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viernes, 15 de diciembre de 2017

Tontería de queso y hojaldre acompañada



     ¿Os acordáis de la tontería de hojaldre? Es una receta que ha tenido bastante éxito y muchas amigas me dicen que la han hecho. Yo tenía la idea de mejorarla para que no tuviera tanta cantidad de masa el queso encima. La solución la vi en uno de esos vídeos que aparecen por ahí: Rodear la tontería de salchichas. Es tan fácil que no hay mucho que explicar.    

     Ingredientes:
Un queso camembert
Una base redonda de masa de hojaldre
Una cebolla confitada
Un par de buenas salchichas
Huevo batido, sal y pimienta.


     El queso sobre el hojaldre, vamos haciendo cortes. Yo los he hecho de cuatro en cuatro para que fueran pares. De esta manera, una tira iba al queso y otra llevaba una rodaja de salchicha enrollada. Al llegar a la base del queso la giramos, la rodaja de salchicha, para que mire hacia arriba. 



    Pintamos con huevo batido, salpimentamos la masa  y llevamos al horno unos... 20-25 minutos a 180º o un poco más si vemos que no se quiere dorar. Me he olvidado decir que sobre el queso ponemos cebolla confitada... ¡qué cabeza la mía!



     Ahí la veis en el horno... Sobre el papel que viene en el paquete de masa. No manchamos casi nada. 



    Y aquí está ya lista para tomar. Os digo que queda igual de rica que la otra pero con la compañía. Pueden gustar las salchichas más o menos pero la presentación me parece mucho más mona. 



     Ya os iré contando más cosas. Sigo haciendo tontadas y comiéndolas. El corte lo veis debajo. La cebolla confitada era roja que queda más vistosa. Es un aperitivo tontito que gusta a todos.
Os deseo a todos un buen fin de semana. Es el último antes de Navidad.  



miércoles, 13 de diciembre de 2017

Pudding de repollo




     No sé si os pasará a vosotros pero en casa, después de tomar un cocido el domingo, nos encontramos con una cantidad de sobras que mi cocina es una pura reconversión. Hemos hablado del arroz trinchat, de la ropa vieja, de fritos y frituras,... Faltaba poner un pudding de repollo que también a veces hago. Aprovecho tanto las sobras del cocido que cuando se terminan mis hijos dicen: ¡Por fin!
Es verdad, aunque todo es rico, da gusto volver a empezar. 


     Yo el pudding de repollo lo hago como un puddin cualquiera. Pico el repollo que ha sobrado con unas tijeras. No picadísimo, pero que no haya trozos grandes. A continuación, en un cuenco bato 5-6 huevos, según cuanto repollo quede, y añado la nata (o leche ideal). Todo esto lo mezclo y salpimento. Si ha sobrado un poco de salsa de tomate, se puede añadir, vamos a suponer que es una media taza. 

     Todo bien mezclado lo ponemos en un molde que hemos engrasado y espolvoreado con pan rallado. En esta ocasión yo he puesto unas patatas cortaditas y parte del chorizo que sobró sobre la mezcla. Conste que no suelo hacerlo pero a mi hijo mayor le encantó el toque de chorizo. Bien, pues llevamos al horno a 180º alrededor de una hora. Ya veis que es un pudding como otro cualquiera. 



     Sale del horno bien doradito y, lo normal, es que se desmolde bien. Es una cosa bastante sencilla si el molde es de silicona. Es verdad que los moldes metálicos doran de otra forma.



     Ahora no dispongo de una foto del pudding entero pero queda la mar de vistoso. Lo acompañamos, como cualquier pudding, con mayonesa para frío y béchamel para caliente. Incluso una salsa de tomate nos podría gustar. Es, claro está, un entrante, pero no deja de ser un plato con fundamento. Hasta aquí esta receta de reciclaje del cocido. Y, como decía Escarlata, mañana será otro día. Buenas tardes a todos y ánimo con los preparativos de las fiestas navideñas. 


miércoles, 29 de noviembre de 2017

Almejas en salsa amarilla-




     Esta es una salsa bastante distinta de lo que en casa solemos llamar "almejas a la marinera". El principal cambio es que lleva harina en vez de pan rallado. Por lo demás, tampoco es que sea algo tan diferente porque vamos a pochar una cebolla picadita, añadir vino blanco, perejil picadito... El resultado es bastante distinto. Queda una salsa muy fina y de un color amarillo que me parece muy agradable a la vista. Lo más importante es ligarla bien pero no tiene ninguna dificultad. 

