Aquí estamos. Estoy de vuelta con una mini tartita que hice para un domingo y nos gustó a todos. Incluso a mis nietos. Hay alguno que le gustan todas las tartas. Una cosa quiero aclararos antes de continuar con la receta. Varias personas me han preguntado si he estado enferma o fuera de Ferrol. El tema es que les extraña que publique menos y que parezca que me voy por un tiempo. No es que me despida en ese sentido, es que sé, positivamente, que voy a publicar menos frecuentemente, porque la vida es así y ando en muchas cosas. Que nadie se preocupe. Procuraré escribir cada mes o casi pero no pasa, gracias a Dios, nada. Estoy más ocupada.
Dicho esto, vamos con la tartita. ¿Qué necesitamos? Pues poca cosa:Tortas de Inés Rosales -o similar-
Crema pastelera
Fruta al gusto -fresas en este caso-
Las tortas yo las compro. He visto que hay recetas en muchos sitios pero a mí, a estas alturas de mi vida, no me compensa comprar una cosa que es tan rica y no me supone un gran desembolso. Para hacer la crema vamos a utilizar:
Ingredientes:
Medio litro de leche
Dos huevos o cuatro yemas
120grs de azúcar
50grs de mantequilla
50grs de maizena
Una piel de limón
(Canela o vainilla)
Procedemos igual que para hacer "Natillas caseras". Calentamos la leche con la mantequilla, el limón y la canela a punto de ebullición. Mezclamos el azúcar, la maizena y los huevos haciendo una "papilla", añadimos la leche poco a poco a esta mezcla. Después volvemos al cazo usando un colador. Llevamos a ebullición con mucho cuidado de que no se pegue, sin dejar de remover con unas varillas, y en cuanto espese separamos. . No hace falta esperar a que se enfríe. Se puede ir montando la tarta. Si la dejáis enfriar ponéis un film.
La receta de la crema la he buscado en el mismo blog, en otra tarta. Es de lo más fácil de hacer. Montamos la tarta, como veis en las imágenes. Torta-crema-torta-crema... Hasta terminar con la crema y adornar con frutas. Fresas en este caso. Queda muy rica y mona, los bordes algo crujientes y el centro de la torta más blandito. Os digo que mis nietos estaban encantados con la tarta tan mona y rica. Se podría hacer, claro está, con una mousse de limón, chocolate, aguacate,... Lo que se os ocurra y os guste. La de limón va genial con frambuesas. La de aguacate, quizás con arándanos, ¿no? Ese toque mentolado del arándano me parece que va muy bien con la mousse de aguacate.
Más cosas que contar, sigo con mis tortillas de los viernes, que tienen mucho éxito en Instagram. A veces hago una conjunción planetaria y combino tortilla y croquetas -con una ensalada-. Otras veces pienso que me estoy volviendo un poco loca pero me dejo llevar.
Contaros también que estoy intentando aprender a estirar la masa de la pizza con las manos. El resultado es espectacular. Los bordes algo más gorditos, el horno a tope, harina de fuerza,... Si os atrevéis a probar, no quedaréis defraudados.
Aquí la masa un poco más de cerca. Una cosa que sí me está pasando es que las fotos me van saliendo bastante penosas. No sé si soy yo o es mi viejo móvil... O falta de paciencia. Con todo, me divierte compartir estas vivencias cocineriles.
Y os muestro otro de mis óleos, para que veáis que es cierto que pinto. Este está basado en un fotograma de la película Mi vecino Totoro. Es una película de estudios Ghibli sobre la infancia. Yo la vi en el cine, un reestreno, y me fascinó.
Seguimos, de vez en cuando, con nuestras excursiones, como esta a San Andrés de Teixido. Yo ya he ido varias veces pero volví a encontrar todo muy bonito. La pequeña iglesia, los acantilados, el mar,... Hay cosas que no cambian.
Termino con la tarta que me hizo Johnny por mi cumpleaños. En realidad la tomamos al día siguiente pues quise pasar un día tranquilo para no quitar protagonismo al Racing de Ferrol que se jugaba el ascenso ese mismo día. No puedo daros la receta porque no sé cómo la hizo, bizcochos de soletilla, nata, queso, fruta,... Le quedó francamente buena y muy bonita. Ya veis la edad que he cumplido. UN DISPARATE. A veces me acuerdo de aquellos versos tan bonitos de William Wordsworth*:Aunque el resplandor que
en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas.
Aunque mis ojos ya no
puedan ver ese puro destello
que en mi juventud me deslumbraba.
Aunque nada pueda hacer
volver la hora del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos,
porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo.
(.....)
La vida pasa, es lo que hay, y no hay que lamentarse sino intentar pasarla lo mejor posible. Nos vemos pronto. Bicos.
*Oda a la Inmortalidad.
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