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miércoles, 9 de enero de 2019

Navidad 2018-2019


   Todos los años hago un resumen de los platos que cocino en Navidad. No sé si a vosotros os parecerá útil, pero a mí, perdonadme el egoísmo, me resulta muy práctico cuando llegan las siguientes fiestas consultar lo que hice, recordar cómo quedó y valorar si repito o no. Suelo repetir muchas cosas porque ya son clásicos de mi casa. Queremos consomé, queremos algún marisquito y queremos una pularda al horno con su guarnición, que casi es más rica que la misma pularda. No soy una persona de grandes dispendios y, como hacemos casi todo nosotros, no nos sale la Navidad excesivamente cara. Quizás lo que nos sube algo más son las vieiras, que nos encantan, pero realmente, lo demás no es disparatado. 

   Este año decidí cambiar el color de la mesa. El rojo y el verde suelen ser lo colores más navideños, sin embargo, me apeteció el azúl y compré en la calle Real un mantel adamascado que me pareció que combinaba muy bien con mi vajilla rosa de la Cartuja. Luego la mesa estaba llena de colorines pero en Navidad se puede ser un poco yeyé. 



   No tiene sentido contaros las recetas, que ya están en el blog. A pesar de todo os recuerdo que las cebollitas y las chalotas las doro en unas cucharadas de aceite, añado después, si cuadra, unas setas shiitake y dejo hirviendo todo con un cucharón de consomé. Es lo bueno de tener consomé. Esto es porque aún tengo la pularda en el horno. Cuando el ave está hecha y ha soltado su deliciosa salsita de brandy y naranja -y de sí misma- añado unas cucharadas a las cebollitas, chalotas, setas,... Que quedan de llorar en bajito. Esto me lo preguntan mucho las amigas. Se pueden añadir daditos de jamón y un poco de perejil fresco al final. Queda aquí esta pequeña aclaración por si a alguien le es de utilidad.


   De las vieiras ya tenéis la receta... En la foto de arriba podéis ver cómo quedan antes de ir al horno. Pueden estar un rato con la salsa encima, mientras vamos preparando otra cosa. Yo no las mojo mucho y quedan así, a mi gusto, pero hay quien las pone más "salsosas" o de mojar pan. Creo que de las dos maneras están deliciosas. Estas eran frescas y limpias. Las "cogimos" en Froiz. Un poco más caras que las congeladas pero muy ricas. Riquísimas. En casa les chiflan. Si no se puede comprar vieiras, se hacen unas zamburiñas de la misma forma y, de verdad, quedan también deliciosas. Cada uno debe adaptarse a su bolsillo. 

   En Navidad hicimos también gambones al horno. Quedaron bárbaros aunque olvidé tomarles una foto a los pobres.



Abajo veis la pularda en el horno. No hay mucho que comentar porque ya he puesto la receta y es muy fácil de hacer. La podemos aplicar a cualquier ave, ajustando el tiempo de cocción al peso. Un pollo de corral es más económico y queda igualmente estupendo.


   Del consomé ya os he dicho en más de una ocasión que en casa nos chifla. Sienta fenomenal para empezar la comida y, si sobra, hacemos con él una sopa espectacular. Tenéis la receta también en el blog y es algo realmente fácil de hacer. Dificultad cero patatero. 


   Aquí tenéis una panorámica de nuestra mesa azul que, como siempre, está demasiado llena. No hay manera de poner centros ni adornos. Que somos muy comedores...


   Y un primer plano, no muy bonita la foto, de una ración de pularda. El potingue de la izquierda, que está horrible en la foto, era una guarnición de manzana y cebolla que anda por el blog. Se deshizo la manzana y es un mejunje... pero va muy bien con los asados. 



Abajo podéis ver los filetes empanados de Fin de Año. Este año preparé una salsa de tomate con guindilla, miel, tomillo y ajo. Se añaden a la salsa, que puede ser comprada siempre que sea estilo casero y de calidad, y se calienta. Queda buenísima y se hace en un minuto. Tuvieron, como cada año, mucho éxito. Fue mi contribución a la cena familiar en casa de mi madre. Ni me planteo hacer otra cosa que los bistecs empanados, ya sean de pechuga de pollo o de solomillo de cerdo.


   Para el día primero de año mariné una cola de salmón. Ya sabéis que mezclamos una tacita de sal, otra de azúcar y una tercera de eneldo. Lo dejamos 36-48 horas en la nevera y, pasado este tiempo, lo lavamos en agua fría a chorro, lo secamos y lo congelamos envuelto en film. Es por el anisakis a quien yo llamo tiquismiquis.


    El día primero lo puse con pan de centeno, mantequilla y huevas de mújol. Caviar de mentirita, le llamo yo. Estaba realmente bueno, no es por nada.



   Y aquí veis un primer plano. En Reyes volvimos a ponerlo y pusimos además bacalao ahumado que nos gusta mucho. Son de esas cosas que no dan trabajo y quedan muy aparentes. 



   Y debajo el fiambre de pechuga un poco más de cerca. Con todo el lío no me paré a hacer más fotos pero os cuento que el consomé y las vieiras las repetimos en Año Nuevo para que las tomaran Ana y Víctor. Quedó una comida no muy exagerada de cantidad pero muy rica para después de una cena brutal.



   Sólo me queda contaros del roscón de Reyes. Este año hice la masa en Ares. Os digo que me pasan cosas curiosas. Después la trasladé a Ferrol y la metí en la nevera. Abajo tenéis los ingredientes que no son nada del otro mundo. Vamos, que son bien baratos.



   La masa antes del reposo.



Y después de pasar la noche a la fresca. 




   El roscón terminado. Este año se me doró un poco de más... De sabor estaba exquisito, creo yo, pero otros años me ha quedado más tierno. Con todo, para ser una masa viajera quedó bastante bien. 



   Poco queda por decir. Estos resúmenes, no es por nada, tardo bastante en escribirlos y subir las fotos es un trabajo penoso algunas veces. A parte del roscón, no hice ni un solo postre durante la Navidad. Ni ganas tenía. Compramos lo normal: polvorones, algún turrón, frutas escarchadas,... Y pan de Cádiz que a mi marido y a mí nos encanta. La verdad, somos más de salado y nos esmeramos más con ese tipo de platos, salvo el roscón que, claro, es algo obligado para una bloguera. Deciros que esta bloguera, no es por nada, se esfuerza en hacer comidas ricas para su familia pero no va mucho más allá de eso. Lo comparto encantada con vosotros y me satisface cuando alguien me dice: "Hice tal cosa salió muy bien y nos encantó, fue muy fácil." Pero bueno, cocinar me cansa, como a todo quisque, y no por ello deja de apasionarme casi tanto como comer rico. 

   Como cada Navidad, el blog ha tenido más visitas que durante "el curso", cosa que me alegra, pero no me obsesiona nada. Es una afición que casi parece ficción y no me causa aflicción. Os agradezco a todos que me leáis, habiendo como hay blogs maravillosos a cientos, a miles. Por aquí seguiré, si Dios quiere, este nuevo año que todavía es joven, bebé... Os dejo con una frase del genial Chesterton:

   "La aventura podrá ser loca pero el aventurero, para llevarla a cabo, debe estar cuerdo."

   Pues eso, que no nos falte la cordura. Buenas noches a todos.


2 comentarios:

  1. siempre muy agradecida por toda tu generosidad con nosotros, los aficionados a la cocina...todo brillante, haré el salmón para San Jopé, abrazos y mil gracias.

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    1. Gracias a ti, Sara. Creo que el salmón os encantará. Queda muy rico. Besos

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