     Ingredientes:
Medio kilo de almejas de calidad
Una cebolla
Una cucharada rasa de harina
Una copa de vino
Aceite, sal y pimienta
Colorante alimentario
Perejil fresco picadito
(Caldo limpio de pescado)

     Una vez compradas las almejas, que compensa que sean ricas, las pondremos en agua con sal para que suelten las impurezas. Conste que suelen venir bastante limpitas pero un ratito de remojo no les viene mal.

     En una tartera saltearemos la cebolla muy picadita en dos o tres cucharadas de aceite de oliva. Pochada pero de color claro casi transparente. Incorporamos la harina que debe dorarse bien, a fuego suave y sin prisa unos minutos. Ya podemos añadir el vino y el colorante (una pizca). Va a espesar enseguida así que debemos remover continuamente. Es posible que haga falta algo de líquido, en cuyo caso recurriremos a un cucharón de caldo de pescado muy suave; No queremos tapar el sabor de las almejas. Incluso podemos añadir un poco de agua. Suelo decir en estas recetas que salpimentamos muy suavemente. La verdad es que a las almejas no suele hacerles falta sal, ya vienen saladas del mar. Así pues, yo simplemente añado un poco de pimienta negra. 



     Removiendo nos va a quedar una salsita ligeramente espesa de sabor suave a la que vamos a añadir las almejas escurridas. Las almejas van a soltar agua y van a aligerar la salsa, por eso digo que debe ser algo espesa. Tapamos y dejamos hervir a fuego medio hasta que se abran las almejas. Les lleva unos minutos.

     A última hora añadimos, justo antes de servir, el perejil fresco muy picadito. Hay una opción que también es interesante y es cambiar la pimienta por pimentón picante -una cucharilla- que le dará a la salsa color y un toque de picor. En caso de usar pimentón ya no ponemos colorante, claro. Esto es siempre cuestión de gustos. Yo las he hecho de las dos maneras y me gustan las dos. 



     También podemos poner un par de ajos picaditos con la cebolla, cuidando bien que no se doren de más, al principio. Yo, como suelo hacer arroz en blanco con ajito, ya no los pongo pero no les va nada mal tampoco. Es otro toque distinto. 



     Esta salsa amarilla la he utilizado ya otras veces en el blog, para guisar merluza o, variando con ajo y limón, para asar unas zamburiñas. Es algo muy sencillo de hacer y queda muy bonita y brillante, además de rica. Podríamos hacerla con azafrán, que es delicioso, pero teniendo en cuenta el sabor que aporta. Quiero decir que el colorante no sabe a nada... Es un adorno. Nada más que añadir, creo. En casa hay quien prefiere la salsa marinera clásica y otros esta. A mí, simplemente me gusta variar. Os animo a probarlas así porque quedan realmente finas y delicadas. Buenas tardes a todos y gracias por seguirme una vez más. 


   

martes, 21 de noviembre de 2017

Variante de salchichas con col lombarda





     Quizás recordéis un salteado de lombarda y salchichas que hicimos ya en el blog. Esta es una pequeña variación que es tan rica o más, depende del gusto. Consiste en hacer por un lado la lombarda y por otro las salchichas bien doradas. Es algo a tener en cuenta. Bien, pues la lombarda la vamos a hacer en sartén como siempre:

Una lombarda pequeña
Una cebollita
Una zanahoria
Una manzana
Aceite, sal y pimienta
Vino blanco

     Empezamos dorando la cebolla y la zanahoria, añadimos la lombarda y la salteamos. Dejamos que se vaya haciendo y salpimentamos. Todo cortado en tiritas. Ponemos la manzana cortada en octavos o rallada. Tapamos para que el proceso no se eternice. Mojamos con un poco de vino y dejamos cocer hasta que esté todo tierno. Si está demasiado "mojado" destapamos para que se evapore parte del vino. Debe quedar jugoso pero no salsoso. Al menos para mi gusto. Si queréis darle un punto de acidez, podéis poner unas cuchadas de vinagre. 

    Es muy rico añadir algún fruto seco. Los piñones van muy bien pero ya sabéis que están bastante caros. Yo, como no los tenía, doré unas almendras laminadas en una cucharada de aceite y las añadí en el último momento a la lombarda. Quedaron muy bien.


     Este es un menú de los que hacemos un día de prisas, así que sólo nos queda preparar unas salchichas bien doradas. Estas eran alemanas, de Lidl, y en casa les encantan. Las compramos alguna vez para estas canfurnadas. 

     Lo corriente es hacer puré de patatas. Suelo usar el que venden que es muy práctico. A mí no me encanta pero así tomo menos. Mi truco es poner un poco menos de agua de la que ponen las instrucciones, para que quede más espesito, aunque aquí varía según la marca. Añado también mantequilla, pimienta y nuez moscada. Y la sal correspondiente, claro. 

     Y nada más, un menú bastante completo que no tiene ninguna dificultad. Si la lombarda es grande, corto la mitad, la envuelvo en film y la reservo para una ensalada, que también es muy rica y vistosa. 



     Sí queremos variar de salchichas estamos a tiempo, podrían ser frescas o de cualquier otra clase. Lo rico es que estén bien doradas como decía aquel verso de don Luis de Góngora:

"Coma en dorada varilla
El príncipe mil cuidados,
Cómo píldoras dorados;
Que yo en mi pobre mesilla
Quiero más una morcilla
Que en asador reviente,
   Y ríase la gente."

     En este caso son otro tipo de salchichas que han reventado en la sartén. Eso de cocer las salchichas no lo acabo de comprender. 



     Con un pan moreno, una cerveza negra, incluso guisando un codillo,... Tendríamos un rico menú de estilo alemán para invitar a unos amigos a una cena informal. Bueno, son cosas que se me ocurren. Ya sabéis que me encantan estas cosas. Recuerdo tomar un codillo en Madrid junto al Congreso la mar de rico. 



     Hasta aquí esta sugerencia sencilla y sabrosa. Os deseo a todos un feliz martes, aunque mi abuela solía decir: "En martes, ni te cases ni te embarques". Muy buenos días. 


miércoles, 15 de noviembre de 2017

Mousse de limón con mermelada de grosellas



   Esta mousse de limón ya la hemos hecho varias veces. Yo soy fan total. No suelo hacerla porque la leche condensada engorda lo suyo pero, por su acidez, es uno de mis postres favoritos. Me entusiasma aunque es una tontada. Lo único que tenemos que hacer es batir los ingredientes con la batidora:

El zumo de cuatro limones
Un bote pequeño de leche condensada
Dos yogures naturales


   Queda una crema espumosa que no parece nada del otro jueves, aparte de muy rica, pero al meterla en la nevera unas horas queda con una consistencia exquisita. Espesa y suave a la vez. Yo la veo bárbara hasta para hacer una tarta con base de galletas y mantequilla porque las galletas le van muy bien. Por esa razón, antes de mandarla en la nevera, esta vez iba en copas, ponemos una galleta digestiva -son deliciosas- y después la mousse para que cubra la galleta que se ablandará un poco, lo justo. 


    También, antes de mandarla al frío, ponemos sobre cada copa una cucharadita de mermelada casera de grosellas. Que no la tenéis, la podéis comprar, la de Hèro es deliciosa. De frambuesas también le va muy bien. Esta que hicimos en casa estaba estupenda. Ya os la conté (ver Mermelada de grosellas rojas).




     Y nada más, unas horas de nevera la dejan perfecta. De un día para otro está un poco más firme y tiene la consistencia para una tarta, como os decía... Entonces, removemos la mermelada, rompemos la galleta, saboreamos cada cucharada y... olvidamos las calorías por un día. A mí me rechifla.



    Si hicieramos la tarta, podríamos adornarla con merengue o con bayas. Es una cosa que me apetece y no acabo de acordarme. Pues nada más, perdonad que me repita un poco haciendo pequeñas variaciones. La verdad es que este curso me he puesto a más cosas que cocinar y estoy muy entretenida. No obstante, no os dejo, seguiré publicando siempre que pueda. Besos para todos. 

jueves, 9 de noviembre de 2017

Rajo de pollo con tomate



     No sé si os conté, es probable que sí, que en Cartagena hacen un plato que se llama magra con tomate. Es una tapa muy típica allí. Ayer tenía un día bastante ocupado y quería hacer la comida en minutos. Fui a Froiz y compré 750 gramos de pollo adobado tipo "raxo"; vamos, con aceite, ajo y perejil. Recordando mis aventuras levantinas y que en la nevera había un frasco empezado de salsa de tomate estilo casero... no dudé en hacer una receta de fusión. En vez de magra, raxo de pollo. Para entendernos, la magra sería carne de cerdo en cuadraditos y yo he usado carne de pechuga de pollo. 



     Ponemos la carne a dorar en dos cucharadas de aceite. Salvo que venga muy aceitoso, que no añadimos más. Cuando va cogiendo color, incorporamos unas cuatro cucharadas soperas de salsa de tomate. Dejamos hervir a fuego medio unos... 8-10 minutos, salpimentamos al guso y ya tenemos nuestro pollo. 



     Os digo que estaba realmente sabroso, ya sea para tomar con unas patatas, un arroz, una ensaladita o un buen bocata con queso fundido. Lo haré más veces porque es una tontada muy rica. Hay por el blog una entrada similar que hice con zorza de pollo y tomate (ya sabéis que la zorza lleva pimentón) pero esta versión me ha parecido más suave y quizás más rica. Cualquiera de ellas está muy bien para un apuro. El tomate hace que la carne de pollo quede mucho más jugosa sin ser en plan "pollo en salsa de tomate" y tiene la ventaja de que el pollo se hace enseguida y queda muy tierno. Yo lo acompañé con plátano macho frito que nos gusta mucho. Os deseo a todos buenas noches aunque aquí no está muy bonita sino fría y lluviosa. 




jueves, 2 de noviembre de 2017

Mermelada de uvas


     Este ha sido el año  de las mermeladas. He hecho mermelada de grosellas rojas y negras, de uva espina, de moras,... Yo pensaba que ya no haría más pero de nuevo me he puesto a ello. Tenía unas uvas en la nevera que no acababan de salir de allí y me dije: Voy a hacer mermelada de uvas, ¡malo será! Estas eran uvas "de chupa y tira" muy populares por esta zona. Se toman dando un pellizco a la piel que no se come. Son ricas pero en casa no acababan de terminarse. 

     Lo que hice fue lavarlas muy bien, soltarlas del racimo y sacar todos los rabitos. Pesaban unos 400 gramos. Ya ponemos las uvas en la tartera sobre la pesa que ponemos a 0 y pesamos allí mismo el azúcar. Yo puse la mitad, 200 gramos. Podemos poner entre la mitad y el mismo peso, según sea la fruta más o menos dulce o nosotros mismos más o menos dulceros. 


     Añadimos una piel de limón y un palito de canela para darle aroma. Llevamos a ebullición y dejamos que hierva suavemente entre 30-45 minutos. Sobre todo, si está un poco clara, dejamos hervir un ratito más para que se evapore el agua, que tiene toda fruta, y se espese un poco. 



    Cuando empieza a hervir, curiosamente, parece que las uvas estaban menos maduras de lo que pensábamos. Estas estaban muy dulces pero al hervir pasa esto con la fruta. También, si nos fijamos en la foto siguiente, vemos que se van soltando las pieles y que tiene muchas pepitas. Por esta razón, la vamos a pasar por el pasapurés. Si no, serían demasiados tropezones poco agradables. 


     Una vez pasada, no creáis que es mucha. Te parece que con esa cantidad de fruta y azúcar va a salir un buen tarro de mermelada. Pues entre la evaporación y el pasado... Se nos queda en poco. A mí no me importa porque todas estas cosas engordan. Así tomamos menos. Ha quedado muy rica y diferente de otras mermeladas. No me recuerda a ninguna en particular. A sí misma. Cuando empieza a hervir, huele mucho a mosto, a bodega, pero una vez hecha es como las mermeladas de bayas. Con sus matices, claro. 

     Me parece muy rica para tomar con pan y mantequilla, con queso o incluso rellenando unos freixós. Si os sobran uvas... Animaos a hacerla. Os deseo a todos una feliz tarde.