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martes, 9 de abril de 2019

Zamora, la bien cercada



   ¡Por fin de vuelta! Estaba deseando recuperar mi actividad bloguera pero era realmente imposible. He estado fuera más de diez días sin acceso a ordenador. Hoy en día no tener ordenador parece más raro que tenerlo. A mí, la verdad, me cuesta, sobre todo por tener que dejaros. Como siempre, después de cada viaje, quiero hablaros un poco lo que hice y lo que vi. Procuro contaros las cosas de una manera impersonal, sin batallitas de mi vida que no pueden importaros porque no tiene nada de emocionante. Sin embargo, creo que hablaros de Zamora vale mucho la pena. 

   Lo primero, deciros que yo no conocía la ciudad. Es curioso porque no está tan lejos de Galicia, está pegadita a Orense, pero por haches o por bes, no nos había coincidido pasar. Bueno, seamos veraces, pasar y parar. Alguna vez hemos ido a Andalucía por la Ruta de la Plata pero nunca con tiempo para hacer turismo. Zamora me ha sorprendido muchísimo. Todos sabemos que es una ciudad antigua que tuvo su importancia en la Reconquista pero sin visitarla es imposible imaginar todo lo que encierra. Tiene su muralla, no entera, por ser una ciudad como hemos dicho, con una historia en el avance cristiano hacia el sur; tiene un impresionante castillo; tiene muchas iglesias románicas; una Catedral también románica que sorprende por su belleza, su cimborrio, sus preciosas capillas,... 

   En este sentido, nos remontamos muchas veces a templos del siglo XII que están en todas partes de la ciudad. En la zona antigua, intramuros, extramuros, junto al río,... Yo nunca había conocido una ciudad con tantas iglesias románicas. Me impresionaron muchísimo, La Magdalena, Santiago del Burgo, San Juan,... La propia Catedral. Ya sabéis que los templos se empiezan en una fecha y no se sabe cuando se terminan, como todas las obras, por eso nos encontramos con fachadas renacentistas, altares barrocos y todo tipo de variantes pero el origen de todas ellas es antiquísimo. 


   Junto a la catedral, delante del castillo hay un parque muy bonito, especialmente para pasear al atardecer, bajo el palio de la luz crepuscular. Es un lugar muy recomendable para ver la puesta de sol. Nosotros fuimos el primer día y repetimos. Todo es sencillo pero muy bonito. Allí mismo está también la iglesia de San Isidoro, que, por supuesto es románica. Esto es así en Zamora. 


   Además de los templos y de algunos palacios como el de "los Momos" o el de los Condes de Aliste y Alba, que ahora es un más que magnífico Parador, tenemos paseos y calles muy pintorescos. La foto de arriba es de la calle del Troncoso y la de abajo creo que se llamaba calle Corral de Campanas. ¿Por qué no me habré traído un plano para escribir esta entrada? Es increíble pasear por ellas, podrías estar en el medievo, en una ciudad de la Toscana,... Estás en Zamora. 


   Faltaba por decir, ya lo sabéis, que Zamora está bañada por el Duero. En la ciudad hay bonitos miradores para contemplar su grandeza. Esta foto la hice desde el Puente Nuevo. Nuevo no es pero hay restos de un puente romano con lo cual, el romano es el viejo y este es el nuevo. Si os fijáis en la foto, que quedó muy chula con esos haces de luz, veréis que en el río se ven los restos del viejo puente... También están los molinos de las aceñas, que funcionan con la fuerza del agua. Cerca de Ferrol también los tenemos, en nuestra ría, molinos que aprovechan las mareas. Estos de Zamora son muy antiguos y están restaurados. Se pueden visitar y yo espero hacerlo. 



   Como veis en la foto siguiente, también extramuros hay iglesias románicas, como quien no quiere la cosa. Esta foto la hice desde una saetera, o como se llame. La iglesia creo que es San Claudio pero igual me equivoco. Ya veis que bonita.


   El Castillo, que pudimos visitar, es muy interesante. Esto que os pongo es una capilla o una sala noble, he leído las dos versiones. Los arcos de la derecha son de la época que fue cuartel de caballería. Porque unas cosas se funden con otras. 


   Ya estoy terminando. Quedaron por hacer muchas fotos, de iglesias, de palacios, de diferentes vistas. Otras quedan en el móvil para no volveros locos. En la ciudad también hay edificios modernistas, racionalistas, y un ensanche en el que encuentras un poco de todo. Bloques de pisos, una Estación de Ferrocarril bastante impresionante, la Universidad Laboral,... Y hasta un Parque de la Marina. No deja de ser curioso. De los ejemplos modernistas no hice ni una foto. No es que no me guste el Modernismo, me gusta bastante. Lo que pasó es que lo dejé para los últimos días, emocionada como estaba con el románico, y empezó a llover y hacer frío y las fotos quedaron por hacer. 

   Respecto a la comida, puedo deciros que tomamos un lechazo exquisito, que la morcilla es riquísima, recordando algo a la de Burgos pero sin piñones. Hay muchos bares para tomar pinchos que, además de baratos, son riquísimos. Hay pinchos morunos de todo tipo, patatas del Caballero, chipirones, torreznos, unas salchichas frescas deliciosas, nada grasas,... En fin, que es el paraíso del carnívoro. De dulces probamos las aceitadas, que son unas pastas, y las cañas de crema que también se toman allí (como aquí). Y, por supuesto, verdejo fresquito y vino de Toro para acompañar tan ricas viandas.

   Durante el viaje ocurrió la feliz coincidencia de que estaba leyendo una biografía de Isabel la Católica, con lo cual se narraban los importantes hechos de la batalla de Toro. Yo no me acordaba mucho de esa historia pero Juana la Beltraneja se casó con el rey Alfonso V de Portugal y os podéis imaginar que hubo guerra. Nos remontamos a 1476 y fue una victoria importantísima para los Reyes Católicos. Además, aparece el personaje, Diego de Deza, toresano, que fue, entre otras cosas, tutor del malogrado príncipe Juan. En este mismo blog os conté el año pasado que visitamos su sepulcro en Ávila, a la vuelta de Cartagena. Viajar por Castilla es siempre viajar por la Historia. 

   Sólo me queda deciros que la gente en Zamora es muy agradable. Que fueron muy amables y nos ayudaron en todo lo que pudieron y nosotros necesitamos. Es un lugar maravilloso. A mí me queda volver para conocer Toro, La Puebla de Sanabria y muchas cosas más... Entre otras cosas visitar San Pedro de la Nave, iglesia visigótica de finales del siglo VII. Me impresiona que queden templos tan antiguos, anteriores a la conquista musulmana. Además, según la leyenda, San Julián y Santa Basilisa, su señora, fueron enterrados en ella. Este santo es nuestro patrón, ya veis que curioso. El edificio tuvo que ser trasladado cuando se contruyó un embalse y ahora está en Campillo. Es una de las cosas que quiero visitar cuando vuelva a zamora. 

   Hasta aquí llego con Zamora, al menos de momento. De verdad que es una ciudad que debéis visitar. Absolutamente increíble. Gracias por seguir leyéndome mientras yo ando de alma llanera... que no es para nada mi naturaleza. Bicos. 

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