Para hacer esta empanada de bonito, he utilizado una harina que me trajo mi marido de Callobre. Una harina totalmente gallega. Es muy rica, aunque no es totalmente blanca, lleva algo de salvado. Normalmente hago la masa casera para empanadas mezclando a partes iguales: aceite, leche y vino. Esta vez decidí suprimir el vino y hacer una masa con mayor proporción de grasa. Ya sabemos que la grasa hace que la masa quede más quebrada y eso, para empanada es muy rico. A parte de aquello de "Cuanto más grasa..." que es un disparate, creo que la masa ha quedado buenísima y os voy a decir cómo la he hecho: En un cuenco grande he mezclado una tacita de café de aceite y otra de leche, he añadido también una pizca generosa de sal; después he incorporado taza y media de harina y he removido. Ya he visto, sobre la marcha, que la masa se quebraba y la he trabajado en el mármol lo justo para hacer una bola que he dejado reposar mientras preparaba el relleno.
Deciros que la primera tontada que he hecho ha sido hacer tan poca cantidad de masa pues la empanada ha salido muy pequeña. Tenía yo, quizás, un cierto miedo a que la masa no saliera bien. Pues salió bárbaro.
El relleno lleva lo siguiente:
Una cebolla bien grande o dos medianas
Dos cucharadas de salsa de tomate casero
Dos latitas de bonito en aceite (corrientes)
Un huevo duro
Dejamos enfriar el relleno y pelamos el huevo duro (esto si os gusta ponérselo). La bola de masa la cortamos en dos, un trozo, el de abajo, ligeramente más grande. Estiramos con rodillo y harina hasta formar dos círculos -en este caso- o dos rectángulos. Rellenamos, ponemos el huevo duro cortado en ocho trozos bien repartidos.
Cerramos la empanada como siempre y, con un molde de galletas, cortamos en el centro un pescado -me ha parecido propio- y así sabemos de qué es la empanada. A la vez, tenemos un respiradero para que no se hinche. La podemos pintar con huevo pero yo he optado por espolvorearla con harina, que es más rústico, y también me encanta.
La llevamos al horno precalentado a unos 200º una media hora. Si vuestro horno es muy "arrebatador" la ponéis a 180. Que se haga y se dore bien.
La valoración final es muy positiva. Mi marido preguntó: ¿Por que tan pequeña? La verdad es que era una empanada del tamaño de una quiche. Creo que fue un poco de inseguridad mía ¡a estas alturas! en cuanto al resultado de la masa. Uno de mis hijos la probó y dijo: No entiendo por qué compráis empanadas pudiendo hacerlas en casa. Cuando llegó mi otro hijo y le pregunté si le gustaba me dijo: No entiendo por que compráis empanadas... En fin, que los dos dijeron exactamente lo mismo. Les prometí hacer empanada con más frecuencia y de mayor tamaño. La verdad es que es tonto ponerse a hacer una empanada, que es un plato elaborado, y hacerla tan chica.
En cuanto a la masa, que salió riquísima y no sé si fue casualidad o no... pero la repetiré más veces para comprobarlo porque nos encantó a todos. Muy quebradita. Si no tenéis ánimo de hacerla, os aconsejo comprarla ya sea de hojaldre o quebrada y rellenarla de esta manera porque quedó el relleno también delicioso. El relleno, sirve perfectamente para hacer empanadillas, y en cada una se pone un poco de huevo duro -como en las empanadillas chilenas- y quedan estupendamente. Creo que no queda más que decir de la empanada. ¡Vaya rollo! He tenido hoy un inconveniente grande y es que la cámara y el ordenador se han enfadado y no he podido subir las fotos de la elaboración. Afortunadamente tenía estas tres fotos en el móvil... Cosas que pasan. ¡Qué rabia me da! Si consigo solucionarlo, subiré las fotos del proceso. También repetiré la masa pesando todos los componentes para que sea más fácil. Es que yo me acostumbré a hacer las masas a "ojímetro" por culpa de Carmen que me decía: Pon la harina que pida...
Aquí os dejo esta empanada que casi es más larga de contar que de hacer. Hoy tenemos en Ferrol una mañana preciosa. Muy buenos días a todos y feliz fin de semana.
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