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lunes, 26 de octubre de 2015

CAMINO FRANCES V, VI y VII



     No sé si recordaréis que habíamos dejado el Camino en Ligonde, un punto en medio de la nada, dicho esto en el sentido de que no es parada oficial, si bien nosotros hicimos una división según nuestro criterio, que era no hacer tantos kilómetros en una sola jornada. De esta manera, partimos de Ligonde a Melide, para continuar después de Melide a Arzúa y, por último, seguir de Arzúa a Pedrouzo, donde nos hemos quedado a una sola etapa de la meta. Parece mentira, yo ya pensaba que no lo íbamos a terminar nunca. Todo esto ha sido porque somos un grupo de amigos amplio que vamos cambiando según las necesidades de cada cual. Total: que hemos tardado más de un año. Yo misma no recuerdo bien los tramos y tengo que consultar las fotos y las fechas para aclararme. Más allá de eso, creo que vale la pena terminar de contar este periplo por el mero hecho de haberlo comenzado. Me refiero tanto al Camino en sí como a estos relatos. La cosa es que son tres jornadas distintas que os contaré un poco por encima y compartiré algunas fotos. 

     Ligonde-Melide: 

     Esta etapa la hicimos el 14 de junio. Casi la he olvidado y la medio confundo con la siguiente. Salimos de Ligonde y pasamos por Palas de Rei sin apenas detenernos. Fue una etapa muy divertida, el día era nublado y no hizo calor. Recuerdo que nos entretuvimos cogiendo rosas que estaban en su mejor momento. Yo suelo cantar mientras camino y, como siempre, lo hice. Creo que esta fue la etapa en la que un ciclista nos adelantaba cada poco. No entiendo como lo podíamos volver a alcanzar entre recogida de rosas y coreografías... Pasamos por sitios realmente bonitos y, lo que sí recuerdo, es que el maíz apenas había empezado a nacer. Llegados a Melide, como la etapa no había sido muy dura, fuimos a visitar el castillo de Pambre, que es una fortaleza impresionante en medio de ninguna parte. Para terminar la etapa, cenamos en una conocida pulpería de Melide.



     Esta es una foto del lugar de salida, Ligonde, ya muy cerca de Palas de Rei. La foto de debajo es una iglesia en dicha localidad donde tomamos nuestros bocatas rápidamente antes de continuar la marcha.


     Y, por último, una imagen del castillo de Pambre, que como veis está en obras. Es realmente magnífico. Ya veis que voy haciendo menos fotos. Es el cansancio al caminar. 



     Melide-Arzúa:
    
     Fue una etapa dura porque, aunque el día no era caluroso, no dejaba de ser pleno verano y eso se nota. Para mis pies fue bastante dolorosa. Pudimos visitar varias iglesias muy bonitas y caminar entre preciosos campos de maíz, ya muy crecidos. Hay diferencias grandes según camines en una estación u otra. No hay mucho que contar aparte del esfuerzo, cuestas muy serias que te machacan los pies y las rodillas, iglesias preciosas y algún puente realmente chulo.  Como ya os imaginaréis, la llegada y la cena que sigue a continuación son de lo más divertido. Es el momento de comentar las anécdotas del Camino, reír y descansar antes de volver a casa. Como han pasado varios meses... Pues estoy un poco despistada pero, básicamente, fue una etapa tranquila. Lo peor fueron las cuestas de Ribadiso, arriba y abajo -el Iso es un río-; y una vez abajo, la subidita a Arzúa casi me hizo llorar pero, lo demás, fue llevadero, aunque las uñas de mis pies opinaron distinto.

     Aquí os dejo algunas imágenes de las preciosidades románicas que pudimos contemplar. Son verdaderas joyas. Si están abiertas, disfrutamos también de su interior. Cuando hay frescos, está prohibido hacer fotos. En todo caso, son realmente bonitas.


     Un precioso puente sobre "no sé que río". Me falla la memoria pues son muchas iglesias y muchos puentes.


     Y, como os dije, el maíz que va creciendo hasta ponerse "esplendoroso".



     Arzúa-Pedrouzo: 

     Por fin llego a la jornada del último sábado, 24 de octubre. Ya estábamos ansiosos por continuar este Camino tan largo en el tiempo. Tres meses habían pasado sin retomarlo y todos queríamos y queremos acabarlo pronto. Salimos el sábado bastante tarde por diversidad de causas y nos pusimos en camino muy animados. A las dos horas escasas de salir nos detuvimos a comer nuestro bocadillo en un bar donde tomamos unas cañas, solemos hacerlo, y descansamos una media hora. Después de comer se puso a llover bastante pero decidimos seguir con nuestros chubasqueros. Ya os he comentado alguna vez lo incómodo que es pues sueles mojarte los pantalones y da sensación de frío, aunque al andar no lo tienes. Vamos, que para las rodillas no es nada agradable. Fue un tramo no demasiado duro. Un par de cuestas antes de comer no demasiado empinadas. La tarde, una vez que dejó de llover, fue agradable. Yo canté casi todo mi repertorio -que me ayuda a seguir un ritmo constante- y, sólo al final, desesperamos un poco pues se nos hicieron muy largos los últimos kilómetros. Yo llevaba sin caminar varios meses y así, sin anestesia, me hice los diecinueve kilómetros y pico sin que mis pies se resintieran, sin una sola ampolla ni agujetas al día siguiente. Como decía aquel: el cuerpo es muy listo. Al llegar a Pedrouzo nos mandaron a cenar a un local muy animado donde tomamos: sopa de fideos, caldo gallego, bistecs de ternera y jamón asado,... En fin, un menú generoso y económico, regado con vino y gaseosa. Además, hacía frío fuera y estaba bien caldeado. Ya se van notando las tardes frías y al dejar de caminar te quedas helado. Al menos me pasa a mí... 




      En la última jornada apenas hicimos fotos a causa de la lluvia. Mi marido inmortalizó a estas vaquiñas y yo fotografié estas calabazas que están ya preparadas para los primeros días de noviembre. Las tardes se acortan y el invierno se acerca. El maíz ya ha sido recogido dejando los campos vacíos y tristes. 


     Hasta aquí estas etapas que concluirán, si Dios quiere, con la llegada a Santiago en el mes de noviembre, en cuanto todos nos pongamos de acuerdo y podamos. Voy haciendo menos fotos aunque los paisajes siguen siendo bellos. El campo gallego siempre es bonito. Yo reconozco que las tres primeras etapas, fueron las que más me gustaron pero es que vivo en Galicia y estoy acostumbrada a sus bosques verdes y umbríos. En cuanto lleguemos a Santiago, procuraré contaros el fin de este Camino Francés que tanto se ha demorado. Lo mejor, para mí, son mis amigos. Vayamos a donde vayamos, lo pasamos bien y nos apoyamos en los momentos duros cuando el esfuerzo es mayor. Respecto al Camino, muy recomendable en todos los sentidos. Ya veis que el cuerpo aprende a esforzarse por encima de lo que creíamos posible. Hoy no os pongo receta pero me quedo contenta de dejar estas etapas escritas. Si algún error he cometido, procuraré enmendarlo. Mientras tanto, buenas tardes a todos.


2 comentarios:

  1. Muchas gracias Ana, muy ilustrativo y motivante !!

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    1. Gracias a ti por seguirme. Tenía ya ganas de escribir estas etapas pues las iba olvidando y me da rabia dejar las cosas a medias. Un abrazo.

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