Si os digo que nunca había tomado los huevos rellenos así, ¿me creéis? Bueno, quizás sí los había tomado y lo olvidé, lo que sí os aseguro es que nunca los había cocinado. Es curioso lo de las recetas de familia. En casa de mi madre pocas veces hacían huevos rellenos. En la de mi marido sí, y él los hace alguna vez pero siempre en frío y con mayonesa. Hablando de esto con un amigo me contaba que su abuela los hacía muy ricos... Hace unos días llega mi hija y me dice: "He tomado huevos rellenos con bechamel en casa de mi amiga Pilar y me han encantado. Se mezclan las yemas con salsa de tomate y bonito, se cubren de bechamel y se gratinan". Pues ya está la receta, ¿lo dejamos aquí? A mí me encantan las recetas telegrama para desarrollarlas después "a según".
El caso es que a los dos días estaba ya haciendo los huevos rellenos con bechamel. Han sido un exitazo y no pueden ser más baratos. Un poquillo elaborados porque hay que hacer salsa de tomate y salsa bechamel. Como una lasagna. Sin embargo, son mucho más fáciles.
No voy a enrollarme excesivamente con la elaboración porque hemos hecho salsa de tomate y bechamel -en el blog- docenas de veces. Tenemos tres partes: Cocemos los huevos 12 minutos y los pelamos. Preparamos la salsa de tomate con una cebolla y una lata de tomate triturado. Hacemos la bechamel con 50 grs de harina y medio litro de leche (añadiremos algo más de leche para aligerarla pues es de cobertura). Tengo que deciros que en vez de bonito utilicé un picadillo de tocino y chorizo que había sobrado de un caldo gallego para rellenar los huevos. Dejé el relleno más bien espesito, pensando en la bechamel. Mezclamos las yemas bien deshechas con el picadillo y unas cucharadas de salsa de tomate. Esto a ojo.
Yo puse dos huevos por persona, una vez rellenos, los coloqué en una fuente de horno. No me maté nada en la presentación. La verdad es que los hice un poco "de aquella manera" porque no sabía si les iban a gustar o no. Según olían, sospechaba que sí.
Cuando tenemos la bechamel, los cubrimos, una buena cucharada sobre cada huevo. Como uno de mis hijos se tenía que ir antes, le hice un plato aparte y lo cubrí de parmesano.
Los demás fueron al horno, cubiertos de queso rallado corriente y moliente. Se ponen a gratinar y se calientan al tiempo. No tardan demasiado.
El resultado, ya os he dicho, un éxito rotundo. Hasta a mí, que no soy fan de los huevos, me han gustado mucho. Me recordaron en el sabor a las "tortillas dormidas" que hace mi madre. Los voy a hacer más veces cambiando el relleno: jamón, bonito, gambitas,... Porque además, se pueden preparar con antelación y gratinarlos en el último momento. Deciros que a la bechamel le puse sal y pimienta pero no nuez moscada por el tipo de relleno "enxebre". Y también comentaros que me parece que les irían muy bien unas patatas paja bien finitas. No se me ocurre más. Pienso que con una ensalada forman un menú bien completo.
Esta semana, con el puente, ha sido un poco rara. Publico hoy pues mañana me es imposible. Espero que os guste la receta y, si tenéis alguna duda, me preguntáis. Faltaría más. No me lío con la preparación de la bechamel porque os la he contado muchas veces. Muy buenos días a todos.
Ummm,se me hace la boca agua...
ResponderEliminarEs una receta muy sencilla y muy rica, lo cual suele funcionar. Gracias por tu comentario. Un saludo.
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