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martes, 10 de noviembre de 2015

Carne encebollada con curry y granada


     Hoy una receta tan fácil que casi no es ni receta. He estado de viaje y todavía estoy aterrizando. No obstante, es un plato muy rico y os voy a dar diferentes opciones para que no digáis...

     Ingredientes:
750 grs de carne 
Dos cebollas hermosas 
Una cucharadita de curry de calidad
Aceite y sal

   Bien, falta alguna cosilla pero así me explico por el camino. Empezamos calentando el aceite y dorando en él las cebollas. Hay otra manera que es empezar dorando la carne y añadir las cebollas después. Va a depender de que os gusten las cebollas bien hechas o al dente -en cuyo caso las ponemos cuando la carne esté dorada. La carne y la cebolla tienen que dorarse y también tenemos que estar seguros de que la carne está cocida por dentro y tierna. Aquí va a depender de escojáis pollo -lo más rapido-, pavo, cerdo o ternera. Lógicamente. Yo he utilizado pavo y tarda una media horita. 

   Cuando está doradito, incorporamos el curry. Cantidad: entre una cucharadita y una cucharada. Según seáis de "currantes". A mí me gusta que sepa a curry. También salamos. Hay varias opciones para hacer el plato más o menos salsoso: añadir un poco de vino blanco, nata o leche de coco. Esta última opción es exquisita y queda de cine con el curry, ¿pega?, temo que añadamos bastantes calorías. Con la nata pasa lo mismo. Yo suelo poner vino rebajado con agua a partes iguales. No mucho, pues no me gusta demasiado caldoso pero eso va en gustos.

     Una vez hecha la carne con su curry, su salsita -de lo que sea-,  podemos acompañarla con arroz y/o plátano macho frito, o lo que os parezca. Pueden ser unas simples patatas fritas ¿por qué no? A mí con arroz y plátano me chifla. Y bueno, es el momento, ya en la fuente y fuera del fuego, de añadir la granada. Al gusto, creo que media granada es más que suficiente. Lo que yo hago es cortarla y con las manos voy separando las pepitas con delicadeza para que no se rompan. Son tan bonitas que parecen pequeñas gemas -esto me ha quedado muy fino-. 

   Os digo que mis hijos dudaron al ver la granada y después se quedaron encantadísimos. Vamos, que estaba francamente rico. Creo que no me queda más por decir. Os dejo una preciosa reflexión que leí en Lisboa y que me ha impresionado:

     "Nascer pequeno e morrer grande, é chegar a ser homem. Por isso nos deu Deus tão pouca terra para o nascimento, e tantas para a sepultura. Para nascer, pouca terra; para morrer toda a terra: para nascer, Portugal: para morrer o mundo."  (Pe. António Vieira, Sermón de San Antonio).



     Os dejo esta imagen, la fachada del monasterio de los Jerónimos, que es un clásico y un bonito recuerdo de mi viagem. Un saludo especialmente cariñoso a mis lectores portugueses y a todos en general. Ya llevamos más de 330.000 visitas. Muchas gracias y muy buenas tardes.

                              

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