Una cebolla
Un chorizo
Un pimiento del piquillo
Media taza de salsa de tomate casera
Cuatro patatas grandecitas
Una cucharadita de pimentón de la Vera
Una guindilla
Una hoja de laurel
Dos cucharadas de aceite
Agua y sal
Comenzamos picando la cebolla más bien menuda y la ponemos a dorar en una tartera con dos cucharadas de aceite. No precisa mucho. Añadimos el chorizo y un pimiento picado -vienen en un bote y los demás los aprovechamos para otra receta-.
Pelamos y cortamos las patatas en trozos más bien pequeños. Las ponemos en la tartera y damos unas vueltas; incorporamos el pimentón de la Vera y separamos del fuego para que no se nos queme. Añadimos también la salsa de tomate. Ya podemos incorporar el agua -para cubrir las patatas- y la sal. Se puede poner un trocito de pastilla de caldo en vez de sal. Es lo que yo hice y puse un tercio porque suelen ser bastante saladas. También ponemos la guindilla, en caso de que nos guste que pique el guiso un poco. ¡Ah! y la hoja de laurel.
Dejamos hervir a fuego suave hasta que las patatas estén cocidas. Mejor que no se deshagan en exceso. Aquí va a depender de la calidad de las patatas. Os diría que usaseis patatas gallegas pero... yo creo que en otros sitios hay patatas estupendas también. En todo caso, cuanto más ricas sean las patatas, mejor estará el guiso. Este mío quedó bárbaro y no creáis que las patatas eran de mis favoritas.
Es un plato contundente pero podríamos enriquecerlo, para hacerlo único, con un huevo poché para cada comensal, de manera que la yema se mezclara con el caldito del guiso que es muy rico. Yo, como ya dije, lo preparé como entrante pues hice merluza a la romana; unas ventrescas que quedan realmente jugosas. Nos encantan. Como diría Carmen: con pan saben a marisco.
Poco queda por decir. Otro día que repita el guiso, cambio la foto porque a veces me precipito... Estos días tiene el blog muchas visitas, ya me figuro que por la cercanía de las fiestas. Os lo vuelvo a agradecer. No deja de asombrarme seguir aquí, después de casi cuatro años. Por supuesto, mientras vosotros me leáis, yo seguiré escribiendo. No sé qué me gusta más, cocinar o escribir. Lo que sí puedo deciros es que el blog me hace muy feliz. Es curioso. Os deseo a todos muy buenas tardes.
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