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lunes, 23 de enero de 2017

Pescado al horno clásico

   
     Lo primero de todo es deciros que estos pescados, que fueron peces en vida, los cocinó mi marido. Lo segundo es que eran de piscifactoría. Lo tercero es que estaban realmente exquisitos. ¿Cómo los hizo? Pues de la forma tradicional, como hacíamos los besugos cuando se podían comprar. 

     Eran una dorada y una lubina de ración. Vamos doradita y lubinita. Hay que comprarlos frescos, y limpios de tripas y escamas. En una fuente de horno pondremos unas patatas fritas con cebolla. En plan tortilla de patatas pero menos doradas. 


     Sobre las patatas van los pescados. Hay que salar las patatas y el pescado por dentro y por fuera, claro. Bañamos con un chorro de aceite y otro de vino gallego. Al menos que sea un vino blanco y rico. Espolvoreamos con pan rallado los pescados y rodeamos de tomates cortados al gusto que también salaremos. Mi marido puso perejil. También se pueden poner unas ruedas de limón o un chorro de zumo, si gusta. Nosotros nos abstuvimos.


     El reportaje gráfico es algo repetitivo pero ¡en fin! continuemos... llevamos al horno a 200º una media hora. Esto es en mi horno, quizás en otro más nuevo sea algunos minutos menos. 


     Yo soy partidaria de repartir el pescado separando los lomos y sirviéndolo lo más limpio de espinas que se pueda. Esto es para que se desperdicie lo menos posible. El pescado está caro. 



     Las patatitas y los tomates con el juguito que suelta el pescado son de las cosas más ricas que hay. Para alguno de mis hermanos, preferibles al propio pescado, que es indispensable para que las patatas adquieran ese sabor tan bueno. 


     Y nada más aparte de que estos pescados son chicos, más bien de ración, y, por esa razón, salen algo caros si hay muchos comensales. Si me preguntáis si me gusta mas la dorada o la lubina, os tengo que decir que me encantan las dos hechas de esta manera. No soy maniática. Ya sabemos que es más rico el pescado de mar que el de granja, que le llamo yo, pero también pasaba con los pollos y, al fin, nos hemos acostumbrado. Además, según dicen, el pescado de piscifactoría no tiene anisakis porque su alimentación está muy cuidada. Supongo que será cierto. Hasta aquí esta receta que os aseguro que estaba de chuparse los dedos. Buenas tardes a todos.





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