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lunes, 6 de mayo de 2019

Chocos en su tinta II


   Hace ya unos días, cuando subí las croquetas, os comenté que iba a subir esta receta de chocos. Tengo otra en el blog, de ahí el -II-, que estaba hecha por el método que yo llamo "todo en crudo". Es una forma de cocinar práctica que va muy bien para ciertos guisos... En este caso, los cociné parecido pero dorando antes las hortalizas y los mismos chocos. Del mismo modo que los chipirones y otros muchos platos de pescado que andan por mi blog. Os voy a dar cantidades aproximadas y empezamos con la receta.

   Ingredientes:
Cuatro chocos (uno por persona)
Una cebolla
Un pimiento rojo (o verde si preferís)
Un vasito de vino blanco
La tinta de los propios chocos
Aceite y sal
Una hoja de laurel
Un diente de ajo (opcional)

   Antes de comenzar quiero deciros que los chocos de la ría frescos, como estos que cociné yo, no son baratos. En mi casa se consideran un plato de fiesta precisamente porque no es una cosa que hagas cada poco. También os digo que son riquísimos. Feos, son feos, pero uno de los platos favoritos de mis hijos.

   ¿Cómo empezamos? de la misma manera que siempre. Picamos la cebolla y el pimiento y los salteamos en un aceite de oliva de calidad. Si preferís medio pimiento, porque es muy grande el que tenéis, pues medio. Yo muchas veces utilizo un pimiento para varias recetas pues me gusta pero es un poco "invasor". Dicho esto, una vez que las hortalizas están ligeramente doradas, incorporamos los chocos. En la plaza de Ferrol te limpian bien los chocos dejando las bolsas de tinta para su uso. Esta tinta es muy intensa, negrísima... Entonces, las bolsitas de tinta las ponemos en un cuenco y las rompemos con el vasito de vino blanco. Por supuesto hablo del contenido, ¿os acordáis de aquella figura literaria? Pues eso, el vino y la tinta, que colamos para no poner las bolsas de tinta en el guiso.


   Los chocos se deben dorar por ambos lados. Una vez que estén ligeramente dorados, incorporamos el vino entintado y la hoja de laurel. Ya estaríamos terminando el trabajo, que es poco, pues sólo nos quedaría dejar cocer a fuego suave una media hora por cada lado con la tapa puesta para que se haga en su jugo y sin exagerar de salsa. Os estaréis preguntando por el ajo y la sal. Bueno, el ajo lo doraríamos con las hortalizas, picado, cuidando que no se queme pues se amarga. Yo no siempre lo pongo porque suelo hacer el arroz en blanco con ajo picado y ya me parece suficiente. Esto a vuestro gusto. En cuanto a la sal... estos animalitos son sabrosones, mi consejo es hacer el guiso sin sal, probarlo al final y decidir si se le pone un poco de sal. En cualquier caso, no necesitará demasiada. Con la sal y los cefalópodos... ¡prudencia!

   El arroz en blanco -hay quien lo llama arroz blanco- lo hacemos a nuestro gusto personal. Ya sabéis que yo doro un ajo picado en aceite, salteo el arroz a fuego suave y añado el doble de agua que de arroz. Lo salo y dejo hervir a fuego lento 18 minutos. Me queda bastante rico. Generalmente, si no pasa nada, muy rico. Por cierto, el arroz en blanco está explicado en el blog. Que os gusta cocerlo... ¡adelante! No seré yo quien diga a nadie cómo debe cocinar en su casa.



   Si tiene una pega el choco es que no es bonito. Es un reto fotografiarlo y no salen unas fotos muy presentables. No digo que no sea culpa mía pero es lo que hay. Lo que sí os recomiendo es servirlo con la "abertura" hacia abajo para que estén un poco más guapos. Ya en el plato, se cortan y se toman con la salsa y el arroz en blanco. Queda espectacular. Ya digo que en casa se ponen contentísimos cuando hago chocos. Por cierto, si os parece que no están hechos, los dejáis un ratito más, esto es de lógica. Y yo pienso que no me olvido de nada respecto a los chocos. Ya estoy deseando volver a hacerlos porque me chiflan. Yo creo que con una ensalada, un simple tomate aliñado, tenemos comida de sobras. También recordaros que la tinta mancha los dientes, no de forma permanente, pero no es el plato ideal para una cita. No es lo que se dice un menú romántico.


   Quería comentaros un poco de la marcha del blog. Yo, ya veis, tengo poco tiempo este año y no sé cómo ha podido cambiar tanto mi vida... De todas maneras, tener cosas que hacer es siempre una bendición. El blog, a pesar de los pesares, no va mal. Sigue teniendo bastantes visitas y, curiosamente, los platos más leídos son los marineros y algunas sopas. De verdad que nunca en mi vida lo hubiera dicho... Otra cosa que gusta mucho y me cuesta más escribir por motivos prácticos, son los resúmenes y propuestas de menús. Para poneros un ejemplo: el resumen de la última Navidad sigue estando entre las entradas más leídas desde enero. El año pasado mi menú de cumpleaños, mi cumpleaños, tuvo muchísimas visitas. Esto me hace pensar que, realmente, no tengo yo tan claro que platos son los que más van a gustar y no siempre es mi gusto personal lo más demandado. Vamos, que yo soy bastante carnívora y con una pata de pollo asado estoy más feliz que una perdiz.

   En todo caso, el blog lleva cerca de 700.000 visitas, una barbaridad, y creo que, después de seis años, seguir aquí es todo un éxito. Intentaré dejarme llevar, en lo posible, por vuestros gustos. No creáis que es tan fácil publicar siempre lo que más os atrae. No importa. Yo sigo aquí, haciendo este "trabajito" que no es sino una simple afición y seguiré mientras pueda y me leáis unos pocos. Y el blog, desde luego, aquí queda para lo que pueda ser menester. Me parece que ahora ya sí terminé. Os deseo a todos una feliz tarde, una feliz semana.  

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