Hacía mucho tiempo que no hacía croquetas de gambas. En casa les chiflan. Yo no sé si son o no mis favoritas porque me gustan todas. Estas son muy ricas y tan sencillas como las demás. Os pongo ya los ingredientes:
Una taza de gambitas peladas
50 grs de harina
500 ml de leche
Aceite y sal
1 ó 2 dientes de ajo
Huevo y pan rallado para empanar
Yo procuro utilizar gambas de las más pequeñitas, las que venden congeladas y peladas, para hacer las croquetas. Como estas eran un poco más grandes, las corté en trocitos. Si no tendría que ir una gamba en cada croqueta, que también puede ser, pero me dio pereza. Empezamos descongelando las gambas, las escurrimos bien -sueltan mucha agua- y las secamos. Las ponemos a dorar en aceite de oliva. Incorporamos la harina y removemos. Añadimos la leche, como siempre, y formamos nuestra bechamel. Yo pongo la leche fría fuera del fuego, remuevo bien y vuelvo a llevar al fuego. Es la forma más cómoda para mí pero hay quien añade la leche caliente, eso según el cocinero. Bien, sigo con las croquetas. Salamos y dejamos hervir suavemente unos veinte minutos. Esto es para que no sepan a harina cruda. Como la leche al hervir pierde agua, si veis que se espesan de más, podéis añadir un poco de leche removiendo bien. Yo suelo hacerlo. Que veáis que la bechamel tiene el punto que os gusta porque al enfriarse espesa mucho pero las croquetas calientes tendrán esa textura ¿me explico?
Picamos el ajo muy picadito y lo añadimos el último minuto para que sepan a ajito. Es como a mi me gustan más. Apagamos, dejamos enfriar en una fuente y las empanamos como siempre: cucharas, huevo y pan rallado. Es sólo cuestión de paciencia. Yo creo que vale la pena por lo ricas que son. Un plato barato pero elaborado. Es así.
Aquí las veis formaditas y a la espera de pasar a la sartén. Esta vez he hecho menos fotos puesto que sabéis de sobra el proceso. No quiero aburriros.
Y ya fritas, estaban bastante tiernas -como a mí me gustan- y amenazaron con abrirse. El truco es aceite muy caliente y freir de pocas en pocas. Esta vez utilicé el pan rallado de Sanbrandán que es el que prefiero (salvo por el nombre que tengo que consultarlo siempre...)
Nuestro plato combinado, con unas berenjenas a la romana, para mí deliciosas, que os pondré el miércoles si no hay novedad. Ya os conté que a mi marido las croquetas le gustan así, con huevos y patatas. Me chocaba al principio pero ya me he acostumbrado. Son muchos años...
Y la croquetiña por dentro. Me costó hacer varias fotos para que se vieran los trocitos de gambas, ¡qué terquedad! Son unas croquetas muy ricas, no son caras porque son gambitas corrientes y quedan la mar de bien para un día de fiesta. Pues aquí quedan estas croquetas hechas con mucho cariño. Espero que os gusten. Buenos días a todos.
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