Ya estoy de vuelta. ¿Adivináis dónde he estado? Ha sido un viaje largo y bonito, poco turístico y muy familiar; sobre todo muy relajado. Apenas he cocinado. La verdad es que a las cocineras nos encanta descansar también. No cocinar apenas durante unos días es fantástico para renovarse.
Pocas cosas he hecho, aparte de alguna que otra ensalada. Esta, por ejemplo, llevaba hojitas variadas, aguacate y unas bolitas que parecían caviar pero eran perlas de vinagre de Módena... ¡qué cosas inventan! Os digo que estaba muy rica y fresca aunque la foto de móvil ha salido descolorida.
Aquí tenemos a este coloso que toma el sol más que nadie. Ya os habréis dado cuenta de dónde he andado... Sí, en Cartago Nova. Es la primera Semana Santa que paso fuera de Ferrol en ¿Cuarenta años? Me dio algo de pena al irme pero aquello es muy bonito. La Semana Santa es diferente de la nuestra. Todo es más grande: los tronos, los arreglos florales, los tercios, las bandas,... Las calles están siempre animadas. Por un lado las procesiones y por otro el natural bullicio de una ciudad soleada y acogedora que recibe casi cada día un transatlántico. Siempre están las terrazas llenas de gente que toma unas cañitas o se sienta a comer. Es fácil distinguir a los viajeros pues suelen tener un color rosado.
Una de las tontadas que hice fue unos filetes de pollo en tiras adobados con ajo y pimentón, tipo zorza. Los acompañé con alioli y fueron un éxito. Cosas que se hacen en un momentito.
Una cosa muy típica de Cartagena son las monas de Pascua. Hacen unas muy chiquitas con huevo de codorniz -formato individual-. Es dintinta de nuestra mona, que tiene miga tierna, pero es también muy rica. Ya sabéis que soy de probar.
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