Sé que la mayoría de recetas de pollo asado se parecen pero este que he hecho ha quedado tan delicioso que no puedo evitar la tentación de publicarlo. Es una receta hecha con zancos (o cuartos traseros). Ya sabéis que muchas veces están de oferta porque mucha gente prefiere la pechuga. No es mi caso, la encuentro algo seca, pero cada uno tiene su gusto. Para hacer esta receta necesitamos:
Cinco zancos de pollo (uno por persona)
Dos-tres dientes de ajo
Una cucharadita de pimentón de la Vera
Media cucharadita de tomillo
Sal gorda, aceite de oliva y vino blanco.
Como veis son ingredientes básicos y baratos. El pimentón de la Vera, regalo de una de mis hermanas, es exquisito. Nada que ver con otros que venden por ahí. Lo primero chafamos los ajos pelados en un almirez con un poco de sal gorda. Añadimos dos o tres cucharadas de buen aceite de oliva y mezclamos bien.
Después incorporamos el pimentón y el tomillo. Removemos y con esta mezcla untamos el pollo con ayuda de un pincel o como mejor os parezca. Lo dejamos toda la mañana para que absorba los aromas.
Calentamos el horno a 175 º. Ponemos un fondito de vino debajo del pollo y espolvoreamos la piel con escamas de sal. Llevamos al horno entre una hora y hora y media, dependiendo de la calidad del pollo. Se ve que está hecho porque la carne se desprende del hueso. También nos interesa que la piel esté doradita para los que les gusta tomarla.
Ya veis que receta tan simple. Huele riquísimo, como aquellos asados de Carmen. Para acompañarlo he preparado una ensalada de tomate que simplemente he pelado, cortado en cuadraditos y aliñado con aceite y sal, un chorrito de vinagre y una pizca de orégano. Las patatas fritas, cortadas como para tortilla pero más gorditas. Un poco de pan de centeno y un vasito de vino. Qué comida tan rica y tan barata. No se puede pedir más.
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