Translate

miércoles, 20 de abril de 2016

Ajiaco literario


     Nada sabía yo de la comida chinchana -ni de Chincha- hasta que decidí leer La tía Julia y el escribidor. Es curiosa esta historia del joven Marito y de su matrimonio con su tía Julia. Leí estos pasajes casi más por curiosidad cotilla que por interés literario, ¿a qué negarlo? Es el de la boda un relato entretenido que se lee bien, con agrado. El joven menor de edad que se va a casar sin consentimiento de sus padres y todo eso... Lo peculiar del caso es que lo que a mí más me llamó la atención fue el viaje a Chincha y me quedé con el nombre de la Beata Melchorita.

     Esto es lo que más me apasiona de Google y los tiempos modernos, se encuentra prácticamente todo. Leyendo sobre la vida de Melchorita, que dedicó su vida a los pobres y enfermos, supe que sus platos favoritos eran la sopa seca y la carapulcra. Nombres divertidos, ¿verdad? Yo no pensaba hacerlos, ni mucho menos, pero me quedé con la historia

   Unos meses después, en el divertido aniversario de mi prima Pili, me encontré con mi prima segunda Anita y le conté todo este rollo... ¡pobre! Anita viaja mucho y conoce la comida colombiana. Si, ya sé que no es lo mismo que la peruana pero todo tiene cierta cercanía... Ella me habló del ajiaco, para hablar con propiedad: ajiaco bogotano o santafereño. Todos estos nombres me entusiasman. Ya sabéis que ajiacos y sancochos hay en todos esos países americanos y son lo que aquí los guisos y cocidos.

     El ajiaco colombiano lleva pollo y papas, cebolla, ajo, maíz cortado en ruedas,... también se ponen alcaparras y cilantro... Se acompaña con arroz en blanco y aguacate cortado. Tengo que preguntarle a mi prima si puedo subir la foto que me mandó. Al ajiaco se le añaden guascas, Son unas hierbas que se incorporan al cocido al final. Todo esto está contado con cierto desorden porque el wifi está jugando conmigo al perro y al gato... ¡qué paciencia hay que tener! Pues bueno, Anita me ha dado guascas para hacer un ajiaco bogotano. Creo que debo hacerlo. Allí toman guascas como los gallegos grelos... digo yo.

     Deciros que he pasado del Perú a Colombia por azar, pero os recuerdo que dicen los grandes restauradores -cocineros- que la cocina peruana es de las mejores del mundo (del mundo mundial). Yo, aparte del ceviche y la causa limeña no conocía mucho más.

     También aprovecho para comentaros que hace unos meses leí un libro sobre Cuba, Una casa en Amargura, escrito por mi amiga Elisa Vázquez de Gey, en el que se habla del ajiaco cubano, que seguro que algo se parece al bogotano o a cualquiera de los ajiacos que existen (Anita me ha dicho que el original es el bogotano). Este libro os lo recomiendo porque,  además de muy bonito y entretenido, nos enseña muchas cosas que desconocemos sobre la Cuba colonial, la vida de los esclavos, los diferentes grupos sociales de la Habana, las leyes que los regían. Sí, ya sabemos todos que La Habana es Cádiz con más negritos... pero hay más enjundia. Yo misma tengo antepasados cubanos y mi nombre de pila viene de la madre de mi tatarabuela, que se llamaba Ana, vivía en Santiago de Cuba, y nos dejó su nombre a muchas de sus descendientes (no voy a poner descendientas). Por supuesto el nombre tuvo que ir para después volver...

     Pues así me va quedando esta entrada que tiene un cierto desorden. Tener un blog sobre cocina me lleva a hacer unos viajes apasionantes (sin salir de casa) y a fijarme especialmente en el trasfondo gastronómico de los diversos libros que leo. Por supuesto, la mayoría no tiene nada que aportar al mundo de la cocina. Todo lo que leemos nos enseña y nos ayuda, como decía Cervantes: "El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho". Cuanto más conocemos, más queremos saber... La literatura es uno de los viajes más bonitos que podemos emprender en esta vida. Es un viaje que se hace en solitario, que nos aleja de la soledad y nos ayuda a comprender mejor el mundo y a nosotros mismos. Soy un poco pesada, lo sé, pero esto tenía ganas de escribirlo hace tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario