Buenos días, otra vez aquí. Hoy os traigo una crema muy ligerita y que nos ha gustado mucho. Es una buena cosa porque todos me han pedido que haga más cremas de este estilo y a mí me viene muy bien hacer platos "light". Lo de ponerle pimiento se me ocurrió por el color y quedó muy rica. Sabe un pelín a pimiento pero nada descarado. Vamos que preguntaron: "¿De que es? Está muy rica". A ver qué os parece...
Ingredientes:
Una cebolla grandota
Un pimiento de freír grandecito
Un kilo de calabacines
Tres cucharadas de aceite de oliva
Sal y pimienta, una pastilla de caldo
Un litro de agua
Lo primero que hacemos es pochar la cebolla y el pimiento cortados como queráis porque los vamos a batir. Que no se doren. Pelamos los calabacines sin pasarnos, que quede algo de verde. Bien lavados y cortados los pasamos a la tartera. Salpimentamos y dejamos que se pochen también un poco. Añadimos el agua, un litro, y la pastilla de caldo. Llevamos a ebullición y dejamos cocer a fuego suave unos 15 minutos. Que veáis que están cocidos los calabacines pero no los matéis. Queremos un verde alegre y suave (no el tono apagado de las hortalizas recocidas). Si os gusta, podéis añadir un poco de nuez moscada.
Ya está listo para batir. Lo mejor es una batidora de vaso. Un par de minutos a potencia máxima hasta que quede perfectamente homogéneo (me fastidian las cremas mal batidas). Ya veréis que verde tan bonito. A todos nos ha gustado. Y, claro, si preferís, no le ponéis el pimiento pero le da un toque original de sabor.
De segundo cualquier cosa. Si estáis a dieta ¡paciencia! Las patatas fritas para la familia. Mejor no mirarlas.
De la excursión del miércoles os pongo una foto pues no hice apenas y salieron mal. Deciros que adivinéis es un poco tonto. Está hecha en Aguete, en las Rías Bajas. Un sitio precioso y un día estupendo. Nos vemos el lunes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario