Me he dado cuenta de que estaba comenzando mis publicaciones con la misma frase... Cosas de las que no te das cuenta hasta que miras el blog en su conjunto. Y es que es difícil no caer en las frases hechas cuando se escribe. ¿Qué voy a decir? Así pues he decidido empezar las entradas con una frase nominal que se refiera a la receta en cuestión. Para no olvidarme...
Estas croquetas de champiñones se me ocurrió hacerlas hace unos días porque me iban llevando la vida y al abrir la nevera vi los champiñones frescos y me dije: allá vamos.
Vamos a necesitar lo de siempre aparte de lo que les da nombre:
Champiñones frescos
Jamón cocido
50 gramos de harina
Medio litro de leche
Aceite o mantequilla
Sal
Huevo y pan rallado
Algunas veces doro una cebollita para comenzar las croquetas pero este día puse directamente los champiñones cortados con la media luna. No sé deciros, un puñado porque no son muchas croquetas. Dependiendo del tamaño de los champiñones pero para picarlos no hace falta comprarlos grandes. Frescos sí, a poder ser. Según iban cogiendo color en el aceite incorporé tres lonchitas de jamón cocido en trocitos, era corriente y moliente, y la harina para que se doraran también un poco. Lo siguiente es la leche que yo, ya sabéis, pongo fuera del fuego, remuevo y vuelvo a llevar al calor hasta que espesa. Remuevo y remuevo... La leche la voy añadiendo según me parece y dejo que hierva suavemente unos 20 minutos. Esto lo he explicado bastantes veces. Salpimentamos al gusto, vale la pena probar y añadir la sal con calma porque la béchamel admite bastante pero mejor no pasarse. Dejamos enfriar y rebozamos en huevo y pan rallado. En esta ocasión mezclé el pan rallado con avena, que también me gusta. Pero bueno esto son modernidades.
Como no era muchas croquetas, preparé una tortilla pequeña de patatas jugosa, como les gusta a los gallegos y, con el gazpacho de entrante, quedó un menú muy veraniego y rico. Un poquito elaborado sí pero bueno, quedaron mis hombres la mar de contentos. ¿Las croquetas? Pues riquísimas. Saben bastante a champiñones y quedan a la vez muy suaves. Ya sabéis lo mío con las croquetas :)
Esto que viene ahora no tiene nada que ver con las croquetas. hace unos días fuimos a Corcubión y Finisterre, primera salida un poco larga desde...¿febrero? Y echamos el día. Yo no recordaba haber estado en Corcubión, aunque es posible que sí. Es una villa marinera con casas de piedra y galerías, algunas muy bonitas. Como siempre pasa, por en medio hay de todo pero es un lugar con encanto al borde del mar. Abajo podéis ver la iglesia de San Marcos, que también me encantó. Desde Corcubión fuimos caminando hasta Cee.
Después de comer fuimos al faro de Finisterre. Esto sí que lo conocía pero hacía muchos y largos años que no iba, y eso que el Fin del mundo, Finisterrae para los romanos y Fisterra en gallego, está a dos horas de mi casa. Estaba lleno de gente, todos enmascarados, que parece mentira lo locos que son estos tiempos que vivimos.
Lo que más impresiona allí es ver lo que antes se llamaba "la Mar Océana" en su inmensidad. Los cabos son de los mejores sitios para contemplar la mar, lógicamente. Es algo que los gallegos, incluso los de adopción, sabemos muy bien. El día era algo nublado pero de los bonitos porque las nubes adornan mucho el cielo que, de otro modo, resulta algo monótono.
Y termino con el faro en sí, la torre es de cantería y es muy estético. Se construyó en 1853 pues era una zona de muchos naufragios. También tiene sirena que se conoce allí como "la vaca de Fisterra". Yo, la verdad, no lo sabía. En fin que son datos que se encuentran al alcance de todos. Por lo visto ya no muge pero quieren recuperar su bramido como algo patrimonial. Aquí os queda esta pequeña información de nuestro "Land's End" particular que vale la pena visitar porque es un espectáculo.
Estas entradas combinadas son un poco lío pero es lo que se me va ocurriendo escribir. Otro día os subiré unas fotos que hice en la plaza de Ponzos que es también una maravilla y me gusta que las veáis. Os animo a hacer las croquetas, estas u otras cualesquiera. Yo entre las croquetas caseras y los chipirones fritos tengo un dilema. Otros años me ha dado por otras cosas... Es lo que hay.
Nos vemos pronto. Nosotros estamos muy caseros, qué remedio, aún así, esta excursión nos sentó muy bien. Yo vivo mi vida entre dos rías pero también me gusta salir de mi zona alguna vez aunque ahora todo sea tan difícil. Cuidaos.
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