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viernes, 25 de abril de 2025

Cordero Asado. Semana Santa 2025


    Tenía ganas de contaros cómo hago el cordero asado porque me suele salir muy rico. Hago un pollo asado parecido, más de diario, pero el cordero así me encanta. Suelo comprar una paleta. Este año trajo Tono una paleta y una pierna -lo que es la pata trasera-. En casa parece que tienen miedo de quedarse con hambre porque trajeron también medio pollo troceado que asé aparte. Son muy cansinos. 

   Bueno, pongo el cordero en una fuente de horno. lo pinto con un poco de aceite de oliva y le pongo un suspiro de romero y tomillo. Una pizca de cada,  queda aromático pero no dices: sabe a esto o aquello. Pongo también en la fuente dos dientes de ajo sin pelar y dos hojas de laurel. En una taza de té pongo agua y dos dedos de vino blanco. El resto todo agua. Y lo pongo en el fondo de la fuente.

   A mayores, en la misma fuente aso una berenjena lavada y pinchada y unos pimientos. Como no tengo horno de leña... pues me permito estas licencias poéticas. Se va asando todo a unos 180º, mojando con agua el fondo de la fuente si se seca. El cordero no debe estar seco y se va haciendo lentamente. Si vemos que se dora mucho, pues bajamos a 150º. 

   Cuando ha pasado como una hora, podemos retirar los pimientos y la berenjena. Los primeros se pueden pelar o, si están muy calientes, ir tomándolos directamente y se quita la piel sobre la marcha. Sale bien. La berenjena la abro al medio, chafo los ajos del asado y le pongo aceite y sal. Removemos la pulpa, que está muy tierna y listo. A mí así hecha me encanta. 


   Bueno, el cordero, una vez que sacamos las hortalizas, lo dejamos unos 20-30 minutos más. Que esté muy tierno y se despegue bien del hueso. Y veis en estas fotos que hice unas tortas de pan ácimo -sin levadura- aunque no lo tomamos el Jueves Santo sino el Domingo de Ramos porque así nos lo pidió mi hijo que se iba de viaje. Dichoso él. Las fotos no es que sean magníficas pero os hacéis una idea de cómo fue la comida que, os digo de verdad, nos entusiasmó. Más la paletilla, también hay que decirlo. Queda más tierna, y la pata trasera estaba muy rica, pero la paletilla era un poema. Un poema de amor. 



   No recuerdo qué comimos cada día  pero uno de esos días santos Pedro pidió patatas al horno con béchamel de bacalao. Es un plato exquisito que llevaba años sin hacer y todos me lo alabaron muchísimo. Es que es muy rico, aunque no sea ligero. Tengo que hacerlo más.


   Otra de las cosas que les chiflaron: Un salmón al horno con un poquito de eneldo, acompañado de unas almejas en salsa que no pudieron ser "marineras" porque no tenía ni cebolla blanca ni pan rallado. Hice una salsa con cebolla roja, harina dorada y albariño que nos gustó todo. Con el salmón resultó delicioso. No es barato hacer estos dos platos pero era el día del amor fraterno y nos dimos el gusto. Además éramos tres gatos que siempre te arreglas con menos. Es una combinación que voy a repetir porque ya os digo que nos chifló.


   Y por fin, el Domingo de Resurrección nos reunimos casi todos. Hicimos un brunch facilón porque yo ya no tenía ganas de complicarme nada. Qué días intensos. 


   Tuvimos oficios, pocas procesiones por la lluvia y alguna comida familiar. Yo hice la ensaladilla de aguacate para llevar un día pero se me olvidó hacerle una foto. Cocino demasiado, estoy convencida. Por fin, volvió la rutina. Las clases de pintura, el gimnasio, las clases de cocina,... Poco a poco me hago a la idea de todo y, como queda tan poco para el verano, ya es todo un suspiro. Me alegro de haber encontrado este rato para escribir y ¡subir las fotos!, que es lo más loco.

    No sé si contaros que he leído últimamente un libro sobre el Séptimo de Caballería y el General Custer que me gustó bastante. Se llama Trompetas al atardecer y el autor es E. Haycox. Tiene historia de amor y la parte final, la batalla de Litle Bighorn impresiona mucho. Pues hasta aquí he llegado. Espero que os guste mi resumen y mi cordero asado. Bicos a todos.

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