Ha llegado septiembre y estoy de vuelta. He viajado bastante. Fuimos a tierras burgalesas y nos movimos por todo el territorio. ha sido precioso, caluroso y agotador pero hemos podido ver cosas tan bonitas como el Monasterio de Las Huelgas. Toda la vida queriendo ir y, por fin, puedo decir que lo he visto. ¡Qué impresionante. Allí están enterrados Alfonso VIII de Castilla y Leonor de Plantagenet. En el museo podemos ver el Pendón de Las Navas de Tolosa y los ropajes antiguos, antiguos de verdad, que realmente impresionan. No os cuento más porque vale la pena ir.
Ya en Burgos ciudad, nos dimos un paseo por el Espolón y vimos los patos del río Arlanzón. Hacía mucho calor y nos tomamos un helado. También nos acercamos a la Catedral.
Nos hospedábamos en Miranda de Ebro. Un poco más al norte. Es una ciudad pequeña que tiene algunas cosas bonitas que enseñarnos. En aquende, la zona antigua, tiene un castillo con un jardín botánico, algunas iglesias antiguas, palacios y una preciosa plaza mayor. En allende, cruzando el Ebro, está el ensanche o zona nueva. Es una ciudad que tiene mucho que ver con el ferrocarril. Esto de aquende y allende es un poco como lo de Buda y Pest. Nos resultó un refugio muy agradable para nuestras rutas.
Tiene importancia, lo mismo que en Ferrol, el Modernismo. Nosotros tuvimos a Rodolfo Ucha y ellos a Fermín Álamo. Hay una ruta modernista digna de verse. Edificios preciosos.
La siguiente excursión fue a Frías. Yo ya había estado. Es una ciudad medieval divina. La más pequeña de España con título de ciudad. Esta foto es del puente medieval que daba paso a la villa. Esta restaurada y es muy pintoresca. preciosa. Ya subiré fotos de las calles porque ahora mismo no tengo ninguna.
De allí fuimos a Oña. Pudimos ver la iglesia y el claustro. En la iglesia hay un Panteón Real, de nuevo, donde fueron enterrados condes y reyes de Castilla. Son cosas tan impresionantes que no sabes qué te gusta más.
Siguiente parada: Vitoria. Nunca había estado y me pareció una ciudad preciosa y grande. Tiene mucho arbolado, palacios, casas, iglesias. Allí fue la famosa Batalla de Vitoria contra las tropas de Napoleón y todo ese tema está muy presente en la ciudad por la importancia que tuvo. Comimos de pinchos y fue impresionante. Un poquito de calor de más pero mereció la pena.
Otro día fuimos a Laguardia, provincia de Alava. De nuevo villa medieval con la belleza que eso conlleva. Nos quedamos a ver como reloj daba la hora en el ayuntamiento. Por la tarde fuimos a San Millán de Yuso, La Rioja, y no tengo fotos ahora pero también una visita memorable. Ya sabéis, las famosísimas glosas emilianenses, pequeñas anotaciones que escribe un monje en español medieval para explicar un texto en latín. Siglo X, nada menos.
También fuimos a ver el Ojo de Guareña y la ermita de San Bernabé (y San Tirso). Son unas cuevas increíbles con frescos antiguos. Además el paraje en que se encuentra es una maravilla. Hay que ir.
Esa tarde, muy calurosa, descansamos en Espinosa de Los Monteros, junto al río Trueba, que atraviesa el pueblo. Todos estos lugares tienen castillos, iglesias antiquísimas, casas palaciegas,...
Esa jornada terminó en Valdivielso, Habíamos estado hace más de veinticinco años. Todo esto son las famosas Merindades de Burgos, que eran las divisiones administrativas del siglo XII. Os digo que esto ha sido un viaje a la Historia.
Terminamos volviendo a casa por la autovía del Cantábrico. Paramos a comer en Santander. Yo hacía años que no iba y encontré la ciudad inmensa y preciosa. El Sardinero, el Paseo de Pereda... Todo un poco a lo loco por falta de tiempo. Aunque la ciudad medieval fue destruida por el incendio de 1941, se reconstruyó con mucho acierto y es realmente bonita y elegante. Además, le pasa que el emplazamiento es perfecto. Al ver los barcos me acordaba de Cádiz, que no tiene nada que ver pero también está en un sitio excepcional.
Continuamos por la autovía, A la sombra de las montañas atravesamos Asturias divisando el mar Cantábrico a nuestra derecha, las desembocaduras de los ríos y las preciosas playas en un viaje que no olvidaremos. Agotador, sí, pero cuántas cosas bonitas e importantes vimos. Qué buena compañía nuestros queridos amigos. ¿Y qué comimos? De morcilla y torreznos, todo lo que queráis. Y junto al mar, platos marineros. Ya nos los pedía el cuerpo. Esta última foto me salió horrible. Intentaré mejorarlas. Pronto os contaré más cosas. Bicos.
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