escoger bien lo que se lee. Es fundamental. Yo de niña, al leer esta fábula, imaginaba siempre al glotón muy gordo, comiendo muchísimo y al otro muy frugal y delgado, pero no pensaba en la cultura. En mi cabeza eran dos personas que simplemente comían: una fábula sobre la gula. No sé si mucha gente conoce o no está obra de Concepción Arenal. Espero que os guste.


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